- La verdad es que ha sido una visión impresionante la de ese animal. - Respondió Irving mientras se sentaba a la mesa.
Pasó la cena con su habitual tono educado, tratando de charlar de forma correcta con sus anfitrionas, sin revelar ninguna de las sospechas que se cernían sobre ellas.
Por mi seguimos de excursión sí.
El teniente no habló mucho durante la cena, ya tenía claro quién era P.P. y que encontrar a esos hombres era conocer más sobre esa piedra.
Discurriendo y tratando de unir puntos le vino una pregunta a la mente ¿y si el matrimonio había corrido tanto por irse porque realmente habían quedado con esos hombres? Con el frío que hacía en esa isla y tantas noches por ahí tenían que tener todos ellos un refugio donde dormir ¿estarían compartiéndolo? Algo le decía que esas piedras y tanta gente dispersa por la isla tenían que ver.
Buscar al matrimonio era su prioridad, convencería al resto del grupo para partir en la búsqueda de ellos al día siguiente y si insistían en volver a esa piedra, trataría de llegar a la tienda de campaña que vio en el horizonte. Si es que aún seguía allí...
—Oh, Léone, pues era como una foca pero mucho, mucho más voluminosa. Este tenía una piel y pelaje muy oscuros, negruzcos. Y depende de la especie concreta, que hay un par, pero este en concreto es de los que tienen una especie de nariz deforme y móvil —explicó el doctor a la joven que preguntaba curiosa, llegando a hacer gestos para describir la forma y tamaño de la nariz del animal.
—Salió de detrás de unas rocas gruñendo y rugiendo, y menudo susto nos dio. Menos mal que en tierra tienen una movilidad limitada.
De alguna forma, el subidón de adrenalina de aquel encuentro y subsecuente huida habían dejado al doctor mucho más animado de lo que los demás lo habían visto en todo el trayecto hasta las islas y su estancia en ellas.
Cuando queráis, time skip, si.
¡Jáaaaaa, es Pierre Petit! ¡Mi olfato detectivesco sigue tan agudo como siempre!
—Pierre, qué bonito nombre. Mi padre también se llamaba así, en paz descanse —miente Desmarais—. Él me enseñó todo lo que sé sobre astronomía. No he podido más que notar que aquí se ven muy bien las estrellas. Deben hacer unos buenos paseos románticos al aire libre para verlas, desde luego —sonríe—. En fin, ¡qué hambre! Esto de huir de leones marinos abre el apetito.
Y el funcionario se sienta a comer a la mesa.
Desmarais deja caer algo de astronomía por ver si Petit le dice algo de que Pierre es aficionado. Sin duda, en la nota sabía de lo que hablaba.
Si tiene algún dato relevante bien, si no skip de todas formas, no quiero retrasar más la escena.
Las mujeres se rieron ante la ocurrencia de Desmarais, pero no pareció reaccionar al tema de la astronomía más allá de hacer un comentario sobre lo interesante que era. Quizás, con el susto de aquella bestia marina, se habían puesto algo nerviosos y estaban prejuzgando a aquellas mujeres que hasta el momento les estaban tratando lo mejor que se podía en aquellas condiciones.
La cena finalmente transcurrió sin mayor importancia y cada uno se marchó a dormir a donde le correspondía. La mañana se levantó gris y húmeda, como todas las demás, y pasó sin pena ni gloria mientras examinaban el lugar, hablaban con las mujeres, hacían los chequeos necesarios, rellenaban formularios las ayudaban a clavar maderas en algunas ventanas o empacar muebles y utensilios que se iban a llevar.
Finalmente llegó la hora, tras la comida, cuando el grupo decidió volver a hacer otra caminata. Eso si las mujeres les insistieron para que tuvieran cuidado y no se alejasen demasiado y que volvieran pronto para la cena. Los cuatro hombres, de nuevo Lavalle prefirió no ir pues la aventura que le habían contado del elefante marino fue suficiente como para quitarle las ganas, se abrigaron bien y se dispusieron para ir.
Decicid hacia donde vais y así creo la escena. Os doy algunas opciones.
Si vais por la misma playa que ayer, como ya lo conoceis, quizás logreis llegar más lejos, hasta los acantilados que se veían unos kilometros más adelante de donde encontrasteis la piedra negra. No siempre hay elefantes marinos pero quien sabe.
Por otro lado si vais hacia la costa de enfrente podriais explorar la tienda que visteis.
Siempre podeis adentraros hacia el interior de la isla. Ya os han avisado de que es peligroso pero por poder podeis.
O cualquier cosa que se os ocurra.
Por mi parte, como jugador (por dar mi voto ya que a mi PJ probablemente se la pique bastante el destino) a la tienda de la otra orilla, ¿no?
Mi PJ refunfuña por salir tan tarde, ahora sabe que seguir el rastro del matrimonio es imposible por lo que coge su petate escondido y vota por ir a ver la tienda.
Desmarais no puede más que insistir en ir a la tienda para ver si se trata del campamento de monsieur Petit. Quiere saber más sobre sus teorías astronómicas.
A la vuelta de esta segunda excursión y con lo que descubramos, habría que hacerle una intervención a madame Petit con Evaluar Sinceridad (Desmarais no tiene).
El grupo tenía claro hacia donde ir y se encaminaron hacía el lugar donde habían visto la tienda de campaña. Esta vez con algo más de precaución pues no querían volver a verse sorprendidos por ninguna criatura marina. El camino que llevaba a ese lado de la costa se introducía un par de kilómetros hacia el Oeste y luego giraba hacia el sur, su objetivo. Tras pasar un par de horas caminando llegaron a una zona que parecía un prado perfecto para el ganado. Por su estado el Teniente Bullard supuso que los pastores debían haber pasado por allí hacía poco más de 24 horas, quizás cuando ellos llegaron a la isla.
-Miren-dijo entonces Desmarais- ¿Es normal que las gaviotas estén tan lejos de la costa?-preguntó mientras señalaba a un grupo de gaviotas que volaban en círculo tierra adentro. Algo extraño desde luego. Las gaviotas estaban en dirección opuesta a la playa así que debían elegir si ver que es lo que sobrevolaban aquellas aves o continuar su ruta hacia la tienda de campaña, antes de que se les hiciera demasiado tarde.
Vosotros direis :)
Irving pasó la mañana analizando los alrededores del poblado. Buscaba vestigios de la actividad pasada, pero sobretodo hacía tiempo hasta que el resto de visitantes a la isla se liberase para explorar el lugar. Cuando por fin se pusieron en marcha trató de avanzar con paso vivo para alcanzar la tienda que habían visto la jornada anterior pero el comentario de Desmarais le hizo repensar su objetivo.
- La tienda parecía deshabitada por lo que la actividad de las gaviotas puede revelar algo que haya pasado recientemente. Creo que deberíamos ir hacia allí. - Dijo señalando la zona del interior de la isla donde se veían las aves.
El doctor observó al grupo de gaviotas sin demasiado interés, y respondió con cierta suficiencia.
—Bueno, estamos en un conjunto de islas, y por grande que sea esta yo diría que nada está lo bastante lejos de la costa como para que unas gaviotas sean algo raro. Pero podemos ir a ver si quieren, a mí me trae sin cuidado...
No entendía como un grupo de gaviotas podía ser de su interés pero el tema de estudios no era lo suyo por lo que tampoco quiso discutirlo.
Cogió su arma y siguió a los hombres hacia donde volaban las gaviotas, esta vez si alguna gaviota se volvía loca le metería un tiro en todo el pico.