Partida Rol por web

El singular grupo de desconocidos se encontraba perdido en un hotel de mala muerte, cargando con un desmayado y la duda aflorando en ellos. Había que decidir qué hacer y rápido. Saliendo por la puerta se divisaba el aspecto de un pueblo común, de aquellos cuyo nombre ni siquiera se mencionaba en el mapa. Casas de modelo antiguo, construidas con madera completamente y con un tono de abandono evidente, reforzando la idea por su pobre acabado y la pintura, de un amarillo pálido, se diluía lentamente dejando manchas del color natural de la madera. El motel parecía ubicarse casi en el centro del pueblo, que por lo que se divisaba en el horizonte no era precisamente pequeño. Al otro lado de la calle donde estaba el destartalado motel había un par de viviendas con puertas colgando en un intento por aferrarse al marco. Pasando la esquina, un bloque de negocios en donde el único anuncio que se mantenía en pie presumía su nombre; "Paraíso del Pez Joe's". De resto, las demás tiendas habían perdido su anuncio por seguramente el paso del tiempo, aunque sus puertas estaban destrozadas. Al fondo del pueblo, mirando al paso que conectaba las viviendas con el bloque de negocios, se lograba observar a duras penas una iglesia de arquitectura Colonial con dos torres de campanas, siguiendo el aspecto decaído de todo el pueblo. Esta iglesia estaba situada al lado de una plaza que se podía deducir, había sido una plaza de mercado porque aun quedaban establecimientos de madera. No se podía observar nada más allá.

Girando la mirada hacia la derecha, se podía ver con no mucha facilidad una carretera interestatal que seguramente llevase a otro pueblo o hacia alguna ciudad. Llegar hacia esta parecía relativamente sencillo. El camino de la carretera estaba rodeado por un mar de arboles que componían un bosque. Observándolo, parecía enorme. A la izquierda, un edifico de la misma arquitectura de la iglesia, de época Colonial que parecía ser usado como alcaldía del pueblo en tiempos donde aun había gente. Fuera de esas tres estructuras, no se visualizaba nada más que llamase la atención y era incierto lo que hubiera detrás del Motel. 

Quedando en aquella posición, espalda pegada a la pared junto a la puerta, en un giro quedando afuera del recinto sentí el viento arremolinar mis cabellos, poco favor que le hacía a mis mejillas acaloradas víctimas de la vergüenza a la que yo misma me había forzado tras aquella disertación.

-“Eso fue vergonzoso"

Pensé, dejando atrás aquel momento, a la espera de la decisión que tomarían los hombres del grupo  aunque la lógica indicaba que sería el plan más juicioso, mientras mis ojos se acostumbraban a mi nuevo entorno de pueblo abandonado. Entrecerré los ojos un poco, estudiando con calma las diferentes perspectivas ofrecidas. En realidad no me apetecía explorar el pueblo, sentía que sería más útil quedándome en el hotel, cuidar de Dagon que a estas alturas seria solo un peso muerto con el que cargar, e investigar algo en aquel hotel.

Sin embargo guarde silencio esta vez disfrutando por unos instantes el poder respirar al aire libre sin aspirar ese hedor a decadencia que ofrecía el destartalado motel.

Leon Furikawa fue uno de los primeros en salir del lugar, incluso cuando única chica del grupo se encontraba hablando el muchacho se había detenido para atender a aquellas palabras pero sin mirar en ningún momento, cuando la joven había terminado el pelirrojo salió del lugar para contemplar la nueva escena que les deparaba, intentaba no sorprenderse demasiado por los detalles del lugar ya que empezaba a convencerse de que todo era creado por algún Stand o incluso la habilidad de alguno de los presentes. 

