Mientras algunos ignoraban la situación con Paul la gran mayoría se alzaron con vehemencia a defenderle, mientras algunos pocos sintiendo que el hombre tullido no era apto para pelear en combate guardaron silencio. Lothar había escuchado lo que había dicho todos, cuando iba a decir algo solo murmuraba un “sí, pero deben tener en cuenta qué”, era como si tratara de zafarse de la incómoda situación. Paul por su parte había escuchado la propuesta de Víctor pero dado que los demás comenzaron a hablar a favor de él se queda a la espera de la respuesta del Lothar, y es en ese momento que se escucha el manotazo de Lian Mcornagac pidiendo respeto, y justo en ese momento se ve como entran unos guardias al recinto (lo que impide que la duquesa y la joven salga y lo que hace que aquellos que subían las escaleras para dormir voltearan a ver que ocurría.
Por favor señor Mcornagac, vamos a tranquilizarnos, si insistís tanto por este hombre yo le recomendaré al señor Guiovanni por él- dice de manera fuerte y casi a regañadientes, dado que evidentemente no estaba convencido, es más pido por favor que…
Paul se emociona agradecido frente a los presentes que le ayudaron y esperaba escuchar a Lothar cuando de repente ocurre algo que evita que este siga hablando.
De repente el hermano Clemente que rumeaba su rabia en una esquina se levanta al mismo tiempo que Mcornagac golpea la mesa y sin dejar terminar a Lothar la frase comienza a gritar en voz muy alta
EL MAL, EL MAL ENCARNADO!!!... NO ES MÁS QUE UN SECUAS LAMEDOR DE BOTAS DEL DIABLO CLAUDIUS GUIOVANNI.
En ese momento escupe a los pies de Lothar
OS AVISO BUENA GENTE, VUESTRAS ALMAS ESTAN EN PELIGRO!, ESCAPAR DE ESTE LUGAR MALDITO!!!
Lothar lo mira con asco y simplemente dice sin gritar: Fuera!
TUS BRUJERIAS NACIDAS DEL INFIERNO SON INUTILES PARA ESTE HOMBRE DE DIOS!- Lo señala con el dedo índice- ¡EXPONGO TU MALDAD ANTE TODO EL MUNDO!
Lothar se rie burlón del monje y dice en son jocoso: No necesito ninguna brujería nacida del infierno estúpido.
En ese momento los guardias ingresan al lugar, toman al hermano Clemente y lo lanzan al suelo sacándolo a empujones de la sala común de la posada. Mientras lo sacan el hermano Clemente no deja de señalarlo como servidor del demonio.
Lothar se dirige al posadero y dice: Lamento mucho este infame espectáculo, me disculpo profundamente ante usted y los presentes por este evento. El señor Guiovanni es el amo de estas tierras y este hombre (se escucha maldecir por fuera) ha transgredido sus reglas…
Los personajes que hayan ido a sus habitaciones (el asunto no da mucho tiempo para que entren a sus habitaciones) pueden escuchar los gritos claramente, asunto que les llama la atención. Pueden decidir ignorar los gritos e irse a dormir, o bajar y prestar atención. Sea como sea el asunto no queda en ignorancia de nadie.
Después de informarle al cochero Roderigo acerca de su intención de seguir el día siguiente a su carruaje con el suyo mismo junto con sus dos guardias y su criada personal, así como de haber invitado a acompañarla en su carroza el día siguiente para ir mas cómodas la duquesa de Borgia iba a invitar al par de religiosos también cuando escuchó la plática de Abdul y se dio un momento para acercarse a él por delante de Ana, su criada y Lucca uno de sus guardias para decirle las pocas palabras en privado
Entonces se dio la escena de Liam Mcornagac con Miguel y Lotar, después otra entre este y el hermano Clemente y les miró la mujer desde donde se encontraba sumamente sorprendida y pidiéndole un momento a Abdul se acercó con cautela a Liam, el mayordomo del señor Giovanni y al hermano Clemente para decir:
" Disculpen caballeros, pero como ha dicho anteriormente el mismo señor Lothar, por favor mantengan la calma y el respeto por los demás en el lugar, aunque no quise participar al respecto antes en el tema del soldado lisiado seguramente el mismo señor Giovanni sabrá si le interesa contratar al señor Paul o a alguien mas cuando se entere y sera su decisión si le contrata o no, así como la de quien les contrat señor Liam "
" Por otro lado me parece que esta fuera de lugar la acusación del hermano Clemente a nuestro anfitrión, pero le pido por favor señor Lothar que no permita se maltrate al hermano por respeto a su investidura, a su edad y para no darle mas valor a sus palabras ante los invitados del Señor Giovanni si es una calumnia, seguramente su señor estaría de acuerdo con mis palabras, no lo cree hermano Piccolomini? "
Suspiro no podía creer lo que mis ojos acababan de ver y lo que mis oidos habían escuchado,no era irregular escuchar a algun loco que salia con cosas de hablar de demonios y otras criaturas oscuras y parecía que finalmente la locura había llegado a ese monje y en voz baja dije:
-Pobre hombre la locura llega hasta a los mejores!!!
