Partida Rol por web

Kaoru, con bastante esfuerzo, llevó la silla a rastras desde su sitio hasta la vera de la ventana... cosa que debido al peso de la silla de metal y contrachapado y la fuerza de infante que poseía el capitán pirata imaginario (es decir, no mucha), resultó ser muy cansada para el pequeño que puso todo su esfuerzo en esa tarea.

Cuando subió y pudo alcanzar el marco de la ventana... confirmó algo: la ventana... estaba cerrada. Pero a diferencia de la puerta cerrada con llave, lo único que mantenía cerrada la ventana era un pestillo situado en el marco superior... inalcanzable para el capitán Kidd por mucho que se subiera a la silla, pues haría falta la altura de tres infantes mínimo para alcanzarlo.

Por otro lado, Konoe empezó su "aventura gastronómica" hincándole el diente a todo lo que encontraba. Ninguna mesa ni objeto que se encontraba en la estantería detrás de la mesa de la profesora escapó de la insaciable mandíbula de la pequeña, degustando todo desde el sabor metálico de las patas de las sillas hasta saborear el mal sabor de un pequeño bloque de plastilina.

Entonces, la chica descubrió algo en aquel lugar tras la mesa grande: parecía ser una caja grande, del tamaño de tres Konoes (o cuatro Nonokos). Era de color negro, de un sabor raro a la hora de morderlo y una forma muy extraña, siendo muy estrecha en un extremo pero con forma de ocho en el otro. Estaba cerrado por un par de pestillos, pero sin llave ninguna... ¿que habría ahí dentro?

Hana se puso en pie para ver mejor su obra de arte cuando decidió que estaba terminada.

Un poquito manchada por algunos sitios, pero era lo suficientemente buena para ella, así que rápidamente comenzó a considerar qué otras cosas podría dibujar a continuación... cuando vio al niño pirata subirse a la ventana.

-¿Qué ases? -le preguntó con curiosidad mientras se acercaba hacia él- ¿Qué se ve? -agregó la segunda pregunta de inmediato, y casi sin esperar una respuesta, se puso a trepar también hasta la ventana. Su mamá no le dejaría hacer ésas cosas... pero su mamá no estaba ahora, así que estaría bien, seguro. Y si aquel niño lo hacía, ella también podía.

Subaru había terminado su plátano, y cuando se estaba preguntando qué más podía dibujar, se dio cuenta de que la profesora no estaba. Volvió a notar el nudo en la garganta. Era la primera vez que estaba fuera de casa en un sitio en el que no había ningún mayor. Miró alrededor, preguntándose qué pasaba, y entonces se dio cuenta de que Kaoru y Hana estaban trepando a la ventana.

—Eh... os... os vais a caer —murmuró, pero seguramente no le había escuchado ni el lápiz que sostenía.

Por si acaso, él se quedó muy quieto donde estaba. Si pasaba algo malo, no quería que le regañaran a él. Y menos hacer nada peligroso en lo que se pudiera hacer daño.

Entregué mis flores a la profe, pero esas flores no eran bonitas y preciosas. Ahora sus pétalos estaban mustios y las hojitas caídas. Pese a sus palabras, en mi pechito yo sentía que debía hacer algo, quizás buscar más flores... ¡¡Así ella también sonreiría mucho mucho!! Porque... Aunque yo sea pequeña cómo una hormiguita, reconozco esa carita larga que puso al vernos tristes, es la misma que pone mamá cuando ve que me enfermo, o se tiene que despedir de mi durante unas horas... O cuando habla con papá sobre cosas de mayores. Esas cosas que son tan tan pero tan aburridas. Por eso cuando ella se giró para seguir hablando yo miré a mi compañero y le susurre a su orejita mi súpermegaultrahiper plan de la vida. Iría al patio a buscar florecitas alegres, al entrar vi zonas de jardín.

Con movimientos un poco torpes me puse en pie de nuevo y dejé mi gorrito sobre una de las cajas de juguetes. Tener tan apachurrada mi coleta hacía que me doliera la cabeza como mil millones. Y es que mamá se había vuelto a pasar apretando mi coletita. Me rasqué un poco la cabeza, y tras eso me escaqueé de la clase en silencio, quería darle una súper sorpresa a la profesora mentolada, cómo hacía con mamá cuando la veía gris.

