Partida Rol por web

La Torre de las Almas Perdidas 3: La Caída al Abismo.

Prologo. ¿A quien se le ocurrió viajar al norte?

Cargando editor
15/04/2020, 10:54
Narrador

Duartala era un buen lugar para alguien que no deseaba vivir hasta viejo, pero que en cambio si quería tener un buena vida llena de emociones. Subiluntar había encontrado en aquel recodo del mundo, en aquel hediondo puerto de mala muerte, su lugar en el mundo. Llevaba un tiempo viviendo allí, o más bien malviviendo, cuando conoció a Jaza Sazul, un rufián de poca monta, con el que sin embargo hacía una muy buena pareja como jugador de cartas y otros juegos de azar.    

Realmente adquiereron algo de fama en los casinos de Duartala y también se ganarón algún que otro enemigo tras desplumarle hasta su última moneds. Lo que en ocasiones ganaba con las cartas, solía perderlo con las mujeres de mala vida y otros vicios más inconfesables todavía. Pero más o menos era feliz o eso quería creer. No obstante todo cambió tras aquel golpe. El golpe que le separó de Jaza durante tantos años que casi creía que nunca volvería a verlo y en caso contrario, cuando se encontraran de nuevo, tan solo podría quedar uno de los dos.   

Si aquel golpe hubiera salido bien, posiblemente hubiera seguido en Duartala todo ese tiempo, o puede que no, puede que hubiera viajado más al norte, o puede incluso que hubiera comprado unas tierras cerca de un oasis y ahora viviera como un sultán. Pero algo se torció. Jaza Sazul había sido un gran compañero de juego en las mesas de los muchos casinos de Duartala. Habían evolucionado y se habían convertido en timadores profesionales y habían salido victoriosos en algunos golpes menores a comerciantes y algún que otro jeque duartalés, pero todo se torció cuanto trataron de asaltar el palacio del Emir Hasyliman.

No eran expertos en robos ni mucho menos y pese a que lo planificaron al detalle durante meses, finalmente fueron interceptados cuando ya acariciaban el tesoro que podría significar su jubilación y una vida mejor. Subiluntar logró escapar, pero Jaza quedó atrás. Sazul siempre pensó que su compañero le había traicionado y se lo hizo saber tiempo después a través de un tercero. Nada Sazul le juró venganza, aunque difícilmente ésta llegaría pues tenía que cumplir condena en una de las peores cárceles de todo el Imperio Rojo, la de Bulcan, de donde posiblemente no saliera nunca...

Subiluntar o Destino, como algunos le llamaban, evidentemente tuvo que abandonar puerto Duartala por un tiempo. Viajó prácticamente por todo el continente y vivió en muchos sitios. Aunque lo intentó, nunca pudo librarse de quien a la postre, fue el verdadero causante del golpe fallido. Tarchoggiux le había ayudado, le había enseñado un método de vida, pero no lo hizo de forma altruista y poco a poco iba cobrando el precio de sus servicios. Lo cierto fue que, molesto con el desprecio de Subiluntar al no seguir contando con él, decidió hacérselo pagar.

Fue quien aviso am sultán Hasyliman del robo y éste lo dispuso todo para cuando llegara el momento su guardia estuviera preparada. Atrapó a ambos y entonces fue cuando Tarchoggiux susurró al.oído de Subiluntar un nuevo trato. Le ayudaría a escapar a cambio de que le fuers devuelto el favor en el momento y la forma en la que éste dispusiera y a Subiluntar no le quedó más remedio que aceptar. Tiempo después llegó a la inequívoca conclusión de que el golpe únicamente había podido fallar por la intervención de ese demonio entrometido. Había jugado sucio y no le debía nada. Eso lo tenía claro, pero no así Tarchehgiux.
 

Cargando editor
15/04/2020, 19:24
Narrador

Cuando recibió aquella carta de invitación, no sabía ni que diantres era Herbar y por supuesto tampoco sabía donde se encontraba. Tuvo que consultar en la biblioteca para descubrir que se trataba de una pequeña ciudad del norte de Harvaka, perteneciente al llamado Imperio Umnio, una nación que de Imperio realmente sólo tenía el nombre. Siglos atrás quizás lo fuera, pero en esos momentos era un estado en decadencia a punto de ser absorbido por sus vecinos y rivales. 

