El ensordecedor ruido provocado por el helicóptero servía de melodía de acompañamiento para aquel viaje que iba a marcar el comienzo de una misión exóticamente peligrosa.
Aún se podían escuchar por radio las últimas indicaciones que os daban desde el cuartel de operaciones en tierra firme, aquellos malditos burócratas tenían el trabajo fácil "dar órdenes sin jugarse el pellejo".
Llevabais aproximadamente 2 horas en helicóptero y faltaba muy poco para llegar a la isla.
"La misión es sencilla, el parque actualmente deberá estar evacuado de todo el personal civil y no civil de las instalaciones tras el escape de los dinosaurios; vuestro objetivo es llegar hasta los laboratorios situados en los subterráneos del centro de visitantes y recuperar los recipientes que contiene el material genético"
Se hizo un silencio mientras se producía un intercambio de miradas
"Tan solo disponéis de 24 horas para conseguirlo u os daremos por muertos. Insisto, no podemos arriesgarnos a que John Hammond descubra lo que estamos intentando hacer así que no os desprendáis de la radio si queréis volver a pedir la extracción del lugar"
Realmente iba a ser todo un reto llegar hasta el lugar.
"El piloto os dejará en el helipuerto y desde ahí tan solo tendréis que seguir rumbo al norte, todavía deberían quedar indicaciones dentro del propio parque"
Todos sabíais que se trataba de una operación encubierta, de ahí que tan solo sean tres personas las encargadas de llevarla a cabo.
"Insisto, 24 horas, ni un minuto más ni un minuto menos. Buena suerte, hemos invertido mucho dinero en esta operación"
William era un tipo simpático, intentó hacer las horas de viaje amenas, a pesar del infernal ruido del vehículo.
- Bueno chicos, parece que los jefes os han intentado dejar todo claro. Estoy seguro que vuestras nóminas están más infladas que la mía así que más vale que hagáis todo bien, porque si fracasáis igual me voy yo también al paro - dijo burlón.
- Ahora en serio, tened mucho cuidado en cuanto lleguemos, esa isla es un jodido zoo con dinosaurios sueltos... joder ¿me habéis oído? dinosaurios sueltos; intentad no hacer ninguna estupidez porque en cuanto me aviséis volveré a por vosotros... pero no tardéis más de 24 horas por Dios -
¡Bienvenidos a Jurassic Park!
Este es el post de introducción, narrad vuestras impresiones y así rompéis el hielo :D
“Casi dos años sin estar en un helicóptero, que recuerdos” pensó, aunque esa sensación no duro mucho hasta que quedara dormido en su asiento por al menos hora y media, hasta que William lo despertó. Se llevo la mano a la boca mientras bostezaba y escuchaba atentamente. —Ni uno más ni uno menos, entendido. Mas te vale que seas tú el que cumpla con la palabra William, no quiero saber que estemos en el punto combatiendo lagartijas extintas y ustedes no hayan llegado—. Resalto con tono burlón al final.
Miro por la ventanilla la isla, nada nuevo las playas e islas del Caribe eran un terreno conocido por Velasquez en su infancia, aunque lo más posible es que no hubiera salido más allá de las Bahamas. Dirigió la mano en su chaleco y busco en uno de sus bolsillos, sacando así una caja con goma de mascar y ofreciéndole una tablilla a sus compañeros levantando la voz para que lo escucharan.
—¿Alguien quiere?— Mientras les ofrecía tomo una para él y la saco de su empaque para luego llevársela a la boca mientras masticaba —Bien, me presento. Mi nombre es Joseph, Joseph Velasquez. ¿Asustados por los dinosaurios? No es que me sienta muy seguro tampoco. Al menos mientras ella no me acompañe—. Dijo mientras tomaba su fusil M16 la cual estaba equipada con un lanzagranadas M203 y una correa de colgadera.
