Salen del templo, sorprendidos por la extraña transformación del mediano.
Afuera, todo parece tranquilo...Es de mañana, y pueden verse algunos aldeanos rondando al oasis. Los pueblerinos los miran con odio, sin embargo de momento ninguno se acerca o intenta atacarlos.
No ven al fantasma de la gitana por ningun lado...sin embargo...
Lejos, en el camino de losas que rodea al oasis y que parte en direccion al sur oeste, reconocen a Dulcimae! Sin embargo, la muchacha no parece incorporea, sino que se la ve tan viva como siempre!
La mujer, los mira desde lejos, y haciendo señas de que la sigan, se aleja corriendo por el camino...
está en el punto rojo...
Creo que quiere que la sigamos. ¡No hay tiempo que perder! ¡Vamos! -y diciendo esto, corro tras la muchacha...
Si, sigámosla, vamos!
Digo mientras sigo corriendo detrás de Dulcimae.
Ulrik aunque les sigue de cerca no dice nada, solo se mueve mecanicamente y solo maldice entre dientes y niega con la cabeza a alguien imaginario.
La joven Dulcimae, se aleja correteando hacia las afueras del poblado. Sus pies, apenas si tocan las lozas del suelo, candentes ante el sol del amanecer.
Los habitantes de Mudar, los siguen con la mirada, mostrando su rechazo a los extranjeros. Sin embargo, de momento nadie se acerca a molestarlos.
Ya afuera del poblado, la joven sigue correteando, pero logran acortar la distancia con ella.
A menos de 20 o 30 metros de distancia, logran ver que su cuerpo vuelve a ponerse traslucido!
Su rostro, muestra una expresión de gran pena y dolor, como si fuera consciente del destino tragico de toda su familia. Sus ojos, dejan derramar lagrimas transparentes y brumosas, que se vuelve bruma a sus espectrales pies.
la siguen por el camino?
Ulrik: tienes hocico. (Ganas habilidad de olfato 20ft, pero tienes -4 a carisma)
Ya que llegamos hasta aquí digo que la sigamos, no veo otra salida.
Sigo a todos al trote.. apenas si amago a detenerme al ver a los aldeanos...
Debemos seguir a la gitana...
¡Un enano no está hecho para correr! -no obstante, sigo corriendo.
Les sigo pero sin decir nada, lo del hocico aún me afecta.
Seba, entonces quedó decidido, la seguimos.
Cita:
Al fin, la joven se vuelve hacia ustedes. Su rostro muestra tristeza, pero también paz. Sus lagrimas de bruma, continúan mezclándose con las nieblas a sus pies, formando un colchón de pálido humo que se expande.
Entonces, las nieblas comienzan a estirarse, al tiempo que se vuelven más densas y blancas. La humedad que traen, contrasta ampliamente con el seco clima al que se han acostumbrado en éstos cinco o seis días en el desierto. Las brumas los rodean, los moja con sus pálidos dedos. Un frió cala sus huesos, poniéndoles la piel de gallina e irguiendo el bello de sus nucas.
Los segundos pasan, y sus voces no son más que ecos, ocultos entre las nieblas. Apenas si alcanzan a ver más allá de medio metro....