Estación 4 del Instituto Nacional de Ciencias de Estados Unidos, 11 de junio de 1972.
Seducidos por el dinero, el renombre y el ansia de conocimiento, llegasteis a esta estación de la Antártida hace dos meses a modo de relevo y desde el primer día no habéis dejado de preguntaros si realmente no ha sido un gran error. El equipo anterior ha trabajado en verano, de forma bastante tranquila y sin grandes problemas, pero vosotros no vais a tener tanta suerte y lo sabéis. Os esperan cuatro meses de aislamiento en los que dependéis únicamente de los recursos almacenados y del buen funcionamiento de la instalación, así como de vuestro trabajo en equipo. La única puerta al mundo exterior es una radio que debido al clima la mayor parte del tiempo no consigue recibir señal alguna.
Los días pasan y lo único que tenéis claro es que cada nuevo día es más jodido que el anterior. Y hoy, cuando el sonido de disparos en el exterior interrumpe vuestra comida, pinta verdaderamente jodido. No os queda más remedio que salir ahí fuera para ver que pasa.
Por suerte, Childs consigue disparar al hombre en la cabeza antes de que este apriete de nuevo el gatillo. Ambos tipos están muertos y no hay duda de que son hombres de la base noruega que se encuentra a unos cien kilómetros. Tras los segundos de confusión del momento, descubrís que el malamute que perseguían —que no es de los vuestros— parece haberse esfumado.
Esta escena es más que nada para ir calentando y para que os conozcais un poco antes de empezar con el juego en sí. El domingo por la mañana pondré ya la primera misión.
Mientras estoy degustando bocado, empiezo a escuchar un sonido familiar, aunque a la vez algo extraño. Son disparos!
- Que es eso? - Digo mientras me acerco a la ventana. Puedo observar un helicóptero con unas extrañas letras a los costados. Los estallidos vienen del aparato, como si le estuvieran disparando a algo en dirección a la Base.
Me quedo observando desde la ventana, donde puedo ver al extraño hombre. Habla una lengua que no entiendo, y persigue un perro, que se dirige hacia nuestro puesto. Para mi sorpresa, el desconocido levanta su rifle, pero antes de que incluso pudiera dar la voz de alerta, Childs se encarga de acabar con el.
Tomo mi abrigo y me dirijo afuera, dispuesto a descubrir que ha pasado.
Ok, primer post. Aprovecho a ver para la charla entre los compañeros. XD
-¿Qué demonios le pasaba a ese? - dice Childs señalando al muerto y mirando a sus compañeros.
Childs aún no comprendía como podía haber sucedido aquello. Que coño hacían allí aquellos tipos, por que perseguían a un malamute y por que cojones querrían dispararles.
Sali al exterior con el resto de mis compañeros, alarmado por los disparos, y contemple incredulo la escena. De no ser por Childs esos noruegos nos hubieran cosido a balazos, pero ¿porque?.
- Me temo que ahora no te lo va a decir Childs. Dije mientras me acercaba a el. Una vez a su lado le di una palmada en el hombro Te prometo que no volvere a decir que los militares molestan en una mision cientifica. ¿Son los noruegos?
Pasaba el pestillo tras encerrar a nuestros perros cuando se pusieron en alerta. Instintivamente miré hacia la puerta que daba al exterior aunque no pudiera ver nada. ¿Eran eso disparos?
- Tranquilos chicos...
Apagué el interruptor de la luz dejándolos a oscuras y salí. Un hombre muerto en el suelo y huellas del malamute que perseguían en la nieve. Miré a los que estaban allí esperando algún tipo de explicación pero sin formular preguntas.
La escena que se había desarrollado delante del piloto era dantesca, ¿Porque habían venido los noruegos disparando como locos?
-Esto es raro de cojones chicos, no es la primera vez que alguien se vuelve loco por culpa de una misión demasiado larga y estando solo demasiado tiempo.
MacReady se gira hacia sus compañeros - Podríamos intentar contactar con ellos por radio...
El clima hoy parece estar de vuestra parte —dentro de lo que cabe en un sitio como este—, pero aún así, como no habéis podido abrigaros del todo al salir con prisa, el cambio de temperatura se siente como un duro golpe.
Certificáis la muerte del tipo, cuya cabeza tiñe de rojo la nieve de alrededor, y al inspeccionar un poco descubrís que guardaba en el bolsillo una libreta con bastantes notas en noruego. Con un primer vistazo podéis ver que parte del texto es ilegible, ya que está cubierto de manchas de sangre reseca, pero quizás dedicándole algo de tiempo y con la ayuda de un diccionario se pueda sacar algo. Del compañero y el helicóptero lo único que queda son los cachos esparcidos en llamas.
