Partida Rol por web

Edgar mira sorprendido la escena, sin saber explicar bien cómo de repente había pasado de estar frente al carro a estar a unos siete metros de él. ¿Qué demonios?, se dice a sí mismo, mientras que levantándose tras el golpe busca por el horizonte para hallar una respuesta a aquéllo, hasta que ve al hombre.

¿Y ahora qué? ¿Qué demonios hemos echo nosotros para que nos jodan tanto?

Edgar no le dice nada al recién llegado, no expresa su rabia ni su posible dolor; y cuando finalmente logra pararse vuelve junto al carro en busca de liberar a Llúcia.

Cuando todavía no he llegado a incorporarme un grito de sobresalto de Edgar llama mi atención. Cuando consigo enfocar hacia donde he oído el grito tan solo puedo ver cómo el Caitiff sale despedido por los aires alejándose del coche. Al mirar en dirección contraria descubro a quien parece ser el causante de todo lo que está sucediendo ahora.

Una vez consigo ponerme en pie mi instinto de supervivencia comienza a actuar, y noto cómo la vitae recorre mi cuerpo hasta las heridas. Las leves contusiones y los pequeños cortes, infringidos durante el vuelco, se van cerrando cuando la sangre inmortal actúa en ellos. A la vez que mi cuerpo se cura comienzo a correr hacia una calle lateral, alejándome tanto de quienes han recibido el ataque como del causante. Sin embargo, antes de llegar a mi destino me detengo.

¿Por qué? Corremos peligro, hemos de ponernos a salvo. Ya se las apañarán para salvar el pellejo. Sin embargo...

Miro la situación, y trato de dar un poco de tiempo a los que tratan de ayudar a LLúcia

-¡Eh! "¡Cazador!"- Grito al tipo que nos ha atacado, mientras le miro fijamente -¿Acaso sabes a quienes estás atacando?

Con esto debería dar tiempo a que la saquen del coche.

Paolo ve como las cosas se tuercen más todavia. Corer hacia el coche e intnta ayudar a Llucia a salir de ahi.

- Aguanta muchacha, aun podemos salir de ésta.
Paolo comienza a hacer fuerza para sacarle el hierro que tiene clavado.

La situación es algo confusa, Llucia está atrapada y  hay un fulano que los amenaza.

La situación se vuelve lenta. Llucía con ayuda de su propia fuerza y la del grupo logra liberarse. Aunque Edgar tiene la buena intención de ayudarla y corre al auto, antes de que llegue ella ya esta fuera de la prisión.

Sin embargo ambos están atentos a lo que sucede. Saul trata de concentrarse para desestabilizar al enemigo, pero este se ríe.

Trataste de meterse en mi mente jajaja.. idiota.

En ese momento Saul siente como una fuerza superior lo empuja y lo hace caer, sin causarle daños.

Ambos notan que parece que el fulano (X roja) no esta sólo hay uno, o dos mas con él, escondidos en los techos por el momento no estan atacando.

Ambas personas estan ubicadas en distintos techos (X verdes)

El auto esta goteando gasolina, es posible que sea prudente alejarse de él lo más rapido posible.

Pueden darse cuenta que hay dos callejones (el 1 y el 2) entre edificios.

Un golpe venido de ninguna parte me empuja ligeramente hacia atrás y consigue derribarme, pero sin causar ningún daño aparente en mí. Sin embargo es suficientemente fuerte como para aturdirme durante unos instantes. Cuando vuelvo a recobrar el sentido miro hacia donde se encontraba atrapada la Brujah, y me siento aliviado al ver que ha conseguido escapar del amasijo de hierros que es ahora el coche.

Al menos he conseguido lo que quería... Su mente es demasiado cerrada como para poder mostrarle ninguna revelación, pero le he distraído el tiempo suficiente...

Vuelvo mi mirada hacia donde me dirigía antes de tratar de distraer al extraño y me pongo en pié. Sin volver la mirda atrás comienzo a correr de nuevo hacia allí, escapando del combate hacia una calle transversal, con un brazo extendido hacia delante, como si tratara de agarrarme a algo.

-En qué estaría pensando, ¿en qué?

Samuel está en la esquina. Siempre se encuentra carca en los momentos en los que realmente peligra mi existencia. En ocasiones juega conmigo; me engaña, me exaspera; pero no en este tipo de situaciones. No soy capaz de oirle. Quizá hay mucho ruido, quizá todavía no me he recuperado del golpe que acabo de recibir, pero sus gestos son claros.

He de huir de aquí.

Al verme reaccionar sonríe y me extiende su mano, como si tratara de ayudarme para que no me ahogara; para sacarme de la calle antes de que sea demasiado tarde. Salgo corriendo hacia él. Cada zancada me aleja más del peligro, me acerca más a la salvación. Ya casi estoy a salvo...