Coloco su fusil a un lado y continúo: —Bueno, espero que un puto dinosaurio de mierda no termine comiéndome o vendré desde el infierno a quebrarle las piernas al cabron Hammond por jugar a ser Dios, pero bueno espero que podamos trabajar bien y salir sin pérdidas. No quiero que llamen a mi madre diciéndole que me convertí en mierda Tiranosaurio
Aclaro como iría vestido Joseph algo innecesario pero que tengo la mala costumbre indicar siempre como van vestidos mis personajes xD: iría vestido con una camisa manga larga de camuflaje m81 un pantalón jean con rodilleras y con una gorra del ya antes mencionado camuflaje M81, un chaleco tácito beige, botas y mochila del mismo color.
Me remuevo incómodo en el asiento, mirando de reojo a las otras tres personas que comparten conmigo el helicóptero. No son hostiles, pero pese a todo se trata de soldados, y no puedo evitar sentir que no termino de encajar en una compañía como esa. He pasado la vida entre documentos y equipos de laboratorio, donde lo más cercano a un animal salvaje es una muestra de tejido o sangre. Todo sea dicho, dos de ellos están aquí para protegerme, y verles tan seguros y confiados en sus habilidades a pesar del peligro al que nos dirigimos es reconfortante.
Las órdenes de nuestros superiores, expresadas con frialdad a través de la radio, suenan como algo distante, irreal en comparación con el sonido del helicóptero y las aterradoras imágenes mentales de los dinosaurios. Dejo escapar un bufido, entre indignado y nervioso, cuando termina el monótono discurso de los burócratas.
"Sí señor, así es como se motiva a los empleados. Sin presiones, todo muy relajado..."
Durante el trayecto intento pensar en cualquier cosa excepto en la isla, pero mis pensamientos regresan a ella una y otra vez. En otras circunstancias sería un destino idílico y vacacional, un paraíso de junglas verdes y playas de arena fina. Pero no dejo de ver en mi cabeza una especie de documental ficticio que explica las mil maneras en que un dinosaurio de más de tres metros de altura puede destrozar un cuerpo humano antes de devorarlo vivo.
Al mismo tiempo, siento cierta expectación. Curiosidad científica, quizá. ¿Cuántos hombres han podido ver a uno de esos seres? ¿Cuántos de ellos siguen vivos, después del terrible fracaso que fue Jurassic Park?
La voz de uno de mis compañeros me saca bruscamente de mi ensueño.
"¿Eh?", balbuceo, reaccionando lentamente. "Ah, no, gracias. Estoy intentando dejar el azúcar. Yo soy Stan, Stan Wingett. El genetista". Sonrío intentando que no se note demasiado mi miedo.
"Bueno, no hay por qué preocuparse, ya habéis oído a los jefes... Entramos, salimos en menos de 24 horas con todo el material, y nos vamos a disfrutar de la recompensa a una isla caribeña. Pero una sin dinosaurios", puntualizo. "Seguro que será coser y cantar, ¿no?"
No quedaba mucho para llegar a la isla y todavía podíamos escuchar las indicaciones que se nos transmitían desde el cuartel de operaciones. Aquello había sido difícil de creer para mí. ¿Dinosaurios vivos en la actualidad, creados mediante ingeniería genética? Casi sonaba a película barata de ciencia ficción, pero se había convertido en una realidad. Y por supuesto, en el parque temático todo había terminado descontrolándose cuando aún ni siquiera había sido inaugurado, provocando que los animales escapasen por toda la isla.
Nuestra misión era sencilla: procurar que aquel genetista no sufriera percance alguno, llegar a los laboratorios subterráneos y obtener los recipientes que poseían el material genético de aquellas criaturas extintas. Lo realmente dificultoso de aquella situación es que tan solo disponíamos de veinticuatro horas exactas, o no nos recogerían. Se trataba, al fin y al cabo, de una operación a espaldas de Hammond, por lo que teníamos que ser rápidos en entrar en las instalaciones, tomar las muestras y marcharnos cuanto antes.