El muchacho guardo silencio por unos instantes notando como la chica salía detrás de él, nadie había hecho una palabra hasta el momento, quizás la joven había actuado con una personalidad algo intimidante para los demás en aquella situación, él en tanto necesitaba mantenerse algo al margen de todo ello y sacar sus propias conclusiones, en mucho compartía en las opiniones de la chica pero era demasiado idealista pensar que alguno de los presentes no fuera un miembro de los enemigos. Acomodo a Dagon quien reposaba en su hombro derecho y miro de reojo a la joven, fue una mirada algo fría pero no distante como si intentara comunicarle ciertas cosas con ella. -Jocelyne-san. -El tono se mantenía igual de educado que antes. -Me agrada que quieras mantenernos a todos unidos. Aunque es dificil poder decir que confió en cada uno de las personas que estan presentes. -Giro el cuerpo en 90 grados para observarle mejor. -Concuerdo contigo en muchas cosas. -Su mano izquierda que anteriormente se encontraba en el bolsillo de su pantalón esta vez se movía para gesticular de mejor manera sus palabras e incluso su rostro algo rudo parecía mostrar algo de suavidad al mirarle. -Deberíamos mantenernos juntos pero solo quienes piensen de igual manera, no obligare a nadie. Necesitamos suministros urgentemente aunque algo me dice que investigar más sobre ésto solo nos traerá problemas, pero no veo otra opción, si quieres investigar lo haré contigo. -Cuando dijo esto último se llevo la mano libre hasta la nuca, la rasco levemente y luego siguió con su discurso. -Pero también lamento decirte que no puedo hacer lo que me pediste, puedo dejar a Dagon en una habitación pero no te dejaré sola. -Esbozo una leve sonrisa e incluso hizo un amago al sentir que su rostro sonrojarse levemente para añadir a toda velocidad. -Además creo saber como funciona mi Stand, no lo he comprobado pero es una teoría. No tengo problemas en decirle como funciona a quienes se quieran unir. -Asumía que Kouhei sería uno de ellos y el sujeto del Muay Thai también lo haría, al menos ellos habían demostrado algo de interés a la hora del ataque, el chico de trenza blanca le parecía un poco más inestable, quizás era su Stand o que haya estado en la retaguardia, aunque le interesaba saber como funcionaba su Stand tanto como el de los demás. -Creo que necesitaremos cuidarnos las espaldas desde ahora. Aunque debo decir que si debo elegir entre quien deba salvarse, seras la primera opción. -No mentía, su estilo de vida siempre había sido la de un caballero, ya sea para ayudar a los más débiles o para ser de utilidad para una mujer o un anciano, su cuerpo le pedía que actuara de tal manera, es por ello que sus ojos demostraban esa honestidad poco vista en donde las palabras sobraban. Volvió a mostrar una sonrisa mientras esperaba que los demás salieran, estaba dispuesto a compartir las habilidades que pensaba que tenía su Stand mientras los demás mostraran la misma lealtad al improvisado grupo.

Un constante y molesto sonido de goteo te levanta radicalmente de lo que parecía un estado total de desmayo. Al despertar, te sientes completamente confundido. ¿Qué lugar era este? Que tú recordaras, la noche anterior no había tenido nada de extraño y te habías tendido en la cama de tu casa. ¿Por qué estás aquí? Al analizar la habitación, sientes una extraña brisa que entra por alguna parte del techo, notas que te levantaste sobre un maltrecho colchón con los resortes salidos y que te encuentras exactamente en la esquina de la habitación. Buscando detalles, notas que a tu izquierda se encuentra una butaca de madera con una carta que reposa en su superficie. Antes de tomarla, detallas que en la esquina paralela a ti hay una escalera de madera que lleva hasta lo que parece una pequeña compuerta que deja pasar pequeños rayos de sol por sus rendijas, notando inmediatamente que es de día. Sin más opción que ir por aquella escalera, tomas la curiosa carta y te diriges hacia esta. Al escalarla y abrir la pequeña compuerta del techo, una ráfaga de brisa te impacta en la cara sin hacerte perder el equilibrio. Llegas hacia el siguiente piso, y al visualizar el ambiente, notas inmediatamente que hay una campana colgando enfrente de ti además de una imponente vista que detalla un pueblo pequeño rodeado por un bosque gigantesco. Te estremeces un poco por la notable altura y reconoces el lugar como el campanario de una iglesia, además de recordar otra compuerta en el piso inferior que seguramente llevara hacia una salida, cosa que no habías detallado al ver aquel habitación, pero ahora recuerdas.

Mientras observas tan imponente vista, detallas donde te encuentras. No parecía nada imponente aquel pueblo, tenia arquitectura colonial y parecía abandonado, con edificios evidentemente desgastados por el tiempo. Además, detallas al fondo del pueblo lo que parecía un Motel con un anuncio destartalado que no se podía detallar por lo lejos que estaba. A la derecha, un edificio algo grande que parecía una alcaldía. A la izquierda, lo que parecía la entrada a una carretera interestatal. De resto, un mar de arboles rodeaba todo el pueblo y al intentar ir más allá de la vista, todo se bloqueaba por montañas. Te decides a bajar, no sin antes leer la carta que sostenías en tus manos, con un curioso sello de cera roja con una H en esta, lo destapas y lees su contenido:

"Bienvenidos sean al jardín del Edén que he formado, alejado de la toxicidad del mundo que dejó contaminar sus venas de petróleo y humo para criar a seres aun mas putrefactos. Yo, que he desvelado la manera de limpiar este mundo arrancando su maldad de raíz, he decidido tener piedad con 7 seleccionados que harán parte de mi mesa redonda angelical donde se creara el nuevo mundo limpio y perfecto. Aquellos privilegiados son ustedes, seleccionados por la Lanza de los Cielos para habitar el nuevo mundo. Pero antes, deberán probar que son dignos de pertenecer a mi legión de caballeros celestiales"

-Stairway to Heaven

Detallas el contenido con algo de impresión, y te dispones a bajar hasta lo que se suponía seria la capilla.

