Partida Rol por web

Respiró hondo. No le gustaba lo que estaba a punto de hacer, pero le pareció lo más sensato dadas las circunstancias. Si había alguna posibilidad de que aquella máquina activara el ascensor debía comprobarlo. Acercó la mano al botón y contuvo la respiración antes de pulsarlo.

Al hacerlo sonó el motor de algo moviéndose, al principio perezoso, luego con fuerza. También sintió una fuerte corriente eléctrica recorrerle las manos al tiempo que un enorme chispazo le hacía caer de espaldas. Se retorció entre fuertes convulsiones hasta que la sensación cesó, y después de que lo hiciera se sintió muy caliente e increíblemente... mejor. Más dolorido, sí, pero mejor de todo lo demás. Dejó de sentir aquel malestar que le producía la diabetes y la fiebre dejó de molestarle, aunque no le había bajado.

Además, las luces a su alrededor se encendieron y ahora toda la sala estaba completamente iluminada. Los ordenadores también se encendieron y mostraron en sus diferentes pantallas imágenes que parecían venir de unas cámaras de vídeo instaladas en las minas.

Se levantó asombrado, pero lo primero que hizo fue buscar su móvil. Lo encontró tirado en el suelo, echando humo.

-No... no,no,no,no,no,no,no,no,no...-

Trató de cogerlo, pero le dio calambre y tuvo que soltarlo. De todas formas podía ver que estaba apagado, la carcasa fundida y la pantalla completamente rajada. Era oficial. Se había quedado sin teléfono...

y sin linterna...

Al girarse se fijó en las pantallas, más que nada porque vio movimiento en una y le llamó la atención. Se quedó horrorizado al ver al monstruo encorvado del cuchillo junto a una chica que se arrastraba, tratando de alejarse de él. ¡Era ella! ¡Estaba en peligro! Pero no podía llegar hasta ella a tiempo como tenía el pie...

Daba igual, tenía que intentarlo.

Volvió a la puerta por la que había venido y se chocó con ella. La puerta emitió un sonido de error

"Introduzca tarjeta del personal en el lector de seguridad"

La puerta se había cerrado. No podía volver sobre sus pasos.

-¡No! ¡No! ¡Noooooooooo! ¡Por favor... no... no te mueras!

Empezó a darle puñetazos a la puerta, sin esperanzas de que se abriera. No tenía tiempo. Quería salvar a la chica, pero no podía. De nuevo, se sentía impotente.

-¡Ven a por mí, hijo de puta!-Chilló, pero evidentemente nadie le oyó. Y menos mal. Porque luego pensó en la bravata que acababa de cometer y dio un respingo. Quizás se le había ido la cabeza por la presión del momento... añadiendo, por supuesto la puerta ultrarresistente que tenía delante y que, creyó, podría mantenerle a salvo.

Aquella puerta no se abría. Daba igual cuánto la golpeara, le dio una patada sintiendo la impotencia y luego miró de nuevo al monitor, para ver a la chica arrastrarse y desaparecer de la imagen. El monstruo seguía tratando de arrancarse el cuchillo del hombro, pero parecía no conseguirlo. Empezó a darse cabezazos contra una de las paredes cercanas al tiempo que tiraba con todas sus fuerzas del cuchillo. Admin supuso que estaba gritando y sintió un temblor en el suelo, ligero, coordinado con el temblor que se intuía en la imagen de la cámara.

Estaba anonadado. ¿Dónde había ido la joven? Empezó a buscarla por todas las cámaras hasta encontrar una que la enfocaba directamente.

Estaba tirada en el suelo, boca abajo, pero se intuían dos hilos de sangre saliendo de sus oídos. Estaba justo al lado de la vagoneta. Justo al lado de la puerta que le había llevado a él hacia donde estaba. Estaban separados por pocos metros, pero no podía alcanzarla...

Miró el ordenador. Quizás podía manipular algunas cosas a través de él. A fin de cuentas, aquel parecía el ordenador central. Era el más grande con diferencia y era el que tenía las cámaras conectadas a él.

Se sentó en la silla y tecleó hasta que vio que le pedían una contraseña.

Genial...

Le dio al botón de pista de contraseña y el mensaje que apareció le dejó frío.

"Los cuatro que cayeron a la oscuridad"

¿Se refería al nombre de los niños que fueron arrojados a las minas? De ser así, la chica que estaba allí era su única esperanza para entrar en el ordenador...