El piloto, William, parecía ser un hombre simpático e incluso nos había advertido que tuviéramos cuidado con aquellos seres una vez que llegásemos a la isla.
-Tranquilo, nadie va a hacerse el héroe contra un T-Rex -bromeé, levantando la mirada de la fotografía que estaba mirando en aquellos momentos. Se trataba de una imagen que tenía ya un par de años y en la que aparecía yo en el centro sosteniendo a Neil, mi pequeño hombrecito, que en esos momentos apenas tenía tres años-. He visto documentales de esos bichos con mi hijo y he escuchado que incluso los grandes eran bastante rápidos. Tendremos que actuar con sigilo.
Advierto que mis compañeros se han presentado, y decido hacer lo mismo.
-Guillermo. Soy Guillermo Martínez -dije, guardando de nuevo la fotografía en un bolsillo del pantalón-. Podéis llamarme Martínez, casi todos me dicen así. -Hice un gesto de negación con la mano, rechazando la goma de mascar de Velasquez-. Lo siento. Yo tampoco soy mucho de tomar azúcar. -Sonrió ante la sugerencia del genetista de marcharnos a disfrutar de nuestra recompensa en una isla del Caribe-. No cantemos victoria todavía. Antes de cada misión, hay que ponerse siempre en lo peor para andar prevenidos. Aunque, con un poco de suerte, puede que no nos crucemos con ninguno de los bichos peligrosos.
Habíais perdido la noción del tiempo conociéndoos un poco mejor con el desagradable ruido del helicóptero de fondo hasta que William volvió a dirigirse a ustedes.
- No sé si serán buenas o malas noticias amigos pero... ¡tenemos tierra a la vista! - comentó mientras se giraba para atrás para intentar que la comunicación fuese más directa.
Si dedicabais unos segundos a mirar a través de las ventanillas podríais observar la magnitud de Isla Nublar, aquel lugar era gigantesco, mucho más impresionante de lo que os podían haber descrito en la base de operaciones.
Un par de minutos más tarde el piloto volvió a dirigirse a ustedes.
- Siento interrumpir vuestra charla pero... ¡hemos llegado a la costa! - comentó mientras el helicóptero dejó de avanzar para mantener la posición en el aire.
- Tenéis permiso para echar la escalinata hacia abajo y proceder al descenso, por lo que más queráis no os partáis el cuello con un traspiés que hay más de 10 metros de caída - dicho aquello una luz roja parpadeó en la cabina indicando que teníais acceso a desplegar la escalera y así tocar tierra.
- Id comprobando vuestro equipo, en cuanto llegue a la zona de aterrizaje descended sin llamar demasiado la atención a esos malditos bastardos que puedan estar por los alrededores -
La distancia con la isla era cada vez más inferior, ya casi podíais ver la costa debajo de vuestros pies.
- Recordad, según han dicho los jefazos lo que debéis hacer es buscar los laboratorios, no debe tener pérdida si seguís rumbo al norte hacia el centro de visitantes ¿de acuerdo? –
Ahora debéis narrar vuestras impresiones y declarar vuestro orden de descenso: 1º, 2º y 3º.
Tan solo podéis narrar vuestra intención de bajar pero no quien logra bajar y quien no.
(No continuaré hasta que en el apartado de notas dejéis con claridad el orden de cada uno)
Instintivamente me echo un poco hacia atrás, con la sombra de la duda en el rostro. Para cualquiera que me vea, es bastante obvio que no pienso bajar el primero.
"Creo que os dejaré el honor de ir delante", musito mientras compruebo que no olvido en el helicóptero ninguna de las escasas pertenencias que he traído a esta aventura.
