Me parece bien Elladen. Nos vemos más tarde.
Taurnil se acercó hasta el enano y le miró con una perspicaz sonrisa.
¿Cuándo te han ascendido a rey? Preguntó manteniendo la sonrisa. Aquí tumbado y llevado a hombros como el Rey de las Cuevas. El elfo fingió ser duro con Arzarin. Ya podrías andar y empezar a ayudarnos un poco y dejar de vaguear. La sonrisa se extendió en el rostro del elfo.
¿Qué tal estás amigo? Preguntó después con más seriedad.
Sonreí ante la broma del elfo Al fin algo de humor y con su pregunta le respondo mirando mi cuerpo de arriba abajo y diciendo: Creo que podré volver a beber Una carcajada sale de mi boca, luego mas seriamente Sin embargo, es triste no haber acabado con ese bárbaro y que me dejase en este estado, espero poder volver a andar...
Cuando ya se disponían a marcharse, Elladen dijo hacia Beren.- Espera un momento.- se acercó al noldor apresurado, y luego de una manera más sosegada le pregunto.- ¿Me dejas el diario?, por favor- y como ya conocía el carácter de su compañero, el cúal no se lo prestaría sin explicaciones, Elladen siguió con esta.- Es para ojearlo durante el enterramiento, ya que creo que en el libro puede haber más cosas interesantes de las ya encontradas, y claro esta, que si hallara algo más os lo informaría cuando volviera a Luthbel-
Acerco el diario a mi compañero
-Aqui tienes.. ¿Qué tienes en mente?
Mientras cogía el diario dijo.- No es nada en concreto por ahora, pero según esta cita que descubriste...
Cita:
Tengo que empezar con los preparativos del ritual para despertar al dragón y someterlo a los designios de Morgoth, me quedare en su guarida hasta que despierte.
..., puede que ese tal "maestro" fuera un sirviente de Morgoth, y me gustaría descubrir si es así, y que mejor forma que su diario.-
Todos menos Elladen(por ahora) pasamos a la escena Una Ultima y Gran Sorpresa.
El grupo que partía hacia el pueblo ya no se veía, aunque era normal a causa de la niebla que aun persistía pero con menos densidad, cuando uno de los campesinos dijo hacia Elladen.- Los bárbaros dicen que como van a enterrar a sus familiares sin utensilios para cavar.-
El medioelfo se quedo pensativo y después de recordar algo, contestó.- Dentro de la fortaleza en la segunda planta, en un jardín en la parte central de esta había un cobertizo en el que es posible que haya varias palas. Mira a ver si es así, por favor.-
Durante la espera a la vuelta del hombre, Elladen comenzó a mirar el diario, y nada más empezar se dio cuenta que muchas horas de lectura tendría que emplear si quería encontrar algo relacionado con lo que buscaba.
Así pues, decidió utilizar un método consistente en la suerte, ir abriendo el diario cada ciertas páginas y leer únicamente las citas de esa hoja, y así repetidas veces. Y no esperando tampoco que la suerte funcionará pidió que los dioses le guiarán.
El campesino volvió con dos palas en no muy buenas condiciones, pero que servirían para el cometido actual.
El enterramiento sucedió lento y en silencio debido a la escasez de utensilios; y no sucedió tal como era la costumbre de los hombres salvajes, una tumba para cada hombre, sino que tuvieron que hacer una fosa común. A pesar de esto último los cuerpos fueron tratadas con sumo cuidado y ninguno fue apilado uno encima del otro.
Cuando el último montón de tierra fue echada y apelmazada con la pala, los primeros rayos de sol ya habían aparecido por el horizonte.
No sabía si había sido pura suerte o una guía divina, pero después de leer muchas páginas por fin encontró lo que buscaba.
Lo leyó con atención, y luego prosiguió con el método para ver si encontraba algo más, aunque no fue así.
Mucho más tarde, cuando el enterramiento había acabado, Elladen dejo algo más de tiempo antes de su marcha para que los bárbaros hicieran sus plegarias y finalizaran su ritual. Justo después dio la orden de ponerse rumbo hacia el pueblo.
Pasamos a la escena Una Ultima y Gran Sorpresa.