Partida Rol por web

Me disculpo con el gato (pues estaba jugando con él una partida de póker).

- Disculpa, señor Bigotitos, ahora vuelvo...

Me levanto para abandonar momentáneamente la sala... y volver después con un porro y el Marca, y entregárselo a Honorato.

- Aquí tienes, Honorato.

Después vuelvo a sentarme con el gato.

- No habrás mirado mis cartas, ¿verdad?

Gracias, marramiau - exclamo contestando al "que aproveche" de Amy.

Observo a Juanito que en un pis pas se va y vuelve.

¡Miau! Soy un gato honrado y ya que te has ido bien te podias haber traido unos whiskas...

- Ahora que lo dices... - me giro para sacar un bol y una bolsa pequeña de Whiskas, y lleno el recipiente - Casi se me olvida... jajaja

Gracias muchacho....aunque el marca se lo habia pedido el mayordomo este que parece un muñeco de cera que ni se mueve....ESTAS DESPEDIDO!!!!!

Honorato empieza a fumarse el porro y dice

muuuuuuu...ahahaha...jejej...ahhhh...jajajaja...miau miau....jujucuucjujucucu....

Me reia de ...ajajajaja...un ciego que coge un rallador de queso...ajajaja....y dice....¿quien coño ha escrito esta tonteria??!!! ajajaja

Seguidamente se calla, y mira de un lado a otro como si algo estuviese a punto de pasar, en silencio se va a la otra punta del barco y se escucha un estruendo seguido de una pequeño tufo galopante.

vuelve a la mesa y se sienta.

Terminado su Mai Tai su tumbo y saludo a Amy pues pensaba que ese "Que aproveche iba por el y su tumbona" Despues echo un ojo al camarero que le traia proteccion solar pero al grito de:-Machete no lo necesita.-Se retiro mientras el jardinero dejaba que el sol tostara su cuero.

Sin saberlo, la Fortuna lo había colocado en un juego demasiado peligroso. Y peor aún, en un barco. Con el movimiento comenzaron los mareos y las nauseas. ALberto subió a cubierta corriendo, buscando un baño. Pero solo alcanzó la baranda del barco para dejar fluir su vómito. Luego cayó sentado al lado de Juanito, interrumpiendo la partida.

Escuché que había te! Toma una taza sin mirar a quien pertenecía, y se lo bebe sin parar. Perdón... es que... Otra nausea, otra corrida, otro desagote...

Me acerco a la que parecía una asistenta y le digo algo al oído

¿Has visto quién se va a llevar la pasta? No lo vamos a permitir ¿Verdad?

Miro al heredero con mirada fulminante, parece tan inofensivo...

¿Qué se te da bien hacer? ¿Sabes envenenar?

Una sonrisa mística me ilumina la cara

- Tío... ¿te marean los barcos? Tienes mala cara - me intereso por Alberto - Si quieres te preparo una infusión cojonuda que te va a venir genial

Luego pillo el chiste de Honorato y empiezo a reirme tontamente.

- Joder, tío, qué bueno... jajajajaja

Miro al hombre que se me acerca con desagrado. Seguro que me ha visto y quiere ligar conmigo.

- Hola, soy Brittany- le doy dos besos. ¿Ese?- digo mirando al tenista- A ese le cogemos entre los dos y le reventamos, porque me cago en sus muertos como se quiera ir con la pasta ¿me entiendeh? Yo envinenar de eso no sé, pero yo le cojo de los pelos y lo tiro al agua.

 Miro un tanto desconcertado a la mujer que me habla. Hablaba un dialecto raro del español, no la lograba entender bien, por lo que entendí no sabía envenenar.

Eso que hablas es un Диалект? Quería decir, ¿Dialecto?. Me salen palabras rusas sin querer, mi acento me delata totalmente.

Me enciendo un puro y dandole una honda calada digo

¿Acabamos con el?

Le enseño mi pistola (no esa que estais todos pensando). Era un revólver ruso de la antigua URSS. Estaba cargado.