Sabía que Lucy era uno de los nombres, pero el resto le eran totalmente desconocidos. Miró a su alrededor buscando alguna pista, pero lo único que encontró fue un botón que parecía encender un telefonillo que había en la puerta principal. Quizás podía comunicarse con la chica a través de él.

Apretó el botón y oyó el canal abierto.

-Ehm...-No sabía cómo se llamaba-Necesito que te despiertes y me digas cómo te llamas... y cómo se llamaban tus amigos.

Al poco se dio cuenta de cómo de directo e inapropiado había sido eso.

-A ver... quiero decir... es que necesito los nombres para poder abrirte la puerta... verás hay un...

Tania había caído rendida y creía que podría descansar un rato, pero empezó a escuchar algo. Al principio era un pitido intenso, luego fue tomando forma de voz humana. No entendía lo que decía. Sólo que no paraba de balbucear. Estaba haciendo demasiado ruido, aquel monstruo iría a por ellos si no paraba de hablar.

-Calla...-Respondió ella en un hilo de voz, pero el hombre que hablaba se calló. 

De nuevo miró a su alrededor. Vio las luces, una puerta extraña y lo que parecía un portero automático, como el que había en la casa de la montaña de sus padres. ¿Cuánto tiempo hacía que no veía una bombilla, o un portero automático?

-Uhm...-Trató de hablar, pero le dolía el pecho y le costaba respirar. Aún sentía una vibración que le recorría todo el cuerpo y le hacía sentir mal. Paralizada y molesta. Con dificultades para respirar.

-P-pero...-Admin responde al oírla susurrar "calla" Entendió que debía estar molesta con él, pero aquel no era el momento de echarse cosas en cara-Quiero salvarte, pero necesito que me digas tu nombre y el de tus amigos.

Sólo oyó "Salvar", "nombre" y "amigos". No entendía nada de lo que quería decir, pero si conseguía que se callara le diría su nombre.

-Ta...

Se dio cuenta de que no podía seguir hablando. Aprovechó la sangre que le salía del oído y escribió "Tania" en el suelo.

Admin miró mientras Tania se metía el dedo en el oído e iba usando su propia sangre como tinta para escribir el nombre en el suelo. Supuso que primero había escrito el suyo... aunque claro... era sólo una suposición.

-¿Cómo se llamaban tus amigos?

Aquella voz volvió a hablar. Y ella que pensaba que al escribir su nombre habría tenido suficiente. Decía algo sobre amigos... ¿sus amigos? ¿Quería saber algo de ellos?

Pensó en lo que había dicho hasta ahora ¿El nombre de sus amigos? ¿Eso era lo que quería saber?

Le dolía horrores moverse, aún más meterse el dedo en el oído, pero lo haría si con eso conseguía hacerle callar de una vez. Aquellos monstruos debían estar buscándola y estaban cerca.

Escribió "Lucy", "Abel" y "Juan"

Sin darse cuenta, había escrito sus nombres en el orden en el que sus amigos habían perecido...

Admin se quedó horrorizado, porque vio los nombres ahí pintados y se dio cuenta de que su teoría era correcta. Aquellos cuatro eran los cuatro que conformaban la contraseña del ordenador, lo que significaba que aquella sala se había construido para observarlos mientras luchaban por sus vidas allí abajo. La idea le repugnó. Sobre todo porque se intuía que, de los cuatro, sólo quedaba Tania. Y porque era evidente que habían abandonado el proyecto hacía tiempo y nadie se había preocupado por la chica que seguía allí abajo, luchando hasta la muerte por respirar un día más.

Se sintió enfadado, muy enfadado, mientras tecleaba todas las combinaciones posibles de esos nombres.

Hasta que: "Lucy Juan Abel Tania" le dio acceso al ordenador. En un impulso de rabia, le dio un puñetazo a la mesa con la mano que le dolía, pero le dio igual el dolor. Él no podía hablar de dolor teniendo a Tania allí, en frente, completamente indefensa. Habiendo soportado durante tantos años el hambre, la sed, el miedo y la soledad. Ella había sido valiente, él no podía permitirse lloriquear por una mano quemada y unos cuantos arañazos.

Buscó hasta encontrar el sistema de apertura de puertas y pulsó el botón de abrir. Al ver como las puertas se desbloqueaban corrió hacia la entrada y vio a Tania, tirada en el suelo, sangrando por los ojos, la nariz, las orejas y la boca. Algo muy malo le estaba pasando por dentro, era evidente. Ella se quedó mirándole, extrañada, movió los labios, pero de ellos no salió ningún sonido.