Al llegar fuera sentí un poco de vértigo, el lugar era tan enorme y desconocido para mi. Di un pasito hacia atrás y abracé a mi peluchito. Ahora la idea de ir a por flores ya no sonaba tan maravillosa.- Tres...Ocho... Uno.... Dos... ¡Ya! -Di un saltito hacia la zona de fuera y contuve el aire, al ver que no pasaba nada empecé a caminar por el patio hacia la zona de césped y flores. Al llegar me agaché y dejé a don cascabel junto a mi. Mi cuerpecito estaba escondido detrás de unos arbustos, pero el peluchito estaba bastante mal escondido. Por eso mismo era yo la que se escondía siempre y él el que me buscaba....

- Flooores, florecitas bonitas ~ -Canturreo mientras hago un bonito ramo para la profesorita.

Aunque tras ir a ver a Azuchi inicialmente seguí a Kaowuki, no sin mirar curiosa como la niña twenza iba hacia el niño camión, para cuando el gwan piwata se lanzó al riesgo de la aventura en lo alto preferí en lugar de eso dedicarme a lo que ya todo mundo sabe: reconocer al mundo de manera gustativa, empecinada en relacionar sabores a lo importante, a lo malo y a lo bueno…además morder me ayudaba con la ansiedad.

Muy a mi ritmo dejé trazas de ADN allí donde pasara, así como marcas “pequeñitas” de dientes en lo más blando; a pesar de que por experiencia propia sabía sobre las maldades de la pwastidina, el color de la que ahí había hizo imposible que no quisiera pwobawla… ¡ay de mi!

Puse entonces carita de “fuchi” y saque la lengua esperando a que el malvado sabor saltase de ahí hasta el piso, encerrado en gotas de mi baba colorida, luego, tras recuperar la “habilidad de degustar todo”, volví a mi faena solo para encontrarme con…

— ¡¡¡LA SEÑOA ES UN VAMPIWO!!! — cosa que descubrí al contemplar la caja que había en lugar donde ella estaba, pues según unos dibujitos que mi papá me enseñó, los vampiwos vivían en cajas negras más o menos como esa, así que comencé a agitar las manos y a brincar en el lugar donde estaba gritando lo ya dicho.

— AZUCHI, KAOWUKI, TWENZA, CAMIÓN…¡ACÁ HAY UNA CAJA DE VAMPIWO! — insistí, más contrario a lo que la gente pudiera pensar, yo no sentía miedo entonces…¡estaba emocionada!

Si, emocionada, ya que conocía a un piwata, ahora también a un vampiwo, ¡solo me faltaba conocer a un ninja!

Tras terminar el dibujo miré alrededor, lo que venía a ser delante mia y girando poquito la cabeza, pero todo el mundo había desaparecido. Por un momento me asusté, me asusté mucho mucho, pero entonces escuché una vocecita detrás mía no muy lejos, era el otro niño de nuestra clase y decía que se iban a caer.

Eso me llevó a mirar aún más atrás para - AAAAAAAAAA - gritar. Corrí entonces hacia donde veía a mi hermano poniendome abajo de la silla y agarrandola - Niichan, baja. Pod favod. T-te vas a haced pupita y mama no está pada dadte los besitos cudativos. N-no quiedo que te hagas pupa. Baja y te pdometo jugad a los pidatas como tu quiedas. - Dije intentando hacer cualquier cosa para que bajase, incluso desesperadamente. - Tdencitas ayudame pod favod - incluso le supliqué a la niña que estaba con el.

Después de eso por suerte un grito llamó la atención más que ninguno, era Homuchan y había encontrado una cama de vampiros. Fuí entonces hacia ella para ver esa cama que decía, pero al verla me sorprendí, pues ya había visto una - No es una vampido. Eso es una cama de intu... intdro... insti... intomento. - no recordaba como se decía - Una vez vi a papa hablad con un cdeadod de música y el me dijo que eda la cama pada esa cosa que hace FDUM FDUM, y se escucha PDUM PDUM - dije haciendo un gesto de rasgar una guitarra y luego el sonido de lo que parecía musica.

