Partida Rol por web

Witzzy sintio la tentación de ir a ayudar al enano , pero ella misma sabia que el dolor es de uno mismo , los demas no entienden el dolor propio , así que se quedo cerca buscando al otro perro , al perdido .

Vamos Lis dejemos a Kastor en su dolor y busquemos a Rojo . Le dijo al druida .

- Entiendo vuestra tristeza, pero recordad siempre que lloráis por vosotros, no por él. Lloramos porque nos ha abandonado, pero no debemos llorar por su destino. También a nosotros nos alcanzará la muerte, y una vez traspasado el umbral seremos más felices que nunca. 

A pesar de sentirse apenado por el accidente, Máraster se mantuvo claramente al margen del espectáculo. El mago iluskano entendió que todavía no era momento de ganarse a nadie y que ayudar al enano de las hachas a cavar el nicho sólo podía empeorar aún más las cosas.

-Creo que salió corriendo en aquella dirección--explicó el arcanista a la elfa y al joven cuando comenzaron la búsqueda del superviviente.

Al ver la mirada de Rianna, y ajena a toda esta sensiblirería, me encojo de hombros y, tras dejar todas las cosas en el carro cojo otra pala y me acerco al enano.

Tras lanzarme un escupitajo en las manos y frotármelas, comienzo a cavar junto al enano, sin decir palabra.

Poco a poco, con la ayuda Asoith, el pozo fue tomando forma.

Kastor se mantuvo en silencio, ni siquiera tenía ganas de agradecer la ayuda que le brindaban sus compañeros, sea con la búsqueda del can superviviente o con el pozo. El enano estaba demasiado concentrado en su dolor como para agradecérles, o para discutirles, sus palabras. Simplemente se dedicó a realizar la tarea que se había autoimpuesto mecánicamente, buscando embotar su mente para no atacar a quien consideraba el culpable de todos los males del mundo y alrededores.

Mientras los demás cavaban, Cornudo comenzó a oler el aire, y acompañado por Lis y Wittzy, trataron de encontrar al otro can.

Con las extraordinarias habilidades de Lis para manejarse por el bosque, el olfato de Cornudo resulta innecesario para rastrear a Rojo. El druida y la exploradora encuentran al animal herido a pocos minutos de distancia del carro, tumbado bajo un pequeño arbusto. Tiene una herida profunda en el lomo que aún no ha cesado de sangrar, aunque la quemadura mágica la ha cauterizado en su mayor parte. Pese a que reconoce a Lis y levanta el hocico al verlo, no se acerca a él y espera a que sea el druida quien lo haga.

Witzzy vio al animal herido y sin dudar le dijo a su acompañante .

Intentemos curarlo antes que lo vea el enano , sino será peor , al menos que lo vea sano .

Lis se acercó al can y se arrodilló junto a él, susurrándole cosas incomprensibles en un tono dulce, después murmuró una plegaria y posó su mano derecha sobre él, dejando que una luz anaranjada partiese de su mano hasta curar al herido animal

Lis y Wittzy retornan al cabo de varios minutos acompañados por Cornudo y Rojo. El perro ha perdido el pelaje en una amplia zona de su costado izquierdo, pero gracias a los poderes curativos del druida la herida ha cerrado por completo, y cuando ve a Kastor acelera el paso esperando a que levante la cabeza para abalanzarse sobre él, mas el enano está tan absorto terminando de cavat el agujero para Negro que no se da cuenta inmediatamente de la vuelta de sus compañeros. Tanto el enano como Asoith están trabajando de manera automática, sin prestar atención siquiera a las numerosas heridas que recibieran durante el combate*.

Una vez recuperado a Negro, Lis se acercó al enano y gastó todos los conjuros de curación que le quedaban. Él era el más castigado por la lucha. 

- Cuando acabemos con esto, creo que todos deberíamos descansar hasta mañana, la lucha ha sido muy dura y todos debemos recuperarnos. Yo no tengo ya más hechizos de curación, pero puedo curaros por medios más mundanos. Levantemos un campamento. De paso podemos decidir qué haremos a continuación.

Al ver al otro perro del enano, no puedo evitar sonreir mientras me seco el sudor. Las heridas recibidas no parecen mortales, aunque toda mi ropa está manchada de sangre.

