Los acontecimientos se sucedieron con tanta presteza que Vincent apenas pudo reaccionar, el vampiro asistió al desenlace de aquella batalla sin apenas haberse manchado las manos. Cuando Drácula se giró para reprocharle la acción en estremis de su descendiente le sostuvo la mirada, el frio azul de sus ojos estaba empañado por un honda preocupación, el rápido enfoque que realizó hacia el lugar donde se encontraba tumbado sin sentido el profesor, le dio la respuesta... la vida del humano parecía esfumarse a cada segundo que transcurría.
- Mis días acabaran tarde o temprano Dracula... nada en este mundo es inmortal. Y cuando eso suceda lo aceptaré con honor... eso es lo que deberías de hacer, has sido derrotado dos veces por mi cachorro y por tu propio orgullo... recuérda esto viejo amigo... por muchos años que vivamos nos marchitamos con cada día transcurrido, la única forma que tenemos de perpetuar nuestra inmortalidad es a través de nuestro legado...
Entonces el corazón de Drácula comenzó a resquebrajarse al igual que su cuerpo, un dolor lacerante y profundo lo inundó, ya no era capaz de pensar en nada... cayó al suelo entre convulsiones mientras la carne comenzaba a marchitarse, era como si el tiempo se volcase en cobrarse aquello que debía ser suyo desde hacía siglos.
Pronto el cuerpo del vampiro fue desapareciendo... sin embargo su conciencia aún pudo ver lo que pasaba. Vio como Vincent se abalanzaba rápidamente hacia el profesor, lo vio arrodillarse y abrazarlo con la cara desencajada.
- BLACKWOOD... FIZBAN- bramó en busca de ayuda- vamos mi cachorro...- le dijo cogiéndolo en brazos mientras se lo llevaba para tratar de recuperarlo- aguanta...
La conciencia de Drácula vio a dos personas entrar en la habitación, tras los gritos de Vincent...
Ambos eran humanos. Al mirar hacia el señor de los vampiros y los restos de Drácula, no les hizo falta mucho para ponerse en acción. El más joven se dirigió hacia las cenizas para hacerse cargo de ellas, mientras que el más mayor acompañó a Vincent con el inerte cuerpo del profesor.
El vacío fue apoderándose del que en su día fue el orgulloso Principe de las Tinieblas... sin un cuerpo sólido, sin un resquicio de su viejo ser... no podría volver a la vida.
El corazón del profesor continuaba latiendo, a pesar de su aparente debilidad Van Helsing siempre se había caracterizado por ser un luchador nato... no era el típico heroe poderoso y agerrido, era más bien de las personas tenaces que tienen como arma su perseverancia y su inteligencia... quería vivir, quería volver a abrir los ojos... pero la debilidad comenzó a hacer mella en su ánimo, a pesar de su inconsciencia sentía dos grandes presencias a su lado, estaban tratando de reanimarlo... podía escuchar las voces de Vincent Y Fizban, incluso pudo sentir como su antiguo mentor realizaba en él un masaje cardiaco... pero de repente aquello comenzó a hacérsele lejano. Una sensación de paz hizo que apartase la vista de aquellos dos rostros y se encontrase mirando las manos de una anciana... una manos que conocía a la perfección.
- Mi Ludwing... - le dijo su abuela rodeada de una brillante luz mirándolo con ternura- aún no ha llegado tu hora... tienes algo que hacer, debes purificarte primero...- la anciana pareció querer decirle más pero súbitamente el profesor despertó en una habitación, se encontraba jalonado por Vincent y Fizban, quienes al verlo respirar esbozaron una sonrisa de alivio.
Van Helsing se recuperó poco a poco del daño sufrido, aquella batalla con Drácula había resultado ser aún más cruenta que la anterior. El resultado final se saldó con la desaparición de tres peligrosos vampiros... Catalina, Drácula y Boris... pero aquella guerra aún no había acabado... sabía que las palabras de su abuela tenían mucho sentido... el conde poseía una voluntad poderosa y era capaz de cualquier cosa por volver. Hasta de establecer los vínculos más insospechados... El profesor había vuelto a la vida, pero su intuición le decía que no lo había hecho de forma gratuita, había algo que se había ligado a él... algo intangible, algo que lo hizo más fuerte y más sabio, pero que lo pondría nuevamente a prueba... pues al fin y al cabo la sangre lo es todo...
Caballeros este es el final de la partida. Ha sido todo un honor y un privilegio teneros como jugadores, jamás habría conseguido llegar hasta aquí sin vosotros, espero que hayáis disfrutado al menos un poquito, que de eso se trataba. Ya sólo me queda daros las GRACIAS Y MIL GRACIAS DE CORAZÓN