Partida Rol por web

Desde el callejón en el que entró Saul tan solo os llegan unos leves quejidos. LLegáis a reconocer la voz del Malkavian, pero desconocéis por completo lo que está pasando ahí.

Las enredaderas cada vez apretaban más mis extremidades. En poco tiempo sería incapaz de moverme si no hacía algo. Pero ¿desde dónde salían estas? Dirijo la mirada a mi alrededor, buscando su orígen, pero soy incapaz de ver a nadie. Cerca de mí también se encuentra Samuel, luchando contra ellas. Tan sólo sus piernas han acabado presas de las plantas, y con sus manos las está arrancando, librándose poco a poco de ellas.

Mi mirada se fija en un bolsillo de su chaqueta, y vuelve a mi mente algo apartado de ella por un tiempo. ¡Su reloj! ¿Dónde estará ahora ese reloj? ¿Dónde lo habrán dejado los que me encerraron? ¿Será el que cuelga del bolsillo de Samuel? ¡Seguro que lo es! ¡Tiene que serlo! Necesito ese reloj. Tenerlo en mis manos, sopesarlo, acariciarlo... ¡MI RELOJ!

En una última sacudida consigo soltar mis brazos de la presa, y comienzo a utilizarlos para liberar otras partes que se encuentran atrapadas. Cuando vuelvo a centrar la atención en Samuel descubro un pequeño machete en sus manos. Con extrañeza le pregunto mientras sigo preocupado por que las enredaderas no me atrapen más.

-¿Y ese machete? ¿De dónde lo has sacado?

-¿Machete?- Samuel me mira mientras termina de contar la última enredadera que le atrapa -No se, sencillamente me ha venido su imagen a la cabeza cuando he empezado a librarme de las enredaderas. Pensé en tener algo que me lo hiciera más fácil. Lo imaginé y apareció en mis manos... ¿Magia? Quien sabe. Lo que nos está ocurriendo es muy extraño.- Dirije su mirada a mis piernas, todavía presas, y me ofrece el arma -¿Lo quieres?

Estiro el brazo para tratar de cogerlo mientras pienso en lo que me ha dicho. Nunca he sido capaz de coger nada que me ofreciese Samuel, símplemente los objetos desaparecían en mis manos; pero debe ser que no lo había hecho nunca bien. Lo que me ofrece ha de existir también en mi mente. He de ser capaz de imaginarlo para poder cogerlo.

Con el brazo estirado comienzo a estudiar la forma del machete, a darle solidez en mi mente, pero mi mirada se desvía una y otra vez al reloj. El reloj es lo que cada vez va tomando más forma en mi mente, hasta que ocupa toda mi consciencia. No soy capaz de pensar en otra cosa. El reloj, el recuerdo de mi amigo, lo que permite que siga siempre conmigo...

Veo como Edgar parece buscar lo mismo que yo, llegar hasta ese individuo que se burla de nosotros asi que sin mas tambien doy un brinco y con algo de dificultad me sostengo del borde para alcanzar la orilla y no irme de espaldas contra el suelo

Aghhhh!!! Exclamo al llegar arriba y me preparo para lo que venga que es acabar con ese maldito

Todos comienzan a ver como las pocas luces que hay en las calles comienzan a titilar, cómo si se tratara de  una falla de energia. Silenciosamente Edgar se va por detrás del edificio, salta aprovechando las canecas de basura, no fue un movimiento muy diestro, dado que tiene que sostenerse de una baranda para no caer de nuevo, sin embargo lo logra. (*)

Daniel el gangrel hace exactamente lo mismo,  también de manera torpe salta, pero  a diferencia de Edgar el  se encuentra cara a cara con dos sujetos.

Uno de ellos, que hasta ahora ve el rostro le lanza una llamarada  directo a  impactarlo.

Llucia se hace rapidamente   abajo de un techo para salvaguardarse  de las llamas.

Las luces continuan titilando,  explosiones de energia se ven , y de repente un rayo de electricidad impacta al que desde un comienzo ha tratado de matarlos.

HAAAAAAAAAAAAAAAAAA

 El rayo no es muy fuerte, pero si le impacta, y desaparece.

Notas cuando pones tus pies en el techo que este es un poco inestable, por la inclinación de las tejas y porque las mismas son de un material sintético. Sí  bien  son fuertes para sostener el peso, la inclinación del mismo dificulta las acciones y corres el riesgo de caerte.

El sujeto al parecer sigue lanzando llamas pero no se ha dado cuenta de tu presencia. Es un hombre joven, unos 19 años, en apariencia.

 En ese momento  te encuentras tensionado, esas cosas te amarran los pies y en ese momento sólo recuerdas tu necesidad de tener un reloj y también requieres un machete.  Tratas de pelear, de zafarte pero eres algo torpe en relación a que las plantas vienen de todas partes y tú, bueno aunque lo haces bien no puedes con todas ellas.

Tu fiel amigo imaginario te lo está ofreciendo un machete, y sí,  lo requieres, pero también requieres el reloj !maldita sea!

De repente te sientes raro dentro de tu nervioso, ¿donde esta tu reloj?, ¿pero  y el machete?

Y en ese momento ocurre algo que nunca creíste ver, ni siquiera en tus alucinaciones.

Aparece ante ti un hermoso machete, parecido al que Samuel te está dando, pero este tiene un reloj parecido al tuyo incrustado en el mango.

Un machereloj.

Pese a que el ruido se hace ensordecedor fuera del callejón, yo tan sólo soy capaz de quedarme estupefacto ante lo que acaba de aparecer ante mí.

¡Lo he conseguido! ¡Samuel me lo ha ofrecido y he sido capaz de cogerlo! ¡Soy capaz de conjurar cosas que él me muestra!

Un leve dolor en mi pierna consigue devolver mi consciencia al peligro que tiene lugar a mi alrededor. Las enredaderas se multiplican ante mis ojos, y van directas a apresarme. A mi lado Samuel se afana en librarse de las que intentan aprisionarle a él, por lo que me apresuro a imitarle y cojo el "machereloj" para comenzar a pegar tajos a los tallos que hay a mi alrededor. A medida que mi cuerpo entra en acción voy ganando valor al ver cómo el número va disminuyendo poco a poco. Es una tarea dura, pues por más que me afano siempre parace haber más plantas para atacarme, pero la fatiga no es algo que moleste a la Estirpe Maldita de Caín. Con un grito de júbilo sigo lanzando machetazos a lo que viene a por mí.

-¡JA! ¡No podrán con nosotros! ¡Acabaremos con todas!

Desde el callejón se escucha un grito de alegría que se confunde con el ruido ensordecedor que se está produciendo en este momento.

¡JA! ¡No podrán con nosotros! ¡Acabaremos con todas!

El Gringo, sosteniéndose como mejor pueda, ve a su enemigo con odio; y moviéndose con bastante torpeza llega hasta donde esta el sujeto y se enfrenta en batalla a él, decidido a aniquilarlo.

¡Toma tu coñazo, hijo de puta! ¡Te vas a arrepentir de haberse metido con uno!

Al llegar hasta arriba con un tanto de dificultad pero con toda mi ira contenida buscando acabar con ese iditoa que se burla y nos ataca me encuentro con que no tengo ni cinco minutos para reaccionar y se me ha lanzado una maldita bola de fuego o algo asi directo hacia mi y aunque intento aprovechar mi agilidad animal para esquivarla realizando un salto hacia el costado, apenas puedo moverme y se me escapa un

Desgraciadosss!!!!

Antes que reciba el golpe de frente como si un tren me arrollara