Partida Rol por web

La Maldición Dalishana

3. Escena

Cargando editor
15/07/2015, 21:50
Sean

Sean entreabrió los ojos lentamente y vio una sombra encima de él. Los sonidos eran poco nítidos, indescifrables, uniéndose en una especie de barullo lejano que parecía ser ajeno al lugar donde se encontraba. El hombre que cuidaba de él estaba agachado cerca, y el trovador no pudo evitar sentirse protegido, y también sentirse en una situación familiar. Miró fijamente a esa persona, aunque no veía casi nada, y sonrió.

¿Devin...?- preguntó con un hilo de voz.

Entonces oyó la voz del elfo Shartan, que hacía lo posible por mantenerle con vida y devolverle al mundo de los vivos. Se sintió desplazado, engañado por visiones falsas, pero también aliviado al ver que su compañero estaba bien y que le estaba ayudando.

Shartan...- tosió violentamente al notar que tenía la garganta ensangrentada. Con la mano derecha se aferró a la muñeca del elfo, que aún presionaba en los vendajes, y aprovechó el apoyo para incorporarse muy levemente para acercársele y poder hablarle en voz baja, pues no podía hacer otra cosa.- Tu hermano y Eshara... están en las ruinas... necesitan... ayuda...- murmuró con dificultad.

Tras aquellas palabras, Sean se convirtió en un peso muerto, incapaz de levantarse por las heridas. Cerró los ojos de nuevo y suspiró, intentando apretar sus heridas más graves. El suelo era duro e incómodo, pero no había otra opción. Cuando pudiera levantarse, lo haría gustoso...

Cargando editor
17/07/2015, 23:30
Tyriael Thorbjörn

No quedaban fuerzas para volver a levantar su arma, por el contrario se mantuvo apoyado en ella respirando con brusquedad, intentando recuperar el resuello. Entonces una de sus piernas se desplomó al suelo y quedó arrodillado, mirando fijamente la oscura transformación del demonio en el cazador maldito. No había guardado misericordia alguna por sus actos, fuesen cuales fuesen los motivos, pero tampoco albergó algún ápice de rencor, en su último aliento había demostrado gran honor pese a su malvada causa.

Su ánimo regresó al sentir el revuelo de los espíritus sobre su cabeza, alzándose con ímpetu en un grito de dominio, territorial, amenazándoles ante la más nimia idea de regresar en busca de la condenación de seres inocentes. Seguidamente su cuerpo entero fue recogido por la tierra presa de la fatiga y el dolor cuya localización era imposible.

Cerró sus ojos para sentir cómo la vida y la serenidad regresaría al bosque, cómo su alma recuperaría la fuerza que siglos enteros acunaban en sus troncos, en su suelo, en esa eterna paz. Un paisaje tan cálido que casi le resultaba incómodo, extraño y lejano, pero que le arropaba y le hacía disfrutar de su victoria. No esperaba ni deseaba el vitoreo de la gente, era la calma la que inundaba de gozo su ajado corazón.

 
Cargando editor
20/07/2015, 13:47
Director

Había sido sin duda una batalla terrible. Vuestros maltrechos cuerpos daban fe de ello. Un moribundo Sean apenas podía recostarse después del tratamiento de Shartan. El mago por su parte, no tenía fuerzas para poner en práctica sus artes y el aguerrido barbaro exhalaba con dificultad profundas bocanadas de aire, intentando reactivar su cuerpo. Y sin embargo, hay quien ha terminado peor. Rodeados por los cuerpos heridos de los antiguos engendros, ahora convertidos una vez más en elfos, se encuentran vuestros compañeros.

 

Eshara, que a duras pena puede sostenerse en pie, apoya su ensangrentado brazo sobre su rodilla, mientras mira lastimosamente a Alioth. El dalish parece estar descansando después de una dura pelea. Sentado, con la espalda contra la pared de la oscura mazmorra, y cabizbajo, recuperándose. Pero hay un detalle que presagia un desenlace más funesto. Desde la comisura de su boca un intermitente goteo repica contra el suelo. La chaqueta desgarrada deja entrever una profunda herida de sus adversarios. Para cuando Shartan se acerca a él, ya es demasiado tarde. Alioth, junto con Rhiannon no podrá volver a Vintiver a disfrutar de los merecidos agradecimientos de la gente del pueblo.

 

Finalmente, detrás de ellos, veis como se reúnen los prisioneros elfos. Avergonzados, y con un sentimiento agridulce os empiezan a tratar vuestras heridas. Con una amabilidad que tiene como origen el alto precio que habéis tenido que pagar para salvarles.

 

Puede que mañana sea otro día. Puede que las gentes de aquí den la bienvenida a un amanecer mucho más esperanzador. Pero algo en vosotros habrá cambiado.

 

…………………………………………………………………………………………………….....................................................

 

*Un último mensaje como epílogo y daré por finalizada la partida*

 

Muchas gracias!