Cada vez más cerca, la isla va creciendo bajo nuestros pies hasta que empieza a ser posible distinguir detalles en sus bosques y montañas. Resulta difícil creer que ese lugar sea un parque de atracciones y no un paraíso virgen donde el hombre nunca haya pisado. Escudriño intentando discernir la figura de algún dinosaurio, pero soy incapaz de ver nada que no sea hierba y árboles tropicales. Parecen ser lo bastante inteligentes como para saber que, si compartes el mundo con el ser humano, es aconsejable no dejarte ver con facilidad.
No sé qué harán mis compañeros, y en principio seguiré sus instrucciones, pero si de mí depende no voy a atreverme a bajar el primero...
Joseph retrajo su mano y guardo el paquete en su chaleco mientras masticaba con una sonrisa cordial a la negación de sus compañeros. —Un gusto caballeros—. Respondió a la presentación de estos y escucho lo que tenían que decir y rio entre dientes ante el comentario de Stan sobre disfrutar nuestra recompensa en una isla caribeña, no vendría mal tenía algo de tiempo sin pasarme por la zona.
Entre más se acerca el helicóptero a la isla mas se le erizaba la piel, se había tomado con un poco de relajo la situación al principio; sin embargo se encontraba más nervioso de lo que su confiado rostro mostraba. Esta misión era obviamente algo nuevo, no abría apoyo aéreo ni blindado. Los combates a distancia eran obviamente algo de lo que menos vería en esta operación, masticaba relajadamente para evitar la tensión.
En medio de un tiroteo tendría la esperanza de morir rápidamente por una bala en la cabeza o que la metralla de una explosión lo alcanzara y lo matara en el instante, sin embargo esto cambiaba completamente. Estamos hablando de criaturas que se dotaban de sus garras y dientes para despellejarte de la manera más dolorosa y sádica posible. O tal vez solo exageraba, la isla era bastante grande y podía que los animales estaban dispersos escapando unos de los otros o matándose entre ellos que no tendrían ni el privilegio de ver a uno.
Escucho a William y observo de nuevo por la ventanilla, finalmente estaban ahí. Vio a sus compañeros mientras la luz roja parpadeaba sus caras. Se mordió los labios y sonrió a los presentes. Siguiendo las órdenes de William tomo su M16 y quito el cargador y lo reviso para luego introducirlo. Estaba casi seguro que en su mente podía oír “¡LUZ VERDE SOLDADOS HORA DEL DESPLIEGUE HOAAH!”
Joseph rio entre dientes ante el comentario de Stan, se le notaba el nerviosismo en la cara. No era que él no lo estará pero al menos se sentía bien sabiendo que podía ocultarlo. Con su arma en mano se desabrocho el cinturón y se quito los cascos del helicóptero y colgó se colgó el arma en la espalda. Sosteniéndose con cuidado se acerco a la compuerta y la abrió jalándola hacia un lado y dejo caer la escalerilla —¡Martínez! ¡Bajamos primero tu detrás de mí y aseguramos la zona!— Grito mientras señalaba la zona de despliegue —¡Voy a bajar! ¡Se mi ojo en el cielo y cúbreme!
Supongo que lo mejor seria que bajemos obviamente yo y Martinez primero y aseguramos la zona, para que Stan luego baje. Aunque personalmente prefiero bajar yo primero.
Sin duda, la Isla Nublar era mucho más grande e impresionante de lo que hubiera imaginado en un primer momento. Mientras la observaba, carraspeé, pensando en lo mucho que le hubiera gustado al crío que echase algunas fotos de aquella "isla de los dinosaurios". Desgraciadamente, con todos aquellos bichos sueltos por la isla, intuía que no íbamos a tener ni un solo minuto de respiro.
Una vez que nos disponíamos a desplegar la escalera para bajar, el genetista reveló que prefería bajar en último lugar. Sonrío, divertido. No le culpo. Él no tiene entrenamiento militar y puede que ni siquiera sepa utilizar armas de fuego, por lo que era normal que quisiera ser previsor en una misión donde podíamos acabar en el estómago de un dinosaurio de un momento a otro.
