Después de abandonar del campamento de Ferris, la banda huyó con el viejo Tyler Coffee hacia el oeste, hacia la Frontera Desmenuzada. Perseguidos por rangers, por cazarrecompensas y por los demás miembros de su antigua unidad, su única salida era encontrar la hija del coronel Ferris, Rose Mary.
Rose Mary Ferris había sido secuestrada hacía años por Manuel Ortega, un terrateniente mejicano cuya guerra con Ferris venía de lejos. Cada uno había perdido a un hijo varón en la disputa. En cuanto a la hija secuestrada, no sabían si seguía con vida, pero tenían que encontrar a Ortega para averiguarlo.
Ortega había dejado el Viejo Méjico y se había establecido en algún lugar de la Caldera del Diablo, una región semidesértica flanqueada por las Montañas de San Juan, con contados enclaves de civilización. Un lugar sin pasado y sin ley donde pequeños surgían de la nada ante la perspectiva de nuevos filones de oro.
Una vez en la Caldera, a los jinetes de Ferris les llegaron noticias de ataques a trenes. Bajo el mando del capitán Cross, los Jinetes estaban llevando la muerte y la destrucción a Texas y a Arkansas. Los rangers parecían centrarse en luchar contra aquel grupo, lo que les dio un pequeño respiro a la banda de renegados.
Se separaron para no llamar la atención por temor a los cazarrecompensas y para seguir distintas pistas.
Buck llegó al pequeño poblado de Black Horse buscando a hombre relacionado con la banda de los Calderon. Eran los que mandaban en la zona hasta la llegada de Ortega y sus Lobos Negros. Corría un rumor que uno que ahora iba con la banda de los Calderon, un mejicano con un sombrero gigantesco, había sido antes miembro de los Lobos Negros. Pero que cuando los Lobos Negros abandonaron esta zona para establecerse en su asentamiento definitivo, aquel hombre se había quedado atrás.
Así que Buck entró en el Shy Dog Saloon, y vio una mesa de póker con un mejicano que podría ser el antiguo miembro de los Lobos Negros. Cuando se quedó libre un sitio, Buck no dudó y se sentó en la mesa. Así conoció a Juancho “Big Hat” Mendoza. El tercer jugador era Washington Freehorse, un hombre que se dedicaba al negocio de los caballos.
Hoofer y Pappy también llegaron a Black Horse. Tras dejar los caballos, y mientras caminaban por la calle principal, escucharon ruidos de un callejón. Allí vieron cómo un hombre tenía agarrado a su compañero Coffee y cómo otro le estaba dando una paliza. No dudaron en correr a ayudarle, y lucharon a puñetazos hasta que Pappy noqueó al segundo de los asaltantes. Resultaron ser de la familia Calderon, ansiosos seguramente de cobrar la recompensa.
En otra parte, el indio Lobo y Cagey viajaban por una zona rocosa. Habían estado buscando pistas de a algunos criadores de caballos, ya que era el negocio principal de Manuel Ortega y seguramente durante su estancia en la Caldera había establecido contactos con ellos.
Pero no habían tenido mucho éxito en el último pueblo y salieron hacia Black Horse. Al poco de salir de allí, se dieron cuenta de que alguien les seguía. En un cañón prepararon una emboscada. Lobo preparó una cuerda y Cagey le derribó con un certero disparo. En el posterior interrogatorio el hombre confesó ser un cazarrecompensas.
Mientras tanto, en la mesa de póker Buck y Juancho se conocieron. Juancho había estado con los Lobos Negros, y aunque no lo reveló en aquel momento, había perdido la oportunidad de unirse al proyecto de Ortega por culpa de Hipolito Peon y de otro pistolero llamado Blacky. Washington reveló que conocía a Ortega pero que no sabía dónde se ocultaba ahora. El criador de caballos habló del gusto de Ortega por una bebida destilada especial, una especie de tequila con un alacrán dentro de la botella. Y que le había regalado una destilada recientemente en la Caldera. Si encontraban el destilador, podían encontrar a Ortega. Se apostaron la botella que guardaba en su habitación, pero Buck perdió la mano. Washington se retiró al banco, y Juancho y Buck decidieron unir fuerzas para localizar a Ortega. El deseo de venganza de Juancho era sin duda grande.
Fuera se encontraron con Hoofer, Pappy y Coffee. El siguiente objetivo era aprovechar que Washington iba de camino al banco para depositar las ganancias para intentar conseguir esa botella de licor. Así que con la ayuda de sus compañeros, Hoofer trepó hasta el balcón de la habitación del criador de caballos, y tras intentar forzar la cerradura optó por romper el cristal con la culata de su revólver. Cogió la botella y abandonaron Black Horse.
Cagey y Lobo se unieron al resto de la banda y juntos siguieron interrogando al cazarrecompensas herido. Les confirmó muchas de las identidades de los reclutas de Ortega, que estaba formando un pequeño ejército de pistoleros fieles y que no fuesen buscados por la ley en exceso. Juancho les confirmó que los hombres de Ortega protegían desde hacía años la identidad de una misteriosa mujer a la que muy pocos tenían acceso. Todos pensaban que debía de ser Rose Ferris.
