-Caray. Sí que eres desconfiado -dijo la Vampira surgiendo de entre las sombras.
-Otra vez tú... -dijo Yurev meneando la cabeza sin levantarse del suelo-. Debí haberlo imaginado. Todo esto tiene tanto sentido como nuestra última conversación... ¿Para qué todo esto?
-Para intrigarte. ¿Para qué si no? -dijo ella con una sonrisa hueca-. Y para convencerte de que nos acompañes a la India.
Yurev alzó la vista con una mezcla de curiosidad y escepticismo. Apoyó el mentón en su puño cerrado.
-¿La India? ¿Con qué motivo y con qué fin?
-Para encontrarte con ellos, por supuesto. Tus amigos -explicó con pícara sonrisa.
Yurev fue a hablar, pero se quedó con la boca abierta y el dedo apuntando al aire. ¿Amigos? ¿Tenía amigos? Sí, los tenía; pero los que tenía no estaban en la India. Desde luego es muy improbable. Los que por otra parte sí podían estar en la India no podía considerarlos "amigos", podía considerarlos otra cosa, aunque en realidad no sabía muy bien qué.
Esa mujer le divertía e irritaba a partes iguales, e hiciera lo que hiciera no dejaba de alimentar en él la sensación de que alguien detrás miraba con interés sus conversación.
-¿Qué amigos? Conozco sajones, lombardos, francos, hispanos, eslavos, moros, judíos... No se me ocurre ninguno de ellos que esté en la India.
-No sabemos nada de esos a los que te refieres. Yo hablo de tus amigos de Clan... algunos de los cuales son amigos de tu vida mortal.
Yurev se puso en pie de un salto y, de haber respondido su sangre aún a sus emociones y no a su fría voluntad, se habría quedado pálido. Como si hubiera visto un fantasma.
-Eso es imposible. Todos murieron.
La India, el clan, amigos de la vida mortal... Sólo podían ser un puñado de nombres, y todos ardieron aquella noche.
-¿Qué sabes tú? -inquirió Yurev acercándose serio a ella.
-Tendrás que acompañarnos a la India para saberlo. Nosotras tenemos nuestros propios motivos para hacer esto. ¿Sabes?
No le sorprendía que tuviera sus propios motivos, lo que le sorprendía más es que la mujer fuera real, porque si tenía motivos es porque debía poseer cierto grado de existencia. Había llegado a pensar que no era más que una ilusión. Tenía muchos motivos para desconfiar de ella y la "resurrección" de una de aquellas sombras del pasado, pero no era menos cierto que ya podría haberle causado el mal que pretendiera para él...
-Está bien. Te acompañaré.
Al fin y al cabo, cuando era joven, siempre quiso ir a la India.
Perdona la espera pero es que estoy "cargando" el escenario de la India.