Partida Rol por web

La mujer flaca, atractiva y con la mirada seria  mira su reloj y dice: Llegas 15 minutos tarde Sony, usualmente llegas a las 7 para asaltar mi nevera. Niega con la cabeza mientras que Sony abre una neverita, saca una bolsa y se sienta en el piso a bebérsela. Luego de manera automática se lleva la mano al cinto al ver que se acercan y le pregunta al hombre sin dejar de mirarlos con recelo. ¿Quiénes son ellos?.

Turistas. Simplemente responde el hombre concentrado en la bolsa. La mujer no los deja de mirar.

Apenas miro a la chica aunque continuo con la desconfianza, al menos parece que es mas "madura" que el idiota del sony ese. Apenas ella nos mira levanto las manos y digo con calma

Si...somos turistas... Le digo y doy unos pasos Queremos salir de esta ciudad...o presentarnos al Principe si es necesario...no queremos problemas

El paseo hasta el taller no se hace largo ni pesado. De hecho me resulta hasta reconfortante el silencio que a otros pudiera parecerles incómodo. Sin distracciones de ningún tipo empiezo a reordenar mis pensamientos, a hacer conjeturas sobre la mujer a la que vamos a ver, a tratar de descifrar el secretismo con que hablan Paolo y Daniel.

Me gustaría confiar en todo el grupo, ponernos de acuerdo en algo; funcionar como uno solo, pero estos dos se empeñan en ir por su cuenta. Al menos Edgar y LLúcia parecen gente en quien confiar. Quizá ella tenga un caracter excesivamente marcado, muy violento, pero... seguro que si beneficia al grupo es capaz de protegernos.

Nada más llegar al taller Sony se adelanta dejándonos en la puerta frente a una mujer que nos mira con recelo. No parece acostumbrada a recibir visitas salvo de Sony.

Me pregunto que clase de relación unirá a estos dos... ¿Y cómo demonios se habrán conocido?

-Imagino que debes ser Lina- Digo a continuación de Daniel -Sony nos ha estado ayudando desde ayer y nos habló de tí. Podrías sernos de gran ayuda en nuestra estancia en Camberra...

Al entrar al sitio, donde los olores a aceite y a metal les asaltan los sentidos, Llúcia observa a su alrededor. Sony no ha respondido a su pregunta, pero ella tampoco ha insistido en que lo haga. Edgar tampoco ha hablado, ni Saul, pero el silencio no era algo que pareciera incomodarle. Escuchaba tres pares de pasos detrás suyo, y miraba a Sony marchando al frente. Una procesión casi ridícula, pero que no había roto ni para mirar hacia otro lado. Menos para mirar de la forma que lo hace a ese taller. Pero Llúcia camina detrás de Sony, y se queda en la línea del respeto al ver a la mujer delgada, a la distancia que ella considera como respetuosa de su libertad.

En consonancia con su pensamiento, Llúcia pasa a un segundo plano y no habla. No por lo pronto.

Si hasta Daniel habla con respeto y honestidad, entonces no es necesaria su intervención. Por lo pronto.

Edgar, al igual que Llúcia, se queda a una distancia prudencial, tratando de no intimidar a la mujer con su cercanía. Ciertamente, aquella fémina era bastante hermosa, pero sabía dentro de sí que dentro de tal belleza se escondía una mujer con igual o quizá más carácter que su compañera brujah.

Ciertamente estamos aquí en pos de un poco de ayuda, pero en ningún momento queremos causarle problemas. Le agradeceremos en demasía cualquier ayuda que nos pueda ofrecer - se atreve a decir el hombre, mirando atentamente a la mujer en busca de cualquier reacción peligrosa.

Me limito a entrar el último, detrás de mis compañeros, al entrar hago un gesto con la cabeza a la tal Linais a modo de saludo.

¿Príncipe?. - Pienso al escuchar el comentario de Daniel.- Creía que estabamos con el Sabbat. En cualquier caso nadie impide a los demás vástagos intentar matarnos, seguro que no le viene mal a nadie teniendo en cuenta el revuelo que hemos causado.

Pacientemente espero a que la brujah conteste las preguntas que le han formulado. Sería una tontería que preguntase yo también mejor no tener protagonismo alguno y limitarme a observar, así es como he sobrevivido hasta ahora.