Su propia fuerza parecía no alcanzarle. Ni siquiera intentó gritar, pues en su instinto había algo que le decía que el peligro acechaba. Luchó contra el hierro con rabia, sacando los colmillos por el esfuerzo frente a ello, y de pronto unas manos surgidas de la nada tiraron de la estaca de metal. Cuatro manos doblaron la estructura con un mínimo esfuerzo, juntas, y de pronto Llúcia se encontró libre, arrastrándose fuera del coche, clavándose en palmas, espalda y rodillas todos los pedazos de vidrio que yacían en el suelo y los alrededores. Edgar llegó justo a su lado cuando se incorporaba, y miraba a Paolo.

- Gracias, compañero - le dijo, y sus ojos brillaban indicando lo que significaba esa simple palabra, y lo que significaba el agradecimiento - Saldremos de esta, juntos - miró al suelo y vio las gotas, la marea de petróleo llegando a sus pies - Hay que alejarse, hay gasolina suelta.

Luego Saul cayó sobre su espalda. Llúcia se volvió, y su mirada atravesó los techos hasta posarse en la dirección que venía la voz, el sitio donde vio a aquel hombre que se reía a carcajadas de algo que había tratado de hacer Saul. Le enseñó los colmillos, y una ira fría cubrió su rostro y su cuerpo, preparándose para entrar en batalla para defender a los que consideraba los suyos. La ropa destruída que caía a jirones de su pecho, agujeros que dejaban al descubierto su piel, no hacían si no darle un aspecto innecesariamente salvaje.

- Hay dos más - susurra a los que están cerca de ella, los únicos que pueden escucharle - Ubíquenlos mientras lo distraigo. Luego intentaré atacar al que está en el techo de esta calle... Tres contra tres.

Llúcia buscó aprobación en la mirada de los dos que estaban cerca de ella. El plan era malo, ciertamente, pero el único.

Entonces se volvió al que estaba frente a ellos, al único al que se lo veía.

- ¿¡Qué quieres de nosotros?! - gritó, alejándose del automóvil hacia la izquierda, sin cruzar la calle - Mucha carcajada de tuparte y mucha diversión, pero poco motivo de venir a jodernos de semejante forma. ¿Quién eres y qué quieres de nosotros?

Paolo se escondió detrás del coche por si habia disparos... o eso pensaba la gente. Sea como fuere el caso es que no logró desvanecerse por completo asi que pegando la espalda al coche comenzó a otear todo cuanto habia desde su posición hasta ver si encontraba a la gente que decia Llucia.

Una expresión de calma se dibuja en el rostro de Edgar al ver que Llúcia ha podido liberase del auto, pero inmediatamente su rostro cambia y una mirada más dura se muestra en sus ojos mientras traza un plan sensato, o por lo menos lo que pueda crear con la situación que están viviendo.

Malnacidos desgraciados, ya verán los pendejos esos... - se dice a sí mismo, mirando a los recién llegados.

Eligiendo a uno de los enemigos, se mueve en dirección a uno de los edificios, intentando que no lo vean.

Apenas terminod e gritar cuando veo lo que este tipo le hace Saul lanzandolo por los aires como si fuera un muñeco a lo que apenas me muerdo los labios de rabia y frustracion

Grrrrrr.....

Y para colmo escucho a la Llucia dar ordenes e intentar mandar como lo ha hecho desde el principio y recuerdo el porque me habia separado del grupo asi que mientras ellos siguen con su plan y sus carreras yo me dirijo hacia la tienda buscando una entrada ya sea una ventana o una puerta para llegar hasta el tejado

Me has encontrado, maldito... Digo para mi mismo

La situación se vuelve extraña,  cada uno de ustedes comienza hacer distintas acciones.

Una risa sin respuesta justa solo hace que escuchen lo siguiente:

Callate muñeca, mate a mi esposa por no escuchar sus alaridos.

Llucia: de repente ve como un bote de basura se dirige hacia ti directo a golpearte. (lánzame destreza + esquivar)

Daniel: Te diriges a una de las tiendas ( las que están al norte), te encuentras que es un comercio de artículos deportivos, la puerta es de vidrio y metal y las luces están apagadas, parece fácil de entrar rompiendo el cristal.

Edgar:  A pesar de estar en un callejón, aprovechas las distracciones para acercarte al sector donde está el hombre que está en el edificio aparte de los otros dos. En ese momento observas que si bien este está apartado del resto, esta el inconveniente de la altura, dado que son  dos pisos. Lateral, es decir, dándole la espalda al fulano hay un recolector de basuras, pero ¿será suficiente para llegar al techo?.

Paulo: si bien la ofuscación te falla, notas que hay dos sujetos adicional del que ataca (X verdes)

Saúl: Corres hacia el callejón un poco lejano del conflicto (especifícame cual de los dos y te daré información adicional)