Admin corrió hacia ella y la levantó. Se sorprendió al ver que era mucho más pesada de lo que parecía por su extrema delgadez, pero no la soltó hasta llegar al laboratorio y cerrar de nuevo las puertas con el ordenador. Ahora los dos estaban a salvo... de momento.

Admin miró a Tania, sobre la mesa del laboratorio, siendo consciente de que todo aquello era una gran ironía. La había dejado descansar allí, pero él no podía parar de imaginarse a los cabrones que le habían hecho eso a la chica fantaseando con eso, mismamente, tenerla sobre su mesa de operaciones y hacerle todo tipo de jugarretas. Se sentía sucio por pertenecer a la misma especie que le había hecho eso a la joven, a la especie que había arrojado a una niña a un agujero y se había sentado para contemplar cómo se convertía en una mujer a paso acelerado, mientras luchaba por su vida en un mundo terriblemente cruel.

Ella luchaba por mantener los ojos abiertos y él trataba de convencerla de que durmiera un poco, pero ella se negaba a escucharle. Seguía mirando el techo, con los ojos huecos, posiblemente con su mente en otro lugar. Entendió que la chica sólo conocía la lucha. Dejar de luchar quizás podría incluso matarla. A fin de cuentas... ¿Qué sentido podía tener su vida estando así?

Admin le hizo un reconocimiento sencillo. No era médico y sabía poco de medicina, pero sabía lo suficiente para saber que la rigidez de sus músculos no era natural. Estaba casi completamente paralizada y sus músculos luchaban contra los dedos de un joven que trataba de masajearlos para relajar la zona. Fue inútil, estaban duros como rocas.

La joven parpadeó con pereza un par de veces, y luego dirigió sus pupilas hacia Admin, que le devolvió una sonrisa que trató de ser reconfortante, aunque él mismo estaba muerto de miedo. Él notó que se le tensó la mandíbula y que la boca se le abrió un poco, soltó un poco de aliento, pero no hubo sonido alguno. Eso a Admin no le gustó. Se preguntó qué debía estar pasándole por dentro para que estuviera así. Se alegraba de que sus oídos, ojos y boca hubiesen dejado de sangrar, pero era evidente que algo no iba como debería. Y el tiempo seguía pasando...

-Tania...-Se le hacía raro pronunciar su nombre, al igual que supo que a ella se le debía hacer raro escucharlo de otra persona que no fuera ella misma. La joven respondió emitiendo algo parecido a un gruñido débil y apretando los dientes.-Yo...-No sabía qué decirle en realidad. Sabía que era harto probable que todo aquello que le había pasado fuera culpa suya. No podía ser casualidad que hubiese sobrevivido tanto tiempo sin problemas y que de repente, el mismo día que él llega esté a punto de morir de aquel modo-No sé qué decir... estas cosas se me dan fatal.-Niega con la cabeza-Pero... me siento muy mal por lo que te ha pasado. Creo que es mi culpa-Emite un largo suspiro-Supongo que lo que quiero decir es que lo siento. De verdad te habrías ahorrado muchos problemas si me hubieses matado cuando me conociste-Esa era una de sus virtudes. Podía decir las verdades que se le pasaban por la cabeza sin miedo a lo que la otra persona pudiese opinar sobre ellas. Y sabía que lo que había dicho era totalmente cierto. Era precisamente que él estaba vivo lo que había causado que ella estuviese con un pie en la tumba. Y eso le hacía sentir... ¿Culpable? Quizá... No estaba acostumbrado a sentirse así, porque siempre intentaba por todos los medios respetar a los demás y no hacerles daño, incluso aunque emocionalmente hablando no había ninguna recompensa en ello... al menos normalmente. Quizás aquel lugar estaba despertando en su interior algo que llevaba consigo toda su vida, latente, dormido.

Ella desvió los ojos de él hacia otro lado y cerró los labios, volviendo a su cara inexpresiva de siempre.

-Pero voy a compensártelo-Añadió Admin, recuperando la atención de su interlocutora-Pienso sacarte de aquí. Ahora sé con toda seguridad que hay una salida.-

La chica entorna los ojos y las comisuras de sus labios parecen volverse locas. Sus cejas tiemblan, como si lucharan por gritarle algo, los ojos, poco a poco, se le fueron abriendo como platos. No sabía qué emoción llevaban, pero era alguna. Alguna muy fuerte.