-Es lo que suena de fondo en lo que hacen nuestdos papas en el oddenadod.

Maldición! Otra puerta cerrada y nos habíamos quedado atrapados en esta isla, ahora como seguiríamos con el mapa? La unica forma de salir era inalcanzable incluso para mí, el gran Capitán Kid. Una palanca más alto que el cielo azul... Estaba confuso. hasta que la capitana Hana consiguió llegar hasta donde estaba.

...

Pero como podía haber escalado con tanta facilidad? ¡Era imposible! ¡Solo yo podía escalar de esa forma!

 -T-Tengo que zalir de aquí, hay todo un mundo quezer explorado! -  Le contesté a Hana. -Ez.. muuuuuucho bonitoo, hay mucha coza que ver... y-y... Y EL CAPITÁN KIDD ZERÁ EL QUE LO DEZCUBRA!-

Pero Azuchi fue la que me hizo bajar del cielo hacia aquí. Siempre se preocupaba por los que quería.. y a veces podía resultar muy muuuuy... MUUUYYYYY PESADA! Pero no quería tampoco enfadarla.... no me gusta que se ponga triste, por eso soy su hermanito mayor! al menos un minuto más mayor.... -HMF... NO EZ JUZTO! EZTA TODO ALLI... Y... y mi mapa... - MI mapa tenía que completarse! 

Pero entonces Homu descubrió algo más que omnuviló mi vista....

-ez... EZ UN TEZOROOOO!!!! UN TEZOROOOOOOOOOOO!! - Bajé rapidamente intentando saltar, pero era muy muyyyy muuuuuyyyy alto, asi que bajé poquito a poco. Pero al legar al suelo me tumbé rápidamente al lado de Homuchi...

-EZO EZ UNA CAJA DEL TEZORO... MU RARA... - La di unos golpecitos para ver que sonido hacia... Era muy raro...

-UOH... HAY QUE ABRIRLO, HAY QUE ABRIRLO!-

El patio de la guardería era un lugar bastante grande, sin duda digno de explorar... pero tus patitas consiguieron recorrer el trecho suficiente para llegar a uno de los bordes y de llevarte a donde podías ver unas bonitas flores que poder darle a tu profesora en compensación de esas flores que se habían marchitado de haberlas abrazado demasiado.

Pudiste coger unas pocas dentro de aquel arbusto, cuando al poco comenzaste a escuchar como tu nombre era pronunciado -¡Nonoko-chan! ¿Pequeñina donde estás?- pudiste oír varias veces tu nombre por parte de la voz de la profesora de pelo verde, llamándote con un tono preocupado casi de desesperación. Aunque entonces, pareció que se calló de golpe... seguido del sonido de muchos pasos raudos yendo hacia tu dirección.

Entonces, se abrió el arbusto que tu conejito custodiaba, asomando en ella la cara de tu profesora -¡Nonoko-chan! Menos mal que te he encontrado... ¡me has preocupado muchísimo! No puedes irte así sin avisar... ¡Debemos ir a la clase pequeñita!- te dijo la mujer, casi emocionada de haberte encontrado por fin después del susto que le has metido.

El capitán Kidd no pudo evitar ir a por la cama de vampiro, cama de instrumento o cofre del tesoro... y quitando los pestillos con facilidad, pues no estaba cerrada con llave ni nada sino simplemente esos dos pestillos, una en la parte ancha y otra en la parte estrecha... y al abrirlo...

Parecía ser que era Azuki quien tenía razón, pues lo que había era esa cosa rara que servía para rasguear... ¿sería de la profesora?

Interesada me quedé en la réplica de mis hermanitos pero más que nada en la de Azuchi, pues del Capitán sabía que siempre que encontrábamos una caja decía que era del tesowo y se la pedía, pero la compañera de Agi había expuesto algo inesperado. — ¿Una widawa*? — pensativa me llevé el dedo a la boca y justo entonces Kaowuki abrió la cama de vampiwo con sus habilidades de piwata para rebelar la verdad...

