Partida Rol por web

Krakoa había supuesto una ruptura para el homo superior con respecto al homo sapiens en todos los sentidos. Un nuevo idioma, una nueva manera de entender la religión y la vida, nuevas leyes, un nuevo estilo de gobierno, una nueva sociedad y por supuesto nuevas expresiones artísticas y culturales. Eso se había reflejado especialmente en la arquitectura, con formas novedosas y rupturistas. Así que la aparición de un edificio de estilo neoclásico era todo un elemento disruptor en la isla, aunque no para la historia de los mutantes. A fin de cuentas, se trataba de una réplica exacta de la Mansión X. Por eso ese lugar había sido bautizado como Nuevo Westchester.

Cuatro jóvenes mutantes llegaron a las puertas abiertas del vallado que daba acceso a los jardines de la nueva mansión. Eran un joven asiático, una chica pelirroja, un joven de rostro huraño y una muchacha de pelo oscuro y piel pálida. Todos llevaban poco tiempo en la isla y habían sido seleccionados por el propio Hombre de Hielo para unirse a su nueva escuela.

Los muchachos avanzaron hacia la mansión cuando vieron la puerta abrirse. De ella salió el propio director acompañado del Profesor X. Charlaban entre ellos mientras iban al encuentro de los estudiantes.

Poco antes de llegar al encuentro de los estudiantes, los jóvenes escucharon al Profesor.

—Has hecho un gran trabajo Bobby—lo felicitó—. Estoy seguro de que todo irá bien.

—Gracias Profesor—le respondió justo cuando llegaban ante los alumnos, entonces el Hombre de Hielo se dirigió hacia los muchachos—¡Hola! ¡Y bienvenidos a vuestro nuevo hogar chicos!—añadió señalando la mansión—. Espero que estéis preparados para trabajar duro. Y también que sintáis este sitio como vuestro hogar.

Entonces se giró para mirar a Xavier.

—Profesor, ¿hay algo que quiera decirles antes de marcharse?

Una sonrisa se dibujó en la boca de Charles Xavier. Era la única parte de su rostro que estaba visible cuando llevaba su peculiar casco.

—No—respondió para sorpresa—. Te corresponde a ti hablar con ellos. Hay momentos en los que los mayores tenemos que echarnos a un lado. Este es uno de esos momentos—entonces se dirigió a los jóvenes—. Aprended mucho chicos. Estáis en las mejores manos.

Y tras esas palabras, el Profesor se marchó.

Hasta que llegó a Krakoa Wild no se sintió realmente vivo y que estaba en el hogar. Una parte diminuta muy dentro suyo seguramente añoraba su infancia en su casa con su familía cuando era pequeño. Pero como todo cambió al manifestarse sus poderes mutantes y la dura realidad le golpeó bien fuerte, enseguida aprendió a que tenía que pelear por sobrevivir.

Pero todo cambió con Krakoa. Ahora los mutantes tenían un hogar de verdad, y eran respetados. O al menos temidos lo suficiente como para que no les hicieran nada. Y uno de los responsables estaba juto delante suyo. A pesar de su normal caracter huraño, estaba realmente emocionado y quería darle las gracias una vez más al profesor. Pero en el último momento se sintió intimidado y se mantuvo callado.

-Gracias profesor Drake. La verdad es que Krakoa se siente así. Por mi parte estoy listo para empezar.-

Se sentía un poco tonto al decir aquello. Pero realmente quería poder hacer algo para marcar la diferencia. Por eso se había presentado a la academía. Cuanto antes aprendiera a controlar bien sus poderes, antes podría empezar a hacerlo.

La vida de Eiji había cambiado completamente en apenas unas semanas.
De ser un estudiante de instituto, más o menos normal y corriente, a mudarse a una isla que ni siquiera sabía que existía, rodeado de gente extraña, Gaijin que por supuesto no hablaban su idioma.

Se sentía raro, como si estuviera participando en una especie de experimento en el cual era un conejillo de Indias más.
La extraña arquitectura del lugar también le descolocó, sin que supiera exactamente qué clase de cultura era esa.

Pero había tomado la decisión.
Por su propio pie había decidido unirse a la Academia X, puesto que cada vez más, sentía que lo que fuera que tenía dentro se le escapaba de las manos.
Y lo que más lamentaría sería hacerle daño a su familia, o a cualquiera de sus amigos o novias.
Debería entrenar duro para controlar ese poder. Aunque entrenar era algo que llevaba haciendo desde los cuatro años, por mucho que fueran artes marciales y no poderes desconocidos.

