- Que Poseidón sea benévolo con nosotros aquí abajo - dijo en susurros Demetrius, cuando oía las palabras del sacerdote. Espero a que pasaran primero los que iban en cabeza para retomar su marcha.
- ...No sé si fiarme...- susurra en voz muy baja y, cambiando la dirección, espera a que Galos encabece la expedición para continuar.
El barbaro da un respingo. La magia y demas depravaciones no son del gusto de los hiperboreos, y toda esta empresa empieza a estar cada vez mas teñida de ella.
¡Crom! Sea hacia donde indica la estatua y ojalá sea un dios y no un demonio travieso quien nos envie estas ambiguas señales. Encaminemos hacia la derecha nuestros pasos y no temáis pues la espada de Wenden el Terrible ha de protegeros de futuros males.
Galos empieza a avanzar por el corredor que lleva a la derecha, pero no deja de fijarse en el otro camino que dejan atrás. El camino de la izquierda queda iluminado por las gemas de los collares mágicos y una hermosa estatua de alabastro que representa a Palas Atenea bloquea de igual modo que lo hacía la de Poseidón el paso al corredor.
La diosa virgen está representada apoyada contra un olivar en el que una expectante lechuza se encuentra encaramada a una de sus ramas.
Galos exclama un juramento y se maravilla ante la manufactura de las tallas.
- En verdad es una lástima que estas bellezas queden sumergidas bajo las aguas por los caprichos de aquella inconsciente... ¿cuánta belleza habremos de admirar en lo que resta a nuestra expedición? ¿Estáis seguros que no queréis probar el camino que protege Palas antes de sellar nuestro destino con Laódice?
Decidid, y con lo que elijáis despliego nuevo mapa ;)
- No estamos aqui para admirar la belleza sino para rescatar un tesoro y si una estatua de Poseidón le hace una señal a uno de sus servidores no voy a dudar de ese prodigio. Vayamos por la derecha. -
Las palabras de los dioses son siempre ambiguas, y sus motivaciones van más allá de nuestra comprensión, pero yo confio plenamente en mi Señor. - Dice con voz tranquila y tono pausado. - Aunque seguiré al grupo decida lo que decida.
¡Basta de chacharas! El señor de las olas y emperador de los mares ha hablado. Cuando uno recibe una señal tan clara no puede si no seguirla. Vayamos pues a la derecha y dejemonos de discusiones. ¡Crom! ¿Por que seréis los civilizados tan aficionados a la palabreria?
Exclama el impetuoso hijo de Hiperbórea.
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