— Ohhhh —

Al final resultó ser de hecho una widawa, cosa que comprobé con la vista pero aún así quise asegurar dándole golpecitos con la palma abierta de mi mano libre, primero sobre la tapa y luego sobre el mástil; al hacer eso, mis deditos "chocaron" con las cuerdas produciendo un súbito ruido no precisamente armónico, pero para mi era algo genial ¡estaba hablando!

— Si tocan aquí hace wuido — dije a quienes estuvieran cerca, aunque no era como si estuviera murmurándolo — pum pum pum — acto seguido respaldé lo dicho dando más palmaditas encima y hasta jalando levemente algunas de las cuerdas, pues estas estaban duras.

— ¿Y si es de la señoa? — sería lo más lógico...creo — ¿qué hacemos? — miré entonces a mis hermanitos y a los otros niños; en teoría debíamos respetar las cosas ajenas, pero mi papá y los Wawaisa siempre nos decían que debíamos compartir nuestras cosas, sobre todo a Kaowuki cuando no nos quería dejar ser piwatas como él... 

-UOOOOH.... ES UNA... una.... hmmm.... - Entonces Homuchi dijo lo que era - UNA WITAWA EZO! - Me acuerdo que la escuché alguna vez mientras veía las cosas de colorines en el ordenador de papá. Se que hacía sonidos muy interesantes cuando le tocabas la barriguita!

Di un golpetazo en el medio y un megasonido se produció... me asusté un poquillo y retrocedí unos pasos... PERO EL CAPITAN KIDD NO SE ASUSTA! NO, NO Y NO! Asi que me volví a acercar poco a poco y le dí otro golpetazo un poco más flojo.

-ZI HACE PDRUM! PDRUM! EZTO EZ UN TEZORO MUY GRUANDIOZO! EZTO ZE LO QUEDA EL CAPITÁN KIDD!... Y HOMUCHI POR VERLO PRIME.... Y-y.... AZUCHI!- Iba a guardarlo como perro rabioso, por si alguien lo intentaba robar del tesoro de los "GUAKAZI-ZANOE"!

-¿Widawa? - pensé intentando pensar a lo que se refería - No lo se. Pedo estada dudmiendo. - Intentaba hablar con de normal con Homuchan cuando Kaoru empezó a abrir la camita de la guitarra. Como mis hermanos me quedé impresionado ante el hecho de aquel hermoso objeto que pronto se convirtió en un jueguete para mis hermanos - AAAAAAAAH - aunque me gustaba el sonido que hacía, que lo estuvieran tocando me parecía mal.

-S-si es de la seño n-no podemos tocadlo. P-poddía degañadnos como papa cuando le tocamos el oddenadod. - intenté parar a Kaoru pero era imposible. Abracé entonces a Agi nerviosa y miré a Homuchan - V-van a degañad a Kaoduniichan. - Me asomé entonces mirando al resto de niños un tanto temerosa.

-¿M-me ayudais? Degañadan a Kaodu si no hago que suelte el intomento. - dije con una cara de penuria viendo a la chica de las trenzas y al chico muy callao

- Nonoko cree que estas flores harán feliz a la profesora... -Cogí otra más, pero no cualquiera, si no la más bonita de todas. Esa que tenía un color radiante. Fue entonces cuando sentí los pasos y mi nombre, al alzar la mirada vi los grandes ojos de la profesora, los cuales parecían alegrarse de verme, cómo cuando mamá me busca desesperada y no me encuentra. Fue entonces cuando recordó lo que hacía, con una inocente sonrisa alcé mi ramito de flores hacia ella.- Yo sólo quería.... Regalarte otras flores que fueran súper bonitas... -Mostré orgullosa mi ramito, no era muy grande, pero era un detallito desde el corazón.- Pensé que si te daba unas flores muy bonitas.... Volverías a estar feliz y sonreirías. A mamá le funciona cuando está gris y hace pucheritos...