Sí, entrenaría duro hasta controlar el poder y luego ya decidiría si seguía en esta isla, jugando a ser un superhéroe. Porque en estos momentos, no lo tenía nada claro.

Saludó con una sonrisa a sus nuevos compañeros, dándoles la mano como era costumbre en occidente.
¡Hola! Me llamo Eiji, ¡encantado!
Me alegra ver que no soy el único novato… dijo en un tono alegre, con un fuerte acento japonés.
Si quería hacer soportable su estancia en Krakoa, debería hacer amigos cuanto antes.

Poco después eran llamados por un tal Bobby Drake, el cual supuso que les haría de guía por la Academia, bastante más grande de lo que hubiera esperado.
Eiji miró al hombre del estrafalario casco que le acompañaba. Algo en él emitía un aura de respeto, casi intimidación, por lo que el japonés le dedicó al Profesor X una reverencia llena de respeto, sin saber muy bien qué decir.

El chico de rasgos raros y piel grisácea, agradeció la bienvenida de Bobby, así que decidió imitarlo.
Gracias por la bienvenida. Espero poder acostumbrarme lo antes posible a este lugar y ser de ayuda para la Academia. dijo en krakoano, terminando con una ligera reverencia, que le salió sin querer, y debería acostumbrarse a que en ese lugar posiblemente ya no eran necesarias.

Amy caminó junto al resto hacia el edificio que destacaba en un ambiente tan salvaje como era Krakoa. Desde que atravesó el portal con su tío, había descubierto un montón de cosas interesantes. Su tío todavía no estaba cómodo con la idea de trasladarse a la nueva nación mutante...pero los cosas estaban poniéndose más difíciles en el Reino Unido...

Tampoco le hizo gracia que su sobrina aceptase la oferta de unirse a la Academia X, pero ella quería ser más positiva...quería aprovechar la oportunidad de cambiar y mejorar aunque sea un poco las cosas para todos.

A la chica le sorprendió que fuesen un grupo tan pequeño para un edificio tan grande, pero supongo que los profesores lo preferirían así. Uno de los otros chicos se presentó, le sorprendió que no se presentase con su nombre mutante, casi todos los mutantes con los que ella se había cruzado desde que llegó a la isla preferían presentarse con sus nombres mutantes. -Mucho gusto, yo soy Amy-dijo presentándose al grupo con una amable sonrisa.

Amy observó a señor Drake y al profesor Xavier hablando en la entrada de la nueva escuela. Era la primera vez que veía al telépata tan cerca...siempre lo había visto a lo lejos las pocas veces que se había cruzado con él. Este se marchó, posiblemente para atender asuntos del consejo o algo parecido. 

Eiji y el otro chico dijeron un par de palabras a nuestro nuevo profesor y la pelirroja asintió y sonrío. -Nos esforzaremos al máximo-respondió la chica sumándose a los comentarios de los otros.

La otra chica se quedó mirando a sus compañeros algo separada de ellos, hasta que vio que todos esperaban que dijera algo.

—Soy Azaarah. Azarah Aspros, encantada.

Era curioso como el krakoano se adaptaba a los diferentes idiomas nativos de cada uno de ellos, sonando distinto en función del propio acento. ¿Era así como se esperaba que sonara el esperanto si este se hubiera implantado en todo el mundo?

—Eiji, Amy, Azarah—repasó los nombres de los alumnos—. Así que tú debes de ser Nicholas. Yo soy el profesor Drake, el director de la Escuela de Krakoa para jóvenes dotados. Aunque soy más conocido por ser el Hombre de Hielo, uno de los miembros de la Patrulla X original.

Durante unos segundos, se transformó en su forma de hielo. Aunque no tardó en volver a la normalidad.

—Entre otras cosas, os daré clases de matemáticas y economía—entonces empezó a andar—. ¡Seguidme! Os enseñaré la mansión. ¿Alguien tiene alguna pregunta?

Eiji no entendía muy bien cómo sabía hablar krakoano, pero eso le había ahorrado muchos problemas ya que no era precisamente un genio de los idiomas.
Las dos chicas se presentaron como Amy y Azarah, realmente no sabría decir de qué país eran, aunque ahora eso ya daba igual, porque todos eran krakoanos.