Sin embargo, no fue hasta que traspaso la frontera Ultar con dicho Imperio. La mayor parte de las aldeas que fue dejando atrás no eran más que un lamentable y triste reflejo de lo que debieron ser antaño. Aldeas terriblemente despobladas, pobres y con gente asustada, pues el recuerdo del horror de la guerra estaba todavía demasiado fresco. Por suerte, tras atravesar el río Hondo y llegar a Terhes, una villa a la que se podía llamar ciudad, pudo alojarse en una posada decente tras muchos días durmiendo a la intemperie y después el viaje hasta Herbar fue bastante más cómodo y rápido que el resto del viaje. 

¿Por qué viajó al norte? ¿Por qué puñetas aceptó aquella invitación de un tipo al que perseguía nada conocía? Aquel tipo, Ank Durss, el remitente sabía demasiado sobre él. Sabía sobre un asunto del que nadie podía saber, pues nadie conocía su relación con ese condenado demonio. Tarchoggiux se había convertido en una pesadilla para él. Su acoso se había convertido en algo recurrente y peligroso, más cuanto más tiempo pasaba y la paciencia del demonio se agotaba. Ese tal Ank Durss decía saber como.acabar con aquella pesadilla.

Tal vez la curiosidad por saber quién era ese hombre y que tenía que decirle fue suficiente para que iniciara aquel viaje, o tal vez le creyó y necesitaba conocer como acabar con todo aquello, puede que únicamente tuviera la esperanza de que marchando al norte  Tarchoggiux le perdiera la pista, aunque lo dudaba. Puede que fuera el cúmulo de todo lo que le obligara a hacer el viaje, pero finalmente lo hizo y allí estaba,  en una taberna que olía a sudor y estaba llena de bárbaros del norte. Gente incivilizada que podían matarle a uno por una menudez, aunque al fin y al cabo,  en eso se parecían bastante norteños y sureños...  

Cargando editor
15/04/2020, 20:53
Ank Durss

Fue entonces cuando apareció una figura conocida. Un rostro del pasado que le había jurado venganza. Un hombre que había sido encarcelado y que debiera haber muerto en el sur, en una reyerta con otro preso o agotado y deshidratado tras una agotadora jornada de trabajos forzados al intenso sol del desierto. Pero allí estaba.

Se me veía cambiado. Llevaba el pelo más largo, al igual que la barba. Vestía mejor, bastante mejor. Era evidente que las cosas le habían ido mejor en el norte que en el sur. Pero lo más importante, se le veía sereno, sonriente y confiado. O lo tenía todo controlado y no esperaba que un arcano como él pudiera simplemente desaparecer si así lo deseaba o quizás era algo más sencillo.  Podía ser que realmente quisiera algo de él más allá de mera venganza.

Aquel hombre del pasado le localizó enseguida desde la entrada de aquella taberna. Le dedicó una amable sonrisa y caminó hacia la en la que de había sentado. Al fondo de la sala, con una amplia visión de todos los puntos de la misma. Le gustaba tenerlo todo controlado y que no se me escapasen los problemas si estos llegaban de improvisto. También tenía controladas desde ese punto todas las salidas. Nunca de estaba lo suficientemente preparado. 

No tardó mucho en llegar frente a él. Tan solo unos pocos segundos. Le miró de arriba abajo y volvió a sonreír.

Te veo bien... - Le dijo. - ¿Cómo ha ido el viaje? ¿Has venido tu solo desde Duartala hasta aquí? Impresionante...

Cargando editor
15/04/2020, 21:26
Destino

Desesperación y arrogancia: dos sentimientos que lo habían traído allí. Dos sentimientos que Destino conocía bien.

Desesperación por librarse de una vez por todas de Tarchoggiux, preferentemente liquidándolo. Arrogancia por creerse capaz de salir de cualquier lío en el que pudiera meterse.

