Partida Rol por web

Sesión XIV: La Fortaleza de Solmarchito

Tras un apacible y merecido descanso, los compañeros se disponían a partir hacia el espinazo del mundo en búsqueda de la Fortaleza Solmarchito.

Para su sorpresa, en la sala común de la posada se encontraba Tinkel que había seguido sus pasos. El rostro del gnomo era un poema, parecía no haber descansado bien y además estar profundamente consternado por algo.

Por primera vez, Tinkel se sinceró con sus compañeros. Les relató que había señalado a algunos nobles y poderosos de Baldur's Gate en una de sus novelas por haber hecho pactos con diablos. Fue por ello que atrajo a aquellos diablos camino a Caer-Dineval y, a la postre, también fue por eso que fue convocado al Caer para entrevistarse con el Orador Tamiz. Sin embargo, nunca llegó a ver al orador, que parecía seguir con vida pero retenido en el propio Caer por sus "asistentes" que en realidad eran adoradores de Levistus, un archidiablo del Estigia.

Si que pudo entrevistarse con "la adivina" de aquella secta. Una enana llamada Hethyl que había predicho su llegada. Ésta le proporcionó relevante información antes de morir: según sus premoniciones Xardorok Solmarchito, señor de la guerra duergar, conquistaría Icewind Dale a menos que vosotros lo detuvieseis. El enano tenía un plan para la destrucción de las Diez Ciudades que deberíais desentramar em aquella fortaleza. También desenmascaró a la secta y propuso a Tinkel unirse a ellos para entrevistarse con una tiflin llamada Avaricia.

El gnomo rechazó tal oferta y tuvo que salir de allí usando sus habilidades para no ser descubierto.

Con esta información, decidieron acercarse a la casa consistorial para tratar de interrogar de nuevo a Durth, hijo de Xardorok.

Allí, descubrieron que los Zentharim habían extorsionado al Orador Danneth Waylen para sustraer el caldero de la abundancia que los compañeros habían recuperado la jornada anterior.

Bajo una firme promesa por parte de Astor de buscar y recuperar el poderoso objeto en el futuro, accedieron a las celdas donde se encontraba Durth que no cooperó en absoluto ante las advertencias de Tinkel.

Sin sacar nada en claro, hubo un extenso debate entre los compañeros para o bien acabar con el siniestro culto a Levistus en Caer-Dineval o bien ponerse en marcha a la Fortaleza Solmarchito. Escogiendo finalmente la segunda vía, no dudaron en equiparse convenientemente para un viaje que duraría casi un día completo. 

Antes de partir, Forgrim quiso compartir su secreto mejor guardado al resto del grupo. Dijo haber contraído en el pasado un parásito que le preocupaba fuera a causarle un problema mayor o incluso la muerte. Por suerte para el enano, Kelsan y Astor tenían la capacidad de curar su aflicción y así, el clérigo lanzó una plegaria a Akadi y canalizó su poder sanador para que Forgrim expulsara el parásito con una violenta arcada. Mul no tardó en acabar con esa especie de renacuajo que tenía un aspecto horrible.

El viaje hacia el Espinazo del Mundo fue largo y lleno de abundantes peligros. El invierno eterno no daría tregua, al menos no por el momento. Sin embargo, la experiencia en el Valle del Viento Helado que ya atesoraba el grupo, le ayudó a encontrar la Fortaleza sin mayores problemas.

Se trataba de una construcción muy simple, sin decoraciones ni florituras. Todo en la cima de una tosca escalera parecía ser funcional. 

Tras otro extenso debate sobre cómo abordar el ascenso, decidieron que usarían la vía diplomática.

Mientras iniciaban su ascenso, un fuerte chirrido en lo alto de la fortaleza les sobrecogió. Grandes capas de hielo se desprendieron de los muros de la fortaleza y cayeron por la ladera de la montaña. Unas grandes puertas de hielo que antes estaban ocultas bajo la nieve se abrieron a más de trescientos pies por encima de ellos, y desde ellas alzó el vuelo un enorme dragón hecho de hielo oscuro. Sus ojos brillaban con una luz dorada mientras dejó escapar un rugido terrible, su destino serían las Diez Ciudades.

Después de subir las interminables escaleras, aún sobrecogidos por la visión del dragón, su sorpresa fue que un duergar vigía les abrió las puertas y bajó las defensas de la fortaleza, como si esperara su llegada.

Todo era extraño, los duergar, muy parcos en palabras, se negaban a hablar o explicarse aunque fueron enviados a entrevistarse con Grandolpha Muzgardt, una duergar de avanzada edad que parecía no estar muy de acuerdo con los planes de Xardorok. Ésta, les reveló que Xardorok había programado al dragón de chardalyn para seguir una ruta concreta en las Diez Ciudades. También comentó que el duergar estaba capturando criaturas de la Infraoscuridad como un soberano micónido para reanimar cadáveres y liberarlos en el Valle del Viento Helado. Xardorok, por su parte, había propuesto a Grandolpha un matrimonio de conveniencia para absorber a su clan pero la duergar no parecía interesaba y dudaba siempre de la capacidad de Xardorok para llevar a buen puerto sus planes en el Valle. Bajo las amenazas de Mul, sólo sonrió y se las tomó como una audacia desmedida, juego al que no entraría.

No prometió que si los compañeros que si derrotaban a Xardorok se marcharía de la fortaleza pero sí afirmó que no estaba interesada en el Valle ni en las Diez Ciudades, ya que no era el sitio de los duergar.