Me froté la naricita con el dorso de la mano y me levanté haciendo un pequeño ruidito. Tras eso cogí a Don Cascabel y alcé las manitas hacia la profesora, abriéndolas y cerrándolas para que me cogiese en brazos.- Siento... Haberte preocupado 

-¡Mpff! ¡Mpff! -no sin dificultad, Hana trepó por la silla hasta alcanzar la ventana. Le dio un par de golpes con la manita mientras sonreía... aunque su compañera hizo un nuevo descubrimiento en la habitación que llamó enormemente la atención de la niña y decidió que valía la pena ir a mirar de cerca.

Se sentó y se dejó deslizar hasta el suelo, donde se desestabilizó tras el impacto y cayó de rodillas, pero concentrada como estaba en investigar aquella novedad, se incorporó sin proferir una queja y trotó hasta la funda del instrumento.

El niño pirata se había adelantado y ya estaba tocando las cuerdas del instrumento, que sonaban de una manera increíblemente divertida. Hana quiso unirse y, agachándose con cuidado al lado del instrumento, le dio un par de palmadas a las cuerdas, que volvieron a sonar.

La niña soltó un gorgorito divertido, pero una de sus compañeras decía que no era buena idea tocar la guitarra. La miró con sorpresa...

-¡Tan mu duras! No se ómpen. -dijo con una gran sonrisa mientras palmeaba las cuerdas de nuevo- ¿La pofe hace música? -preguntó al aire mientras miraba con expresión confundida el instrumento.

Subaru había ido siguiendo los movimientos del grupo con la vista, sin atreverse a moverse de su silla. Aquellas niñas eran mucho más lanzadas que él, y mejor no decir nada del otro niño. Ni Hana ni Kaoru le habían hecho caso con lo de la ventana, pero afortunadamente otra cosa atrajo su atención antes de que pasara algo malo.

Se acercó un poquito cuando las chicas encontraron aquella caja grande, porque la curiosidad le pudo una pizca más que la preocupación. Pero cuando vio que el resto se ponía a tocar aquella cosa que nunca había visto y que llamaban "widawa", juntó sus manitas e infló un poco los carrillos, nervioso.

—Ha... haced caso a... ¿Azuchi? —aún no estaba muy seguro de haber captado bien el nombre de su compañera—. Si la rompéis, la profesora se enfadará...

Aunque la verdad era que él mismo empezaba a sentirse fascinado por el sonido que emitía esa caja de madera con un palo largo y un agujero en el centro.

La profesora de pelo verde no pudo evitar conmoverse con la preciosa y entrañable cara que le habías puesto al ofrecerle las flores con tu mejor intención... y no pudo enfadarse contigo, sino derretirse, aceptar tu ramo, y cogerte en brazos como tu estabas reclamando -No te preocupes pequeñina, ha sido un gesto muy puro y no pasa nada...- te dijo la mujer mientras te acunaba en sus brazos contra su pecho -Solo prométeme que cuando quieras volver a salir a explorar y buscar regalos, me avises... ¿vale?- terminó diciendo, sonriéndote con cariño antes de que llevaros a ti y al señor Cascabel a clase de nuevo, abriendo la puerta de la clase con llave... volviéndote a reunir con tus compañeros. Aunque ciertos ruidos que parecían acordes estaban extrañando a la profesora...

Mientras todos hacíais coro alrededor del extraño instrumento que emitía graciosos e interesantes sonidos cuando golpeabais sus cuerdas, también podíais escuchar el sonido de las llaves de la profesora abriendo la puerta de la clase... la profesora Wasabi había vuelto, y tenía a Nonoko en sus brazos junto con un pequeño ramo de flores rosas.

La profesora os miró extrañada, al no veros en vuestros sitios dibujando como ella os había dejado... además de ver una silla al lado de la ventana y restos de lo que parecía saliva en varios muebles -¿Que habéis estado haciendo mis pequeñines? ¿Tenéis los dibujos? ¿Y que miráis detrás de mi mesa?- dijo la mujer acercándose... para verse alarmada al ver que le habíais abierto la funda de la guitarra -¡¿Pero que hacéis con mi guitarra?!- dijo acelerando el paso hasta poder verla desde arriba, viéndose algo triste -Jo... me habéis fastidiado la sorpresa...- dijo la mujer, antes de miraros a vosotros -Eso no se puede hacer mis niños, no se pueden abrir las cajas de los demás sin permiso... es de muy mala educación...- dijo la mujer, echándoos una muy leve regañina -Y otras cosas que no se pueden hacer es arrastrar las sillas y dejar saliva en las mesas... ¿quienes han sido pequeñines?- terminó preguntando la profesora... aunque vuestro bebe-instinto os decía que ya sabía quienes habían sido.

