Partida Rol por web

 Monto en Albor, alejándome todo lo posible de la yegua psicópata. Me inclino sobre la oreja de mi corcel y le susurro palabras tranquilizadoras. Después, dirijo una mirada desconfiada a Tormenta.

- Si tu yegua ha terminado de devorar bebés, podemos irnos -digo, mordaz.

Evidentemente es un paleto de pueblo, Dominic, y su deber es obedecerte, ya que tú eres todo un maestre y él... bueno, seguramente la yegua de Ser Agen sea más inteligente que él. Y tendrá más cultura.

Ser Agen se sube con agilidad sobre Tormenta sin que ésta se mueva ni un ápice. Lleva el tabardo púrpura y negro de su Casa sobre la cota de malla, y a la espalda lleva colgado el escudo. La empuñadura de Colmillo marino refulge con los primeros rayos de sol del día.

-Bien -dice el Ser-, pues en cuanto nuestro buen maestre se suba en el carro del bueno de Pete, podremos partir, mi señora.

- Adelante, entonces - Dice simplemente Dominic, subiendose en el pescante. Francamente, se siente incluso aliviado por no tener que ir a caballo, sino en el carro, aunque sea en el pescante. No es que un viaje a lomos de caballo fuera a hacer un gran favor en su no demasiado buena salud... Además, la última vez que fue a caballo... no, mejor no recordar eso. Dominic consigue evitar un evidente escalofrío con cierto esfuerzo.

Dominic parece distraido mientras se sube al caballo, posiblemente perdiendose algun importante detalle por culpa de esa distracción...

Montados en vuestros medios de transporte (Leonor sobre Albor, Ser Agen sobre Tormenta y Dominic sobre... el pescante de un carro junto a un campesino de nombre "Pete") partís de la Torre, por la avenida principal, hacia las puertas de Antigua.

El sol ya ha salido, y os dais cuenta de que, como vuestro rumbo va a ser hacia el este, va a deslumbraros. Ser Agen parece algo molesto, pues el prefería haber salido unas horas antes. No obstante, la temperatura es agradable en esta mañana veraniega, los pajaritos cantan y Pete no parece muy hablador.

Salís por las puertas sin que os interrumpan y os ponéis en camino hacia la desembocadura del Mander.