Además, comentó que había convencido a muchos de los duergar para unirse a su clan y rebelarse contra Solmarchito por eso no habían tenido oposición hasta el momento. Sin embargo, aún quedaban algunos fieles a Xardorok bien por fanatismo o por miedo a sus represalias.

La duergar continuó dándose un festín con el cadáver mutilado de un azotamentes. Festín al que el grupo se negó a unirse.

Con esta reveladora información, el grupo se dispuso a buscar a Xardorok, pues Grandolpha no sabía su localización exacta. Así, ascendieron por un mecanismo elevador a las mismas puertas de hielo por donde había emergido el dragón que ahora permanecían cerradas.

Con algo de paciencia, bajaron primero al nivel donde estaba la duergar y finalmente descendieron a una majestuosa fragua donde varios Quaggoths dirigidos por una duergar con malas pulgas estaban llevando a cabo labores de mantenimiento. Varios duergar hacían las veces de guardias en distintas almenas aunque también esta vez dejaron vía libre a los compañeros que accedieron a un lugar que parecían ser las celdas de la fortaleza.

Allí, fueron asaltados por una especie de duergars atrapados en un exoesqueleto mecánico que defendieron con vehemencia la prisión. Aunque Astor sufrió alguna herida y Mul algún rasguño poco reseñable, el grupo se deshizo de los constructos y así liberaron a un trampero escuálido del Agujero de Dougan que afirmó haber sido interrogado sobre su ciudad natal. El hombre pidió algo de ropa pues estaba helado de frío y afirmó a Zorpo que se las arreglaría para huir de allí pese a que no podían ayudarlo.

En otra celda, se encontraba un musculoso goliath que pidió algunas armas para abrirse paso por la fortaleza y volver al Pico de la Condenación de la Sierpe, donde invitó a sus rescatadores a un probable festín que héroes como ellos merecerían. Aunque rechazaron esa oferta, Mul se mostró muy generoso con el goliath hasta un punto de casi veneración.

Sesión XV: La Caída de la Fortaleza

Ante la "pasividad" de la mayoría de los duergar que se encontraban en la forja, los compañeros continuaron explorando las estancias de la funcional fortaleza.

Forgrim no pasó por alto el corazón que palpitaba en el interior del fuelle de la forja, era de un tamaño inmenso.

La primera doble puerta les llevó a un pequeño corredor con una trampa eléctrica que costó la vida al diablillo familiar de Zorpo. Teniendo algunas otras opciones, decidieron entonces ir hacia el noroeste. Pero la entrada estaba bien asegurada con un recio candado. Este hecho les hizo vacilar por unos instantes y finalmente decidieron ir por el sur.

Se encontraron con una capilla consagrada a Duerra de las Profundidades, la diosa duergar de la conquista y el poder psiónico. Allí, yacía un mutilado azotamentes que, aunque no esperaba ninguna compasión por parte de los compañeros, dio alguna información relevante: estaba esperando su muerte a manos de Klondorn, sacerdote de la capilla. Astor no dudó en librarlo del sufrimiento aunque no todos los compañeros estuvieron de acuerdo.

Como había avisado el azotamentes, Koldorn se encontraba en la sacristía rodeado de una serie de tablas inscritas. Tras recibir varias amenazas de los compañeros, retiró la mitra de su cabeza revelando su autentica forma, la de un poderoso diablo. Los compañeros pudieron deshacerse del mismo sin demasiadas complicaciones, su determinación por encontrar a Xardorok sería inquebrantable.

Una vez más, Astor hizo gala de su gran sabiduría al revelar lo que había inscrito en las tablas en idioma infernal, Se trataba de un manifiesto del diablo, en el que revelaba que Asmodeus, disfrazado de Duerra de las Profundidades, estaba utilizando a los duergar para promover sus intereses.

Mul dio un respingo al recordar que Tinkel había hablado de otro archidiablo al referirse a los cultistas de Caer-Dineval, llamado Levistus.

Tras recuperar la compostura y a sabiendas que iban contrarreloj al desconocer los estragos que pudiera estar haciendo el dragón de chardalyn en las Diez Ciudades, se armaron de valor para atravesar la trampa eléctrica como pudieron. El primero en hacerlo fue Zorpo que vio como su estrategia fue anulada por sus compañeros,  el resto sufrió algún daño pero todos alcanzaron el ala este de la fortaleza.

Unos duergar parecían estar manteniendo una charla distendida hacia el norte por lo que los compañeros decidieron explorar el resto de estancias. En ello, se encontraron en una especie de cámara acorazada que albergaba varios cofres. Tras un duro enfrentamiento contra otros de esos maquiavélicos constructos duergar, trataron de hallar el mecanismo que abría el paso hacia los cofres. Sus intentos fueron en vano y, con el tiempo contando en su contra, se dirigieron al sur en busca de Xardorok.

Y así, finalmente encontraron a su presa mientras sus esbirros torturaban a una de los suyos. Aunque Astor la liberó, la duergar permaneció quieta y en silencio.

Al mismo tiempo, Xardorok se hizo invisible y huyó al verse sobrepasado por el poder de los compañeros, que no pudieron ser retenidos por sus esbirros.

Accedieron de nuevo al piso superior, donde se encontraba Grandolpha, guiados por las habilidades de rastreo del semiorco. Allí, Xardorok vio como su pretendida desenmascaraba su traición hacia él y así, el duergar no fue más que un mal recuerdo para el Valle del Viento Helado.

Grandolpha apremió a los compañeros a ocuparse de los asuntos que el dragón de chardalyn estaba provocando en Diez Ciudades ya que ella no tenía ninguna intención ni interés en continuar con los malévolos planes de Xardorok.