Tú mismo, quimera, has reconocido un par de veces que mantengo mi don. Si mantengo mi don... No puedo ser un traidor. No obstante, si queda alguno vivo... ¡¡Y eso que ya hemos liquidado a una auténtica multitud!! Pensará que o tú o... ¿Aqua? Sois sus objetivos perfectos. Y yo no soy el amo de nadie.
Esa última frase resuena en el lugar con un eco peligroso y mortal.
Lyra miraba a su alrededor, confusa. La información se agolpaba en su mente, y no paraba de escuchar afirmaciones aquí y allá, sobre la culpabilidad de unos y otros. Éste cambio, éstas vueltas a la vida, sólo complicaban las cosas. Y no le gustaba que lo hicieran.
Debían acabar pronto con los traidores, porque podía sentir en sus plumas y en su magia como los traidores ganaban más y más terreno cada vez, con cada muerte, con cada resurrección. Parpadeando entristecida, trinó ligeramente antes de quedarse a la espera. De una palabra o un hecho, que pudiese arrojar luz a todo el asunto.
Escuche a Aqua que dijo que vio a Jinete matar Dafne .. Era Aqua la niña y descubrió que era un lobo... Oni y Jinete como siempre tenían sus diferencias... pero seguían su acusaciones decidí mantenerme al margen y seguir escuchando mientras que quimera discutía con pecado... Jinete quería trae de vuelta Drow pero no era buena idea ya que era una traidora loba y aun faltaban mas traidores...
Demonio oriental...
Resuena la voz.
¿Tomaste el don que tienes de Shishak?
El jinete permanece impasible, sencillamente aguarda, como siempre.
¿De Shisak? Si la serpiente tenía el Don de poder hacer cambiar de parecer a una persona y que vote a otra persona, pues si, tengo su Don. Vamos, que ahora me dedico a eso, a decir que alguien vote a otra persona o no. Si quieres podemos probar contigo para que veas que no miento. Me dices a quién votarás, y yo lo cambio por alguien que yo quiera. Dijo el Demonio con una media sonrisa. Así de fácil. Tampoco es que valga de mucho, pero bueno, ayuda mientras tu sigas acertando con tus predicciones.
Al escuchar a Orochi dije.
Ya sé quién cambio mi voto...
Curioso don... Me pareció entender que tenías el don de acabar con quien atentase contra tu vida. ¿Acaso Shishak tenía dos dones que ahora posees tú?
Pregunta la voz espectral y fémina mientras una leve risilla se hace eco del lugar, infantil y mortal.
Jinete, yo nunca he dicho que poseo los Dones de nadie. Shisak, como bien sabes, no tenía ninguno de mis Dones actuales, y lo sabes por que te has quedado con su cabeza, convirtiéndote así en Lobo, ¿o ya no lo recuerdas? También has matado como Lobo, supuestamente a gente que creías traidores, ¿o tampoco lo recuerdas? Dijo el Demonio. Vamos, como ya te he dicho, confío en ti y no tengo problemas en desvelar mis Dones, los cuales ya están sobre la mesa, ahora bien, ¿qué más quieres saber? Yo no puedo matar a nadie, salvo que alguien venga a por mi, un traidor, un asesino, entonces lo más probable es que muera al atacarme y también puedo decidir quién vota a quién, sólo una persona.
Miró a Dulcina.
Yo he cambiado el Voto de Dulcina el día anterior, si, fue la primera vez que utilicé mi Don.
Después volvió a mirar al Jinete.
Así que, amigo mío, si me quieres matar, ven tú a por mí, así veremos si eres de fiar o no. Sabes que no me importa morir, ya que lo he hecho antes. Pero no envíes a tus esbirros, si tienes lo que tienes que tener. Sea como fuere, no soy un traidor, y lo verás si esta noche no matas a nadie, ya que no tengo la posibilidad de matar a nadie. Pero seguramente tu eso ya lo sabes. Así que, tu verás lo que haces. La cosa es que si intentas venir a por mí, todos sabrán quién es el traidor y no tardarán mucho en matarte a ti... bueno, mejor dicho a tus esbirros... Ella, Colyrium, Dulcina... y seguro que hay alguno más por allí suelto.
El Oni sonrió.
Espera una noche, sólo una noche sin matar a nadie, y verás como nadie caerá, no por mi mano, ni por las tuyas ni las de tus esbirros. Y al final, sólo tendrás que coger la cabeza de alguien, y todo esto se acabará.
Shishak dijo, al volver, también tener el don de matar a quien fuese a por él.
Explica la voz sencillamente, de modo neutro.
No olvido, jamás, demonio oriental. Y tampoco te he acusado. Dije que mis garras estarían quietas esta noche, y así será.
Sentencia la voz. Luego mira a Dulcina y vuele a subirse a su montura.
No son esbirros, son compañeros, sometidos por la desgracia. En cuanto todo termine, podrán ser libres de las ataduras. Como bien dices, y juro ahora, nadie caerá por mi mano, ni le ordenaré a los míos. Si alguien cae esta noche, será por la mano de otro traidor... Si quedan, pues ya han caído bastantes.
Y en el cementerio decía que era la vidente.
El Oni sonrió.
¿Entonces? ¿Qué más necesitas de mí? Te he apoyado con Cavatina, y sabes que era un Lobo, ¿si yo fuera su compañero habría apoyado tu desición? Pues no. Es más, tengo la impresión que el único enemigo que queda aquí eres tu, siendo Lobo, eso si no contamos a las Brujas, que también pueden matar cuando quieran. Dijo el Oni. Tu verás que haces, pero intenta cuando puedas, buscar otra cabeza que robar, a ver si podemos dejar de matar a la gente linchándola.
Estaba editanto el anterior, perdón. xD
No necesito nada de tí, y espero que no sea necesario linchar a nadie mañana...
Replica la voz mientras el jinete se coloca frente al demonio oriental con su montura.
Sólo el anochecer me permite tomar otra cabeza. Hasta entones, habrá que esperar.
Bien, pues. Si nadie cae esta noche, supongo que habremos terminado de una vez por todas con todo esto. Te prometo que nadie caerá por mi mano, ya que no puedo matar a nadie. Y tus compañeros, tus subyugados, si no matan a nadie, y tu tampoco, pues no sé quién más puede hacerlo. Mañana lo veremos, supongo. Dijo el Oni. Yo camino muy tranquilo, amigo Jinete, no tengo nada que ocultar. Lo que no entiendo es como puedes creerle a Shisak, después de saber que era en realidad al robarle su cabeza.
No digo que le crea, digo que lo dijo.
Resuena la voz.
Y no sé si queda otro traidor... Por ahora... No encuentro a nadie. Pero sé que algunos muertos cambian su don al volver a la vida, como le pasó a Dulcina.
Pues cuando encuentres a otro traidor, avísame. Mientras tanto, aquí estoy para lo que quieras.
El jinete inclina levemente el torso.
Lo mismo digo, hasta ahora no has fallado, demonio oriental.
Escuchaba la conversación entre el Jinete y el Orochi, cuando de una me dijo que habían cambiado mi voto, total no me importaba porque estaba claro quién iba a morir...y tenía mis dudas de quién fue, pero no le di mucha importancia.
Entre tanta conversación y yo calla sin decir nada, fui nuevamente agarrada y subida en lomos del Jinete. Ya me empezaba a gustar y acostumbrar a estar aquí arriba con el.
Pero entre susurro se me escapo decir en voz alta.
Por un voto que más da...estaba claro. Ya no soy la misma y me dan libertad para hacer lo quiera pero para qué...espero que mueran los traidores ya de una vez...dijo apenada y algo triste y cansada.