El hombre al que llamaban Destino en Duartala sonrió con fanfarronería al encontrar a su antiguo compañero de correrías y jurado enemigo. Mezcló la baraja de cartas que siempre llevaba encima con una mano, hábilmente, haciendo fluir los naipes. Hizo volar el faldón de su guardapolvo sentándose a horcajadas sobre la silla al tiempo que depositaba la baraja en el centro de la mesa, con un golpe suave.

—Sólo hay dos bufones en la baraja y me tocas tú —dijo observando a Ank Durss como si lo viera por primera vez.

No creía que Ank Durss quisiera matarlo. Si quisiera cobrarse su vida, habría intentado emboscarlo; era estúpido que se hubiera presentado de forma tan abierta, claro que había visto hombres comportarse de forma estúpida cuando querían vengarse de él. Sus poderes habían crecido desde la última vez que se habían encontrado. Tal vez Ank Durss no esperaba que pudiera escapar con solo chasquear los dedos.

—¿Juegas? —dijo, extendiendo una mano cubierta con mitones en dirección a la baraja para que cortara si lo deseaba. Mientras le siguió el juego. Seguirle el juego a la gente era algo que se le daba bien. Desplumarlas, también—. Ya sé que soy impresionante en muchos aspectos, Durss. ¡Tú estás más gordo! Veo que la vida te trata bien.

Cargando editor
16/04/2020, 21:38
Ank Durss

- Si, la baraja tiene dos bufones y ahora van a jugar una partida de cartas. - Sonrió. Esperaba que su respuesta estuviera a la altura de la inventiva de aquel truhán.

Subiluntar empezaba duro, al igual que en el juego, le gustaba apostar fuerte. En eso no parecía haber cambiado ni un ápice. El recién llegado de sentó frente a su anfitrión y comenzó a barajar la cartas mirando directamente a Ank.

¿Recuerdas la última vez que nos vimos? ¿Dónde fue? - Le preguntó de pronto Durss mientras recibía las cartas que le correspondían. 

Claro que lo recordaba. Era lo que se temía. Aunque el nombre le hubiera hecho dudar, desde un buen principio pensó que el remitente de dicha misiva, no podía ser otro que Jaza Sazul. El mismo hombre que fue encarcelado en un golpe que salió mal y él, Subiluntar, estuvo allí y Jaza le culpó de si desgracia.

​​​​​​

Cargando editor
17/04/2020, 22:05
Destino

Destino se pasó la lengua por los dientes.

El hombre que antaño se hacía llamar Jaza Sazul y que ahora había adoptado el nombre de Ank Durss tenía prisa. Destino estaba dispuesto a hacerle esperar, pues entendía que hacer esperar a la gente por aquello quería le daba poder sobre ellos. Y aquello era tan cierto para un mercader o un general militar, como para un cocinero o una amante con el sexo ardiente.

—Cálmate, figura —dijo repartiéndole las cartas a su compañero.

Mientras lo hacía echó un vistazo en derredor. ¿A cuántos de los presentes había comprado Jaza? Buscó entre los parroquianos aquellos que pudieran parecer atentos a lo que hacían.

Miró sus cartas. SOnrió.

—Es mi día de suerte —dijo, risueño—. Lo supe en cuanto te vi aparecer. ¿Y bien, cuál es su apuesta, señor Durss?

Cargando editor
19/04/2020, 08:59
Ank Durss

Se acababan de reencontrar y ya parecía que era como antes, como cuando eran socios de fechorías. Subiluntar era un hombre arrogante cuando lo conoció antaño y no había cambiado un ápice. Le gustaba tomar la iniciativa y sabía utilizar las palabras para desarmar los argumentos del otro o simplemente para desconcertarle de tal manera, que quedara apabullado y sin iniciativa de respuesta. 

Ank sonrió al ver sus cartas. Solo un poco, por el rabillo del ojo. Destino le conocía bien. Sabía que aquello era un farol. No podía tener mejor mano que él. Durss robó carta y la colocó en su mano. Asintió. Parecía complacido.

¿Qué quieres apostar? - Le preguntó. - Hace mucho que no me dedico a éstos juegos y me ha ido bien. Mejor de lo que podría esperar. - Le miró a los ojos y acto seguido volvió la mirada a sus cartas. - Para empezar, apuesto a que tengo algo que te interesa y en cuanto al juego... - Alzó una ceja. - ¿Quinientos rublos umnios?

