Tormenta entonces se acerca a la que ha sido su compañera en la Patrulla-X desde tiempos inmemoriales. Se agacha sobre ella con intención de utilizar su energía vital para reanimar a Gatasombra, sacrificándose ella en lugar de Kitty.
Sin embargo, el doctor Extraño alza una mano para detenerla.
- ¡Detente, Tormenta! - La voz del Doctor parece haber cambiado ligeramente, así como sus rasgos, cada vez más alargados, y más verdes. - Ya basta.
- ¿Por qué? - Pregunta una Ororo también cambiante, también verde.
- Creo que hemos terminado aquí. - Responde un Rondador sin un ápice de acento, pero con la voz más rasposa, las orejas más grandes y la tez menos azul.
Se dirige al que fuera el doctor Extraño. - ¿No es así, comandante?
- Ya habló el pelota de turno. - Dice la Antorcha que, si bien se ha convertido en un skrull en toda regla, no ha perdido esa parte burlona de su personalidad.
Entonces, ¿qué hacemos ahora?
- Yo, de momento, quitarme esta maldita máscara. Llevo una semana entera sin poder respirar bien. - Bromea Spiderskrull fiel a su papel chistoso.
¿Hemos ganado algún premio por quedar los últimos?
- ¡SILENCIO! - Grita el Skrull Extraño presa de una furia incontrolada. - No hay nada que celebrar. Esto ha sido un jodido fracaso.
Tras las palabras del comandante-doctor, la cúpula se desactiva
Hace salir a los que estaban recluidos en el interior de la nave, todos ellos tienen ahora un aspecto más saludable y verdoso.
- Ha llegado el momento de dar el ejercicio por concluido. – Dice dirigiéndose a sus seguidores allí reunidos. – Está claro que tendremos que esforzarnos bastante más si queremos tener éxito en la inminente invasión del planeta Tierra.
Todos formaréis parte de dicho plan.
Bueno… todos menos ese jodido mapache espacial que no sé muy bien de dónde ha salido.
Súbitamente, todos parecen reparar en Rocket que, plácidamente, estaba escuchando la charla y fumándose un puro junto a Lobezno... o Wolverskrull... o lo que sea.
- ¡Maldito roedor! Devuélveme ese puro habano antes de que lo arranque de tus frías, muertas y diminutas patas delanteras.
Antes de que los Skrull puedan reaccionar, Rocket ya está disparando armas que no se sabe muy bien de dónde han podido salir (sobre todo teniendo en cuenta el tamaño del peludo y lo ceñido de su traje).
- Yo soy Groot. Yo soy Groot. - Se oyen los gritos de ánimo tras él.
- Yo soy un colador. - Exclama la Antorcha mientras cae en picado.
- Santa araña radiact...
- No parece que tanga intención de escapar... ¡Ouch!
Rocket sigue disparando a diestro y siniestro, masacrando a los Skrull sin necesidad de demasiada puntería ya que, entre el calibre de sus armas y lo juntitos que estaban todos los alienígenas, le resulta muy sencillo ir librándose de ellos uno por uno. O varios a la vez.
- No, por favor...
- ¡Nos está venciendo un puto mapache! - Grita Ironskrull. Un instante después, su cabeza rebota en el suelo separada de su cuerpo, como si de un metálico balón se tratara.
Aunque en el fragor de la batalla el tiempo ha podido parecer más largo, apenas han transcurrido unos minutos desde que el plan de los Skrull fuese desvelado.
Y desbaratado.
Los gritos se van acallando, salvo algún que otro gemido lastimero procedente de los Skrull que, si no son ya cadáveres, pronto lo serán.
Los disparos también reducen su cadencia, hasta extinguirse, momento en el que Rocket echa un vistazo a su alrededor para comprobar cómo está la situación.
Satisfecho con su trabajo, vuelve al ala de la nave donde estaba sentado y recoge el puro a medio fumar para terminárselo tranquilamente.
- Yo soy Groot.
- Tienes toda la razón, viejo amigo. - Rocket sonríe hacia el pequeño esqueje de Groot. - Para nosotros, esto es un día más en la oficina.