Como si de un cuento de terror, el castillo del Gobernador tomaba un aspecto feroz ante nuestros amigos. Algunos de ellos ya estaban inventando una cacion con la cual le podria dar sustento durante unos dias. Los mas guerreros pensaron... bah! uno mas. Lo que todo pensamiento rondaba por la cabeza era. Quien sera Don Lope y porque necesita gente. Quizas algun tipo de Aquelarre? dijo titubenano aquel que entendia de magia... Imposible! penso el otro es un soldado no puede ser que sepa tanto de magia.
Pero la historia quizas no seria tan generosa como aveces pensamos. se sabe y es cierto de numerosos e inombrables aquelarres en las noches gallegas...
Entrais en el castillo.
cuando atravesais la puerta esta flanquedada por dos guardias veis un patio exterior y en medio un torreon (o tambien llamada torre de homenaje) tras varios minutos esperando a que alguien os diga donde teneis que ir vis haciendo ronada alrededor de la torre un grupo de ocho soldados completamente armados. En cada esquina del castillo veis unas torres.
A vuestra derecha veis una perrera con unos perros bastante escitados ante vuestra presencia (nada bueno pensais) y ha vuestra izquierda lo que parece como unas habitaciones.
Al rato de estar esperando a que alguien os diga algo un joven que parece ser de la servidumbre os dice Por favor acompañarme Don Lope os recibira enseguida le acompañais?
os hara falta un mapa?
Mirando fijamente a mi señora, asiento con la cabeza, y sin hacer el más mínimo sonido empezamos a andar siguiendo al sirviente.
Miro a Catixa, y veo que se adelanta con Iñaki, me dispongo a ir detras de ellos y le digo a Tancredo en voz baja, Amigo veremos haber como salimos de esta podiamos salir de aqui pero gracias al tremendo cerebro de la rubia, nos quedamos, hay que joderse.
Tras seguir al criado, que parece algo atareado os lleva hasta una sala que parece una sala de armas. El Criado os dice medio gritando ya por el pasillo enseguida vendra Don Lope. Esperen!!! buscais algun sitio dodne sentaros pero solo veis que unos cuantos muebles algo desquebrajados y alguna que otra arma mellada.
Aburridos de esperar, cada uno se pone a pensar en como sera este tal Don Lope. Tras una media hora que casi ni os habeis enterado, la puerta de la sala se abre y veis entrar al que parece a Don Lope acompañado por dos mozuelas medio desnudas. este con una simple camisa y unos pantalones y enganchada una hacha tan grande como la que lleva Tancredo, se os queda mirando y las mozuelas se van, dejando entrar a unos soldados con pinta de pocos amigos. Tras unos segundo que casi os parece la media hora que habeis esperado dice con una voz algo quebrantada y amistosa al mismo tiempo Hola Soy Don Lope de Agostiño y esta es mi casa. que tal estan? espero que lo pasen bien. Disculpen mi torpeza pero no se sus nombres
Hago una reverancia a modo de saludo a un noble mientraas escucho la presentación del hombre.
Sin levantar la cabeza digo, Se agradece su hospitalidad Don Lope, yo soy Alan de Navarra.
Tancredo asiente, aunque de mala gana, ante las palabras del juglar y parece gruñir alguna blasfemia entre dientes, cortada por la presencia del tal Don Lope.
Mira a derecha y a izquierda. Nadie más abre el pico y Tancredo odia hablar, aunque sea para decir su nombre.
-Tanquedo, Aragón. Señor.
Y, al hacer ésto, inclina la cabeza como un buey haciendo que su tosco intento de cortesía se coma la erre de su propio nombre.
Y en último lugar respondo. Nosotros somos Iñaki y Catixa, del Reino de Navarra.
Describeme la sala. Guardias salidas...
Don Lope se acerca a Catixa y le dice vaya de Navarra alli tengo buenos amigos rapidamente se aleja y delante de el se ponen dos guardias bien armados a modo de guardaespaldas. La Sala de armas no es muy grande, tipica sala cuadrada en medio hay una mesa con un par de sillas. al final de la sala y detras de vosotros hay un pequeño armario donde se colocan "supuestamente" las armas aunque no hay ninguna. A mano derecha veis unas pocas armas desgastadas por los años. y en la puerta pero fuera de la sala dos guardias mas.
Bueno supongo que estareis cansados... aunque pensandolo bien no me acuerdo de vosotros la verdad Don Lope hace una pausa y dice pero tambien no conozco ni a la mitad de los que trabajan para mi. Me servires mientras una risa sarcastica asoma entre sus dientes. En un perfecto Gallego e inteligible por vosotros dice llevaroslos a sus aposentos los guardias que estaban en la puerta se diriguen a vosotros y los que estaban delante de Don Lope tambien
a falta de poner el mapa que de esta semana no pasa aqui teneis la situacion
Tras terminar y mandarnos a nuestro aposentos, me inclino haciendo una reverencia a Don Lope me giro y sigo a los guardias.
Definitivamente, ese hombre le gusta. Le recuerda a otros para los que ha trabajado en otras ocasiones. Alguien que hace pocas preguntas y que se centra en las tareas. Tancredo sonríe satisfecho ante los modales desenvueltos del tal Don Lope y ante la idea de dormir bajo techo.
El almogávar fuerza una sonrisa y se acerca a quien le ha de conducir al lecho con porte airado, de patética importancia, dedicando miradas altivas a los guardias que se acercan.
-Sin empujar, ché -dice con fanfarronería antes de que nadie le toque.