Oh por Dios. Mira al hombre que devora la bolsa de sangre un poco disgustada ¿Sony a quien me has traído ahora?, hace tres días fue un borracho y ahora ¿qué?... Mira al Gangrel y le dice con tono irónico.. ¿príncipe?, ¿a caso ves que viva en un castillo y que sea la princesa de camberra?, el Eliseo no queda por acá señores, deben ir al centro, yo no soy emisaria de ninguno de esos refinados!...

De repente sale un hombre de la parte de atrás y dice a manera de burla. La princesa Lina de Camberra, ya me gustaría verlo... seguro se nos solucionarían los problemas. Mira a todos un poco confundidos y sigue hablando con la mujer de manera casual. Y sobre el borracho, fue la mejor bebida que tuve en meses, y  es lo único que ha hecho  bien el tonto.

Cállate Martin. Lo mira de manera amenazante. Ya te dije que no es tonto, es autista, es distinto. Voltea los ojos como pidiéndole paciencia al cielo, luego les dice. Espero que no vengan  con intenciones de atacarnos, les aseguro que se podrían llevar una sorpresa. Mira a Sony de reojo. Toda información tiene un precio, podemos hablar si lo desean, pero bajo. Mira a lado y lado. Las paredes tienen oídos. Les señala al fondo del taller que tiene unas bancas muy humildes. Sigan.

Ante la respuesta de la chica suelto un bramido como un animal y le miro mal pero aun asi continuo calmado y mas sorprendido por la llegada de este nuevo tipo que se cree muy duro.

Asi que el idiota es autista...con razon... Pienso mirando a Sony y empuñando la mano Me parece bien lo de negociar informacion, señorita...pero como sabemos que podemos confiar en usted, sabra que soy bastante desconfiado...

Que intente algo y sabra quien es Daniel Sam No dejo de quitarle el ojo al tipo que entro

La mujer escucha al hombre de color y sonríe como si estuviera escuchando un mal chiste. Ustedes son los que han venido hacia mí,  yo no los he buscado. Lo mira. Si no confían, pueden buscar a otra persona, además .... yo tampoco confió en ustedes.  Su actitud es firme. Pueden irse si lo desean... yo no soy la que necesita ayuda.

Yo sí voy - dice Edgar, mirando a sus compañeros con mirada seria. - Desconfiemos o no la única que nos dará respuestas es esta mujer. Ustedes verán si quieren salir de aquí o no; pero lo que soy yo, sí que quiero hacerlo.

Edgar vuelva a mirarlos a todos, en especial a Llúcia, puesto que era la persona dentro de aquel grupo en la que más confiaba. La miraba como diciéndole: "¿Qué vas a hacer?", e invitándola, si no tenía claro cual sería su posición, a seguirla.

Con que se mueva uno, nos moveremos todos.

Señorita, usted me dirá - agrega el hombre, mirando a Lina, con una mirada poderosa y confiada. - Yo le sigo.

Llúcia permanecía expectante. Miró la entrada del nuevo actor dentro de la situación sin inmutarse, cosa que sí hizo frente a las palabras de Daniel. Le resultaba sinceramente increíble que una sola persona pudiera decir toda esa sarta de tonterías. ¿Dónde había pasado ese Gangrel todos los años de su existencia, en un pozo? ¿Cómo podía ser que no tuviera ninguna clase de inteligencia respecto de las personas? Quizás en otro tiempo le hubiera parecido ridículo, pero en ese instante le parecía patético y un gran peligro sin sentido. No sería justamente ella quien estuviera en contra del derecho de expresarse libremente fuera cual fuese su opinión: pero cuando hay compañeros de por medio, ella sabía, las cosas siempre eran ligeramente distintas.

A pesar de que ninguno de los otros se lo espera, Llúcia no corrige a Daniel ni hace gesto alguno de contrariedad. Por el contrario, con su silencio y su cabeza en alto respalda al Gangrel, y cuando Edgar le mira, asiente con la cabeza ofreciéndole apoyo completo a su idea. Mira a Lina, y en voz más baja de lo habitual, respondiendo a su sugerencia, le habla:

- Lo menos que queremos es meternos en una pelea. Hemos venido hasta aquí a verte por recomendación de Sony, y no desconfío en absoluto de sus palabras - se da vuelta hacia sus compañeros restantes - ¿Vamos?

Y vuelve a hablar con Lina, aunque mira de reojo al tal Martin que ha aparecido de repente.

- Nos alegra que no estés con los refinados. Como te habrás dado cuenta, nosotros tampoco, y no tenemos ninguna intención de estarlo. ¡Tratar con los conservadores, vaya pérdida de tiempo! - el tono de voz de Llúcia se eleva, pero vuelve a su cauce con un parpadeo - Has dicho que sigamos, para negociar. ¿Te seguimos o encontraremos a alguien más?