-Sí. Hay una salida.-Admin le sonrió, y ella emitió un quejido suave-Ya sé que no me crees. Pero pienso demostrártelo.

Le pasó una mano por debajo de la espalda y la incorporó como pudo. Le costó, pero consiguió vaciar su improvisada mochila para meter el diario en la de Tania y luego se puso a la joven a los hombros, sintiendo un gran dolor por sus heridas. Definitivamente pesaba mucho más.

Ella emitió otro quejido, pero se fue apagando, el siguiente fue incluso más leve, y el último imparceptible.

A Admin no le importaron. Tenía otro objetivo. Y eso le daba aún más fuerzas para luchar. Salió por la puerta automática a un pasillo que llevaba a unas escaleras de mano. Sería duro subir por ahí. Tenía la opción de volver sobre sus pasos y subir por el elevador, que ya debía estar activo de nuevo.

Descartó usar la escalera cuando miró hacia arriba. Era altísima y él no era precisamente el epítome del poderío físico. No podía apenas apoyar el pie que tenía roto, incluso con los arreglos que se había hecho, cuánto menos escalar con la joven paralizada agazapada a la espalda.

Tomó una decisión que no le gustaba, tendría que jugársela en el elevador. Pero el camino era largo, peligroso, oscuro y estaban aquellas dos cosas que querían comerse todo lo que se movía. Había tenido mucha suerte esquivándolas hasta entonces, pero sentía que se le estaba acabando, y tener que arrastrar a Tania no lo mejoraba.

Si no fuera porque había hecho la promesa de sacarla de allí, habría hecho lo lógico. Dejarla en algún lugar seguro, como el laboratorio y luego venir a buscarla cuando encontrara ayuda. Pero lo había hecho, y las promesas eran algo que él, al contrario que la mayoría de las personas que conocía, se tomaba muy en serio. Y no quería dejar en la mente de Tania ni la menor duda de que iba a cumplir con lo que había prometido.

El hombre se dio la vuelta y entró de nuevo en la sala, echó un vistazo a los ordenadores y vio las cámaras de seguridad. Se fijó en la posición de uno de los monstruos y trató de saber dónde estaba, pero todas las paredes parecían iguales, y el indicador HY7 no le decía gran cosa.

Se quedó un par de segundos mirando el elevador en una de las cámaras y respiró hondo. Si quería salir de allí, más le valía llegar hasta él antes de que le detectaran. No podría correr con Tania encima, y dejarla atrás sólo conseguiría que la mataran en un santiamén. Si cabía, esta vez tenía que ser incluso más sigiloso que antes.

Empezó a desear que Tania no estuviera incapacitada. No por no cargarla, sino porque le diera algún consejo sobre cómo conseguir caminar sigilosamente.

Se la ajustó de nuevo a la espalda y sintió un dolor muy fuerte en la pierna. Miró para ver que su pie roto ya estaba en las últimas y empezaba a adoptar un color negruzco muy desagradable. Era oficial. Era una carrera definitiva para escapar o morir.

A fin de cuentas, razones por las que morir no le faltaban...

Salió del laboratorio, con Tania a la espalda. Creyó que estaba inconsciente porque tenía los ojos cerrados, pero eso no era realmente un indicativo de nada, dadas las circunstancias. Cuando llegó a la zona anegada se sintió aterrorizado. Ya le había costado mucho llegar hasta allí por sí mismo como para encima tener que cargar a un peso muerto tan grande como el de Tania. 

Metió el pie en el agua helada y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Seguía sin sentirse febril, y no sabía muy bien por qué era, pero sabía que había sido la descarga la que lo había desencadenado. No se sentía precisamente súper, pero el pequeño empujón de ánimo le vino bien para mentalizarse de meter el cuerpo entero.

Tania entonces abrió los ojos súbitamente y movió un poco los dedos de las manos, que se le quedaron tan tensos que parecía que en cualquier momento se romperían. Parecía o bien muy asustada o bien muy enfadada, y dadas las circunstancias, Admin decidió que la priera opción tenía más lógica.

¿Y si Tania no sabía nadar? No es que tuviera muchos motivos para aprender en un lugar como aquel, precisamente. Eso no le gustó nada. No sólo tendría que lidiar con el peso extra, sino también con que si se le soltaba del cuello se hundiría como un plomo y tendría que ir a buscarla, si es que le daba tiempo a hacerlo sin acabar los dos asfixiados.