Cargando editor
21/04/2020, 07:26
Destino

Destino hizo lo propio y robó una carta, haciéndolas bailar en sus manos.

—¿Ah, sí? ¿Y qué es eso que me interesa, señor Durss? —preguntó Destino, igualando su apuesta.

Se preguntaba si lo siguiente que iba a hacer Jaza Sazul era chaquear los dados y mandar sobre a una docena de matones a sueldos escondidos como lugareños en el bar.

Notas de juego

Quería haber terminado el equipo antes de asegurar que podía igualar la apuesta de 50 rublos, pero se me está alargando.

Cargando editor
21/04/2020, 10:49
Ank Durss

- Tarchoggiux... - Dijo sin levantar la mirada de las cartas.

Entonces mostró su mano. Pareja de picas y tréboles. Era una buena mano, una muy buena de hecho. Destino lo tenía complicado para ganar aquella mano, aunque escuchar aquel nombre del pasado, que estaba tan presente, sin duda le iba a descentrar y captar su atención, al menos eso esperaba Abk Durss.

¿Puedes super eso? - Sonrió bastante seguro de su victoria. - Pero sin cartas bajo la manga... - Sonrió. - Nos conocemos bien...

- Tiradas (1)
Cargando editor
23/04/2020, 07:29
Destino

Destino arrojó sus cartas sobre la mesa.

—¿Intentaría yo timar a un ladrón como tú? —le respondió Destino, con una sonrisa de medio lado.

El tiefling aún se temía una emboscada, no era buena idea usar trampas o empezar ganando, siquiera.

—Lo reonozco, has llamado mi atención con ese nombre —reconoció mientras volvía a repartir—. Sigue hablando, compañero.

¿Se habría enterado, por fin, de que había sido Tarchoggiux, y no él, el responsable de su encarcelamiento?

Veamos dónde termina todo esto.

—Repartimos.

- Tiradas (1)
Cargando editor
23/04/2020, 16:15
Ank Durss

Se donde encontrarlo. - Le dijo. - Y necesito de tus habilidades en una complicada misión de vital importancia. 

Ank comenzó a repartir de nuevo las cartas. Había ganado aquella primera mano, pero nunca se solía retirar a primeras de cambio y era evidente que Subulintar no quería dejar de jugar en ese preciso momento. Ahora que había captado su atención, no iba a romper la magia. 

Estamos hablando no solo de la posibilidad de ajustarle las cuentas a ese canalla, sino también de dar ese golpe del que hablamos hace años. El golpe que nos retire. - Le dijo. - Aunque en ésta ocasión, tendríamos a la ley de nuestra parte. - Sonrió. Nunca mejor dicho. - ¿Te interesa?

Miró sus cartas. No era mala mano.

- Tiradas (1)
Cargando editor
25/04/2020, 23:45
Destino

Destino depositó una mano ganadora encima de la mesa.

—No me digas. Yo también sé dónde encontrarlo. Lo que quiero es, precisamente, perderle de vista.

El tiefling recogió sus ganancias. Ahora que Ank Durss había mostrado sus cartas, era el momento de empezar a ganar.

De modo que el viejo y astuto Jaza Sazul se había enterado que había sido el viejo Dos Abrigos el que había frustrado su plan y que no había sido él quien lo había traicionado. Mejor que mejor. Aquello tenía ahora una probabilidad menor de terminar en violencia.

—Te escucho, Jaza —dijo echándose hacia atrás en la silla y tocándose el sombrero, por primera vez pronunciando el nombre por el que le había conocido—, pero si no me gusta lo que escucho no voy a continuar escuchándote durante mucho tiempo.

- Tiradas (1)
Cargando editor
26/04/2020, 10:58
Ank Durss

- Buena jugada... - Dijo Ank esbozando una sonrisa. - ¿Repartes? 

Estaban igualados en aquella partida. Abk había ganado la primera mano y Destino la segunda. Tocaba la mano del desempate. Subilintar recogió las cartas y barajó de manera artística. Acto seguido repartió las cartas. Mientras hacía aquello, Ank Durss guardó silencio y sólo cuando miró sus cartas, tras lo cual no pudo evitar sonreír. Alzó la mirada y encaró a su contrincante.