Compruebo que llevo los cargadores para mi M16, así como el cargador de la pistola colgando del cinto, me ajusto bien la mochila táctica y decido situarme detrás de Velasquez, quien indica que se dispone a bajar en primer lugar.
-¡Entendido! ¡Te cubro desde el helicóptero! -indiqué, preparado para dejar que mi compañero bajase en la primera posición para después proceder a seguirle. Me giré entonces hacia Stan-: Señor Wingett, le toca a usted bajar en tercer lugar. Nos aseguraremos de que la zona esté despejada.
Orden de bajada: 1 Velasquez, 2 Martínez, 3 Wingett
Los miembros del equipo lentamente pero a paso seguro fueron aferrándose a la escalinata para llegar a tierra.
El primero en bajar fue Velasquez, el cual bajó por la escalinata de una manera profesional tal como lo haría un militar, ya que en menos de un minuto había logrado dar el salto final y llegar a tocar tierra.
El siguiente en bajar fue Martínez, que con más serenidad descendió un par de metros hasta que...
- ¡PELIGRO! ¡PELIGRO! - gritó William el piloto mientras movió ligeramente la palanca que controlaba la inclinación del helicóptero.
No sabíais qué era lo que pasaba o porqué se había producido aquel aviso, pero las dudas se resolvieron en cuanto...
Un gigantesco dinosaurio apareció como por arte de magia de la frondosidad de Isla Nublar; probablemente haya sido alertado por el helicóptero porque podéis visualizar como va directo hacia el vehículo como si se tratase de una presa.
- ¡Madre mía, madre mía! - gritó William claramente asustado. El hecho de que no mantenga la calma es un peligro puesto que Martínez está en la escalinata y Wingett aún no había comenzado a bajar.
La situación que parecía controlada y calmada se había truncado en cuestión de segundos. Aquella criatura estaba a tan solo un par de metros del helicóptero y su confrontación podría ser mortal.
Recordatorios:
** Ya que tenéis un experto en el grupo, yo nunca diré "este dinosaurio es X", acompañare una imagen para que sea representativa **
Ahora debéis narrar vuestras impresiones y lo siguiente:
Velasquez: como ha bajado, podrá hacer una tirada de autodefensa (dificultad 10) para hacer fuego supresivo (o porqué no, para acabar con la criatura). Si acierta, Martínez & Wingett podrán hacer su tirada de cuerpo usando el dado más alto.
Martínez: Deberá narrar como desde la escalinata intenta saltar a tierra. Dificultad 5 en una tirada de cuerpo o morirá en la caída.
Wingett: Deberá narrar como intenta saltar del helicóptero, dificultad 7 en una tirada de cuerpo o morirá en la caída.
¿Avisé de que era fácil morir? Ops, me temo que sí.
¡Suerte!¡Esto es solo el principio!
No podía creerlo.
Ni siquiera habíamos puesto un pie en tierra y ya teníamos a uno de esos cabrones alados a punto de embestir contra el helicóptero como si fuera un águila lanzándose a cazar a una presa. Sabía que Neil tenía a un bicho de esos de juguete, solo que aquel medía tres centímetros de altura y el bicharraco que teníamos delante bien podía medir unos cuantos metros. No sabía cuál era el nombre de ese ser y, en esos instantes, poco me importaba.
Colgando desde la escalinata, supe que en esos instantes mi única opción era lanzarme a tierra antes de que el dinosaurio alcanzara el helicóptero. Velasquez había tenido más suerte, ya que él ya estaba en tierra y podía prestarnos ayuda con sus armas de fuego desde allí, pero Wingett... si no actuaba con rapidez, el pobre genetista estaría bien jodido.
-¡Salte, señor Wingett, salte cuanto antes! -le ordené al científico, mientras me soltaba de la escalinata para lanzarme a tierra.