La chica temblaba. Quizás porque era lo único que podía hacer en esos momentos. O quizás porque el agua estaba tan fría que Admin también lo hacía. Emitió un quejido leve cuando Admin llegó a la zona en la que sus pies no tocaban el fondo y ambos se hundieron un poco. Fue cuando el joven se dio cuenta de lo duro que sería cruzar aquello con algo que tiraba de él con tanta fuerza hacia abajo.

Pero tenía que intentarlo. Tenía que hacerlo. Se lo había prometido a Tania y a todos los niños que habían muerto allí abajo. Se había prometido a sí mismo que iba a devolver a Tania con la familia que tanto la echaba de menos, que tanto la había buscado... seguramente. Y eso le dio fuerzas para quedarse en el agua.

-Tania, necesito que respires hondo y aguantes el aire ¿Vale?-Dice en voz alta y oye a la joven tomar aliento de forma débil. Es como sospechaba... sus pulmones también están parcialmente paralizados... y entre eso y los daños internos que debe tener...-Tomaré eso como un sí.-Calculó que el aire que había tomado no le aguantaría mucho más de 15 segundos. Y eso era muy poco tiempo, sobre todo para el primer tramo. Estando como estaba, no podía permitirse que la joven sufriera deprivación de oxígeno si quería que sobreviviera.-Te voy a hacer una señal cuando tengas que aguantar el aire ¿Vale?-Le dio un golpecito para comprobar que seguía despierta-Tú hazme una señal cuando sientas que te estás asfixiando. Un golpecito o algo. Pero no te muevas mucho, o se te acabará el aire antes.

-...-Tania respondió apretando los brazos alrededor de los hombros de Admin. No había mucho más que pudiera hacer. El chico esperaba que pudiera aguantarse lo suficientemente fuerte como para no caerse.

Admin tomó aliento y se hundió en el agua con Tania encima. Empezó a moverse hacia delante poniendo todas sus fuerzas en ello, pero le costaba trabajo no hundirse cada vez más al fondo. Aunque consiguió avanzar un poco, no había conseguido cubrir ni la mitad de la distancia que había hasta la siguiente burbuja de aire. Tania le dio un golpecito en el pecho. Aquella era la señal. Pero no iba a llegar. Era imposible. El aire le había aguantado más de lo que había esperado, había sido su previsión de velocidad la que había fallado.

No había tenido en cuenta que Tania pesara tantísimo.

La chica le da un segundo golpe, este un poco más fuerte. Le había prometido que llegaría en seguida a un lugar para respirar cuando le hiciera la seña, pero se había dado cuenta de que no podía cumplir la promesa. De hecho... se había dado cuenta de que quizás no podría siquiera llevarla hasta allí.

Se estaba ahogando. Pero no sólo ella...

Él tuvo una idea desesperada. Se la quitó de encima y la agarró con los brazos, se acercó sus labios a la cara y sopló todo el aire que tenía dentro de los pulmones de ella.

Los brazos de la chica se relajaron un poco, señal de que el aire le estaba haciendo efecto.

Pero ahora Admin empezaba a sentir los efectos de la asfixia.

Siguió nadando. Con la velocidad a la que iba podría llegar sin problemas si abandonaba a Tania. Pero entonces ella caería al fondo y moriría sin remedio. Y no pensaba dejar que aquello ocurriera. Avanzó otro poco, pero ya apenas podía moverse. Necesitaba aire... pero... estaba... tan... lejos...

Tania abrió los ojos un poco. Admin se acercó a ella de nuevo. Odiaba tener que quitarle el poco aire que les quedaba a los dos. Pero si no lo hacía, ambos acabarían muertos. Pegaron sus labios y sin que él tuviera que succionar ella le insufló su aire.

Admin se sorprendió al ver que ella había decidido devolverle el aliento sin rechistar, aún cuando en ese momento ambos estaban al límite.

Siguió nadando. El aire no le iba a durar mucho más. Y Tania le hizo la seña de nuevo. Volvieron a cambiarse el aire, pero sabía que aquello no duraría. 

Un último intento para llegar les acaba por llevar hasta el fondo. El respiradero estaba justo sobre sus cabezas. Pero aquella era agua dulce... y sin aire en sus pulmones no podían flotar para alcanzarlo.

