Partida Rol por web

Las cosas comienzan a tornarse extrañas: muy extrañas mientras Edgar trata de deshacerse del fuego  y mira a los demás impotente sin saber que hacer, pues bien no sabe como defenderse, Paolo el nosferatu ha caído al suelo y parece no responder, Llucia  al igual que  Saul corre en sentido contrario a Edgar quien ha  precipitado un incendio.  Daniel Sam se cubre de una forma cobarde sintiendo que es el fin del mundo...

Pero algo de repente ocurre.

Se escucha un claro “que demonios...” y de la nada  dos fusiles de asalto salido de quien sabe donde flotan hasta llegar donde esta Llucía... no solo flotan las armas, sino también un pobre ganso que sin mover las alas levita a unos centímetros del lago hacia ella.

Al mismo tiempo de manera impredecible el helicóptero comienza a dar círculos pareciera que no tuviera el control, pueden escuchar a las personas que están dentro de él murmurando pues no saben que esta ocurriendo.

Saul, Un hombre corriendo angustiando huyendo del fuego de repente y sin que el pueda controlarlo comienza a  sentir como de sus manos salen relojes...

1.... 2.... 3.... 4  ... 5.... 6.... 7 .... 8 .... 9 (los relojes van cayendo al piso mientras van apareciendo, todos los relojes son idénticos)  10....11....12....13...14.... y siguen contando

Mientras tanto Daniel mira los arboles como si viera fantasmas.

Una voz de un hombre que grita enfadado. QUE DEMONIOS OCURRE... QUE ESPERAN ATAQUEN!... NO LES PAGO PARA QUE SE QUEDEN QUIETOS .... MUEVAN ESE CULO!

De repente pueden verlos claramente hay dos grupos de personas que salen de las sombras, uno a la izquierda y otro a la derecha,  el grupo de la izquierda tiene dos hombres desarmados y con cara de susto.

  De repente pueden verlos claramente hay dos grupos de personas que salen de las sombras, uno a la izquierda y otro a la derecha,el grupo de la izquierda tiene dos hombres desarmados y con cara de susto.

Se me va de las manos, tengo que tratar de hacer algo. - Pienso desesperado tratando de recuperar el control del que no es mi cuerpo.

Al conseguir, o al menos eso creo, tomar el control de mi nuevo cuerpo trato de aprovechar para hacer algo útil para el grupo. Mis radares detectan toda la actividad enemiga, puedo percibirlos ¡van hacia nosotros!.

Tal vez si consigo reducir a unos cuantos de nuestros enemigos... Soy un vehículo de guerra, debería poder marcar una diferencia significativa entre nosotros y el enemigo. ¡Trataré de llevarme tantos como pueda!.

Aun desacostumbrado a mi nueva forma de moverme intento volar hacia el grupo de enemigos más cercanos, a los que intentaré reducir con mis aspas ya que esa parece la forma mas efectiva aunque también la forma más horrible de morir.

¡Mierda!

Relojes y más relojes a todo mi alrededor. Algunos de ellos han caído lejos de mi alcance durante la carrera, asustado. Un gran dilema se abre paso en mi cabeza, mientras sopeso rápidamente todas las posibilidades que tengo ante mí; todos los peligros que amenazan con acabar con mi existencia. Por el rabillo del ojo puedo vislumbrar el resplandor del fuego, así como sentir todavía el calor en mi nuca. Me detengo y giro para analizar la situación. Dos grupos de hombres armados salen de la oscuridad, pero los acontecimientos les mantienen igual de perplejos que a nosotros.

He de aprovechar esta situación; no creo que les dure mucho ese estado. Además, seguro que uno de esos relojes es el perteneciente a Samuel. ¡Si tan sólo desapareciesen los que no son auténticos!