- Pues que le vamos a hacer, de póker es que ni idea - dijo Antoine ante el comentario del gato sobre el mus. Estaba claro, o eso creía él, que había sido sutilmente alejado de la partida, negando la oportunidad de un juego patrio en favor de una americanada. Pero la apetencia por las cartas seguía, así que busco una mesa con su silla bajo una sombrilla, se sentó y sacó su baraja de tarot -. ¡DAMAS Y CABALLEROS! - dijo en voz alta -. Si alguien desea saber cuál será su futuro, esta es su ocasión - dijo sonriente -. Y gratis. Amor, dinero, salud. ¿Qué les depara el futuro? El gran Antoine puede decírselo.

- ¿Dia.. qué? ¿Eso que es? Yo no hablo wachinai ni ná de eso.

El tipo raro me enseña su arma que extrañamente me pone un montón. Le miro con deseo la pistola... quiero decir... el revólver.

- Yo por el dinero MA - TO!!

-¿Cómo va esa bebida? Espero que sea de tu agrado-sonrío, con inocencia, y luego miro durante unos instantes el paisaje que tenemos delante- ¿Qué te parece que nos hayan traido hasta aquí? La verdad, es un gran Yate... pero algunas personas no son de mi agrado. Parecen unos...payasos- sonrío- No es tu caso, no, tú pareces un hombre con cabeza. Y además fuerte-digo examinándolo y a continuación me relajo en mi tumbona- Pero en cambio, la gente como yo... estas lugares son muy peligrosos para señoritas sin protección, ¿no cree?- y sonrío abiertamente.

- Mmm, veo que no se anima nadie. ¿Tanto miedo al destino? - murmuró Antoine en voz alta para sí, pero de forma claramente audible para todo el foro -. Veamos qué dicen las cartas - señaló para proceder a sacar una a una las diferentes cartas de su viejo tarot -. Mmm, interesante, muy interesante. Y temible - dijo dando un tono cavernoso a su voz -. El loco en posición invertida - y su mirada voló a Honorato aún manchado por el carmín rosa -. Obsesión, decisiones equivocadas. Oh, la muerte. Curiosa su coincidencia con uno de los nuestros. Seis letras. Empieza por M y acaba por TE. También invertida. Enfermedad incurable. Vaya, vaya, el diablo. Y también al revés. Esto es más que una coincidencia. Una carta dañina, sin duda alguna, donde se prefiere la ilusión a la realidad - Antoine miró tristemente hacia Juanito. Le caía bien el muchacho, pero las cartas cantaban -. Esto empieza a asustarme. La torre boca abajo. Los excesos cometidos llevan al castigo y a la confusión - apenas se atrevió a mirar al presunto heredero -. Y ahora... no, no puede ser. El ermitaño, cabeza abajo. No me extraña que vomitara tanto - dijo para sí -. Vicios, soledad y celibato que le llevarán a la oscuridad, la traición y el engaño. No sé si seguir, pero ¿qué esoterista sería si me retirara por miedo a leer lo que ya está escrito? Veamos, la templanza invertida. Malo, malo, malo - dijo mirando de reojo a la peluquera gatuna -. Todo parece mostrar un naufragio. Uff, la sacerdotisa. Intenciones ocultas, rencor y fanatismo que la llevarán a tomar una decisión no meditada. Triste destino para una criada. Y ahora el emperador sobre su corona. Un temible adversario que, sin embargo, perderá todos sus bienes en la caída. Siempre queda la ilusión de sus otras seis vidas - murmuró Antoine -. No puede ser. La luna. Al revés. Esto es un desastre - dijo mirando al tuerto -. El autoengaño le impedirá ver a sus enemigos y los peligros. Oh, oh, oh. El carro. Cosa de mcánicos parece ser. Inminente un accidente violento. Y esta última... normal. El sol. Perder el trabajo lleva a moverse en la oscuridad y caer en el vacío. Triste sino para quien alegra la vida con sus comidas.

Antoine recogió las cartas. Su rostro parecía triste. No habían sido buenos los auspicios. Quizás una segunda tirada ayudaría a interpretar mejor todo aquello. Y bueno, cualquiera de sus amuletos ayudaría a que nadie corriera peligro. Así que sacó de sus bolsillos una buena cantidad de colgantes con piedritas de colores.

