Partida Rol por web

Bien, ya me imaginaba que necesitarías mi ayuda.- Después de decir esto se acerco a Leorn, estuvo un tiempo concentrado y puso una de sus manos sobre la herida.

Cuando acabo el hechizo dijo.- Lo único que te he curado ha sido la pequeña hemorragia, cerrandote la herida por lo que no tienes de que preocuparte si te mueves mucho, y lo demas no era tan grave para utilizar mi magia.

Supongo que los conflictos con Arzarin han servido a los encapuchados para ganarselos a su favor. Dijo el elfo que miró extrañado al hombre que aun tenía su flecha clavada en el pecho. ¿Estos no llevan nada, Elladen?

Respondo a Taurnil.- Cuando he hecho la inspección de sus heridas he notado algo de peso en uno de sus bolsillos, voy a mirar que era.

Meto la mano en los bolsillos de los dos encapuchados, y cuando lo hago noto un tacto frío y metálico.- Solo llevaban algo de dinero, dejame que cuente ... dos monedas de oro y siete de cobre.- Al acabar de sumar las cantidades de dinero me acuerdo de que el cliente de la noche pasada llevaba una bolsa con monedas, y pensando en porque los hombres habrían arriesgado sus vidas expongo una propuesta.- Creo que deberíamos dar todo el dinero a alguien de confianza que se lo hiciese llegar a las familias de los hombres que nos han atacado, en especial a la de los muertos, ¿qué os parece?

Ante el silencio que mantenían mis compañeros a mi pregunta formulada.- Bueno, como parece que nadie esta en contra, haré lo que he propuesto... mientras podriais ir a buscar a los caballos al establo.- Luego, fui hacia la posada despues de recoger la bolsa con dinero del cadaver del cliente.

Mientras que Arzarin iba hacia los establos dijo.- !Mira que dar dinero a los que nos han atacado!, este Elladen es demasiado bonachon. Aunque... comprendo sus razones.

Deja de gruñir, Arzarin. Si te hubieras ido pronto a dormir esto no hubiera ocurrido. Al menos no con tanta gente. Dijo en un tono jovial a la par que palmeaba la espalda del enano.

-Bien, adelante, haz lo que quieras... Yo voy a por mi caballo.

Entrasteis en los establos, y ensillasteis y colocasteis las riendas a los caballos. Poco después salio Elladen, al cual estabais esperando y os pusisteis rumbo hacia el lago Helevorn, siempre yendo hacia el este cruzando varios ríos (el Gelion Menor y el Gelion Mayor) por unos vados, haciendo que tuvierais que parar cruzados estos a causa de que vuestras ropas inferiores estaban mojadas y el frío del otoño ya apremiaba.

Los turnos de noche de vigilancia fueron tranquilos al igual que el trayecto de las mañanas, montando finalmente en la planicie un campamento desde el cual se divisaba hacia delante el lago Helevorn.