Empezó siendo un club inglés como otro cualquiera hasta que Sir Edward Millergan III desafío al Duque de Rolston y Siracusa a ver quien era el primero en encontrar el lago Chokowawa en ql que, según se decían, tenía su guarida la última serpiente marina. Y el Duque no sólo encontró el lago sino que se trajo de recuerdo uno de los colmillos de la serpiente, que ahora decora el salón principal.
Pronto su hazaña atrajo a otros nobles aventureros que empezaron una carrera frenética para acumular las mayores proezas, aventuras y descubrimientos en nombre de la Reina Victoria.
Pues todo empezó con la inscripción de unos nuevos socios en la Sociedad y a partir de ahí las cosas iban de camino...
¿Está Rusia preparada para la Sociedad Inglesa de Caballeros Exploradores? No, claro que no. Pero ellos van a ir igual. Porque les queda de camino.