Roy Miller trató de vencer aquella estampida de Gallimimus intentándose subir al árbol más cercano; sino embargo, la embestida de estos corredores era inminente, y sólo fue golpeado en la mano que, además, portaba la pistola. Ésta fue golpeada por los saurios y en ese momento se perdió de la vista del militar. Helen, sin embargo, tuvo más suerte, ya que logró zafarse de los golpes de carrera al momento. El resto de los nuevos compañeros no sufrieron embestidas, pues no habían estado tan expuestos como, sobre todo, vosotros dos.
Táchate la pistola, Roy.
Escena cerrada. En breves abro la última escena.