- Para conjurar la mala suerte. ¿Alguien quiere? Bueno, bonito y barato. Por un par de euritos, al rico amuletoooooo. Que me los quitan de la manooooo.

Me acerco a Antoine, intrigado por lo que dicen las cartas.

- ¿Y qué dicen las cartas sobre mis plantas? ¿El que salga vivo las cuidará o no...?

- Veamos, Juanito, qué dicen las cartas - dijo Antoine -. Ten, corta las cartas. Eso es, así. Mmm, una buena carta por fin. El juicio. Señala un cambio para bien. Una resurrección de hecho. Eso quiere decir que hasta las plantas más pochas, revivirán. Puede que de tu mano o de la de otro. El destino, Juanito, es caprichoso. Voy a sacar una segunda carta. Mmm, bien, la estrella. Luz, mucha luz. Chaval, tus plantas van a echar cogollos hasta por las raíces. A ver qué dice la tercera y definitiva. Oh, la justicia. No es mala, aunque estemos con algo ilegal. Va a haber suerte y no sufrirán el peso de la ley. Sí, Juanito, tus plantas nos sobrevivirán y tendrán una existencia feliz y provechosa. Puedes estar tranquilo - dijo sonriente al moreno -. Ten - dijo ofreciéndole un colgante verde María -, para que te proteja y dé suerte. Invita la casa - dijo levantando ambas manos para prevenir cualquier pega.

- Gracias, tío... - digo, aceptando el obsequio - De todos modos espero que no haya mucho follón y el heredero no quiera arrasar con mi huerto

Tras eso, me acerco a Maritta. No he tratado mucho con ella pese a que ambos utilizamos la cocina en turnos diferentes y somos colegas de profesión.

- Hola... ¿qué tal, señora? Esto es un verdadero follón, ¿no crees?

Nada más coger el colgante, me acerco a Antoine.

- Mira tío, una cosa... La gente parece obsesionada con la pasta y tienen pinta de ser capaces de matar. A mí me importa un rábano la herencia, de hecho hasta me vendría mal porque los narcos y la pasma irían a por mí por mi plantación privada creyendo que me dedico a traficar... yo con que mis plantas sigan tranquilas allí en el huertecito estoy más que contento, ¿sabes, tío?

Machete se quito las gafas para observar mejor las curvas que le estaban hablando.
Intento sonreir al flirteo de Amy, pero su cara era tan dura que parecia demasiado forzado, estaba claro que Dani no sonreía a menudo.
-Tiene mucha razon señorita, aqui hay muchos interesados, pero si tiene miedo acérquese a mi. Yo se como tratar a una flor, recuerde que soy el jardinero.-Se incorporo una vez ella se sento en su tumbona.

-Quiere que le eche crema y de paso hablamos un rato ¿Que le parece la gente que esta aqui reunida? No entiendo como la señora creía tanto en curanderos y adivinos. Te gusta lo mistico Amy?-Apretó el bote de bronceado y se mancho sus fuertes manos con ello, esperando la aprobación de ella.

- Juanito, todos estamos aquí por la herencia o lo que ella nos supone para el futuro o para cosas que nos importan. Y sí, te doy la razón, hay cierta obsesión y, sobretodo, mucho peligro. Yo mismo me eché las cartas antes de decidirme a venir y este es un punto oscuro que no supe descifrar sino como mi propio funeral. Estuve tentado de no embarcarme. Sabes que fui el último en hacerlo, casi in extremis. Pero lo hice, tras tener una visión, y ya no hay marcha atrás - dijo Antoine encogiéndose de hombros -. Qué quieres que te diga. Cuatro ojos ven más que dos y en medio de tanta historia, quizás podamos ayudarnos el uno al otro. ¿Sabes? Tienes algo por lo que luchar, tus plantas. A mí lo cierto es que no me queda gran cosa en esta vida salvo el apego a la misma. Pero te prometo, que si algo te pasa, cuidaré de tus plantas. Y si yo palmo, y no sería raro que ocurriera, quiero que te quedes con mis cosas. Entre tus petas, los pasteles y el té, con la ayuda de mis cartas, la bola y el péndulo, tendrás visiones aseguradas y un buen futuro laboral. Incluso aunque perdieras todo el dinero de la herencia en un casino de Montecarlo.