Partida Rol por web

Avignor; un planeta oscuro con pocas horas de luz solar, haciéndolo una roca de hielo infernal. El día solo dura diez horas de cuarenta. Atmósfera hostil por el clima y por la presencia de partículas solidas en el aire de diversos orígenes haciendo difícil respirar en el aire sin sistemas de respiración autónomos. ... casi en el borde exterior del Segmentum Obscurus. Un planeta en el que en estos últimos años el control imperial se ha dejado de lado por continuas revueltas. El anterior gobernador fue asesinado y con el desmoronamiento del sistema de gobierno imperial el planeta paso a ser controlado por los rebeldes. Nunca se han dado informes sobre la autoría, si están organizados ni quien los pueda liderar... simplemente la revuelta estalló de un día para otro tomando posesión del oscuro y helado planeta.

Ahora, vuestra compañía acaba de ser llamada para recuperar el control del planeta, la labor de la Guardia Imperial... mientras los grandiosos Marines destrozan, la Guardia limpia y mantiene unido el resto. Estáis recién salidos del horno, como unidad de élite después de haber pasado las pruebas necesarias para llegar a donde estáis y vuestra unidad ha sido requerida para el asalto inicial a la capital del planeta.

Los transportes rugieron con fuerza mientras iban entrando en la atmósfera atravesando una densa capa de nubes... El brillo del hielo era sobrecogedor, casi os recordaba al planeta natal de la Imperator Custos, pero se podía ver que allí las cosas no iban nada bien... ese sexto sentido que todo soldado tiene, esa sensación de paz y tranquilidad... el silencio antes del disparo... Os revolvisteis en vuestros asientos mientras esas sensaciones os envolvían.

Cuando la rampa metálica cayó al suelo levantando agua congelada al caer con todo su peso comenzasteis a salir encabezando junto con otras unidades de élite bajo el mando del Teniente Eratus. A vuestros flancos se desplegaron los chimeras de las unidades mecanizadas y mas atrás comenzaron a aterrizar las unidades de artillería dispuestas a dar apoyo mientras los stormbirds hacían pasadas por encima de la ciudad.

Las calles estaban desiertas, no se oía nada más que el cacareo de vuestras radios y las botas pisando las nevadas calles... Los edificios eran de manufactura estándar con sus recargadas gárgolas y la iconografia típica ensalzando al Dios Emperador... pero salvó eso y vosotros no había un alma en la calle.
Después de varias horas de inspección se dio por conquistada sin entablar combate y se procedió al traslado del personal civil... el consejo de los Altos Señores de Terra pusieron mucho énfasis en que el planeta fuera devuelto al Imperio lo antes posible... y así se hacía.

No hubo ninguna novedad hasta el día siguiente...

A la mañana siguiente, el Teniente Eratus irrumpió en la estancia que os habían facilitado para descanso. Iba acompañado de un tecnosarcedote el cual entró y se quedo en segundo plano... - Bien, inutiles - empezó, como de costumbre, insultando y escupiendo las palabras; ni si quiera se había quitado el casco dejando conectado su mascara de respiración - el Coronel ha ordenado de que vosotros os encargareis de revisar la central de energía situada a treinta kilometros el este de la ciudad ¿Entendido? - no dejo tiempo a un sí y señaló a Lukas Sturnn - tú, como eres el menos inutil - opinión que no se sostenía, hace un mes que entrasteis bajo su mando y esta fue la primera operación realizada - te encargaras de dirigir a los retrasados estos - comentó señalándoos a todos - Tenéis una hora, como os retraséis disfrutare viéndoos morir en el paredón por traición - pareció que soltó una amarga risotada y se fue, aunque antes de salir añadió algo más - tendréis un chimera esperándoos en la salida este de la ciudad - y se marcho

Sturnn parpadeó anonadado unos segundos antes de cuadrarse y saludar, cuando su oficial ya se había marchado

- Por supuesto, señor! Su Voluntad sea hecha!- Se las apañó para que su voz no permease sarcasmo en la réplica. Acto seguido se giró hacia los que ahora eran sus hombres; mirándolos con una expresión casi apologética, enarcó una ceja y dijo:

-Bueno chavales, habéis oido al jefe! Aseguraos de que lo lleváis todo encima, quiero veros listos para el viaje en tres minutos máxime! MOVEOS! - Dicho esto, recogió su equipo de campaña (botiquín, crono, comunicador, armadura, y un fiable surtido de armas) y se dirigió hacia el vehículo que les esperaba. Una vez allí, se sentó en el que debería ser su sitio, el asiento de piloto (desplazando al piloto asignado con un "hoy conduzco yo, hace bueno"), esperando a que sus muchachos embarcasen.