Me asome por la puerta para ver como era el paronama... todo parecía tan abandonado como el hotel. Si este lugar era un "jardín del Eden" como prometía la carta, desde luego el que la escribió estaba loco y ciego, o simplemente loco. Jocelyne y Leon comentaban cosas sobre ir en grupo y demás tonterías por el estilo. Era obvio que Leon quería "llevarse muy bien" con Jocelyne, no queriendo dejarla sola y tenerla siempre vigilada... seguro que como es la única chica del grupo piensa que necesita protección constante.

Bah, el apocalíptico paisaje me quitaron las ganas de salir a ningún lado. Sin mediar palabra, me volví a meter en el hotel y me dirigí a las escaleras -León, ¿has terminado de tirarle los tejos a Jocelyne?. Vamos ya a una habitación y dejemos a Dagon en una de las camas, y si tantas ganas tienes de no perderla de vista que nos acompañe arriba- le dije con el mismo tono serio de siempre desde la barandilla de la escalera -Vosotros dos os podeis encargar de Dagon, yo mientras investigaré las habitaciones. Recuerdo ver, aunque mejor dicho oler es más adecuado, a un tío fumando en la barandilla cuando salí de mi cuarto, y no lo he vuelto a ver... supongo que estará muerto o dormido. Además comprobaré si hay alguno de nosotros que no haya salido de su cuarto por miedo o inconsciencia- expliqué con calma el procedimiento a los dos y luego miré a los demás -Los demás haced lo que queráis: averiguad que hacen los Stands, organizad exploraciones ,pimplaros una botella del minibar, investigad la planta baja del hotel... me importa poco, no soy vuestro jefe; pero que al menos sea algo productivo si de verdad tenéis la intención de sobrevivir- dije.

Luego con un gesto indiqué a Dark Paradise que me siguiera escaleras arriba y volví al piso de las habitaciones -Siento que estáis desarrollando una leve sensación de molestia contra ese tal León... ¿a que se debe eso, mi señor?- dijo mi Stand mientras levitaba hacia mi. La miré con apatía -Ahora no te he pedido que hables- le dije fríamente. Ella echó la cabeza para alante -Lamento haberos importunado- dijo a modo de disculpa antes de enmudecer.

- Keeee... ¿Qué cojones? Kekeke... - murmura Gabriel para si mismo cuando abre los ojos y ve el panorama - Kekekeke... tío ¿donde está lo divertido de despertarse en un sitio al que no recuerdas haber llegado si no ha sido por una noche de fiesta y drogas? Kekeke...

El muchacho se incorpora rascándose el cogote y mirando alrededor. Rápidamente comprueba que se encuentra en buen estado, que no tiene heridas ni cicatrices sospechosas. Luego examina el lugar y la carta llama poderosamente su atención. La coge y la guarda, pues decide que es más importante comprobar donde está realmente y como ha llegado a este sitio. 

Al llegar a lo alto del campanario silba impresionado por las vistas

- ¡Pfeeeeeeeeeew! Kekekeke, que gusto más barroco tiene el que haya montado todo esto. Me gusta, kekekeke. - Dice tamborileando con los dedos en la cornisa. Luego, llevado por la curiosidad lee la carta, y cuanto más lee, más sonríe. Finalmente estalla en una carcajada -  ¡KEEEEEEEEEEEKEKEKEK! ¡Qué tipo más dramático, por favor, kekekekekek!

De pronto, de un salto se sube a la cornisa del campanario, apoyándose en la campana para no caerse, y con todas sus fuerzas grita al pueblo vacío:

- ¡DE ACUERDO! ¡ME GUSTA TU ROLLO ASÍ QUE JUGARÉ A TU JUEGUITO! PERO NO TE EQUIVOQUES... ¡NUNCA SERÉ UN ANGEL! ¡¡¡KEEEEEEEEEEEKEKEKEKE!!! ¡ESTÁS RECLUTANDO A UN DEMONIO!

Y bajándose de un salto de nuevo comienza a descender a la calle con ganas de ver qe se encuentra. ¿El rumbo que ha decidido? ¡El motel! 

Con las mejillas muy rojas, muy quieta, apenas mis ojos viajaban entre Kouhei y Leon, confusa reacción de mi parte ante lo que habia escuchado. Shooting Star había desaparecido en algún momento sin darme cuenta, tal vez justo al cruzar la puerta, no sabía con certeza cuando.

Del pelirrojo sabía que su comportamiento se debía a su nacionalidad sin hacer caso de las alusiones de Kouhei, eso explicaba su fuerte sentido de responsabilidad y honor japonés, como el de mi padre que abandonó su carrera universitaria para ocuparse de una novia extranjera y una hija no nacida;  en tanto  Kouhei  no tenía ningún fundamento para formular lo que había dicho y de cierto modo me provocaba pesar por la humillación recibida, sobre todo por Leon que no lo merecía. De igual forma tenia ciertas conjeturas al ver la personalidad del chico de la cicatriz, pero prefería no juzgarlo sin conocer los motivos de su vida que lo hacían reaccionar de esa manera.

