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Con los infantes a bordo de los vehículos de transporte acorazados Gecko, ambos escuadrones fueron movilizados hasta el centro de mando provisional que se estaba montando en la Zona A1.

Allí los infantes desembarcaron de los vehículos para ser dirigidos a asistir con el montaje del centro de mando mismo. En palabras del teniente Hammer quien se mantenía con ellos, la hora decisiva estaba por llegar. Tan solo el centro de mando estuviese listo, ambos escuadrones serian movilizados de nuevo a la línea de frente para iniciar el ataque general contra las fuerzas del imperio arácnido.

El ánimo estaba en las nubes, y eso se podía sentir en todos los infantes que trabajaban la preparación de la base improvisada. La mayoría consideraba que aplastarían a los bichos con su gran poder de fuego y solo unos pocos tenían dudas al respecto. Para los oficiales al mando, era no cabía duda que para la media noche estarían afianzando la zona B o en el peor de los casos lo harían al amanecer.

Incluso el hecho de que se estuvieran montando sistemas defensivos perimetrales y que las fuerzas de artillería desfilando en los alrededores se movilizaran con todo su poder a la zona de combate aumentaba en gran medida aquella confianza.

Para los infantes de los escuadrones Eco y Gatling no quedaba mas que ponerse manos a la obra no pensar que en aquella futura batalla que les esperaba, ellos estarían no solo en el frente, si no en el centro de todo el ataque.