Seguí subiendo las escaleras y me retire a mi habitación dispuesto a dormir.
Después de informarle al cochero Roderigo acerca de su intención de seguir el día siguiente a su carruaje con el suyo mismo junto con sus dos guardias y su criada personal, así como de haber invitado a acompañarla en su carroza el día siguiente para ir mas cómodas la duquesa de Borgia iba a invitar al par de religiosos también cuando escuchó la plática de Abdul y se dio un momento para acercarse a él por delante de Ana, su criada y Lucca uno de sus guardias para decirle las pocas palabras en una mesa retirada, muy cerca de la que había elegido Vladimir Romanov y en privado que sabía del árabe para saludar, debido a su padre y continuar el resto en alemán o italiano:
" Dar el salam! Buen día señor! Disculpe por mi irrupción y atrevimiento, pero me pareció escuchar que usted es o ha sido un militar de carrera invitado también por el señor Giovanni, yo soy la duquesa María Azkarizade de Borgia, viuda de Sforza y estoy interesada en saber como el señor podría haber coincidido antes con un militar de las fuerzas que esta región y gran parte de Europa podrían considerar enemigas? ¿También me interesaría saber si a usted le satisface esa vida de militar que ha descrito tan bien o le podría interesar algo más? "
Fray Giuliano no había levantado la cabeza de su plato durante el incidente del soldado cojo: la guerra es cruel y conlleva graves consecuencias, convirtiendo a los hombres las más de las veces en despojos, tanto física como emocionalmente. No era la primera vez que asistía a escenas parecidas. El vano intento de un tullido de seguir siendo útil. Era esta una era de desigualdad, donde el más rico ostentaba un poder que el más pobre solo podía soñar. Los hombres como ese pobre soldado solo eran marionetas desechables en manos de una nobleza deshumanizada, que hacía uso de ellos hasta que se rompían y eran dejados a un lado.
Hubo un tiempo en que Giuliano Piccolomini se hubiera levantado de la mesa para reprender a sir Lothar, sermoneándole sobre la importancia de la generosidad y el amor al prójimo. Quizás ese fray Giuliano hubiera citado versículos de la biblia de manera vehemente, soltando latinajos solo comprensibles por un erudito eclesiástico, clamando apasionadamente por la justicia y la igualdad entre los hombres. Pero la duda había hecho mella en ese idealista que Giuliano fuera en otros tiempos.
Cuando el hermano Clemente saltó en un arranque airado, el franciscano le observó apesadumbrado. Veía en el monje y su actitud al fraile que él había sido tiempo atrás. La nobleza y la ostentación como marcas sacrílegas de condenación. Pero, ¿no era acaso fray Giuliano un Piccolomini? ¿No era él mismo otro noble, al fin y al cabo? ¿Debía seguir luchando por un sueño inalcanzable en pos de una vida tras la muerte? ¿O solo había una vida y él la estaba desperdiciando en una batalla sin sentido...?
Indeciso, fray Giuliano pareció empequeñecer en el rincón de la mesa que ocupaba, pero las palabras de la viuda hicieron que algunos miraran en su dirección. El sienés cerró los ojos y aspiró una profunda bocanada de aire. Con movimientos serenos, se incorporó y se encaró con sir Lothar.
— Le ruego, sir Lothar, que perdone las palabras de mi hermano Clemente —le pidió, juntando las palmas de las manos como si fuera a rezar—. Es la nuestra una vida humilde y dura, puesto que el Señor nos ha enseñado que la altísima pobreza constituye al hombre que la sufre en heredero y rey del reino de los cielos. Por eso algunos ven en la ostentación de poder y riqueza una marca del Enemigo. Le pido la gracia de ser yo mismo el que acompañe al hermano Clemente allí donde se aloje, ya sea en la misma posada como allá donde more, y le prometo que conseguiré que se calme y deje de insultar a su señor.
No, no, no. Yo sabía que este conde Giovanni no era buena gente, y es cierto, no creía en la mayoría de las cosas que el padre Clemente predicaba, a pesar de los intentos de mi señor, pero estos tipos algo sabían. No por nada tantas personas los seguían.
Andaba planeando cómo iba a escapar de ahí cuando la duquesa, sorpresivamente se me acercó a hacerme una oferta. — ¿Justo ahora? Por los mil demonios... — Pero obviamente puse una cara neutral y contesté a la mujer.
—Salam Alekum. — Respondí a su saludo. —No es tanto, mi señora, yo nací en una compañía de mercenarios árabe, pero me capturaron y mataron a mi padre. Después me vendieron como esclavo a un señor en los cárpatos, que básicamente me crió donde dejaron mis padres. — Dije señalando la heráldica de mi armadura de cuero, una cabra montañés blanca sobre un campo negro, del Conde Havarsky. —Desde entonces vivo bastante bien sirviéndole. La verdad es que tampoco he visto demasiada acción, siendo yo más que nada su guardaespaldas principal, pero me mantengo en forma, mi señora. —
La extraña situación no cesaba, tras la airada discusión acerca de un lisiado y su utilidad en un ámbito militar. Se acababa de sumar la extraña presencia de un hombre que había arremetido con duras palabras contra Lothar y su señor. Estuvo tentado a levantarse para sacar al hombre de la posada y enseñarle buenos modales. Pero él aún no había recibido pago alguno y no trabajaba por nada, además el tal Lothar había ido bien acompañado y en poco tiempo el loco estaba fuera de la posada.
