Partida Rol por web

Aunque Dastar erra en su pesado ataque y no acierta a cortar al goblin con su espadón, puede ver cómo una flecha aparece de la nada y se clava en la frente de la criatura, rompiendo su cráneo con un chasquido violento mientras restos viscosos escapan por el agujero recién creado y sus ojos quedan en un blanco estremecedor. Un vistazo fugaz revela al guerrero que ha sido lanzada por Rosco, quien lo saluda con un breve gesto de la mano.

Solo queda otro goblin frente al guerrero y Dwalin, pero Aleyte se acerca desde el flanco derecho y asesta tal golpe que el hacha se clava grotescamente en la cabeza de la criatura, que pierde la vida en el acto. El cuerpo cae al suelo en un golpe seco y, durante unos instantes, solo se escuchan vuestros jadeos y el torrente de agua de las pozas de la sala anterior, pero de fondo. Os miráis exhaustos, con las ropas y la cara salpicadas de barro y sangre, armas en mano no exentas de sangre y restos de hueso machacados. Laor está en el suelo, inconsciente, pero Sildar levanta una mano.

- No os preocupéis, está fuera de peligro. - dice terminando de aplicar unos sucios trapos en las graves heridas del elfo - Pero cuanto antes limpiemos esas heridas, mejor.

Tras el golpe mortal que le aserto Aleyte al ultimo goblin, Dwalin guardo sus armas y fue directo a revisar las heridas de Laor.

Le dije que se manteniera atras, pero esos malditos goblins conocen muy bien nuestros puntos flacos. Sildar, ayudame a limpiarle las heridas. Alguien me puede alcanzar un poco de agua? Espero que esto sirva para reanimarle. Sino, tendremos que recurrir a la voluntad de  Marthammor Duin 

—Sildar ¿escuchó algo sobre dónde pudieron llevar al buen señor Gundren? —pregunta el guerrero al escolta del enano—. Tomemos algo de aire mientras Laor se recupera y emprendamos la busca luego de reponer energías. Sugiero descansar una hora, pero si consideran que no tenemos tiempo, pues nos ponemos en marcha sin esperar demasiado. Por cierto buena pelea compañeros.

El último de esos goblins cayó abatido finalmente, y así cesaron sus molestos chillidos. Aun con el arco en la mano se acercó al cuerpo caído de Laor, parecía que Sildar había conseguido parar la hemorragia, de todos modos aquellas heridas tenían mala pinta. Echó mano a su odre y se lo tendió al enano. 

-Ten maese enano, usa mi odre para limpiar las heridas del elfo, mientras tanto iré a recoger mas agua al rio, es posible que no tengáis suficiente. Creo que Dastar tiene razón nos vendrá bien un descanso - agarró un cubo de madera que había rodado por el suelo durante la batalla y se internó en la cueva de camino al rio para conseguir agua limpia.

Una hora más tarde salís de la guarida y os ponéis en marcha volviendo de nuevo por el sendero que os llevó hasta ahí. Laor vuelve a estar consciente (tienes 1 PG) y sus heridas fueron curadas por Dwalin. Aún necesita reposo pero, tras un descanso corto, todo el equipo parece haber recobrado parte de las fuerzas.*

Sildar responde a Dastar mientras camina por el sendero, algo más recuperado. Aunque magullado, al menos puede andar sin ayuda.

- Sí, se lo llevaron al Castillo Bocapeñasco, en algún lugar al oeste de aquí. Oí decir a Klarg, ese maldito osgo que habéis eliminado, loados sean los dioses, que un tal Araña Negra había ordenado que le llevaran al enano. Os suena de algo ese nombre? - es un hombre cincuentón con porte caballeresco y educación refinada.

Lo primero que le llamo la atención era el olor rancio y la mugre del suelo de la caverna. Cuando recupero la consciencia parecía desorientado como si no se explicara lo que hacía en el suelo hasta que recordó. 

- Es verdad... ese goblin desgraciado. Oh...-

Dice mirando a sus compañeros mientras intenta ponerse de pie. 

- Muy bien hecho- 

Había gestos de molestia en su rostro por las heridas y no fue hasta pudieron descansar que pudo finalmente ponerse de pie.

- Ya veo. 

Dijo sencillamente a las palabras del Humano.

- Me temo que Gundren tendrá que esperar. Necesitamos recuperar fuerzas... y devolver la carreta con la mercancia. Sea donde sea que este gundren, espero siga con vida... estoy seguro de que entenderá.-

- Esperemos podamos preguntar en Phandalin sobre roca peñasco, además, sé de buena fuente de una persona que nos podría ayudar con eso. Después de todo, ese lugar es el objetivo de mi misión. Oghma me habló sobre el sitio...y de una sacerdotisa que puede ayudarnos al respecto...-

El elfo mientras caminaba se sujetaba el costado de su cuello, sobre su clavícula y pecho donde le había dado el corte el goblin. Su mirada grave parecía aun estar recordando ese momento con molestia.

- Pero buen trabajo, compañeros y compañera. -

Habiendo recobrado el aliento era hora de salir de aquellas cavernas, volver por la carreta y llegar hasta Phandalin. La información suministrada por el escolta del enano contratista los ponía en camino de otra misión: rescatar a Gundren de las manos del que se hacía llamar "Araña Negra". 

