Partida Rol por web

Pasáis el portal que se abre delante vuestro, en la taberna y os transporta en medio de un bosque próximo a el dulce reino. El portal se cierra. Alrededor hay muchos tipos de hierba, pero sólo un experto podría reconocerlas.

Veis árboles y restos también de melones, que son los frutos que tiran esos árboles. Sabéis que en este bosque hay habitantes, y algunos animales, aunque ahora no son visibles.

Mio se percata de su entorno, aun no se acostumbraba a esa magia, en el suelo vio unas frutas similares a melones y se acercó a las mismas para ver qué eran exactamente.
Su conocimiento de hierbas le podría servir para este encargo pero al no ser bueno rastreando pensó que lo mejor sería identificar a la misma y luego buscarla... Claro que en su época las hierbas solían ser cosas inmóviles pero en este mundo tan distinto eso podía no ser igual.

-¿Que son estas cosas exactamente?- dijo, mientras pensaba -¿Cómo se ve la hierba que buscamos?-

Rupert cruzó el portal y se quedó abosrto mirando la infinidad de colorines que ondularon a su alrededor al atravesar el espacio y el tiempo. 

-Mooooola -dijo.

Tras aparecer al otro lado del portal, Rupert se puso a buscar las hierbas inmediatamente, aunque pronto se vió distraido por la pregunta de MIO, su nuevo colega.

-Emmm... pues no sé, tío. A mi me parecen melones. Pero, que yo sepa, lo melones no caen de los árboles, ¿No?

Al pasar por el portal, Eve se quedó unos instantes mirando hacia la nada, intentando acostumbrarse a eso de moverse de un punto a otro inmediatamente. Se tocó el pelo y sonrió cuando Rupert resumió esa extraña sensación en una sola palabra. Cuando el portal se cerró, miró a su alrededor buscando, casi instintivamente, algo de agua, aunque no era aquello lo que habían venido a encontrar. Observó los melones y volvió a sonreír mientras los toqueteaba con curiosidad.

- Puede que, después de todo, encontrar las hierbas no sea tan fácil como esperábamos.- dijo como si la situación le resultara divertida.

Mío, Rupert y Eve comenzaron a buscar la hierba sin ninguna noción de cómo era, algo que tampoco se especificaba en la misión. Lo que sí se especificaba en la misión era el nombre.- Finus Doradontrágora.- que tampoco daba mucha pista de cómo debía de ser la hierba...

La noche se acercaba, y sólo tendrían una oportunidad más de encontrar la hierba hoy por sí mismos, sin buscar ningún tipo de ayuda.

Lo que Mio sí descubrió al olfatear y tocar el fruto cilíndrico es que era un melón, y además olía muy bien.

Tras un rato buscando, Eve puso una de sus manos en la cadera y con la otro se frotó el mentón.

- Hmm... No debería ser complicado encontrar esas hierbas. Voy a buscar un poco más, a ver si hay suerte.- dijo con amabilidad.- Vamos, chicos, que esto está hecho.- añadió para animar un poco a sus dos compañeros.

Se agachó y empezó a remover la tierra en busca de algo que se pareciera a las plantas que buscaban.

-Finus Doradontrágora... Finus Doradontrágora... Finus Doradontrágora- susurraba para sí Mio. El sabía muchas cosas pero no era un gran botánico. Sin embargo las nubes en su memoria se disiparon al ver a la joven comenzar a hacer un pozo en el suelo.

-Claro, ya sé- dijo en un Arquimideoico grito. Miró a sus compañeros y usando sus manos para expresarse mejor dijo nuevamente y en voz alta -Finus Doradontrágora- Luego realizó cortes en el aire con sus manos, como si cortara la palabra para pronunciar nuevamente -FINUS. DORADONTR. ÁGORA- Los miró sonriendo -Las primeras dos partes sugieren que la hierba que buscamos es fina y de un color dorado... Un color poco común en la botánica, por lo que será fácil hallarla. ÁGORA significa... Bueno, significaba en una lengua muerta hace miles de años reunirse o hablar. Así que buscamos a una planta parlante o que haga un ruido, o bien, nuestro objetivo se reune en grupos de su misma especie-.

Tras buscar bajo aquellos criterios Mio prontamente encuentra la hierba que buscaba, se caracterizaba por...

Esa planta era la base de todas las pociones poderosas, desde la más terrible a la más curativa, por lo que podía usarse de muchas formas que solo los grandes alquimistas sabían. Cada uno pudo reunir un brote de esa hierba durante tooodo el día, pero ahora había que descansar. Los lobos aullaban y el bosque era oscuro, era hora de llevar la hierba a la taberna. ¡Un momento!

Un grupo de tres lobos os asalta, parece que el bosque es su territorio, así que deben sentirse tope raros.

Mio guarda la hierba que recolectó en su mochila y blande su bastón (porque aun no tiene la espada de la foto :C ). Pero sin atacar mira a los cánidos con tristeza -No quiero lastimarlos lobitos, váyanse, ¡shuu, shuuu!-.

Sin embargo Mio se prepara en una posición defensiva para asestar un golpe a la primera bestia que se acerque.

-Si no son buenos luchando párense tras de mí- les digo a mis dos compañeros.

La noche ganó terreno y los compis de Rupert y él mismo se vieron rodeados por los lobos. El oso no pudo evitar ponerse un poco nervioso pero trató de disimular de cara a Eve y se preparo para atacar a uno de los animales con su espada si estos atacaban.

-Fuera, chuchos! Alejaos o enfrentaos a mi espada magica!

Al ver a los lobos, Eve dio un salto y se puso detrás de Mio, agarrándose a sus hombros por el susto. Soltó un grito agudo y asomó la cabeza para volver a mirar a las bestias salvajes. Cuando sus compañeros alzaron las armas contra los animales, Eve dio un respingo e hizo aún mas fuerza en los hombros del chico.

- ¡Chicos! ¡No les hagáis daño, sólo quieren que nos vayamos!- exclamó claramente asustada.

Los lobos no parecen detenerse y se lanzan cada uno contra uno de vosotros. Mío esquiva rápidamente al lobo, al igual que Rupert. Por su parte Eve lo esquiva por los pelos. El contraataque no se hace esperar, Mio da un fuerte golpe al lobo que le acaba de golpear, mientras que Rupert también reacciona fuertemente.

Al ser atacada por uno de los lobos, Eve logró esquivar al límite los colmillos de la bestia. Gimió por el esfuerzo y recobró el equilibrio antes de dar una patada hacia el morro del lobo para alejarle.

- ¡Quita, bicho!- gritó enfadada.