Abrí la boca para responder algo pero de inmediato junte los labios haciendo un morrito, inconscientemente, la frustración obrando por si sola antes de exhalar torpemente.

Al final decidí que quedarme en el hotel sería contraproducente si ya habrían varios explorando el lugar, Joseph había entrado también, sobretodo viéndolos que eran jóvenes acostumbrados a desenvolverse en peleas y riñas, muy diferente a mí que poco podría hacer frente a algún contrincante si acaso encontraba alguno en este desértico pueblo, pero a estas alturas solo valían las acciones y un plan que asegurara la supervivencia de todos, obligadamente deberíamos abarcar más territorio si queríamos que esta improvisada alianza rindiera frutos.

-Llévalo dentro, a uno de los primeros cuartos.

Le pedí a León con voz apagada, sonriéndole por un instante, refiriéndome al desfallecido Dagon que todavía descansaba sobre su hombro. Algunos pasos poniendo distancia me llevaron hasta la explanada frente al hotel, el sol calentando un poco mi piel, en silencio agradeci tan cálido y reconfortante saludo.

-No me puedo quedar aquí después de… - indique con la mirada hacia donde Koujei había subido las escaleras y al resto de los integrantes, Giovanni y Alexander-  yo iré a buscar suministros. Volveré luego. No te preocupes por mí, dudo que encuentre a nadie en este desolado pueblo.

Lleve el índice sobre mis labios debatiéndome hacia donde ir mirando a hacia los diferentes objetivos que se presentaban, antes de decidirme por el antiguo bloque comercial con su congregación de tiendas,  me volteé dedicándole una última mirada de gratitud expresando más de lo que cualquiera palabra pudiera decir en aquellos instantes. 

-Y gracias Leon.

Partiendo rauda tras mi objetivo.

Que "sorpresa", aqui todo esta igual de vacio como dentro de ese hotel de mala muerte. Por lo cual, sin duda alguna, estamos en ciertos problemas... Al salir yo no tenia mucha prisa, al final observar mis alrededores detalladamente en busca de un indicio o algo sospechoso es lo mejor, estamos bajo la mira de alguien que nos quiere muertos por alguna razon, aparte de que somos notablemente un grupo con mala quimica. 

¿Enserio quieren que nos mantengamos todos unidos? La idea me parece buena, pero en este caso, no seria logico. No conocemos las habilidades de ese verdugo, y si somos un grupo grande que no tiene ni la menor pizca de idea de como es el lugar o sus secreto, incluso podriamos estar en una gran desventaja. Me cruzaba de brazos mientras que con la parte superior de mi mano observando el panorama. -Leon, mantener grupos grandes actualmente puede ser muy problematico, necesitamos reconocer el lugar y reunirnos rapidamente en un punto de emergencia... Si algo sucede, o alguien nos ataca, diria que regresemos a este lugar e intentemos llamar la atencion lo mas que podamos, asi ubicarnos de manera sencilla y acabar con el enemigo facilmente. -Solo hay un factor incomodo, es la actitud de Kouhei ante Leon, es algo peculiar, de cierta forma son identicos, de cierta forma no lo son. -Por ahora, no digan las habilidades de sus Stands, no sabemos si el enemigo nos vigila o no, o si este lugar en si es creado por el enemigo. Decirlo al aire libre es como decirlo para que lo escuchen ellos. -Doy una media vuelta, acercandome un poco a Jocelyne, cortandole el paso.  -Puedo detectar a kilometros que eres una persona de buen corazon, oye Leon. -Le dirijo la mirada de manera seria, aunque no estoy de acuerdo y planeo ir en solitario, mi orgullo y mi honor como caballero me hacen mirarle seriamente. -Cuida de ella, al final es la unica señorita de este lugar, mi destino sera la iglesia por si alguien quiere unirse, estos tipos hablan de manera "religiosa"... Por lo cual, espero una clase de pista en ese lugar. -Me alejo de ellos, de manera pacifica mientras camino de manera tranquila, como si no tuviera prisa, observando todo mi alrededor.

