Juancho Mendoza creció en una granja de la frontera Mexicana-Americana. Si le preguntasen ahora, no sabría decir de qué lado. A fin de cuentas, nunca importo donde estuviera Villa-Chancho… o si ese era su verdadero nombre. Todo lo que importaba era que allí vivió los primeros años de su vida, y allí perdió familia, ética y aprecio por la vida que no le fuera próxima.
Los días en Villa-Chancho eran duros, calor y frio se sucedían en aquellas hectáreas llenas de ganado y cultivos; siempre había algo que hacer, y tan pronto como uno era grandesito debía ganarse el pan para sí mismo. No le regalaban nada a uno, ni a su familia. Juancho nunca supo si eran esclavos, siervos, jornaleros o como puta mierda se diga compadre. Solo sabía que había dos tipos de personas en aquel lugar. Los que llevaban un sombrero, y los que llevaban un pañuelo; y si llevabas un pañuelo… ¡AY compadre! Pues mal rayo parta tu suerte porque entonces cualquiera podía patearte y mandarte a cagar para donde quisiera. Si… era una vida dura, llena de sudor, mierda, y dolor. Pero al menos tenía a su familia, y un lugar en el que dormir y comer. No era tan malo ¿No? ¡Pues no! Porque ese gringo de Don Williams, hijo de un coyote y un chachal, excremento de buitre y la hormiga coja de su hijo tenían otros planes.
El recuerdo de aquel día que cambio a Juancho para para siempre le atormenta. Pero hay que empezar por el principio ¿Verdad? Juancarlos Mendoza, el padre de Juancho se había hecho un pequeño nombre entre los trabajadores. Ejercía su papel con rapidez y mantenía orden para completar las tareas con seriedad. El señor estaba contento. Incluso le regalo un sombrero grande, redondo que denotaba que confiaba en él. Aquello fue el inicio de las hostilidades del hijo mayor. Comenzó a ordenar, y a exigir y a hacer que padre trabajara hasta la extenuación, pero el hombre no desfalleció. Al no poder quebrar el alma de Juancarlos, fijo su mirada en su familia, y su dos hijos mayores que trabajaban para ser tan admirables como su padre. El joven Williams se cebó con ambos, obligándolos a trabajar bajo la lluvia, o empujándolos cuando cargaban peso. El esfuerzo hizo mella en Javier, el hermano mayor; haciendo que se enfermase el siguiente invierno y que no llegase a la primavera al no haber dinero para medicinas. La muerte del primogénito hizo estallar en cólera a Juancarlos y fue a discutir con el dueño acerca de la actitud de su hijo. Pero solo sirvió para que el pobre hombre recibiera un disparo mortal. Cuando les dieron la noticia, Juancho perdió la razón. Esa misma noche, con ojos desquiciados y la razón perdida de quien no tiene nada que perder, entro en la residencia, y mato a todos los miembros que encontró de los Williams, recupero el sombrero y se marchó de Villa-Chancho.
Juancho podría parecer una persona calmada, incluso animada cuando come y bebe, pero bajo esa superficie afable; se esconde las brasas de un asesino que no tiene remordimientos, sino un deseo de mirar a la muerte a los ojos. Convertido en criminal, se fue haciendo un nombre hasta unirse a una banda para poder mantener a su familia, especialmente a su hermana más pequeña a la que intenta mantener alejada de su mundo.
Quite lo del cerdo y cambie lo del ataque a la hacienda para que estuviese mas perturbado. Dime si te parece bien o crees que hay que cambiar algo.
Me parece bien la historia, a ver si este finde saco tiempo y voy preparando cosas. Tu personaje tendrá alguna relación, aunque sea pasajera, con la banda de los Lobos Negros, y conoce la zona de la Caldera. Es el gancho para que te unas al resto de la banda, pero eso lo podemos ver en la misma KDD.
Te llevaré la ficha preparada.
Genial. Pues nos vemos allí y cualquier cosa me cuentas.
Ya tienes la ficha subida aquí, la imprimiré para la partida.
Empiezas con una pistola Schofield, todo un clásico :)