Motivo: Cuerpo
Dificultad: 5
Habilidad: 4
Tirada: 1 2 5
Total: 2 +4 = 6 Éxito
Luego de bajar por la escalerilla de manera profesional, se agacho y posiciono tácticamente. Observando el panorama hasta ahora no había realmente nada fuera de lo común —¡Limpio!— Grito confiado desde abajo al momento que volteo vio a Martínez bajando por la escalerilla hasta ahora todo iba bien, hasta ahora.
Joseph observo las copas de los arboles, había un ruido raro un ruido que apenas y podía oír por culpa del rotor del helicóptero. Era extraño, el sonido como de un… ¿Hueso? No, no podía ser eso buscando bien entre las copas que se hundían de una manera poco común reconoció que era el sonido de las ramas rompiéndose y doblándose por el movimiento de algo o alguien. “Santo Dios…” Dijo para sí mismo al momento que lo vio, desde el helicóptero pudo escuchar a William el cual se percataba de la inmensa criatura alada que acaba de aparecer
Presentándose con un característico grito o chillido ante los visitantes de otro mundo. Velasquez estaba asombrado, nervioso y asustado y confuso. Que chiste ni treinta minutos en la isla y ya se encontraban en peligro. —¡CONTACTO! ¡CONTACTO!— Grito al momento de asegurarse de cambiar su M16 de ráfaga a un solo tiro y se concentro de manera casi instantánea.
Bang Bang, dos casquillos en el piso en el piso y rifle en bajo. Exhalo y sus nervios desaparecieron, y observo a Martínez con un sonrisa en rostro y dirigió su mirada de nuevo hacia al frente —¡Tango abatido! ¡Limpio! Jaja ¡JODER! Primero cosa que vemos, primera cosa que matamos, espero que Stan no sea un puto hippie ambientalista porque si no, no estará muy contento. ¡Área segura! ¡Pueden bajar!
Motivo: Supresión/Matar
Dificultad: 10
Habilidad: 4
Tirada: 4 8 10
Total: 8 +4 = 12 Éxito
Un pterosaurio. No tengo tiempo de identificar la especie concreta, pero está claro que eso es lo surge de pronto de la pacífica isla y se arroja contra nosotros. Durante un par de segundos que parecen durar una eternidad, veo cómo granza y agita sus alas mientras carga contra el helicóptero a toda velocidad.
Es como estar en un sueño. O en una pesadilla. El tiempo casi se detiene...
"¡Salte, señor Wingett, salte cuanto antes!", grita uno de los soldados. Y su voz me saca del hechizo.
No me queda otra. Nunca fui un gran atleta, pero el helicóptero puede perder pronto el control. Es ahora o nunca. Si no me atrevo a hacerlo, no tendré otra ocasión. Y bajar por la escalinata llevaría demasiado tiempo.
Escucho disparos, y veo como Velasquez se enfrenta sin miedo a la criatura. Parece que el pterosaurio retrocede un poco y el helicóptero se estabiliza algo, ¿o es solo mi imaginación? En todo caso, eso mejora mis posibilidades y hace que el pánico desaparezca. Podemos conseguirlo. No tengo por qué huir acojonado, puedo controlar la situación. Solo es un salto, y no a tanta altura como pensaba al principio.
Cojo aire, flexiono ligeramente las rodillas y salto por el borde del helicóptero, rezando por que cuando llegue al suelo encuentre todavía hierba mullida o arena, en vez de alguna roca fortuita. El suelo se acerca a toda velocidad. Creo que lo correcto es intentar absorber el impacto de la caída doblando las piernas, o incluso rodando...
La isla me recibe con los brazos abiertos.
Motivo: Salto (Cuerpo)
Dificultad: 7
Habilidad: 2
Tirada: 3 5 10
El dado ha explotado: 4 4 6
Total: 16 +2 = 18 Éxito
Pero lo que ocurrió más tarde fue considerado el mayor de los desastres.
Aquel dinosaurio, recibía las balas de Velasquez, embistió contra el helicóptero con una brutal fuerza que hizo que el vehículo perdiese el controlo por completo.
