Tras la visión chocante del caos, el entorno se confundió en otro, como si tras haber descubierto que significaba en realidad la realidad, esta dejaría su locura inhospitalaria y se abriría con toda su belleza imponente ante de ellos.
El mar, otra vez, pero no compuesto de agua, sino del líquido estelar, de la sustancia que sostenía y recorría todo el espacio, un líquido cristalina o cristalizado, firme, del que emergían bullas multicolores al pisarlo. Y marcharon como dioses en su juventud sobre esta sustancia, cobrando distancias impensables dando un sólo paso. El espacio estaba muerto y por esto mismo renaciendo al mismo tiempo. Marchaban y nadaban sobre el camino del mar infinito hasta alcanzar el islote con el farol al que tenían que llegar...
Pero… de pronto, Abend fue arrebatado de esta visión y escuchó la voz de Mok, al quien podía identificar, aunque no podía comprender sus palabras, ni su abrupta presencia. Fue como una mentira que usurpó la verdad que había entrevisto. La verdad cósmica…
Que se perdió brutalmente en una sucesión de fragmentos de imágenes espantosas componiéndose vagamente en una figura absurda, brutal. La muerte, el mal…, pensó Abend confuso antes de que otra vez…
Sonó la voz de Mok. Para Abend, en este momento, representaba su única esperanza de salvar su espíritu de la locura que estaba viviendo. Cerró los ojos, bajó la cabeza, levantó sus manos a sus sienes y en un grito articuló: “Sacadnos de aquí! Salvadnos!”
Todo esto era muy difícil de comprender, Mr. Blonde ya no estaba seguro de qué era real, y qué no. De qué era solo un sueño, o un estado mental inducido. Desde que comenzó todo, la experiencia era como una montaña rusa en donde se alternaban estados de conciencia parecida a la realidad, hasta las visiones más extrañas que se hubiera podido imaginar.
Ni siquiera eso, estaba completamente seguro de que su mente no podría estar inventando todo eso. Se encontraba inmerso en un universo que ningún ser humano se hubiese podido imaginar por su cuenta, por lo que todas esas visiones provenían de una fuente externa a él.
Se seguía dejando llevar, cuando comenzó a oír de nuevo la voz de Mok.
- Orange...
Creo que fue a ella a la última que vi. Sus silencios los hallaba elegantemente maravillosos y, por eso, de tanto en tanto, miraba por encima de mi hombro para ver qué estaba haciendo y, dentro de lo posible, encontrar una razón para acercarme. las buenas migas siempre se me habían dado bien, sin embargo, en aquel lugar yo no parecía ser del todo yo y los duelos filosóficos me volaban el cerebro más que esa vez que me metieron no sé que cosa en la bebida y terminé en otra ciudad con recuerdos de dudosa procedencia.
Todo fluctuó de repente. Colores maravillosos, paisajes maravillosos estimulaban mi cerebro. Y luego ya no estaba segura de cuáles eran las direcciones correctas. Por debajo, cual relámpagos, pasaban los flujos de energía y emulaban un mar que lejos estaba de tener agua. Por encima, un cielo que no creía cien por ciento cielo.
Un farol; una ùnica señal que seguir.
Navegaba aquellos lares con tranquilidad y a la vez una explosión de desesperación.
- ¿Mok? Que fastidioso eres. Déjame dormir...
¿Y dónde era que estaba? No podía recordarlo con claridad.
Al pie del farol una visión de terror. No quería acercarme a ella pero tampoco sabía como medir la cercanía y la distancia.
- ¿Sueño? Es un... ¡MOK, SÁCAME DE AQUÍ! -grito mientras hallo inevitable el quedarme a solas con aquella criatura que me inspira, encima de todo, desconfianza.
Basta. No quiero estar más allí.
Allí había algo, algo real. Algo que tiraba de ella. Algo imposible de definir o explicar o comprender que llenó su ser en plenitud. Y ella sólo quería llegar, realizarse, alcanzarlo entre las manos, bajo la piel y los huesos y la carne, más allá de la conciencia. Renacer. Más allá de todo cuanto alguna vez había sido. Sentir. Habló sin voz. Respiró sin pulmones. Nadó sin necesidad de agua o gravedad y supo que estaba donde debía estar; en la bóveda infinita y parpadeante que llenaba el universo en lo que realmente era.