— Pewo papá dice que hay que compauwí —con las manitas en la masa dije, tan cínica como una bebé puede ser dado que, aún si la señoa wiwi no sabía quién había babeado todo, mi mentón de colores y el hecho de que tuviera un pedacitito de papel ninja pegado en la comisura de mi labio inferior eran prueba suficiente...o no, no estoy segura si ya estaba así antes ¿lo estaría ella?

Lo notable, sin embargo, fue que volvió...¡con poyo! ¡si! aquella chiquitilla con el conejo hablador, las flores, las mejillas que...bueno no, eso no, divago, a lo que me refiero es que al parecer no se había escondido como pensábamos, sino que fue a por flores muy bonitas ¿de dónde las habría sacado? sin duda le preguntaría luego...

Fingiendo además demencia pediátrica (porque senil sería extraño) intenté tomar las manitas de Azuchi y Kaowuki, respectivamente, alternando mi vista de paso entre los otros dos peque pues aunque quería tomar también sus manitas no tenía tantas, ni tan largas como para llegar, así parecería que "solo" jugábamos cerca de la widawa cuando esta se despertó un comenzó a cantar solita...¿no?

— Yo hice a woso y a wiwi — además no me olvidé de responder a lo del dibujo, pero por azares del destino no lo llevaba conmigo, así que lo señalé todavía sentada donde estaba; a pesar de ello, tenía confianza en que la señoa lo reconocería entre todos, al fin y al cabo...¿quién no sabe qué es un wiwi?

Chivarse sobre las sillas y la ventana, por otro lado, era un asunto que ni pensé puesto que no quería que Kaowuki me hiciera caminar por la gowda...otra vez.

Cuando Hana vio a Subaru con tantas dudas, trotó hacia él y le cogió de la mano para llevarle junto al instrumento.

-¡No se ómpe! ¡Mira mira! -le dijo mientras ella se agachaba y volvía a palmear las cuerdas, reprimiendo una risita al escuchar el sonido...

Y justo en ese momento, la voz de la profesora la sorprendió. La miró con ojos de búho, incapaz de ocultar sus fechorías, ya que la habían atrapado en el acto... y la profesora parecía disgustada... debía decir algo... pero... tampoco había roto la guitarra... ¡Ella había sido buena!

-¡Épollo! -exclamó simplemente, señalando enérgicamente a Nonoko y mirando a la profesora, esperando una explicación.

Miré a Subaru con una cara a medio camino entre el llanto y la felicidad por ver a alguien que me apoyaba, pero era demasiado tarde. La profesora llegó por la puerta y se me erizó todo el pelo al ver que podian regañarnos y castigarnos

Cuando la profesora empezó a preguntar, me rompí, las lagrimas salían de mis ojos otra vez y no pude evitar decirlo - I-intente que padadan, p-pedo no me hiciedon caso. P-pod fa no les degañe seño - No obstante aunque canté, no dije quienes fueron, simplemente lo dejé ahí llorando, aunque vi a la niña faltante entre lagrimas con flores en las manos...

Si bien también preguntó por los dibujos el mio lo tenía en la mesa a la cual miré... Era esa ¿no? Antes de acercarme para ver que ninguno de los dibujos era mio. Me había equivocado de mesa, así que fuí a la siguiente, pero allí solo había un papel, me había vuelto a confundir de mesa. Solo había ocho mesas, así que la última mesa debía ser la mia... Y menos mal, allí encontré mi dibujo el cual le mostré a la profesora.

-S-sandía - aun afligida por lo que le pudiera ocurrirle a mis hermanitos - E-está mu fdesquita en vedano.