Martínez desde la altura en la que estaba saltó con la facilidad.
Mientras tanto, en tierra podíais ver como el helicóptero no paraba de dar vueltas y más vueltas, con el dinosaurio clavado en la cabina del piloto donde probablemente nadie haya sobrevivido ¿o quizás sí?
Wingett aprovechó su única oportunidad mientras descendía, ya que si no saltaba ahora al vacío a pesar de la distancia moriría entre un amasijo de hierros que impactaría en el suelo en cuestión de segundos.
Por fortuna los integrantes del grupo sobrevivieron a la caída, aunque no corrió tanta suerte el helicóptero que iba a ser su ruta de escape...
De manera estrepitosa el vehículo impactó contra el agua. En pocos segundos el helicóptero se hundió en la costa sin quedar rastro ni de William ni tampoco del dinosaurio.
Un silencio sepulcral marcó el inicio de vuestra aventura: los soldados estaban magullados y la moral tocada. ¿Cómo se supone que ibais a escapar ahora de la isla?
Sin embargo aún había un objetivo que cumplir: recuperar las muestras.
Mientras reposabais después del accidente, los recuerdos sobre los detalles de la misión eran más claros; el acceso a los laboratorios se hacían a través de la Sala de Visitantes, la cual se encuentra al norte.
Por algún lado debería haber railes o indicaciones que lleven hasta dicho lugar.
Debéis narrar las impresiones de vuestros pjs y como inician la marcha. Si intentáis usar la radio os daréis cuenta de que no funciona el contacto con William o con la central, pero sí la radio que os comunica entre ustedes.
Me incorporo lentamente, magullado y dolorido, dejando escapar un débil gruñido a modo de queja. Es increíble que no haya muerto en semejante caída, pero parece que la suerte me sonríe.
Hasta cierto punto... ya que ahora no tenemos forma de abandonar la isla.
"¿Y ahora qué?", pregunto mirando a los soldados mientras me recoloco las gafas. "¡Necesitamos una forma de irnos en cuanto tengamos las muestras! ¡Ya habéis visto lo que pueden hacer esas cosas!"
Parece que es en ese momento cuando todo encaja en mi cabeza. Lo que derribó el helicóptero era un pterosaurio, no exactamente un dinosaurio, pero sí un pariente cercano capaz de volar. Un animal que debía llevar extinto cientos de millones de años. Algo que no debería existir.
Siento al mismo tiempo un miedo casi paralizante y una extraña excitación. Dinosaurios vivos. Es real, el experimento de Hammond funcionó realmente, esos seres están vivos y en la misma isla que pisamos ahora mismo. Son peligrosos, es cierto, pero también son un espectáculo único. Alguien que pocas personas han podido ver.
En cierto modo, me siento afortunado.
"Bueno, todo tiene remedio. Supongo que los jefes se darán cuenta y mandarán a alguien a rescatarnos. Deberíamos estar atentos a la radio mientras buscamos los laboratorios", añado mostrándome algo más confiado. Vuelvo la cabeza por un instante hacia el mar. "Pobre William, parecía un buen tipo. No se merecía algo así."
Las palabras que acababa de decir habían sido totalmente en vano. Se había de nuevo confiado y se maldecía por ello. Tal vez si tan solo hubiera estado más atento tal vez lo que acababa de suceder podría haber se evitado. Salto al piso boca abajo en el momento que el helicóptero empezó a descontrolarse lo más seguro es que William estuviera muerto o intentando sacar al moribundo animal que se movía bruscamente en la cabina.
Dándose vuelta y apuntando con su rifle vio a Stan caer cerca de estos por suerte aprovecho la situación para no partirse el cuello, vaya la verdad es que Joseph lo había subestimado, no sabía si lo que el hombre acababa de hacer era parte de su ingenio o suerte de leche fuera cual fuera el cabron acababa de sobrevivir.