Bobby les mostró su versión de hielo, un truco bastante imponente, dado que imaginaba que su poder sería legendario.
Uno de los X-Men originales, aquello era un honor. Lo poco que sabía de ellos, era que habían participado en incontables batallas para salvar el mundo, y tener a alguien así como su guía, era un honor.

¿Cuantas personas viven aquí?… en la mansión, me refiero… preguntó con cierta timidez.
Parecía lo bastante grande como para albergar a varias docenas de personas.

-Sí. Soy Nicholas, pero me gusta más mi nombre mutante. Si fuese posible.-

Seguramente lo que hablaba era la terquedad de la juventud. Ya que aunque lo había pasado mal por culpa de los humanos, no era el único aunque esperaba que fuese de los últimos. Y si todo iba como decían en Krakoa eso era algo que ya pasaba.

Después se centró en recordar los nombres de los demás, y estuvo atento a sus preguntas. Que aunque a él también tenía curiosidad, lo que más le apetecía era empezar cuanto antes el entrenamiento de sus poderes.

-¿Cuantos profesores más hay en la mansión?-

La británica escucha las presentaciones y asiente, memorizando todos los nombres. El que se llamaba Nicholas, insistió en que le llamasen por su nombre mutante, lo cual parecía la tendencia en Krakoa, al menos con otros habitantes con los que había hablado.

La pregunta de Eiji era realmente interesante y escuchó con atención la respuesta del Hombre de Hielo, el cual antes hizo una pequeña demostración de sus poderes mostrando su forma de hielo, la cual era bastante impresionante la verdad. -¿Y quienes son los otros profesores? ¿Habrá más estudiantes?-añadió la joven. A lo mejor ellos eran o el primer grupo o el último en entrar.

—Así que prefieres tu nombre mutante—repitió Bobby girándose hacia Nicholas—. Ya lo esperaba, ¿pero sabéis a qué habéis venido aquí? No estás aquí para ayudar a la Escuela o para ser los mejores mutantes. Habéis sido invitados para enseñaros a ser héroes. Y un héroe no entiende de mutantes o humanos. Con resentimiento hacia los humanos, en el mejor de los casos serás un soldado. Pero nunca un héroe. 

Antes de subir por las escaleras que llevaban a la puerta de la mansión, el Hombre de Hielo se detuvo y miró a Wild Thing a los ojos.

—Además, aunque pueda ser lo más básico, ser un héroe no es sólo derrotar al villano. Tendréis que ganaros la confianza de gente asustada en el peor momento de sus vidas. ¿Quieres ganártela usando un nombre que muchas veces es amenazante? Puedo entender lo que hay en tu corazón Nicholas, pero mi deber como profesor es hacer todo lo posible porque expulses ese sentimiento.

Después del pequeño discurso, Bobby se internó en el edificio.

—En la escuela viviréis vosotros, conmigo. Y si todo va bien, poco a poco se irán uniendo nuevos estudiantes. Respecto a los profesores…

El mutante abrió la puerta y entró seguido de los estudiantes en un recibidor que rápidamente conectaba con un amplio salón. En el centro había una escalinata que llevaba a los pisos superiores y a izquierda y derecha, dos juegos de  sofás y sillones. En uno de ellos había un hombre sentado leyendo un libro. Vestía un yukata hermoso blanco y rojo, tenía la piel pétrea y el cabello largo y negro. Los ojos los tenía cubiertos con un antifaz. Al ver entrar al grupo, cerró el libro y se levantó.

—Él es el profesor Shishido. Uno de los capitanes de Krakoa. Os enseñará el resto de las asignaturas convencionales.

—¿Convencionales?

—Sí claro. Historia, ciencias sociales, ciencias naturales… Aquí cubriremos toda vuestra formación—el Hombre de Hielo hizo una pausa y compuso una sonrisa burlona—. Ya, ya. ¿Y cuando empieza la parte en la que aprendemos a usar nuestros poderes? No me he olvidado de ella, aunque no estará tan reglada. De hecho, según mi experiencia, lo mejor que podéis hacer es olvidaros de los horarios. Y respecto a la parte "heroica", también nos encargaremos nosotros, aunque contaremos con la ayuda de algunos miembros de la Patrulla X.

