-Especialmente difícil -respondió agudizando la sonrisa-. Entre otras cosas porque siempre jugamos en tu terreno. -Abrió los brazos y miró en derredor-. Porque aunque esto parezca mi antigua alcoba, en realidad aquí gobiernas tú. Si te atrevieras a visitarme fuera del sueño, lo pasaríamos mejor.
Él le devolvió la sonrisa y se acercó un tanto.
-Creo que aquí es más seguro. Al menos para mí. Y te equivocas. Yo no gobierno aquí. Estamos en tu mente. Y lo que la mente siente puede ser más placentero que la realidad.
-¿De veras? Tal vez sí...
Observando su cuerpo, caminó hasta quedar frente a él. Colocó las manos en sus hombros, cerca del cuello, lentamente se alzó de puntillas, y respirando para que pudiera sentir su aliento y su pecho subir y bajar, acercó los labios hasta que casi rozaron los del magus.
-Pero no es real -dijo, y se dio la vuelta para alejarse hacia el lecho con andar felino-. Buenos días, Giacco, hasta la próxima.
Giacco llegó a ladear la cabeza esperando los labios de Rosalía cuando ella se separó.
El respondió con una sonrisa una tanto incrédula.
-Tanto va el cántaro a la fuente... Otra vez será, Vampira.
Entonces ella despertó a la noche.
Ahora ya posteo en la otra escena, ¿no?
Sí quieres poner alguna reflexión final sí. Si no, esta noche acelero las cosas.