A pesar de que Clark tranquilizó a los perros antes de salir, ahora mismo parecen estar exageradamente nerviosos y sus ladridos resuenan por toda la base.
Podéis hablar e indicar lo que queréis hacer y lo tendré en cuenta para las futuras misiones. Continuar con vuestro trabajo de investigación, hacer una expedición, cambios en la base o lo que sea que se os ocurra, pero deberá ser en conjunto.
Estoy con McReady en lo de contactar con los noruegos, al menos para decirles lo que ha ocurrido. Estaran buscando a sus compañeros.
Sin esperar a que me digan si estan o no de acuerdo regreso al interior del complejo agarrandome los brazos para combatir el frio.
Childs recoge el arma de noruego colgándosela a la espalda y ayuda a registrar el cadáver.
-Bueno, yo me quedo con el fusil de asalto. Es más práctico que la pistola y nunca se sabe. Y ese block de notas, quizá explique algo de la locura del muerto. ¿Alguien se ve capaz de traducirlo? - dice Childs mientras ve que no entiende ni papa de lo escrito.
Cuando hablan de voluntarios para traducir Clark se da media vuelta entre gruñidos y se frota un poco los brazos volviendo a la perrera.
- Malditos noruegos... locos... todos locos...
Clark abre con tranquilidad la puerta de la perrera y arrastra sus pasos hasta el interruptor para volver a encender la luz, unos disparos no pueden haberlos alterado tanto.
El frío del exterior me obliga a apretarme en mi abrigo. Parezco mas un Pitufo, que una persona en este traje termal.
Me acerco a Childs, quien registra el cuerpo del noruego.
- Permite esas notas. Creo que con algo de tiempo podré descubrir lo que dice. - Le explico extendiéndole la mano.
- Que puede llevar a un hombre a este estado? - Digo de forma perpleja. - Y podrían callar a esos perros? Clark, haz algo por Dios. - Le replico a mi compañero, el encargado de los canes.
Claro Blair - dice dándole el block- aquí tienes. Avísame cuando sepas lo que dice, tengo curiosidad por saber lo que les pasó.
Los perros se tranquilizan al ver al cuidador y poco a poco vuelven a estar como siempre. Fuera lo que fuera lo que les puso nerviosos, ya no esta aquí o han pasado a ignorarlo.
Los que quedáis fuera recogéis todo el estropicio y lleváis el cadáver al interior para poder entregárselo a los noruegos. Dentro, Palmer intenta contactar por radio con la base noruega en vano.
Echo un vistazo a la zona de los perros y vuelvo a apagar la luz, volviendo con el grupo.
Noruegos... tsk...
Niego con la cabeza y me asomo a la sala donde Palmer trabaja
- ¿Consigues algo?
Palmer niega con la cabeza a la pregunta de Clark. Vuestra radio consigue mandar las señales, pero nadie responde.
Un rato después, mientras trabajas en tus quehaceres rutinarios en solitario, el malamute que perseguían los noruegos se planta delante de ti como salido de la nada. Te mira impasible, con unos ojillos que denotan una inteligencia más allá de la de un can. Te ríes ligeramente por el pequeño susto que te ha dado y te acercas para cogerlo, pero antes de que lo agarres el perro empieza a temblar con brusquedad. Alejas la mano y das un paso atrás al ver como con cada segundo van a más las convulsiones del animal.
No te da tiempo a reaccionar. Para cuándo eres consciente de lo que ocurre, el tentáculo que sale de la boca del perro ya ha atravesado tu estómago. Ahora eres tú el que tiemblas y poco a poco notas como se escapa tu vida, dejando paso a un invasor que absorbe toda tu esencia.
Ahora eres una cosa.
Puedes sentir que no estás solo. Palmer también lo es.
Un rato después, mientras trabajas en tus quehaceres rutinarios en solitario, el malamute que perseguían los noruegos se planta delante de ti como salido de la nada. Te mira impasible, con unos ojillos que denotan una inteligencia más allá de la de un can. Te ríes ligeramente por el pequeño susto que te ha dado y te acercas para cogerlo, pero antes de que lo agarres el perro empieza a temblar con brusquedad. Alejas la mano y das un paso atrás al ver como con cada segundo van a más las convulsiones del animal.
No te da tiempo a reaccionar. Para cuándo eres consciente de lo que ocurre, el tentáculo que sale de la boca del perro ya ha atravesado tu estómago. Ahora eres tú el que tiemblas y poco a poco notas como se escapa tu vida, dejando paso a un invasor que absorbe toda tu esencia.
Ahora eres una cosa.
Puedes sentir que no estás solo. Clark también lo es.