Wild Thing aguantó estóicamente la amonestación del Hombre de Hielo, pero aunque no dijo nada sí que se encogió de hombros un poco. Él no quería ser un héroe, y no le importaba ser un soldado si con ello ayudaba a la supremacía de los mutantes. Los humanos ya tenían a sus héroes, a muchos de ellos. Desde luego más que los mutantes.
Pero podía entender lo que quería decir el profesor. Después de todo él sí que era un héroe desde hace mucho tiempo. Y en el fondo esperaba que se le pegasen sus cosas buenas.

-Me gusta eso de cubrir toda nuestra formación. Admito que desde que tuve que huir de casa para que mis padres no me matasen he tenido descuidada esa parte.-

También saludó al otro profesor que les presentó Bobby Drake.

Eiji escuchó las explicaciones de Bobby, llegando a comprender que allí iban a darles una educación integral, y no sólo centrada en el uso de sus poderes.
Eso le daba cierta pereza, puesto que no era muy amante de los estudios.
Pero se aplicaría para dar una buena imagen, al menos mientras sintiera que su presencia en Krakoa tenía sentido.

También le llamó la atención el modo en el que Bobby amonestó al llamado Wild Thing, al cual se le notaba un fuerte resentimiento contra los humanos.
No entendía esa necesidad de separarlos en dos grupos, puesto que para Eiji seguía siendo un humano… al que de repente podía usar “poderes”.
Pero no quería verse a sí mismo como una especie distinta.
No obstante, cuando escuchó que los padres de Wild Thing habían intentado matarlo… lo miró abriendo los ojos claramente sorprendido.
¿Qué clase de padres querrían matar a su hijo?

De acuerdo, señor Drake.
Me alegro de que se tomen tantas molestias en nuestra educación. no, en realidad no se alegraba, pero en su país la gente no solía quejarse abiertamente.

El Profesor Shishido miró a los muchachos con gesto ¿severo? Era difícil saberlo con el antifaz, pero el gesto de su boca al menos lo parecía.

—Así que estos son los estudiantes—dijo con gesto serio y sin sonrisas o bienvenidas—. Bien, supongo que habrán visto algo en cada uno de vosotros. Pero eso no será suficiente. No sólo espero sólo buenos alumnos, sino a los mejores. Y cuando digo los mejores, me refiero a los mejores en todo.

Cualquiera diría que había captado que Eiji no estaba muy contento con la parte  de estudiar. ¿Lo habría hecho? ¿Tendría algún poder para eso?

—Mis alumnos serán excepcionales—dijo haciendo hincapié—. Porque he luchado en mi vida con muchos héroes, y sólo aquellos que son excepcionales han podido doblegarme en la batalla. Así que si no estáis a la altura, seréis expulsados de la escuela.

Sí, sin duda se trataba de un profesor severo y ese tenía que ser su gesto.

A Wild Thing le gustaba decir que nada lo intimidaba, pero desde luego cuando el profesor Gorgon se les acercó le costó no dar un paso atrás de manera instintiva.
Imponía respeto con su sola presencia. Bueno, más bien temor.

-No se preocupe profesor. Daremos lo mejor de nosotros. Seguro.-

Desde luego él pensaba hacerlo. Suponía que aquello sería el típico profe bueno / profe malo, y Gorgon tenía bastante de malo, y que seguramente no les echarían de verdad. Pero eso no quería decir que no se lo fueran a poner dificil.

Amy escucha la respuesta del señor Drake sobre la razón por la que habían sido elegidos para esta escuela. Tenía todo el sentido del mundo que quisieran que fuesen héroes que ayudasen tanto a mutantes como humanos. Entrenar a soldados era sinónimo de prepararse para una guerra...y esa idea hizo a la pelirroja sentirse algo incómoda...

Entraron al interior de la escuela y la joven se quedó asombrada con el interior...era enorme...la casa en la que había vivido estos últimos años con su tío era más pequeña que el salón principal en el que se encontraban.

Ven que no están solos...el capitán Gorgon estaba allí también. Amy nunca había hablado con él antes, siempre lo había visto de lejos muy pocas veces y había oído historias sobre él de otros jóvenes de Krakoa...la verdad es que ya verlo de lejos era bastante intimidante tenerlo así de cerca...Y su discurso de presentación no ayudó nada...madre mía les iba a dar caña.

El Hombre de Hielo dice que Gorgon se ocupará de enseñarles las asignaturas "convencionales". Asiente ante el comentario de Wild Thing. -Si, nos esforzaremos-añade la joven. Estaba claro que no él no iba a aceptar lo contrario.