Y de repente ya no.
No.
No reconoció la voz ni quiso hacerlo. Aquella voz… Hizo que convulsionara como si tratase de deshacerse de algo tóxico que emponzoñaba su cuerpo, sus venas, ennegreciendo el polvo dorado que alguna vez había sido. Porque todo en aquel lugar no encajaba y la visión que se sucedió afianzó, de alguna manera, aquel miedo intrínseco en su ser, como células que formaban parte de su cuerpo. Una información grabada en su identidad, en la nueva identidad que había adoptado, o quizás en la anterior y en ninguna. O en todas. No importaba porque lo sabía. Era la retorcida impresión de una tortura continua e inacabable que se llevaba extendiendo contra el cosmos desde antes de la creación del tiempo. Y aunque quiso huir, protegerse, esconderse como aquellos hombres de la cueva que veían siluetas tenebrosas en la pared, lo siguiente que vino fue peor.
Vitales anómalas concordantes y endiabladas en un espectro anómalo. ¿Eso eran? ¿Una clase? ¿Una incógnita? ¿Un algo que necesitaba ser corregido? ¿Y si el que más grita es el loco cuando todos los demás siguen empeñados en mirar hacia abajo?
No sabía. Nada, excepto que aquello estaba mal y que despertar no era el despertar que debía ser.
Pero no dijo nada.
Despertad. Debéis despertar del Sueño.
Movida por algún espasmo de naturaleza imposible, la criatura extiende con un chasquido sus dos escuálidos brazos hacia vosotros. Brazos imposiblemente delgados y finos... brazos que se alargan varios metros, aumentados y retorcidos como una mala animación de los años 30. Brazos provistos de manos con dedos finos y ennegrecidos que recuerdan a nerviosas arañas y que tratan de alcanzaros. Chasqueando con una nota desesperada, como un coro de aplausos dementes en una sala muy pequeña.
Despertad. Debéis despertar de... AYUDADME...
La imposible voz de la criatura resuena en vuestra mente con una fuerza devastadora. La sinfonía de tristeza, horror, compasión y desesperación que os inunda os hace caer de rodillas para huir gateando de aquel recluso cósmico, de aquella figura condenada por la voluntad de entidades ajenas al tiempo y al espacio.
ESPERAD. POR... Despertad. Debéis despertar del sueño.
-Clase Spectre localizado! Señor! Las gráficas no responden ante su estatus es...- informa una mujer con la voz teñida de alarma.
-Activad el I.E.G.R.A. Prueba de potencia al 23%, sin paliativos.- ordena Mock sin inmutarse.
Varios gemidos ahogados recorren la sala pero la voz del responsable científico no denota ningún tipo de dudas y los operarios acatan las órdenes sin una sola palabra.
-INTEGRADOR ESTRUCTURAL GRADÓTICO DE RECUPERACIÓN AVANZADA ACTIVADO.- informa una voz femenina artificial.
Los brazos de la criatura continúan avanzando, estirándose sin fin y con el claro propósito de aferrarse a vosotros. Abend, rueda desesperado para esquivar la presa de la criatura mientras el resto tratáis de huir a la mayor velocidad posible de aquel ídolo maldito que parece crecer y estirarse rechinando con espantosos crujidos metálicos, ansioso por liberarse de su eterna prisión y eludir el destino impuesto sobre sus huesudos hombros.
Entonces, todos al unísono, reparáis en algo. Algo que os libera del influjo maldito de la criatura que trata de atraparos: El silencio. El silencio absoluto que lo cubría todo como un pasado manto ha desaparecido.
En su lugar, pequeñas notas electrónicas producidas por algún tipo de maquinaria moderna inundan vuestros oídos. La superficie del agua, antes lisa como un espejo, bulle ahora como si un intenso chaparrón invisible callese sobre el lugar.
Pero cuando tocáis el agua, os retiráis de nuevo hacia la arena. El agua está vibrando! Intensamente, las gotas bailan al son del ritmo cada vez más fuerte que parece imponerse sobre vosotros. Contagiándose con el mero contacto como si de un virus acústico se tratase.
Vibra. Todo vuestro cuerpo vibra a un ritmo creciente.