—No me suena ese nombre, pero con tal mote nada bueno se traerá con Gundren —responde Dastar a Sildar —. Así que si todos consideran que han descansado lo suficiente partamos en dirección a Phandalin y luego si, a buscar la información con el contacto de Laor. Con suerte damos con el señor enano aun sano y salvo.

Tras el breve descanso, Dwalin salio de la caverna de goblins junto al resto del grupo y reflexiono durante unos instantes sobre la historia del Castillo Bocapeñasco. Parecia un nombre bastante comun, pero en principio no conocia nada sobre ese castillo ni la gente que habitaba alli. Tal vez deberian investigar un poco mas sobre el asunto. 

Mientras sus compañeros descansan y vendan sus heridas Rosco saca un trozo de cecina seca de su mochila y empieza a comer, mientras mira a su alrededor los cadáveres. Aun con el trozo de carne sujeto en la boca, el pícaro registra el cuerpo del lider, en busca de alguna cosa de valor o interesante entre sus pertenencias.

-Ha sido una buena batalla, aunque este tipo era mas duro de lo que parecía, la jugada de Laor fue buena, por un momento pensé que los dejariamos con vida, campando a sus anchas.

Tras conseguir todo lo que pueda sacar de valor o interés o valor de los distintos cuerpos, Rosco se sienta y comparte su comida e hidromiel con el resto de compañeros hasta que deciden salir de la cueva. Ademas les contaría alguna historia, no le gusta el silencio, y no puede evitar conversar mientras el resto trata de descansar.

El grupo se pone de nuevo en marcha, abandonan la caverna, Rosco camina despreocupadamente junto al enorme guerrero Dastar.

-Tienes mejor cara mago, pensaba que te íbamos a perder, ese golpe fue duro, tu sangre salpicó las paredes de la cueva. Pero eres mas duro de lo que parece - le dedica una sonrisa que torna su rostro algo travieso e infantil - Me alegro que estes bien Laor. ¡Ah! por cierto casi se me olvida - la expresión le cambia al momento, como si acabara de recordar algo se para de golpe y descolgandose la mochila se arrodilla junto a la misma y comienza a sacar sus múltiples pertenencias - Encontré este cofre cuando acabamos con el osgo, deben ser cosas robadas por la banda.

Se podía ver una ligera expresión que podría intuirse por sonrisa del elfo si no tuviera aquel gesto grave que pareciera enfadado. Pero había algo, tal vez en cierto cambio en sus ojos y mejilla, que podría decirse que sonreía un poco mas relajado.

- Yo temía por la vida del caballero. En tal situación, si amenazaban con su vida, no habríamos tenido mucha más opción que dejarlo morir o acatar las órdenes de Yeemik. Fue un alivio que hayas logrado hacerles flaquear... la cara que puso me dio la oportunidad de negociar... aunque aquel salto no era algo que esperaba para nada. Tal vez debí haberme centrado en él; sin embargo, desconocía cuan resistente sería a mi magia. De todas formas me alegro como salieron las cosas, aunque solo desperté para verlos a todos muertos. Por cierto, ¿dónde quedó mi espada?- 

La buscaría, ya sea donde quedó tirada o de alguien que la hubiera tomado. La miraría un poco y usando su mano sin tocarla directamente (prestidigitación) la limpiaría en un pestañeo, liberándola de su propia sangre y dejándola como nueva al instante, para acariciar las delicadas filigranas plateadas a lo largo de la hoja como recordando algo antes de guardarla en su cinto.

- Ya veo... déjame examinar ese sapo un momento...- le diría a rosco, acerca de esa parte del botín del osgo.

Cuando Laor pregunta por su espada, Rosco la saca sonriente de su espalda, oculta bajo el fardo, y se la entrega con una mueca que denota cierta picardía.

La comitiva vuelve sobre sus pasos por el sendero y se pregunta si la carreta y el goblin aún estarán donde los dejaron.

Haced cada uno una tirada 1D20 y sumamos el resultado.

1-25: la carreta y el goblin han desaparecido

26-50: el goblin ha desaparecido, y el 50% del contenido de la carreta

51-75: aparece la carreta al completo pero el goblin está muerto

76-100: la carreta y el goblin están tal cual los dejasteis

No te suena de nada la estatuilla. Pero esos ojos dorados deben valer algunas buenas piezas de oro.

Salen todos sanos y salvos, con uno de los secuestrados y a Dastar parece que el famoso castillo le es familiar. O por lo menos alguna historia que escuchó en sus días de estibador en el puerto. Ayudó con el botín para que pudieran moverse más cómodos de regreso a la salida.

—Espero nuestra carga esté completa, eso hablaría bien de nuestro trabajo.  

Finalmente llegáis de nuevo al camino principal y ahí encontráis, semioculta entre la maleza, tal como la dejasteis, la carreta con los suministros de Gundren que debéis llevar hasta el almacén de Phandalin. 

Sin embargo, el goblin apresado firmemente a la carreta aparece muerto. Su cara deformada desprovista de ojos y lengua está llena de sangre aún caliente, la carne descuajeringada hace irreconocible el rostro de la criatura. Al parecer por aquí los cuervos no se andan con tonterías.

Por suerte, nadie ha detectado la carreta y encontráis todos los suministros en su interior.

El cuerpo del goblin lo dejáis abandonado entre la maleza y ponéis rumbo a Phandalin.

[FUNDIDO EN NEGRO]