Antes de proceder a bajar, Gabriel logra detallar en aquel lejano motel lo que parecía un grupo de personas revoloteando en el lugar. Solo se podía detallar su borrosa silueta, dando la sutil impresión de que eran hormigas. Una vez se dispuso a bajar por el desolado campanario, logro notar lo abandonado que estaba. Madera que lentamente se pudría, absorbiendo la humedad del sitio como una esponja. Las paredes se desmoronaban lentamente, con parches de pintura corroída que aclaraba lo desolado del lugar. Incluso las escaleras estaban destrozadas, con algunos peldaños rotos y otros ausentes. Una vez llego al final de la deprimente bajada, salió para admirar lo que sería el interior de la iglesia y en donde antaño se celebraba una misa. El lugar, alejándose de la deteriorada del resto del sitio, estaba impecable. La pintura de las paredes resaltaba alardeando de su hermoso brillo, sin manchas notorias y con un amarillo apagado que acompañaba todo el lugar. Todo el lugar parecía ser hecho de piedra caliza, sin rastros de ladrillo o de madera además de las sillas que parecían recién pulidas. Se lograba ver el lugar algunas estatuas de santos y al final del recinto, una enorme puerta de madera que yacía cerrada. Pero algo extraño había en el lugar. Una incómoda presencia que no daba rastros físicos, pero se sentía como penetraba con su perturbada mirada. 

Al dirigir la mirada hacia la mesa en donde vendria estando el sacerdote, un escalofrio recorre el cuerpo de Gabriel. Se siente fuertemente observado por una extraña presencia, intensificandose en ese lugar concreto. Incluso sobrevuela la idea de que aquella aparicion miraba fijamente hacia los ojos de Gabriel. Mientras Gabriel se perdia observando, un subito ruido ataco sus sentidos y lo forzo a girarse. Detras de el, habia una persona que lo observaba con el mismo peso que la presencia que invadia el lugar.

Al detallar a la repentina aparición de aquel sujeto, Gabriel logro notar a un hombre con una altura intimidante. Vestía una gabardina elegante que le llegaba a su cintura, de un rojo Carmesí que recordaba al color del vino, con finos bordados y sin rastro de botones. Se detallaba que debajo, portaba una camisa blanca con un pañuelo blanco de algodón en el cuello. Lo más notorio de aquel hombre, que además tenía finos zapatos de cuero, era que una brillante cabellera plateada caía sobre sus hombros, con un aspecto tan elegante que pareciese que perteneciera a la antigua aristocracia. Aquel hombre camino con fino paso por la capilla mientras observaba con placer a Gabriel. Una vez estuvo a considerable cercanía, separo sus labios para hablar.

-Se Bienvenido a la humilde cuna del nuevo paraíso, alejado de la inmundicia de la cruenta sociedad moderna. He de suponer que habrás leído la carta que nuestro nuevo anfitrión del renacimiento ha preparado para sus herederos del paraíso.-Aquel elegante hombre, con un reluciente e impecable semblante, hablaba con aires de superioridad y a la vez una fina etiqueta.-Habeis sido elegido por la Lanza de los Cielos por tu fina alma y habeis sido traido aquí para admirar el Apocalipsis y el renacimiento de la sociedad. Alegraros, sois el unico que aun no ha desertado apegandose a los contaminados ideales del Rebelde, me alegra que vuestra alma se conserve limpia.

La vista de posible gente con la que interaccionar en la lejanía aviva aún más las ganas de Gabriel por participar en este extraño juego del que apenas sabe nada. El descenso por la antigua edificación es enriquecedor: donde otros verían tristeza y decadencia Gabriel ve gran cantidad de información útil. Desde los gustos de su captor a su habilidad para emplazarles en un lugar de gran antigüedad, lo cual sugiere un elevado poder adquisitivo para mantener el control de una ciudad de esta índole, bien mediante su adquisición monetaria o el empleo de alguna medida de seguridad que mantenga a los potenciales curiosos alejados.

Está rumiando estos detalles en su rubia cabeza cuando comienza a sentirse observado. De nuevo el chico reacciona de manera opuesta a lo que lo haría la gente normal: en lugar de tensarse y adoptar una actitud defensiva ante el miedo, Gabriel relaja su postura y comenta en voz alta:

- Kekeke... ¿Qué es esto, juegos de fantasmitas? Si piensas que va a funcionar... ¡estás muy en lo cierto, kekeke!

Y es entonces cuando capta por el rabillo del ojo a un hombre que le observa. Con una sonrisa mordaz, casi impaciente, el joven Arson escucha la perorata grandilocuente del sujeto, tras la cual suelta una breve risa:

- ¡Keke! Amigo, si tengo alma alguna no apostaría demasiado por su limpieza, keeeeeeeekekekeke... pero si eso es lo que crees, me da lo mismo - dice encogiéndose de hombros tras lo que le señala con el índice y el pulgar de la mano derecha haciendo un ángulo recto - Pero ya pillo lo que dices. Los de ahí fuera son mis "enemigos", ¿no? Los "rivales" a los que hay que vencer en este jueguito. Ok, ya dije antes que me apuntaba. ¿Qué tengo que hacer?