Lo tienes jodido... - Le dijo. - Pero si alguien puede superarme, ese eres tú. Te enseñé bien. 

La partida estaba siendo interesante. Ambos estaban sacando buenas cartas, pero eso era algo de realmente no le interesaba a ninguno de los dos. No estaban allí para jugar a las cartas, sino para tratar otro asunto de mayor importancia. 

Sabes que no te librarás de él, ¿verdad? - Le preguntó. - Se dónde encontrarle y una vez en su terreno, podríamos darle muerte. - Esperaba haber captado su atención. - Como ya te he dicho, tengo una importante misión entre manos. Tenemos que viajar al Gran Abismo. Es allí donde mora tu amigo. Seguro que si sabe que estás allí, tarde o temprano hará aparición y podrás acabar con tu relación con él. Y como he dicho, si nos ayudas hasta el final, la recompensa será cuantiosa...

- Tiradas (1)
Cargando editor
26/04/2020, 11:37
Destino

Destino se concentró, manipulando el destino en torno a Ank Durss.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Destino utiliza su aptitud de La caprichosa mano del destino para obligar a Ank Durss a volver a tirar oficio (tahúr).

Cargando editor
26/04/2020, 19:06
Ank Durss

Ank Durss revisó sus cartas. ¿Las había visto mal o era cosa de Destino? ¿Trampas mágicas? Podía ser, pero no podría demostrarlo...

- Tiradas (1)
Cargando editor
26/04/2020, 20:00
Destino

—Lo siento, Jaza. No es suerte, es el destino —le dijo a Ank Durss, guiñándole un ojo mientras se llevaba el oro de su viejo compañero—. ¿Decías de viajar al Gran Abismo? ¡Pues claro! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¿Cómo dices para vas a llegar allí, encontrar y matar a Tarchoggiux, salir indemnes y, además, lograr una "cuantiosa recompensa"?

Cargando editor
26/04/2020, 20:13
Ank Durss

Con la ayuda de los dioses... - Dijo muy seriamente, para luego sonreír ampliamente. - Estoy reclutando un equipo excepcional. Tenemos que encontrar a alguien allí, además de a tu demonio. Pero estoy seguro de que lo lograremos. - Le comentó. - La recompensa te la garantizo cuando acabemos el trabajo. Tengo buenos avalistas.

Cargando editor
27/04/2020, 08:46
Destino

—¡Con la ayuda de los dioses! —repitió Destino levantando las manos en un gesto teatral—. ¡Bueno, si los dioses nos ayudan, no podemos fracasar!

Se echó hacia delante.

—¿Pero tú te has vuelto completamente majara, Jaza? —le dijo, golpeándose repetidamente con un dedo en la sien—. ¿Pretendes que me meta en ese agujero infecto repleto de demonios sólo con vagas promesas de que encontraremos y mataremos a Dos Abrigos, que de algún modo saldremos con vida de allí y que nos estarán esperando un montón de riquezas a nuestro regreso?

Cargando editor
27/04/2020, 10:20
Ank Durss

¡Podemos hacerlo, Subiluntar! - Dijo Ank. - Tarchoggiux sabrá que estás en su plano nativo en cuanto aparezcas ahí. No podrá evitar buscarte. - Negó con la cabeza ante la reiterada negativa de su antiguo compañero de tropelías, a acceder a acompañarle. - Tarde o temprano te encontrará... - Respiró profundamente. - Te encontrará y acabará contigo cansado de tus deudas para con él. - Le miró a los ojos. - Te doy la oportunidad de reunirte de un grupo de gente capaz de destruirle y de liberarte de su yugo para siempre. ¿La rechazarás?

- Tiradas (1)
Cargando editor
27/04/2020, 12:39
Destino

—Sí... tarde o temprano... —asintió Destino—, pero si voy al Gran Abismo contigo y con tu panda de chalados, me matarán mucho antes. Así que ya puedes ir aflojando oro por adelantado si quieres que considere en serio tu oferta.

Sonrió.

—Aparte del que te he ganado hoy honestamente, claro.