Joseph se sentó y golpeo el piso con rabia, se sentía confuso y culpable por la muerte de William, aunque tenía un poco de esperanza hasta que lo vio zambullirse en las costas de la tropical isla caribeña. Maldita sea que mierda de inicio, las sonrisas confiadas de hace solo un momento lo hacían enfurecer aun mas. Estaban atrapados en el lugar más hostil del planeta, con suministros limitados y esas cosas sueltas lo peor es que no podría llevarse un pedazo de diente del animal que acababa de matar como trofeo.
Observo a Stan el cual se incorporaba del suelo y aprovecho para revisar su chaleco y su walkie-talkie y lo saco, acto seguido procedió a presionar el botón de este —Evac Evac, aquí Nublar-Recon ¿Me reciben? Repite Evac Evac aquí Nublar-Recon ¿Me reciben? Cambio—. Estática muerta y sin respuesta fue lo único que se oía como respuesta, cambio de canal e intento probar con la base mientras Wingett hablaba de fondo —Base Base, aquí Nublar-Recon, ¿Me reciben? Repito. Base Base, aquí Nublar-Recon ¿Me recibe? Cambio—. Y otra vez, estática muerta y sin señal de respuesta alguna, ni siquiera alguna que otra comunicación colada en el sistema ni eco, solo polvo y estática…
—Wingett, ¿Escuchas esto?— Dijo mientras presionaba el botón de comunicaciones y la radio respondiendo solo con estática —Exacto, nada. La maldita radio está muerta y lo más seguro es que así se quede, estar atentos no servirá de nada—. Velasquez se levanto y se sacudió —En lo que respecta a las órdenes de nuestros superiores si no hay comunicación: estamos muertos. Hay que asegurarnos de restablecer las comunicaciones antes de mañana y seguir con la misión, todavía es bastante temprano tenemos horas de sobra pero no debemos confiarnos. De noche es obvio que todo será peor. Hay que movernos pero ya, buscar las muestras intentar contactar a casa y si no lo logramos; encargarnos de encontrar un puto bote o algo.
Aquel dinosaurio volador había embestido con fuerza contra el helicóptero, quedando clavado en la cabina del piloto. Había logrado saltar y salvar mi vida a tiempo, y respiré aliviado al advertir que Wingett también lo había logrado. La altura era tanta que tenía la sensación de que el genetista y yo íbamos a acabar con el cuello quebrado, tendidos sin vida en el suelo. Por fortuna, los tres estábamos prácticamente ilesos.
No había habido suerte para el pobre William y, además, nos habíamos quedado sin el helicóptero que iba a encargarse de recogernos, lo que era toda una catástrofe.
-Hagámonos a la idea de que los jefes no enviarán a nadie más -dije, en tono ligeramente pesimista, al oír las palabras de Wingett-. Como ha dicho Velasquez, si no pueden contacatar con nosotros, asumirán que hemos muerto y se limpiarán las manos como si no hubiese pasado nada. Era una operación ilegal, y disponían de veinticuatro horas para que entrásemos, cogiésemos las muestras y nos marchásemos. No se arriesgarán a enviarnos ningún helicóptero más para no ser descubiertos por Hammond.
Respiré hondo, poniendo los brazos en jarras mientras observaba el lugar donde se había hundido el helicóptero.
-Estamos solos aquí -dije, de mala gana-. Nuestra prioridad es continuar con nuestra misión, obtener esas muestras y salir de esta isla cuanto antes. -Me rasqué la cabeza mientras recordaba algunos de los detalles de la misión-. Para acceder a los laboratorios donde tienen que tener las muestras hay que dirigirse a la Sala de Visitantes. Si mal no recuerdo, está en dirección norte. ¡Vamos! Con suerte, encontraremos alguna indicación que nos lleve hasta ese lugar.
Tomando mi M16 y atento a cualquier movimiento que se produzca en las cercanías, decido buscar con la mirada cualquier tipo de señal que nos indique la dirección que debemos tomar.