Mientras habla se guarda las manos en los bolsillos y se apoya en uno de los desvencijados y antiquísimos bancos de la iglesia con pose relajada. No sabe qué puede querer de él realmente este hombre ni qué es esa presencia inquietante que le observa y con la que por instantes habría jurado cruzar la mirada, y como a cualquiera, eso le da algo de miedo y le pone nervoso. La diferencia es que en lugar de tratar de encerrar y destruir este miedo, Gabriel lo deja correr libre mientras se pone una capa de humor ácido por encima. Aceptarlo es mejor que bloquearse por él.

Las primeras palabras luego de las suyas fueron las de Kouhei quien al parecer había sido molestado por su actitud con Jocelyne, la mirada del pelirrojo era tranquila e intensa causando ese matiz de interés y desinterés al mismo tiempo. Cuando el pálido paso junto a él no pudo evitar soltar unas palabras desde la altura y mirando directamente al rostro del chico. –Ha..Ya veo, eres uno de esos. –Acto seguido no siguió escuchando con demasiada atención sus palabras, los de su tipo tendían a ser personas más solitarias y autoritarias buscando el bien personal suponiendo que todas sus ideas serían las correctas, no eran las mejores para trabajar en equipo aunque quizás todo era parte de su personalidad algo errática que estaba demostrando.

Había pensado en dejarle a su suerte, que le asesinaran al ir individualmente le habría dado igual, al menos eso pensó en el momento pero la verdad no podría perdonarse si es que aquello sucedía, ya que a pesar de tener una actitud tan insoportable ya sabía su nombre y con eso bastaba para sentir que debía ayudar si se encontraba en problemas. Kohei ya había pasado por su lado y estaba cerca de las escaleras y cuando éste se giró para subirlas el muchacho apenas movió los dedos índice y pulgar como si estuviera lanzando una piedra o algo por el estilo, por un momento se pudo apreciar como una pequeña luz se encendía levemente entre la distancia que separaba a Kouhei con Leon y desaparecía enseguida, aquella luz no había sido más grande que una mosca o incluso era de menor tamaño, el pelirrojo miro de reojo a Jocelyne ya que si había puesto atención habría notado aquello y en voz baja le comento. –Descuida, es solo un marcador. Funcionará como un radar, me permitirá saber dónde se encuentra aunque no puedo saber si algo le sucede. –Pronuncio amagando una especie de sonrisa tranquilizadora.

Pronto se acercó el chico que también había demostrado que sabía combatir, no sabía nada de él pero parecía confiable, sus palabras fueron asertivas y dejaba en claro su punto de vista, tenía claro que mantener al grupo demasiado unido les hacía presas fáciles pero permitir que todos se fueran por sus caminos prácticamente era permitir que les cazaran uno por uno, si él fuera el verdugo y con las habilidades que había demostrado tener fácilmente podía atacarles por sorpresa e ir acabándolos. –Tú también viste la habilidad de ese sujeto. Dudo que Dagon no haya hecho nada porque sus sentidos estaban disminuidos por el alcohol. Sea quien sea puede matarnos a todos uno a uno de manera fácil. Realmente hubiera preferido ir en duos para que al menos uno saliera con vida. –Ya habían intercambiado ideas lo cual dejaba más abierta el abanico de posibilidades aunque al parecer todos realizarían sus propias ideas. Cuando el muchacho se giró hacia Jocelyne para comentarle unas cosas Leon no dudo en volver a mover su mano derecha y depositar la misma masa que había hecho con Kouhei en la ropa. Antes de que Alexander se fuera el muchacho quiso agregar algo. –Hey, hay algo en lo que te equivocas. No soy yo quien debería cuidarla, todos deberíamos hacerlo entre nosotros. –Acto seguido permitió que éste se fuera y camino hacia Jocelyne para subir las escaleras, al quedar arriba el muchacho vio los dormitorios, observo nuevamente a la chica y con rostro algo inerte debido a la situación decidió acercarse antes de que ésta decidiera a donde ir, llevo su rostro hasta el costado de ella separados por menos de un metro de distancia, dijo unas cuantas cosas cerca de su oído y acerco su mano izquierda hasta un costado del cuerpo ajeno. Se alejó con una leve sonrisa y entro a la habitación luego del agradecimiento ajeno, al parecer los caminos de todos se separaban esta vez. 

El aroma del joven, extrañamente dulce pero sin dejar de ser varonil se mezclaba con el olor a alcohol de Dagon, quien no parecía mostrar señales de querer despertar, sus labios se acercaron pulcramente al oído de la chica y con voz calmada, a la par que ésta podía sentir como el chico acercaba su mano izquierda hasta su cintura, éste dijo. –Ten cuidado con esto. Es parte de mi habilidad y te ayudara si te encuentras en problemas, no lo toques con las manos desnudas ya que puede causarte mucho daño, a menos que sea necesario. Si estas en peligro lánzalo con una mano y luego de tres segundos exactos causara una gran explosión de unos 3 metros cuadrados. Procura estar alejada de ella cuando eso suceda. –Su rostro se alejó y mostraba una leve sonrisa mostrando una especie de esfera del tamaño de una pelota de tenis, parecía estar cubierta por un manto y tenía un aspecto de intangibilidad casi etérea como si fuese lo que algunos llaman “Ectoplasma” o más bien como si alguien hubiera concentrado el aire y ese fuese el resultado. Parecía estar pegado a tu cuerpo y aunque pareciera inofensiva lo mejor era seguir los consejos de quien la creo. 