Cargando editor
24/07/2015, 16:45
Tyriael Thorbjörn

Si quiera en tan frágil estado, dejó de lado su tozudez y su ausente tacto. Agitó su brazo para que los agradecidos elfos se alejaran antes de que perturbaran su descanso con promesas de necesarios cuidados. Estoy bien, gruñó cuando repentinamente un dolor punzante interrumpió su inútil lucha, haciendo abandonar cualquier próximo intento de resistencia, vale, está bien… gracias ahogó finalmente cuando su mirada se cruzó con los ojos de Eshara.

Pese a que el tacto de cada vendaje recordaba cada funesta apertura de su carne por las garras de aquel engendro, consiguió compartir su sentimiento de forma poco cálida con la elfa. Te dije que acabaríamos con el demonio… ¡argh! Mmm, honrad la memoria de quien dio la vida por nuestra promesa. Sus párpados se deslizaban involuntarios, su nariz se elevaba en busca de aire más puro, manteniendo esa pesada respiración que se interrumpía de tanto en tanto por algún merecido quejido. Si no temiera de otras bestias y las artes élficas, hubiera reposado durante una semana en aquel claro hasta poder incorporarse.

Su consciencia regresó en busca del resto de compañeros, nublando su vista hacia la apertura en las ruinas por las que algunos regresaron, fue una eternidad lo que sintió hasta comprender cuan alto precio supuso salvar a los inocentes de la oscuridad. Un precio en cualquier caso que quedaba fuera de discusión alguna, haya donde la luz no alcance debe llegar el dulce reflejo de la nieve, el hielo y la niebla. Aún es pronto para volver… susurró con su voz más solemne, pero henchido de gloria.

Cargando editor
24/07/2015, 17:28
Sean

Sean recibió la ayuda de los elfos sin resistencia, pues tampoco podía ofrecerla. Estaba tendido en el suelo, abrumado por la culpa, la rabia, la impotencia y, sobretodo, el dolor de sus heridas. Miraba hacia el cielo, ignorando las palabras que pudieran murmurar los elfos y viendo más allá de ellos, aislándose de todo. Nada de lo que pudieran hacer o decir compensaría lo ocurrido allí. Alioth y Rhiannon habían dado sus vidas para acabar con el mal en el bosque. Shartan había perdido a un hermano querido. Los tres supervivientes casi no lo habían contado.

Cuando pudo recuperar un mínimo de fuerzas, el trovador se levantó. Se acercó por detrás al mago elfo y le puso una mano en el hombro, transmitiéndole con este sencillo gesto una gran cantidad de emociones. Quería apoyarle, pero en su estado no podía hacer nada más. Tyriael ya se encargaba de dar órdenes a los elfos, como la de honrar a las víctimas, así que Sean recogió sus cosas lentamente. Miró de nuevo hacia el cielo con rostro sombrío.

Cogió aire y dibujó su típica sonrisa afable en su rostro.

Sin decir nada, tomó el camino de vuelta a Vintiver, y desde allí seguiría su camino. Más oscuridad que guardar tras su expresión alegre. Pero podía hacerlo, estaba acostumbrado. Quizá demasiado acostumbrado. El público pedía bromas e historias épicas, y estos espectáculos tenían que representarse con los gestos adecuados. No había cabida para tristeza ni lágrimas, pues en su día a día ya había suficiente de todo eso. Sean tenía que estar por encima de eso, traer fiesta donde sólo había melancolía.

Las tabernas de Ferelden oirían la épica aventura de Alioth, un guerrero elfo capaz de superar todos los problemas y dar su vida por salvar a su gente y a su hermano, y de Rhiannon, una joven maga que hizo todo lo posible para traer la paz allá donde iba gracias a sus artes curativas.

Pero no oirían cómo Sean había participado en esa misión.

Cargando editor
25/07/2015, 15:47
Shartan

Habian salvado a los elfos, pero a que precio. Habian muerto muchos, los elfos convertidos en monstruos, Mythallen , Rhiannon. Pero el que supuso el mayor golpe fue su hermano. Alioth. 

Habia muerto y no habia estado a su lado. Sabia que habia que detener a Mythallen, pero... Si hubiese ido con él puede que aún viviera. 

Perder a un solo elfo era un duro golpe para todos los Dalish, pero perder a un hermano... Shartan cayó en una profunda depresión, apenas se movia mas de lo imprescindible. Casi no comia. Lloraba por las noches. Se movia como en un sueño, una sombra de lo que habia sido.

La buena Eshara decidió llevarselo con su clan ya que el propio Shartan se habria quedado y muerto de inanición junto a su hermano fallecido. El mago elfo ni siquiera protestó cuando se lo llevaron del lado de su hermano. Tal vez su custodio puediese ayudarle. 

Pero eso solo el tiempo lo sabe. Y si hay algo que tiene un elfo, es tiempo.