Ahí estaban los dos, aferrados el uno al otro, cayendo poco a poco en un letargo que se los llevaría al otro mundo si no conseguían respirar en seguida.

Admin no podía permitirse fallar, NO PODÍA. Tenía que conseguirlo. En un último esfuerzo, con la fuerza de su determinación. Agarró a Tania y empezó a llevarla hacia arriba. 

El esfuerzo fue tan agotador... que por poco pierde el conocimiento.

Pero habían llegado al respiradero.

Los dos atesoraron el oxígeno como si fuera miel en la boca. Les dolía el pecho por la falta de aire. Tomaban bocanadas tan grandes que parecía que les iban a explotar los pulmones. Habían logrado pasar el primer tramo. Y eso casi les había costado la vida. Y a Admin le había costado muchas fuerzas.

Admin giró la cabeza para encontrarse con la de Tania. Quería comprobar que estaba bien, pero evidentemente no lo estaba, y aquella falta de oxígeno que por poco los mata le iba a hacer mucho más daño a ella que a él. Quiso quedarse un rato para dejar que la chica se recuperara un poco, pero sabía que su cuerpo tampoco aguantaría mucho más los efectos de la acumulación de glucosa en su sangre, ni los de la fiebre que empezaba a notar de nuevo. Pronto estaría demasiado débil para continuar y ambos quedarían a la merced de las infinitas galerías de Santa Bárbara.

Le hizo la seña a Tania, que respiró tan profundo como pudo, pero de nuevo, insuficiente como para poder permitirse ir a cámara lenta. Admin estaba muy cansado y sentía sus músculos arder, incluso aunque el agua que los rodeaba estaba casi congelada. Él respiró profundo y se sumergió con la chica. Al menos el siguiente tramo hasta el respiradero más cercano era más corto, pero ya estaba empezando a notar el peso de la chica llevarle al fondo.

Empezó a luchar contra la gravedad, pero no podía contrarrestar sus efectos y gran parte de sus fuerzas se quedaban en mantenerlos a los dos alejados del fondo, sin apenas avanzar hacia delante.

Lo siguió intentando, pero no consiguió más que chocar con el suelo, y Tania ya le había hecho la seña de que se estaba ahogando. Decidió que podía hacerla esperar un poco más, así que usó gran parte de sus fuerzas restantes para tratar de salir de aquella situación.

Luchó con todas sus fuerzas, pero no consiguió remontar, el respiradero no estaba demasiado lejos, pero con Tania encima le costaba seguir avanzando. Tania le hace la seña de nuevo. No podría aguantar más.

Esta vez, la técnica de pasarse el aire es menos efectiva. Él mismo había notado que el aire le estaba durando menos que la vez anterior. No habría una quinta oportunidad esta vez.

Su fuerza de voluntad fue lo único que consiguió que no soltara a Tania y nadara con velocidad a la superficie. Fue esa misma fuerza de voluntad la que consiguió que ambos sacaran la cabeza por el respiradero. Admin estaba mareado, se sentía débil y el aire no le aguantaba mucho rato en los pulmones. Se sentía más pesado de la cuenta, debía haber tragado agua, mucha, en los intercambios de aire y por la nariz se le había colado líquido directamente por la tráquea. Sentía que le escocían los ojos y la garganta y ya ni siquiera el aire le aliviaba la sensación de presión en el pecho y la asfixia. Tania estaba muy pálida, tampoco estaba demasiado bien, tosió varias veces y salía agua cada vez que lo hacía. Habían estado a punto de ahogarse de nuevo, sólo que esta vez, además, sus cuerpos habían salido muy mal parados de ello. 

No aguantarían mucho si seguían así, y aún quedaban dos segmentos antes de llegar a una zona segura.

-Tania...-Hablar le dolía tanto que tuvo que hacer un esfuerzo porque no se le salieran las lágrimas-Tania... necesito que...-Tragó aire, asfixiado-Que te agarres... muy fuerte...-Admin quería asegurarse de que no le dejaría ir, porque había sentido ya la tentación de abandonarla bajo el agua y dejarla morir para salvarse. Supo que era un sentimiento común y que tenía derecho a querer vivir, tanto como cualquier otro humano. Pero no quería dejarse llevar por algo tan tonto como el instinto. Él tenía raciocinio y había tomado una decisión. En aquel momento Tania le necesitaba más que Iván. Y aunque en su corazón él era el primero, no podía faltar a la promesa que le había hecho a la chica. Él nunca faltaba a sus promesas. Nunca. Si tenía que morir por haber sido lo suficientemente estúpido por haber hecho una que le había llevado al límite era su problema. Le habían decepcionado demasiadas veces como para querer causar esa misma sensación a otros.