Pasado un tiempo en aquel repugnante sitio, el grupo había tomado rumbos separados.

Tras el choque personal entre Kouhei y Leon, en donde habían quedado claras las diferencias entre ellos, se empezaron a separar. Jocelyne, en ansia de buscar víveres para abastecerse en aquel abandonado pueblo, se dirigió hacia el bloque donde antiguamente habían comercios. Alexander tomo rumbo hacia la iglesia en busca de algún rastro de sus captores, solo acompañado por el polvo que rondaba en todo el pueblo. Kouhei, Joseph y Leon aun seguían en el Motel, cargando con el peso muerto del cuerpo de Dagon, que aun tenia rastros de vida por su constante respiración. 

La mayor concentración de gente tras la división del conjunto de desconocidos seguía en el Motel, teniendo que soportar el hedor a humedad añejada y el deprimente estado del sitio. Leon, para liberarse de la carga de Dagon con la esperanza de que este despertase, dejo que reposara en el cuarto próximo a las escaleras. Tras soltarlo como un costal de papas en la cama del cuarto, salió de este. Kouhei, que había tomado rumbo hacia el piso superior primero, logro notar la ausencia de aquella persona que pasado un rato estaba fumando. Su presencia se había esfumado completamente, dejando la idea de que había abandonado el lugar sin informar. Esta idea sería válida, de no ser por una inquietante escena en donde había estado aquel muchacho. En el suelo, yacía una colilla de cigarro aun encendida y consumida hasta la mitad, dejando un aroma a nicotina que apestaba juntándose con el olor de la decadencia. La colilla había sido abandonada junto con un estremecedor charco de sangre en el suelo. Además de esta mancha carmesí, había una marca rojiza en la pared que lentamente escurría el terrible líquido vital por su superficie. Aquella mancha solo podía significar que le habían aplastado la cabeza a alguien con una potente fuerza, sin siquiera afectar el concreto del muro.

¿Acaso aquel atroz rastro significaba que habían asesinado al fumador? Si era asi, ¿dónde estaba su cuerpo inerte? Tras darle una ojeada a la escena del crimen, se podían vislumbrar gotas de sangre que llevaban a la esquina del piso superior. Tras seguirlo, se había encontrado el cuerpo sin vida de Joan, lleno de golpazos en el cuerpo y con la cabeza magullada.

Alexander, solamente acompañado por la presencia de su Stand, se dirigia hacia la Iglesia que vislumbraba casi en el fondo del abandonado pueblo. Todo el sitio rebosaba de polvo en sus abandonadas calles, con el unico rastro de sociedad moderna con sus pavimentadas carreteras. Se sentia lo abandonado del lugar a tal punto que uno podia imaginar como antaño, la gente transitaba en el sitio imaginando que este seria su hogar eterno. El polvo era el unico remanente de vida, circulando por el aire con el alma de sus habitantes. Tras caminar por un momento, Alexander escucho un potente eco de lo que parecia ser un grito a pulmon herido, tan lejano que no se lograba notar siquiera lo que decia. Lo unico deducible, era que aquel sonido procedia del campanario de la Iglesia. Pero, antes de lograr ir en socorro por el grito, Alexander se vio rodeado por una extraña e inquietante presencia. Un sinfin de miradas lo invadian, sin lograr avistar quien lo observaba. ¿Venian de algun callejon? ¿La ventana de alguna casa? ¿Las alcantarillas? Lo unico cierto es que penetraban en el, casi como si observasen su misma alma con curiosidad asesina.

Jocelyne, solamente acompañada por la presencia de su Stand, se dirigió al otro lado de la calle, con rumbo hacia el bloque de comercio. Mientras caminaba por el abandonado pueblo, sentía los rastros de lo que había sido un lugar activo y lleno de vida. El bloque de Comercio estaba en un estado deplorable, con el polvo rondando en los anaqueles donde antaño se vendían vegetales. Casi parecía que aquella estela de polvo cargaba con las almas de los antiguos habitantes, que aun no estaban listos para dejar su hogar y bailaban entre las corrientes de aire, recordando su vida pasada con nostalgia. 