Aquel suceso no le llamó especialmente la atención, estaba acostumbrado a oír gritos en mitad de una posada o taberna. No era una novedad para él, la gente bebía de más, algunos alzaban la voz de forma demasiado ruidosa. Pero no era nada nuevo para una persona que había acabado amaneciendo en lugares muy similares a ese y peores. Con calma y tras haber acabado lo que estaba tomando, se puso en pie y se marchó a sus dependencias para acabar la noche y esperar hasta el día siguiente. No tenía mucho que hacer hasta el día siguiente, salvo novedad.
Conseguido mi objetivo: que le dieran una segunda oportunidad al soldado tullido. Decido subir a mis aposentos para poder descansar y recuperarme de tan largo viaje. No sin antes, una nueva distracción me impide subir las escaleras tranquilamente.
-"Afortunadamente son escasas, no tan largas como las de un Palacio, pues con tantos imprevistos no terminaría de subirlas nunca" - pienso al mirar hacia el origen de esta nueva distracción.
Al parecer un monje al que responde por, el hermano Clemente. Grita sin ningún miedo ni vergüenza hacia el siervo del Señor Giovanni, Lothar. Parece ser, que nos advierte ...
- "EL MAL, EL MAL ENCARNADO!!!... NO ES MÁS QUE UN SECUAZ LAMEDOR DE BOTAS DEL DIABLO CLAUDIUS GUIOVANNI.
OS AVISO BUENA GENTE, VUESTRAS ALMAS ESTÁN EN PELIGRO!, ESCAPAR DE ESTE LUGAR MALDITO!!!
.....escupiendo y maldiciendo señala a Lothar, como un siervo del mismísimo diablo.
- "Es una prueba más de que algo se nos oculta, algo no nos han contado. No sabemos nada, ni sobre este lugar ni sobre nuestro anfitrión. Y luego está, la actitud de Lothar al presentarse, y mi extraña sensación de haberlo visto antes....en otro lugar" - sin duda alguna el adiestramiento de mi antiguo señor me hace estar alerta mientras tengo estos pensamientos.
La respuesta de Lothar no se hace esperar, ni tampoco me sorprende. El hermano Clemente es tratado como un perro rabioso .... arrastrado, golpeado y arrojado a través de la puerta de la Posada.
- "¿Quién sabe si nos lo volveremos a encontrar?" - comienzo de nuevo mi andadura hacia el piso superior, deseando llegar por fin, al lecho para poder descansar.
Dejo un poco de espacio por si alguien más quiere intervenir, pues no quiero que se sienta que no se les ha tenido en cuenta.
Lothar mira con displicencia la puerta donde salen los gritos del hermano Clemente, algunos si se asoman o tienen buena visión notaran que los soldados le están atando y le han puesto en una carrosa, así que respondiendo un poco a la súplica del otro religioso le dice de la manera más educada, porqué evidentemente se sentía algo ofendido con su propuesta. Hermano Piccolomini, no dudo en la piedad religiosa pero en estas tierras existen normas que deben ser cumplidas, este hombre deberá ser azotado como dicen las reglas y luego entregado a su abadía donde la ley de Dios y su congregación lo juzguen, si se preocupa por su vida, esta será respetada, pero no puedo permitir que un invitado de mi señor pase la noche con este insensato.
Lothar parecía molesto, controlándose, mientras todos los presentes están hablando o poniendo la atención notan que el posadero les entrega (a los que se encuentran en la sala) una copa con vino fresco.
Cambiando un poco su actitud a una un poco más educada agrega.
Brindo por ustedes, estoy seguro que disfrutarán la cena de mañana, todo lo que deseen, comida y comodidades estarán pagas por el señor de estas tierras. Tengan una buena noche.
Y tras decir eso sale de la posada. Posiblemente si alguno quisiera hacerle otra pregunta o acotación notaría que el hombre parecía bastante indispuesto para hablar y huye a su carruaje, no sin antes hacerle un gesto bastante displicente al soldado tullido.
Detrás de él se queda el cochero quien habla en voz alta para todos. Buenas noches, mi nombre como antes lo ha dicho Sir Lothar es Roderigo, su humilde servidor, mañana una hora antes de que se oculte el sol vendre a recogerlos para llevarlos a la cena. Hace un gesto educado con la cabeza y dice. Tengan todos una buena noche.
Paul cojeando sale de la posada y le dice a los que le ayudaron: Agradezco su ayuda a todos, veo que aún algunos tienen un corazón noble, mientras que otros tienen el corazón oscuro, me llevo con agradecimiento a quienes me ayudaron, estoy seguro que a pesar de no tener seguridad que me den el empleo siempre agradeceré sus nobles palabras.
Y al decir eso toma un saco sucio lleno de sus cosas y sale de la posada.
Pasamos a la segunda escena.