Tras la "presentación" del oficial, Astaldo se queda mirando a los soldados. Nunca entenderé a estos oficiales

--"Ehem... Mi nombre es Astaldo y parece ser que he sido asignado a ustedes. Intentaré no entorpecer y ayudar en todo lo posible." Después, viendo que el asignado como jefe de la misión da las órdenes, espera a que termine y tras esto se vuelve a uno de los soldados.

--"El anterior oficial, ¿siempre es así de cuidadoso con las órdenes?" Mientras se dirige al Chimera

¡Señor si señor! grita el soldado Krugbarg mientras se prepara para la batalla, cuadrandose junto a sus compañeros revisando rapidamente que todo el equipo este en condiciones optimas de batalla.

Tras cuadrarme y recibir las ordenes pertinentes de sus respectivos superiores, apremié un poco  para terminar de ajustarme el equipo, apretando las botas hacia recuento mental de las cosas que tenia que llevar, sin olvidar algo para no morir cojelados ahi fuera en caso de emergencia; 2 pistolas, 1 bolter , 1 espada, 3 inyeciones de adrenalina, cuerdas,  el macuto... buff... que poca gana de empezar las ordenes con estas prisas, luego se nos olvidan las cosas y... luego vienen la voces... los gritos... bla bla

Sumida en mis pensamientos, me descentró cuando la gente comenzó a presentarse informalmente, uno tras otro se iban presentado, cuando concluyeron hize acopio de las pocas ganas que tenia y que conocía la tipica reacción de sus futuros compañeros llenos de testosterona  - " Soldado Scarlett Stabross " miradas de ¿una mujer solado? tipicos... -" Podeis llamarme Scar " dije mientras terminaba mi petate, sientiendo las miradas suspicaces que me echaban de vez en cuando me ajusté la capa con la capucha y cerré bien el chaleco y todos los pertrechos para no congelarme fuera.

Salí de la tienda un poco antes de la hora para aclimatarme al dichoso frio, y respiré el gelido aire de este planeta, noté como unos puñales se clavaban en mis pulmones  y saqué una mascara que me cubria la cara desde la nariz hasta el cuello más bajo, cubriendome un poco de este infierno de tiempo.

Al poco me dirijí al punto de encuentro donde al entrar practicamente estaba yo solá, el piloto y el hombre que seria nuestro superior directo en la misión ... al parecer estaban charlando sobre quien de los 2 iba a pilotar... cojí el sitio más proximo a la cabina .. parece que nos vamos a divertir en el viaje... mientras llegaba la gente comencé a revisar de la nave por dentro mientras escuchaba la conversacion del jefe y el piloto.

Reimius ya tenía su equipo bien preparado, todo preparado y bien organizado, únicamente tuvo que equiparse como era debido. Hacía ya demasiado tiempo que no servía en el campo de batalla propiamente dicho, en primera línea, pero aún no había olvidado el como pertrecharse. Se cuadró ante la presencia del oficial, y no movió un músculo hasta que el teniente no se retiró, dando las órdenes pertinentes. Todo el mundo se presentó, de forma más o menos informal. Él no lo hizo. 

-Reimius Kolhja.- Dijo, únicamente, de forma seca, sin mirar a nadie en particular. 

Antes de salir, obedeciendo al estricto credo imperial, rezó una oración al Dios-Emperador, para que su voluntad le protegiera en el combate. Hecho lo cual, se dirigió al Chimera, sin mediar palabra. Se sentó en su lugar dentro del vehículo, y solo esperó a que partieran hacia el destino de la misión, la central de energía.   

Antes de entrar en el Chimera y esperando a que todos entren, lo acaricia y reza una letanía de buen trabajo y protección para el alma-máquina. Después se introduce en sus entrañas con un movimiento reverencial.

Al fina, todos os reunís en el chimera. La tripulación os saluda con desgana recogiendo las tres cajas de municiones e introduciendolas una a una después de recoger su maltrecha baraja de cartas. No dejaron ver sus rostros dado que era necesario ir con mascaras si se quiere sobrevivir en aquel planeta así que solo hubo un breve intercambio de palabras, gruñidos y algún que otro lamento por tener que trabajar. Eran tres, conductor, artillero y el ayudante o chico para todo, como era conocido.