Ahora empiezo a entender por qué todos piensan que soy raro... odio a la gente... y aquí estoy... compadeciéndome de esta chica y jugándome el cuello por ella.

En su interior se libraba una batalla en la que aún no se había decidido el vencedor. Pensó en Iván, de nuevo. Ahora tenía más motivos para salir de esa con vida.

Él le había encontrado en un momento de máxima vulnerabilidad. Iván se había convertido en un chico vacío e incompetente, que trabajaba en un videoclub de mala muerte y se peleaba los fines de semana con este y aquel. Recordarle así le hizo sentir un pinchazo en el pecho. Iván siempre le decía que él le había salvado de aquello. De una vida sin sentido... pero había sido justo al revés. Había sido Iván el que le había salvado a él de una vida encerrado en un cuarto pequeño, con una ventana y un escritorio. Internet había sido su único vistazo al mundo, no porque no quisiera ver el exterior, realmente. Sino porque siempre encontraba alguna excusa para no hacerlo. ¿Para qué arriesgarse? En su cuarto él podía hacer las cosas a su modo y sabía que siempre funcionarían así. Fuera... no fue hasta que Iván lo invitó a salir que se atrevió a dar sus primeros pasos.

Fue la primera vez que decidió estudiar en un colegio presencial, o asistir a una oficina de trabajo. Y descubrió que, aunque no entendía a la gente y se sentía incómodo cerca, había desarrollado cierta empatía con ellos. Ya no los veía como perfiles sin rostro en un portal, eran personas que pensaban y sentían. Gracias a Iván había decidido ser una persona más abierta, más cercana. Aunque le costaba, mientras estuvieran juntos, cualquier cosa le hacía... Feliz.

¿Pero qué cojones estoy haciendo? ¡No puedo morir por ella!

Trató de tranquilizarse. Era el instinto. Sí. El instinto el que estaba hablando a través de su mente genéticamente codificada. Iba a seguir intentándolo. Y aunque no quería, iba a cumplir el compromiso con Tania... igual que ella lo había ayudado a él anteriormente.

-No me sueltes bajo ninguna circunstancia, ¿Entendido?-Esperó un momento. Ella le hizo la señal de que se estaba ahogando. Pero no podía ser, así que asumió que era un sí.-Bien...

Ambos respiraron hondo. Esta vez incluso con menos fuerza que la anterior. El siguiente respiradero estaba un poco más cerca, pero el cansancio ya era tal que parecían kilómetros.

Siguió manteniendo la imagen de Iván en su mente, visualizándolo en el siguiente respiradero, esperándole con una de sus sonrisas, quizás incluso con uno de esos cigarrillos que tanto odiaba que fumara. Ahora le daba igual. Se prometió a sí mismo que a partir de entonces le dejaría fumar lo que quisiera.

Sorprendentemente aquello le sirvió para llegar al destino bastante deprisa, y ninguno de los dos sufrió los efectos de la asfixia esta vez.

Tania y él saborearon el aire. Admin seguía fatigado y mareado, pero iba recuperándose poco a poco. Prometió que haría algo de ejercicio cuando volviera a casa, aunque fuera darse una triste vuelta por la playa una hora al día... si volvía a pasar algo así, que era harto improbable, estadísticamente hablando, pero no imposible... no le pillaría desprevenido.

-La siguiente es la última. Vamos-Ambos respiraron hondo. La última no estaba demasiado lejos. Quizás igual de lejos que la anterior.

Se sorprendió a sí mismo llegando sin problemas al otro lado.

Cuando sus pies descalzos tocaron el irregular suelo de la caverna, se sintió aliviado, y cayó de rodillas sobre él. Tania se cayó de sus hombros al hacerlo, pero no parecía haber sufrido herida alguna, así que él aprovechó para tumbarse un segundo en el suelo. 

No tengo tiempo para esto...

Pero estaba tan agotado y mareado...

Agarró a Tania, esta vez por delante, acunándola con los brazos y apoyándose su cabeza en el pecho dolorido y lleno de cortes. Apretó la mandíbula al sentir sus pelos hurgar en sus heridas. Empezó a caminar hacia delante, debía llegar al elevador.