Trato de acercarme a donde empezaron a caer de mis manos los relojes, pero la visión del fuego consigue que no respondan mis piernas. Al menos he recuperado en parte el control, por lo que aprieto los dientes y me mantengo en la misma posición, sin avanzar ni retroceder, mientras centro mi atención en los destellos que emiten los relojes al reflejar las llamas. Es entonces cuando descubro las armas levitando hacia LLúcia y hacia mí. Alargo la mano con la vana intención de alcanzar una de las dos.

Edgar, aún impresionado por tener las manos nuevamente envueltas en fuego, y por los efectos la aparición de las llamas causaron, no deja de maldecir al tipo del helicóptero y ver al aparato volador con mirada fija, como si éste pudiese caerse nada más que con una mirada furiosa.

Al notar que aparecen los dos grupos, uno de ellos con dos personajes con miedo, un rictus se le dibuja en su boca. Si tuviera sus armas - o cualquiera, no estaba para hacer elecciones -, les dispararía sin pensarlo dos veces. Se sabía ducho en el manejo de armamento y ya veía como les volaba la cabeza a aquellos hombres armados.

Serán cagados estos dos. ¡Ojalá les pudiera partir el coco! - piensa el hombre, mirando a ambos grupos alternativamente.

Y, como si eso pudiera lograr algo, empuja sus manos, como quien trata de empujar un mueble, hacia el grupo de la izquierda, como si el fuego pudiera traspasarse de donde estaba hasta ellos.

¡Vayándose al maldito infierno, pedazo de pendejos!

Llúcia ve cómo las armas flotan hacia ella sintiendo que aquello era lo que faltaba para perder toda su cordura. Con los ojos abiertos a más no poder, tanto que parecen dos círculos de enorme oscuridad, frena su carrera en seco. Las imágenes empiezan a superponerse en su mente que, de forma febril, acelera los recuerdos como si Llúcia fuera presa de la adrenalina que perdió hace demasiado tiempo atrás. Imágenes que la muestran en la celda, golpeando las paredes, acercándose al cristal, mirando la llave. Imágenes, que superponen el colchón flotando a su lado junto con la llave yendo hacia ella e impactando a toda velocidad contra el vidrio, y las astillas luminosas flotando cerca de su pelo, cerca de su cuerpo, como si fuera un pensamiento. Ella, agachada en el centro del círculo de las celdas, diciéndoles a los demás que todo era una ilusión, un truco mental. Si hubiera sido mortal, aquel pasaje de memoria repentino hubiera significado la cercanía absoluta a la muerte.

Ahora, lo que significaba era el descubrimiento de la salida.

Se da vuelta para dar la cara a los dos grupos de desconocidos que salen de las sombras hacia ellos. Al hacerlo, el reflejo del fuego que Edgar quiere arrojar sobre el grupo de la izquierda vuelve a impactar en sus pupilas. Apretando los dientes, hace un enorme esfuerzo mental para concentrarse en borrar esa imagen. La distancia que ha puesto entre ellos le impide entrar en pánico otra vez. Lo mismo a Saul que, a su lado, ha extendido una mano para agarrar una de las dos armas que continúan flotando a su alrededor. Ella agarra la restante con un movimiento rápido, pero su atención está puesta en otro lado.

- ¡MUÉVETE, JODER! - grita Llúcia a viva voz, hacia Daniel, el único de los cinco que no se ha movido de su sitio - ¡LUCHA, ENFRÉNTALOS!

Pero mientras Edgar concentra su atención en los de la izquierda, Llúcia lo hace hacia los de la derecha. Da un paso intentando cubrirse de los disparos más directos, y sus ojos se clavan en el grupo armado. Ha perdido su cordura, sí. Ha perdido su cordura al intentar desarmarlos con la sola voluntad de su mente, en vez de intentar bajarlos a disparos con el arma que tiene en sus manos. La ha perdido, pero Llúcia sabe, o cree saber, que esa grieta en su mente de alguna forma la ha sacado de aquella celda, ha generado el levitar de esas armas y, por algún motivo, de alguna manera, les ha dado una nueva oportunidad.

La teoría era ilógica. Pero la práctica hablaba, gritaba aquella verdad delante de todos sus sentidos.