Las pistas les llevaron hacia el pueblo de Lazarus. Buscaban al destilador, pero se encontraron con otra pista. Un indio que se encargaba de hacer entregas de la bebida destilada. Por miedo a ser descubiertos por cualquier de sus perseguidores, los Jinetes de Ferris optaron por enviar a Juancho, Coffee y al indio Lobo a buscar al sujeto. Juancho era el único que hablaba español para seguir ciertas pistas. Tras pasar por la oficina del sheriff donde había otro indio, localizaron a Nanapush, el Oso Que Duerme que es como se llamaba el anciano indio.
El Oso Que Duerme le contó al indio de la banda lo que sabía de la nueva guarida de Ortega. Se había establecido con sus Lobos Negros en el pueblo de Judas Crossing. Por una vez, era Lobo quien tenía que traducir al resto lo que estaban diciendo.
Un pueblo como otros muchos de la región que había surgido gracias al oro. En aquel pueblo, cuatro facciones competían por el poder. Era, en palabras del indio, “un pueblo de cuatro jefes”. Y además les contó que Ortega tenía su alijo de bebida en un abandonado fuerte del ejército. El “Fuerte Lobo”, donde parecían ocultar algo de valor, custodiado por sus mejores hombres.
Así que todo se iba a decidir en el Fuerte Lobo. Llegaron en secreto a la zona, y Coffee se quedó con los caballos. Prepararon un plan…
Lobo entró en el corral a liberar los caballos, mientras Pappy se quedó con su rifle cerca de la puerta principal para dar fuego de cobertura ya que los hombres de Ortega hacían guardia en una de las torre del antiguo fuerte. Cagey y Hoofer treparon por un lado, y Buck se preparaba para entrar con Juancho por la puerta principal. Los veteranos de la Guera de la Secesión iban armados con rifles en esta ocasión, y esperaron a que Lobo abriera la puerta del corral. Cuando los caballos salieron en estampida, como era de esperar los Lobos Negros corrieron detrás ya que para ellos sus caballos eran una cuestión de honor y de prestigio.
Entraron de forma sincronizada, y Pappy disparó al vigilante de la torre que no era otro que Blacky Ashton, uno de los pistoleros más conocidos de Ortega. Lobo entró por una puerta trasera, y Cagey y Hoofer por el otro lado. Hoofer disparó a uno de los hijos de Ortega. La bala de su Winchhester le dio en la cara y se quedó tumbado en el suelo. Pappy siguió acribillando a Blacky desde la distancia, mientras Buck y Juancho entraron. Cuando Juancho cruzó la puerta principal se encontró con su enemigo mortal Hipólito Peón. Pistola en mano, el mejicano del sombrero gigantesco se enfrentaba así a su propio destino.
El pistolero de Ortega era rapidísimo y antes de que Juancho pudiera reaccionar le estaba apuntando con el cañón de su arma. Juancho vio su vida pasar delante de sus ojos cuando escuchó el “clic”, pero tuvo la suerte de que el arma de Hipólito falló precisamente en ese momento. Entonces Cagey disparó desde las defensas del castillo y derribó a Hipólito. Buck entró en las habitaciones una a una buscando a Rose Mary y finalmente la encontró.
Antes de partir, Juancho culminó su venganza rematando a Hipólito en el suelo. Cogieron sus caballos y dejaron atrás el Fuerte Lobo y cabalgaron hacia el desierto de la Caldera del Diablo.
Gran crónica para una gran aventura!
Resultaron ser miembros de la banda de los Calderon
¿No eran los mismísimos Calderón? ¿O me está pudiendo la épica a la memoria?
Jo me encanta esta saga. QUIERO MÁS.
Opino igual, gran crónica, ya tengo ganas de seguir el próximo año ^^
¿No eran los mismísimos Calderón? ¿O me está pudiendo la épica a la memoria?
Sí, sí. Eran los Calderon, o de la familia Calderon. Lo he modificado.
También he retocado un poco la parte del asalto al Fuerte Lobo, por el tema de los rifles. Como decía la BSO, entrastéis como Perros de Guerra con vuestros rifles en vez de pistolas (bueno, casi todos). Una operación de precisión militar :)
Una gran crónica para una gran partida, creo que todo lo que diga sería repetirme, pero encantado de seguir una vez más en la brecha con todos vosotros, y esperando la KDD del año que viene que, si la situación lo permite espero tener más de lo mismo y que repitamos todos.
¡Saludos!
Grande la crónica. Aunque se ha quedado fuera mi momento de acercarme tirando mi vida al hoyo mientras apunto con la pistola a mi enemigo mortal. jajaja. Pero con todo sigue siendo genial. No se puede pedir que nos acordemos de todo lo que paso al dedillo. Ademas, así mola.
Sí, más o menos me acuerdo del momento clímax de Juancho :) Lo he retocado un poco, pero a grandes rasgos fue eso. Y con el reroll te salvaste jejejej
Doy la crónica por cerrada.