Partida Rol por web

Me relajo un poco mientras nos alejamos de la barricada que habían hecho los goblins, por lo que parece no hemos sufrido daños graves y nadie ha resultado herido, a ver si Leopold es capaz de acertar a esa máquina y nos olvidamos de esos locos, mira que lanzarse hacia el barco... A ver si puedes darle a la catapulta o si ya nos alejamos mucho a alguno de los goblins que tenemos encima.

Fijo mi mirada en los dos goblins que quedan arriba mientras los marineros suben a por ellos, miro por el resto del barco por si hay alguna otra forma de llegar a los goblins o puedo encontrar alguna cosa que lanzarles con la honda, la opción de subir no me tienta demasiado.

- Estoy en eso, Sigdon, estoy en eso! grita Leopold por encima del jaleo mientras se afana en cargar la pistola. Cuando tenga a este bebé listo, si el lanzador ese todavía nos da problemas, nosotros tendremos la solución! 

Mientras el barco sigue su curso inevitable, Sigdon empieza a buscar algo que poder meter en su onda, mirando por toda la cubierta, ve unos aparejos dentro de un cubo y se acerca a ellos con una media sonrisa en la cara, recuerda que dentro hay plomos de un considerable tamaña y "eureca" una piedra con la que los marineros escachan los caracoles que usan de cebo.

Leopoldo se afana con la pistola, mientras el capitán lo mira con una sonrisa divertida. Los marineros intenta echar de las velas a los goblins que les disparan flechas, y algun objeto que portan encima, piedras, clavos, dientes, piedras, etc.

Parece que el verdadero peligro queda atras, pero aun hay algunos goblins que os persiguen sin demasiadas ganas ni futuro, disparandoos mas saetas, que parecen describir una parabola hacia ningún sitio.

-Vamos que no tenemos todo el dia con esos dos- ruje el capitán señalando con su peludo dedo hacia los goblins, mientras el relajado empieza a ordenar un poco la cubierta y a soltar el timón.

Tras buscar por la cubierta del barco encuentro algunos objetos que pueod utilizar como proyectil para mi honda, sin pensármelo dos veces coloco uno de los plomos y apunto hacia uno de lso goblins que se encuentran en las velas, como consiga acertarle se hará más daño por la caída que por el plomo, venga un poco de suerte...

Cuando estoy apunto de lanzar el proyectil el barco da un pequeño bote y mi disparo está apunto de impactar en uno de los marineros que suben hacia los goblins, uis de que poco le ha ido, tengo que ir con cuidado, para su suerte y la mía el proyectil impacta en el palo justo debajo de sus pies.

A ver si tu tienes más puntería Leopold. Mientras hablo cojo otro de los plomos y voy preparándolo en la honda.

Leopold sigue empechinado con su arma de fuego, mientras algunos marineros ya ostigan sin exito a los ruidosos goblins, estos sigen arrojando cosas, pero ya no les queda munición aparentemente. Sigdon arroja "algo" a la nada, con una risotada del capitán, que hace un leve jiro al timón para que toda la embarcación, y como no, las velas giren en redondo haciendo que un goblins salga volando y haciendo que sus huesos pegen contra una roca y posteriomente con el lecho del rio.

Con una risotada, -venga marinerillos!! que no tenemos todo el díaaa!!- los marineros vuelven con ganas renobadas, algunos lanzan nuevas cosas hacia el goblins que queda, pero sin resultado.

El movimiento del capitán con el barco consigue que un goblin salga disparado mientras el otro consigue sujetarse por los pelos, cojo otro de los plomos que he encontrado y lo preparo de nuevo en la honda, vamos Sigdon, era mucho más difícil acertar a las ratas con la honda que no a un sucio goblin, que demonios te pasa?

Hago girar la honda con todas mis fuerzas y lanzo el plomo directo hacia el goblin, esta vez el proyectil sale bien con bastante fuerza y bien dirigido impactando justo en la cabeza del goblin, poco por encima de uno de sus ojos, ya era hora de acertar a algo.

Con un certero golpe que nadie sabe exactamente de donde sale, el goblins queda noqueado, y cae a la cubierta como un trozo de jamón, un marinero se le acerca y lo mira con asco, dandole una patada y tirandolo por la borda, todos rien y ven pasar con animo, el pasado peligro.

El rio continua y vosotros con él. El camino aun es largo pero los peligros van quedando atras.

Tras deshacernos del último goblin la tranquilidad vuelve al barco, el camino hasta Giroseux lo hacemos sin ningún contratiempo y la mayor parte dle viaje me la paso hablando con Leopold y el Capitán aparte de com mi fiel Sort que empieza a notar los efectos del viaje.

Aprovecho los ratos muertos para comprobar las indicaciones en el mapa y conocer un poco más la ciudad de Giroseux, no me gusta llegar a un sitio sin conocerlo un poco.

El camino sigue zig-zageante con sus aguas, y mucho mas tranquilo si cabe, ese pequeño altercago con los goblins quedan atras y los marineros, alguno con alguna herida, se brabuconean entre ellos, y alzan la valentia de los pasajeros, a plantarles cara a los goblins y sobre todo a defender la embarcación.

Despues de casi una semana llegais a puerto, esta muy cerca de Meriemburgo, pero no teneis el placer de llegar a esta enorme y cosmopolita ciudad, debeis coger una carreta que ya os espera y luego otro pequeño viaje a caballo, estas son las indicaciones del capitán, que os despide a todos amablemente, pero antes de que todos bajeis tiene unas palabras con Leopold.

Mirandote, te hace un señal para que te hacerques, estrechandote la mano:

-Mi joven amigo, el señor que ha hablado con vos, mi  señor y ahora el vuestro, me dio algo para usted.-sacando un pequeño barrilete, de apenas dos kilos, -no te lo quiese dar antes, por temor a que algo le pasara a mi preciosa -dice mirando la embarcación- pero esto es para ti, espero que te sirva, no puedo daros mas ayuda, solo desearos a todos suerte.

Leopold estrecha la mano del capitán con fuerza.

- Gracias por mantener la palabra y entregarme este recado; la honradez no es poca cosa en mi libro, maese Capitán. Y que las aguas lo protejan, ha demostrado ser un bravo marinero. Si tuviera que cursar estas aguas, ó cualquier otras, nuevamente, solo quisiera tener la fortuna de que sea usted quien guía mi barco.

Si el capitán no tiene nada más que decir, me despido.