Daniel, la has cagado pero bien y nos la has jugado a todos... - Pienso para mi mismo. - ...y no es la primera vez, otra de estas y me veré obligado no sólo a prescindir de ti, si no a quitarte de en medio.

Bien, despues de esta cagada no podemos irnos sin más, hay que seguir adelante. - Doy un paso adelante y me dirijo hacia donde nos señaló la tal Linais. - Hablemos. - Le digo.

Samuel aparece por la puerta hacia la que nos vamos a dirigir y se acerca hasta donde se ha sentado Sony con la bolsa de sangre. Su andar demuestra confianza; parece que se siente seguro en este garage. Se sienta en el suelo junto a este y comienza a observarle mientras bebe de la bolsa.

-Un poco antinatural, ¿no crees?- gira su cara hacia mi mientras me habla -Lo de la bolsa de sangre, me refiero. De todas formas esto le permite llevar una vida bastante normal pese a su enfermedad. Se parece bastante a tu caso... los que te rodean te tratan de manera especial, como si estuvieses... loco.

Se vuelve a mirar a Sony, pero al poco se gira impaciente y vuelve a hablarme.

-Bueno loco, ¿No me contestas o qué? ¡Lo de la sangre! ¿Qué te parece?

Permanezco unos instantes quieto, mirando detenidamente de la puerta del fondo del garage a la zona en la que se ha sentado Sony a tomar la sangre, prácticamente ajeno a las conversaciones de mi alrededor.

Qué sabrá de locura...

-Eso de la sangre es... bueno, está bien para evitar problemas. ¿Así que autista? Hum...- Me giro hacia donde se encuentran Daniel y Paolo -Aquí no hay ningún loco...

Vuelvo a mirar hacia Lina y Martín, y avanzo lentamente hacia donde nos han dicho. Me resulta intrigante el extraño conjunto de personas con las que nos vamos cruzando...

Todos se sientan en las bancas humildes del lugar, Sony  en ese momento se ha terminado su bolsa de sangre, la ha echado en una caneca  y ha sacado un lápiz y se ha puesto a dibujar en su cuaderno.  Lina sonríe ante la afirmación de la mujer y de manera tranquila se sienta y  observa a Saul por un momento.

Cita:

Si, autista. Lo mira de reojo negando la cabeza. Los del estado suelen dejar personas discapacitadas abandonadas en las calles por el sobrecupo en los sanatorios, las cuales suelen convertirse en mendigos, pero a Sony además de dejarle un cuaderno y un lápiz algún idiota lo abrazo... Lo mira sin que el muchacho preste atención a sus palabras pues está concentrado dibujando.  Es casi indefenso, la única disciplina que se sabe y a mal aprendida es la de ofuscación, el resto son solo rituales, y bueno dibuja magníficamente.... nadie ha querido entrenarle, ni un malkavian lo haría, es difícil comunicarse con él. Yo he sido la única que lo ha acogido... y básicamente lo único que hago es darle de comer.

Sonrie, dándose cuenta que estaba hablando de más. Y bien, ¿que desean?

Tomo asiento bastante calmado notando que los demas estan bastante confiados y que esa chica parece querer cooperar. Apenas miro a los demas y levanto los hombros como si no me importara y escucho atentamente

Hablo por mi ya que nuestras metas son diferentes... Comento mirandola fijamente Deseo que me indique como llego hasta donde el principe...hemos tenido un contratiempo al llegar a esta ciudad y lo mas seguro es que nos busquen...deseo hablar con el

Llúcia se sienta. Escucha. Mira a Sony. Escucha de nuevo. Daniel. Mira a Lina. Sí, por qué no hacerlo.

- Además de llegar hasta el Príncipe - la noción de esa autoridad parece desagradarle, notoriamente - Quisiera preguntarte quién es el que reclama dominio de este territorio. No te mentiré, no creo que haya motivos. No tenemos idea cómo están organizados aquí, y no hemos tenido una entrada maravillosa a la ciudad. Joder, sigo sin entender cómo a la altura del mundo en la que estamos los cainitas se siguen aferrando valores tan feudales y se prestan tanta atención a las fronteras. ¿Tanto miedo tienen al cambio? - Llúcia niega, y continúa - Pero hemos visto más paranoia aquí que en otras ciudades. ¿Está sucediendo algo en la ciudad, o la paranoia es la de siempre?