El conductor miró con fijeza al tecnosacerdote cuando hizo aquello y un escalofrió le recorrió - prefiero a los squats que a los locos estos - le comentó en voz baja al artillero el cual soltó una ligera risotada después de preparar el bolter pesado de la parte frontal y comprobar el multilaser de la torreta. El conductor se sentó en su posición, el artillero en los controles del bolter pesado y el chico para todo en los de la torreta.

Hicieron las comprobaciones basicas antes de presionar la runa de activación del transporte... el motor estalló iniciando el frenesí del a combustión y soltando densas volutas de humo negro. La trampilla se cerró cuando tiró de la palanca y emprendió la marcha - No tardaremos mucho en llegar, pero tenemos ordenes de dejaros a un kilometro de la central donde os esperare - pero entonces el tercer tripulante lo interrumpió abandonando su puesto - ¡MIERDA! - exclamó sobresaltado sacando dos sobres grises con el sello de la compañía entregando uno a Lukas y el otro a Astaldo - perdonad, se me olvidó dároslo - el piloto no se giró, pero quedo patente con el exabrupto que soltó que estaba molesto... Nadie dijo nada más, solo de vez en cuando se escuchaba la risa del artillero recordando la metedura de pata del "novato"

Krugbarg mira a los que han recibido los sobres y espera que compartan el contenido, deseando saber que era tan importante como que se lo dieran por carta.

La forma en que esos soldados trataban al Chimera no le agradaba mucho pero no dijo nada. Cuando el soldado le da el sobre, Astaldo mustia un "gracias" casi inpercetible entre todo el ruido. Mira al resto y abre el sobre...

Bueno por fín a comenzado la misión, con tanto timpo sin hacer nada me estaba comenzando a oxidar; pensé mientras me frotaba un poco los brazos para quitarme el poco frio que aún me quedaba en el cuerpo. Cuando les entregaron las notas  sentí algo de envidia esperando que algún dia aeria yo quien dirigiera al pelotón y tomara las decisiones... nos diran algo sobre el contenido de las cartas?? terminé pensando para entretenerme durante el viaje

El traqueteo del vehículo y la peste a humo de promethium y sagrado óleo hidráulico envolvieron a Sturnn como una vieja amante, recordando tiempos pasados al volante de uno de estos pequeños bebés. Recibió el sobre con un ademán de asentimiento de cabeza y lo abrió, leyendo cuidadosamente el contenido antes de hacer saber a sus hombres lo que necesitarían saber para la misión.

- Vale muchachos, comprobad que los microcomunicadores de vuestros cascos funcionan y que vuestras armas están listas: cuando estemos alcanzando el objetivo pasaremos a canal de radio seguro- Dijo -. Esto es lo que nos vamos a encontrar ...

- ... Y eso es todo. Preguntas? - Tras esperar un tiempo a que sus hombres asimilaran la información y planteasen sus posibles dudas,  se giró hacia el técnico:

- Bueno, hermano Astaldo, por lo que parece va a ser nuestro guía en nuestra pequeña visita turística... Que tiene de particular este edificio para que el Adeptus Mechanicus nos agracie asignando a uno de sus miembros a esta misión? - Tras escuchar la réplica del sacerdote y responder a cualquier posible pregunta de réplica, Sturnn se metió la mano bajo el casco, materializando una colilla detrás de su oreja. La miró a través de la máscara respiratoria, suspiró y la devolvió a su escondrijo.

-Maldita sea-musitó en voz baja para si mismo-. Lo que más odio de este planeta es que aún no he podido fumarme un maldito cigarro desde que llegamos... ¡Eh, muchacho! - dijo, alzando la voz y dirigiéndose al "chico para todo"- Es una lástima que este cacharro no lleve una ametralladora en el afuste exterior, seguro que estaríais encantados de prestármela para la misión. Heh. Como te llamas? - Tras presentarse y entablar un poco de conversación con los tripulantes del Chimera, Sturnn se volvió de nuevo a sus hombres, y sacó una gastada baraja de cartas de algún lugar de su armadura - Bueno chavales, una partidita hasta que lleguemos?

Después de toda la parafernalia típica, la información sobre la misión era clara.

Revisar la central eléctrica, encontrar la avería del sistema que enviaba pulsos inestables haciendo saltar por los aires los equipos más sensibles [se presupone que estará en el reactor número tres], asegurarla, avisar por radio una vez completada el aseguramiento y se enviaran dos pelotones para establecer las defensas hasta tener asegurado todo el planeta.

No había más información, era escaso y escueto, no parecía haber más información y no había informes sobre posibles hostilidades... sería una fiesta a ciegas.