La tienda que mas llamaba la atención era la antigua pescadería, situada exactamente en la esquina de la calle y reluciendo un letrero de madera con tonos de azul, un dibujo minimalista de un pez y debajo de este, letras blancas que detallaban: " Paraiso del Pez Joe's". El único alimento que Jocelyne había logrado rebuscar en aquel abandonado sitio, había sido un pequeño costal con lo que parecían Manzanas Verdes, algo afectadas por el polvo pero aun comestibles. Lo más notorio seria rebuscar por algo más en la pescadería, pero observando de reojo su interior solo se vislumbraba un intimidante vacio oscuro. ¿Cabía la posibilidad de que el congelador del sitio aun sirviese? ¿Que podría ocultar aquella capa de oscuridad?

Mi camino finalmente se habia fijado. Al escuchar las palabras de Leon, no pude evitar esbozar una sonrisa de sorpresa, mas no creo que lo haya notado debido a que ya estaba en marcha, su punto de vista tambien es correcto. Pero... El caballero de llamas no puede ser ese "verdugo", su forma de hablar me lo confirmo. Alguien mas vendra hacia cada uno de nosotros, pero la pregunta es... ¿Quien sera el primero, en este juego infernal? ¿Y cual sera el proposito? No lo comprendo muy bien, pero mientras me mantenga con vida, podre dejar eso en segundo plano. 

-Me pregunto que clase de lugar sera este... Es una mezcla entre el pasado y el presente. -Dije en voz baja, aunque... La verdad, ¿Como puede uno enterarse de los poderes de los demas? Seria complicado, pero si mi poder no me falla, podria engañar a mi enemigo haciendole pensar de que mi poder es otro... Y asi, arrinconarlo. Pero todo eso cambio, cuando escuche un terrible grito en el campanario. -¿Hmmm? -Dije reaccionando de manera tranquila, pero completamente alerta, aunque... ¿Que... Que es este sentimiento? ¿De donde proviene...? -Algo me esta vigilando... ¿Sera acaso un enemigo...? -Seguramente tiene que serlo, quizas, el grito incluso puede ser alguna clase de trampa.  Si entro en la iglesia, podria haber una emboscada, pero... -Parece que es momento de probarte, Fade to Black. -Dije liberando mi Stand, haciendo que la gravedad en mi cuerpo se redujera de manera totalmente considerable, pero solo en un area de 3 centimetros hacia el exterior de mi piel. Ahora puedo moverme al campanario de manera facil con un salto... Pero intento crear de manera frontal, cierta fuerza gravitacional que me empiece a jalar hacia adelante, mas no afecte alrededor, siempre manteniendo mis 3 centimetros, para saltar y poder llegar como si estuviera volando hacia el campanario directamente, evitando una entrada directa. Incluso... La idea es simple. Engañar a mi enemigo con mi Stand y su habilidad, y evitar un confrontamiento directo...

Ante el comentario de Leon, lo único que hice fue dedicarle una mirada vacía antes de terminar de subir las escaleras... como que me importaba mucho su opinión. -Puff... al final después de querer que nos quedasemos juntitos, ahora es ella la que se larga... bah- pensé apático cuando vi a Jocelyne irse. Encima me había quedado con Leon, aunque al menos había otro chaval, Joseph y así no iba ha haber tanto mal rollo. También noté que Dark Paradise no me seguía, ya ni estaba, supongo que aparecería si la llamaba. Sin perder más el tiempo, empecé a buscar al fumador o algún rastro de él... cosa que no tardé en hallar.

Un cigarrillo medio quemado, un manchurrón de sangre en el suelo, otro en una pared que todavía se deslizaba hacía el suelo... no había que tener estudios universitarios para darse cuenta de que había pasado -Ese tío ha muerto, y lo han matado hace poco...- dije sin mostrar mucha pena o respeto por la escena con las manos en los bolsillos. Aún no había visto el cuerpo, pero vamos ¿tanta sangre en un paronama como este? No era descabellado pensar que estaba muerto -Le estrellaron la cabeza contra la pared... o una vez muy fuerte o muchas veces, y luego se han llevado el cadáver- dije apáticamente mientras seguía adelante. Había un rastro de gotas de sangre que se alejaban del manchurrón gordo, y comencé a seguirlo girando la esquina... y todo lo que dije se hizo verdad.

Ahí estaba el cadáver del fumador ese, todo lleno de golpes, magulladuras y sangre -El cuerpo está aquí...- dije a los otros dos que me seguían. Luego me quedé mirando únicamente a Joseph -Tu eres forense, encargado de una morgue o algo de eso, ¿no?. Pues todo tuyo, haber si encuentras algo útil en él... y si necesitas material o algo puedo ir ha buscar por los cuartos- le dije con desgana. No sentía nada por tener un muerto delante mía, ni la más mínima incomodidad o pesar... nada. Para mí solo era un cuerpo de alguien que ni conocía, que Joseph hiciera lo que quisiera con él, haber si nos puede decir algo práctico.