Totalmente pasmado me digo a mi mismo

Daniel Sam..te estas enloqueciendo...los arboles no hablan.... Y miro a cada uno de los viejos y gruesos arboles a nuestro alrededor mientras que la locura ocurre por todos lados sin que me importe

!!Ustedes no hablan!!!...Le grito a los arboles !!Son malditos arbolesss!!!

Y caigo arrodillado sin creerlo...estoy entrando en crisis

Un poco mas de respeto que la madre naturaleza me hizo con cariño!... nada de maldito no señor, respete a sus mayores que tengo más años que usted.... Quien iba a creer que el druida salió un cobarde.

Escuchas a otro árbol que está cerca y que es mucho más alto.  Hace muchos años no veía un druida como tu...esa aura no la tienen muchos.  Sientes como se mueven sus hojas con el viento. Calma druida de piel oscura no estas loco.. Ayuda a tus amigos, ó sálvanos del fuego.

Mientras  el helicóptero da vueltas sin sentido  de repente pasa algo espectacular, la nave se ladea peligrosamente y cae  enredada en los cables de alta  tención del alumbrado público produciendo un gran estallido  y eliminando casi inmediatamente al grupo que estaba saliendo por el lado izquierdo. Casi al mismo tiempo y de manera sorprende Edgar el hombre de semblante latino produce una llamarada que  inocencia aun mas al grupo, los sobrevivientes salen abrazados en llamas gritando. Es sorprendente, como el fuego hace parte del lugar, y cada vez todo esta mas caliente.

Por otra parte Llucia de manera sorprendente hace un movimiento con sus manos y sus ojos parecen dilatarse y mientras eso ocurre un grupo de 5 fusiles de asalto, y dos mini uzis van flotando hacia ella además del ganso (XD). Mientras Saul aprovecha para tomar un fusil mientas relojes van cayendo por donde el pasa.

Paolo el nosferatu se mueve levemente en el suelo como despertando atontado mientras Daniel arrodillado y en una crisis de nervios...¿le habla a los arboles?

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 La situación se ha tornado un poco precaria hay algunos hombres que salen huyendo gritando  mientras dos nuevos grupos observan que se acercan, ambos cerca al lago y comienzan a disparar como locos.

El grupo que Llucía ha desarmado se miran unos a otros y comienzan a huir... Mientras el grupo que viene  por detras comienza a disparar. Alcanzando a los mas cercanos.

Despiertas y sientes el fuego cerca a ti. Mentalmente te sientes muy cansado, tanto que te es dificil pensar. Te duele mucho la cabeza.

Las balas atraviesan mi cuerpo, haciéndome proferir un grito ahogado de dolor. Cada vez veo peligrar de una forma mayor mi existencia, por lo que sin perder un instante comienzo a actuar. Echo un vistazo a los 2 grupos que se nos acercan, y al que se encuentra huyendo desarmado; y sin pensarlo 2 veces aprieto al gatillo hasta vaciar el cargador sobre 1 de los grupos que nos dispara.

Al fin y al cabo, no creo que haya mucha diferencia con respecto a mi viejo fusil de la Guerra.

Trato de coger una buena posición de disparo, pero el miedo a perder de vist los relojes me impide moverme, por lo que con resignación coloco el rifle contra mi hombro y aprieto el gatillo. Sujeto con fuerza el rifle mientras descarga una gran ráfaga sobre nuestros asaltantes. El retroceso de este hace que casi se me caiga de las manos, pero lo controlo con dificultad y trato de dirigir las balas hacia su objetivo. Alguno de los que se acerca ha conseguido herirme, y ese acto merece un castigo.

Al despertar mi primer pensamiento sigue siendo como helicóptero. - Voy a estrellarme, ¡no!. - Mi siguiente visión es fuego, cerca mía, ¡fuego!.

Instintivamente me levanto y corro, ocultándome hacia la cobertura de los árboles, en la dirección opuesta a las llamas, procurando no seguir la trayectoria del viento.