Partida Rol por web

Tras unos años rastreando el tráfico de artefactos del lado oscuro, sin encontrar nada realmente destacable, un mensaje holográfico ha llegado a tu terminal, marcado como altamente importante y con el sello del Alto Consejo Jedi.

*HOLOGRAMA*

Saludos caballero Ambar Zarca, bienhallada. Te hago llegar este mensaje pues el Alto Consejo ha deliberado que tu presencia es necesaria en Coruscant, abandona tu misión actual con el beneplácito de los Maestros y reúnete conmigo en el Templo con la mayor premura que pueda permitirse tu transporte. Espero verte pronto, que la Fuerza te acompañe.

-Fin del holograma-

Años y años de monotonía en las misiones y de pequeños escarceos habían aguado el carácter de Ámbar. Los contrabandistas, no son las personas más amables con las que tratar y la soledad después de la muerte de su Maestra era un duro golpe, que aún no había superado. En días como hoy tenía en la cabeza una frase que le quedo marcada de Zarca, "el camino del Jedi, es un camino de soledad y de esfuerzo, te forman para ello, pero eso no significa que sea fácil llevarlo". 

En uno de sus pocos momentos de descanso que disponía, fue cuando un mensaje llegó. Hacía meses que no recibía comunicaciones, así que el súbito sonido, extrañó a Ámbar. 

Escuchó con atención el mensaje enviado por la Maestra Fae, Coruscant no estaba lejos, pero, suspender una misión era algo altamente irregular, no recordaba ningún hecho similar anterior. Simplemente, confirmó que había recibido el mensaje, le preocupaba encontrar con premura una nave Telgorn con la que llegar.

Aun con la cabeza zumbando con el mensaje de la maestra Coven te diriges al único astropuerto del plante, esperando que con suerte haya una nave con destino a Coruscant en este recóndito lugar de la Galaxia.

Moviendote con soltura por los muelles parece que vas encontrando a la persona precisa en cada momento. En menos de seis horas tienes asegurado pasaje en una nave de carga, que encima parece legal y con toda la carga declarada (algo que sabes practicamente imposible en el anillo exterior).

El viaje es tranquilo, nadie quiere molestar a un miembro de la Orden Jedi y la estancia que tienes asignada es pequeña pero confortable.

En tres días has aterrizado en Coruscant i la silueta inconfundible del Templo te reafirma en tu cometido y te entristece al traer tantos recuerdos de la Maestra Zarca.

Ámbar necesitaba llegar lo antes posible a Coruscant, esa era la única certeza que tenía. Sus pasos, hacia la plaza que ofrecía los transportes galácticos,  retumbaban en su cabeza. Había recogido sus pertenencias a toda prisa, si no fueran ínfimas, se habría dejado seguramente algo.  

La plaza se extendida antes sus ojos, el brillo de las naves por un momento la cegó, buscó la que cumpliera unos ciertos requisitos, algo discreto, pequeño y rápido. No es que fuera una gran amante del espacio, pero dependiendo de la gravedad de la convocatoria y visto su urgencia, creía que era adecuado controlar el transporte. 

La última de la fila, encajaba perfectamente con su idea y se dirigía a Coruscant. Estaba pilotada por un Cereano, ya bastante mayor, que no quiso cobrar a Ámbar, puesto que un caballero jedi había salvado la vida de su primaria.  En sus ojos no había mentira, así que, ella agradeció el gesto con una amable sonrisa, y ocupó su lugar en la nave. Después de la llegada de máspasajeros, esta inició su viaje a Coruscant. 

El viaje le pareció el más suave que había echo, incluso pudo cerrar sus ojos mientras oía el murmullo de los viajeros que la acompañaban.  La llegada fue a tiempo, se despidió dando la mano al viejo Cereano, y se dirigió hacia el templo Jedi. Los que sienten la fuerza podrían ir con los ojos cerrados hasta el lugar. Al llegar hizo un anuncio de su llegada a la persona encargada de la entrada y pidió una habitación donde acomodarse y asearse mientras era reclamada. Si veía a la Maestra Fae Coven, era necesario mostrar su mejor aspecto, pues fue la maestra de su maestra.

Vaya ¿pero quien tenemos aquí?

Oyes a tu espalda mientras ultimas tu llegada

¿No es la pequeña Ámbar?

Digo siendo consciente de mi pequeña estatura y la mucho mayor de la que fue Padawan de Zarca

Siempre puntual, siempre a tiempo ¿Has tenido un buen viaje?

Cuando Ámbar se dirigía hacia su estancia, oyó una voz familiar en su espalda, sabía perfectamente que se trataba de la Maestra Fae Coven, pero no puedo evitar esperar inconscientemente a su Maestra Zarca. Una sonrisa surgió en su rostro, cuando la llamó "pequeña Ámbar". Ella se giró, e hizo una reverencia ante Fae Coven. Si las comparaba, habia algo familiar en ellas, quizás algo en la mirada...

Apreciada Maestra, es un honor volveros a ver.  El viaje fue muy tranquilo, mi antigua misión me había llevado a un punto cercano a Coruscant.  ¿Como os encontráis, Maestra? 

Dejo un espacio a Fae Coven, para contestar, porque estaba muy interesada en saber sobre ella, aunque la curiosidad hizo que en el lapso de tiempo que permite el decoro, preguntará por su misión.

Maestra, no puedo negar que me sorprendió su holograma. Estaría muy interesada en conocer los detalles de mi futura misión. 

Levantando las manos en gesto tranquilizador sonrío al ver la vitalidad de la joven Ámbar

yo también quería verte antes de mañana mi pequeña

y prosigo tras una breve pausa

Necesitamos a alguien con la determinación que muestras cuando rastreas artefactos del lado oscuro, tus compañeros esgrimen otras capacidades, pero tu vas a ser el impulso necesario para este grupo.

Viendo el nerviosismo de Ámbar concluyo

Mañana tendrás todas las explicaciones, cuando amanezca os esperan en la sala del Alto Consejo, ahí tendrás todas las respuestas, ahora ve y descansa, lo tienes bien merecido

Me quedo extrañada ante la explicación de la Maestra Fae. Quizás es por ello que rápidamente se justifica y me comenta que mañana tendré todos los detalles. Así que me doy por satisfecha con ello.

Agradezco mucho Maestra que hayáis tenido el detalle de acercaros a verme- digo volviendo a sonreír y poniendo mi mano sobre la suya. Es posible que ella también añore a Zarca y veamos mutuamente su reflejo en nosotras. No es propio de un Jedi afligirse por la perdida, pero tampoco no podemos negar nuestra naturaleza. 

Os obedeceré y descansaré. Nos veremos mañana en la sala del Alto consejo. - digo despidiéndome amistosamente.