Con un golpe seco, clavo la pala al lado de la tumba y salgo de ella. Una vez fuera, me vendo las heridas para que no vuelvan a abrirse Por mí encantado. No me vendría mal un pequeño descanso, y de paso podemos echar un vistazo a ese plano antes de ir al pueblo y vender todas la cascarria que llevamos.

- Yo no volveré a descansar, bien, nuevamente - asegura, exageradamente, Kastor ante las palabras de Asoith.

Al levantar la vista distingue a Rojo y, contra todo pronóstico una sonrisa se dibuja en su cara y, soltando la pala abre los brazos dejando que el animal se abalance sobre el - Rojo! Estás curado! - exclama mirando las huellas de la quemadura en su cuerpo mientras asiente mirando a Lis - Por suerte hay quienes prefieren curar a los animales antes que herirlos - agrega con sorna

- Suerte que no se sintió amenazado por el burro, sino lo pondríamos a tirar del carro - acota sin perder la mala intención en sus comentarios mientras mira al mago que se ha acoplado al grupo

Con todo, la curación recibida, el entierro y el reencuentro con su mascota son suficiente para calmar, por un momento al hachero que opta por sentarse bajo un árbol y respirar profundamente antes de dar su opinión - Si deberíamos volver al pueblo, pero mañana. El muchacho tiene razón. Estamos todos cansados, y heridos, y tristes. Mañana NO estaremos mejor, la tristeza tarda en desaparecer... pero por lo menos el cansancio y las heridas serán menores -

Rianna seguía acariciendo el cuerpo de Negro como movimientos casi rítmicos mientras sus ojos seguían los movimientos rítmicos de Kastos y Asoith mientras cavaban la tumba donde reposarían los huesos del pobre animal.

A cada rato, su mirada se posaba en Máraster y volvía de nuevo a sus compañeros.

Cuando Rojo regresó y se reunió con su compañero enano, una ligera sonrisa se formó en su rostro. Poca gente entendía que una sacerdotisa de Yergal no celebraba la muerte, si no que simplemente buscaban el equilibrio en ella. Y ver una celebración de vida y de amistad la hizo sonreir.

- Bueno... -reflexionó Lis- Yo buscaría a los gigantes, no para combatir, no estamos para combatir pero creo que podemos dialogar. Tenemos a una gran dialogadora. No creo que haya una gran tribu, sinceramente, y con tanto trasgo por aquí últimamente me parece probable que hayan tenido contacto. Al menos sabremos si hay más enemigos o más aliados en la zona, según como haya sido ese contacto. Además tenemos que devolverles su guantelete, y tenemos la opción de negociar la torre. Después quizás sí haya que volver al pueblo, para asegurarnos que están haciendo todo lo necesario.

Recostándome contra un árbol y aprovechando los rayos de solo que acarician mi piel, coloco las manos sobre la nuca entrecerrando los ojos

Tampoco me parece mala idea, más que nada porque nos pilla de camino y así no tendremos que volver sobre nuestros pasos.

¿quién sabe? igual hasta nos dan alguna recompensa por devolverles el guantelete digo alzando las cejas y con media sonrisa en la boca

Después de permanecer observando en silencio al grupo un buen rato, más por precaución que por respeto, Máraster decidió probar suerte de nuevo:

-No es que sea lo que mejor se me da, pero podría intentar sanar al menos parcialmente alguna de esas heridas. Lurúe me enseñó que un verdadero mago debe valerse de muchas más cosas que de una simple bola de fuego.

-Sobre el tema de los gigantes, estoy de acuerdo--aunque dudo que mi opinión valga de algo ahora, se guardó para sí el arcanista--Su ayuda puede ser crucial para la tempestad que se avecina en el horizonte.

Rianna contestó a Kastor. Ninguno de nosotros olvidará a Negro y la lealtad y amistad que te profesa, Kastor. Pero bien es cierto que debemos pensar en todas esas almas que aún no han dejado este mundo y que esa diosa de cinco cabezas pretende sean borradas de este mundo.

Escuchó entonces a Lis y Asoith. La ayuda de los gigantes sería indispensable aunque quizá nos sea dificil convencerles de que deben ayudarnos... pero nos pilla de camino y es una posibilidad que no debemos pasar por alto aunque eso pueda resultar peligroso si nos toman por enemigos...

Las últimas palabras las dijo mirando a Máraster.