Partida Rol por web

Cuando la doctora escuchó la "historia de las bofetadas paternales" le dio un vuelco en el estómago y a punto estuvo de mostrar una arcada. Se mordió los labios y escuchó las sandeces de convertirse en alguien impertérrito como si aquello fuera un regalo. Se atrevió a hablar de su manera de vida, como si solo ellos supieran la realidad de lo que ocurre y fueran héroes en as sombras. La psicología debía parecerle algo muy trivial y sencillo, lo había dejaba claro. No tenía tantos remilgos con ella. ¿Estaría frente a otro hombre que le cuesta menos decirle cuatro cosas a una mujer que aun fiscal del distrito?

No tiene ni puta idea de dónde está el peligro: «¡En la mente!», como decía mi profesor de Psicopatología. «Todo comienza ahí. Todas nuestras conductas y comportamientos. La interacción con nuestro ambiente y la infancia harán de nosotros lo que seremos el resto de nuestra vida».

Ya no queda flexibilidad de mente en las personas, y menos en una comisaría. Miran para otro lado cuando deben ayudar a posibles delincuentes y luego se echan las manos a la cabeza, sorprendidos de sus delitos. Y cuidan de nosotros, claro. 

Cuando Pierce acabó de hablar, ella había desconectado hacía rato. Charlaba consigo misma manteniendo la mirada fría sobre Pierce. Estaba harta de sonreír.

A Cait no pareció sorprenderle la respuesta. Sabía cómo funcionaban las cosas por Detroit y más en un caso de estas dimensiones. Debían encerrar al culpable sin miramientos y cuanto antes. Los jefes tienen otros jefes y éstos dan explicaciones a otros superiores y así hasta el infinito. 

¿Qué tipo de persona quiere convertirse en policía? ¿Alguien a quien un padre autoritario le reducía con golpes y ahora es él quién puede hacerlo? ¿Personas que se han sentido excluidas, ridiculizadas y ahora desean vestirse de poder diciendo que "son la ley"? ¿Adolescentes agresivos, homófobos y posiblemente sin otro futuro que llevar una placa para poder dominar? ¿Personas incapaces de pensar por sí mismas que necesitan que otros les digan lo que tienen que hacer para no plantearse nada más? "Me ordenaron hacerlo". La cabeza de la doctora siempre trataba de encontrar explicaciones a la irracionalidad de los demás, aunque para ellos, seguramente, la irracional fuera ella por defender a un asesino.

¿Qué tipo de agente era Aidan Kostroff? Tal vez era una herencia, algo muy típico, también.

Caitlyn no solía tener pacientes policías, pero sí víctimas de sus abusos y malos tratos. Personas que habían quedado aterrorizadas tras la entrada estrepitosa de una patrulla en una cafetería, echando a empujones a la gente para  perseguir a un sospechoso. Mujeres que habían sido tratadas con una condescendencia que rozaba la misoginia y padres de adolescentes que querían poner alguna querella por el trato inhumano que había recibido su hijo y necesitaban un informe psicológico.

Detroit se había convertido en un estercolero donde los malos estaban por todas partes y otros malos, algunos aún peores, se dedicaban a atraparlos. Lo que sucedía por medio era humo que se lleva el viento. 

Ellos eran agentes y jueces. ¿Qué sabía ese pobre hombre, al que llamaban teniente para marcar una jerarquía que les encantaba, sobre lo que había hablado con Mills y los traumas amnésicos? Para ellos, los psicólogos probablemente fueran "loqueros" y los pacientes, personas débiles que no habían recibido una bofetada a tiempo.

Pero no iba a meterse en esas cuestiones con Pierce. Claramente, su mente colmena con el cuerpo de policía, no daba para más. Todos esos discursos aprendidos de autoridad y atrocidad solían ser los mismo en otros estados. 

Hubo un instante en que pensó que tenía que haber sido cirujana, pero al momento se recompuso y recordó a su madre. Padecía un trastorno de esquizofrenia que no supieron tratar a tiempo. Recordó lo pronto que ella tuvo que crecer para hacerse cargo de tantas trabas que atravesó su madre en la vida por gente llena de clichés. ¿Dónde estaba ahora esa Cait? ¿Qué le había pasado meses atrás para arrastrar la desidia puesta de bufanda? ¿Tenía que ver con su separación? No lo creía, en realidad. 

Solo sabía que Frank Mills había conseguido devolverla a la vida. Los demás pacientes eran monotonía que trataba de sobrellevar lo mejor posible... 

—Lo mejor posible... —se justificó de manera introspectiva, con una voz tan tenue que casi no llegó a alcanzar sus oídos.