-Señor, I.E.G.R.A armonizado al 55%! Vibración estable al 17%! El clase Spectre está contenido!- (Voz masculina alterada por una profunda excitación)
-Necesitamos ascender al 23, que tenemos acerca del clase Spectre?- (Voz de Mock, tono algo más relajado aunque frío).
-Análisis completado! Tengo algo... Dios mío... Proviene de Lacuna!- (Voz femenina grave con un timbre de clara sorpresa en la voz).
-Aumentad I.E.G.R.A. al 45%, sin paliativos. No perdáis de vista al Spectre. 5 microgramos más de Yosarina por intravenosa. Desfibriladores listos ante elcaso de paro cardíaco.-
-Señor, el IEGRA está preparado para una prueba segura del 30%, no estoy...- (Voz femenina con un claro tinte de miedo en la voz.)
-Si no actuamos de inmediato los perderemos. Y si vamos a perderlos, prefiero ver cuales son los efectos del IEGRA a que acaben en Lacuna. Hágalo Crystal, es una órden.- (Voz de Mock, relajada pero con uno tono duro y cortante.
-Si, señor. Ejecutando intesificación de la vibración.-
Vibran. Vuestros cuerpos vibran cada vez con mayor intensidad. Podéis sentir como cada una de vuestra moléculas vibra al ritmo de la pieza que inunda vuestras mentes, eliminando los recuerdos de todo lo vivido y dejando una profunda sensación de paz interior y un reconfortante vacío en su lugar.
Despertad! No hay tiempo! Debéis... la intensa vibración engulle por completo en una luz dorada a la voz, que queda reducida a un murmullo extinto por la atronadora música que descompone con lentitud todo vuestro ser en una vibración armónica materializada en una luz dorada que os envuelve por completo. POR PIEDAD... AYUDA...
Finalmente, descompuestos vuestros cuerpos en corrientes de luz dorada, brillais en los cielos brevemente con más fuerza que las estrellas...
Antes de extinguiros para siempre.
FIN DEL PRÓLOGO.
Aceptáis o resistís la desaparición de los recuerdos de éste episodio?
La pesadilla parecía haber llegado a su fin, y había demasiadas preguntas. Demasiadas incógnitas. ¿Dónde estaban realmente? ¿Les habían enviado allí a propósito? ¿Con qué fin? ¿Qué es Lacuna? ¿Quién era ese ser que pedía ayuda?... Todo eso cruzó durante un segundo por la mente de Fisher, pero posiblemente sólo duraría eso, un segundo. No solía recordar sus sueños, y lo agradecía, porque por la manera en que se levantaba muchas veces al día siguiente, empapado en sudor, deducía que no eran precisamente sueños agradables. De alguna forma su cuerpo, o su conciencia, activaban una especie de mecanismo de seguridad. ¿Ocurriría ahora igual?
Acepto la desaparición de los recuerdos.
A través de toda la angustia que le estaba asaltando por la visión sórdida de la especie de monstruo en el islote con el faro, a través de sus sentimientos en plena ebullición, Abend, o un rincón de su mente que no fallaba, estaba siguiendo lo que tenía que ser el hablar de Mok y sus científicos y demás médicos en el centro de la Compañía.
Se componía en este rincón de su mente la idea confusa que otra vez estaban en esta sala aséptica, tal vez también sumergidos en tubo con líquido como antes, y que algo había ido mal y que Mok trataba de sacarlos de lo que estaban viviendo. El clase Spectre… así se llama lo que estamos viendo, grabó este rincón de la mente de Abend. Y que proviene de Lacuna… donde no debemos acabar, por lo que tratan de salvarnos… pero ¿cómo, despertar? Las palabras tal como una llamada de socorro del ser ese… ¿Despertar, como si la Compañía misma fuera el ensueño, la mentira, y la verdad este ser horroroso, o el guía para hacerlos alcanzar la verdad?
Abend trató de forzarse de aferrarse da estos pensamientos sueltos y a lo que había escuchado, y sí, también a lo que había vivido con el caos y el nadar por el espacio y el faro y… este ser. El clase Spectre. Trató de recordarlo, de grabarlo en su memoria pese a que sentía que tenía que mutilarse, matar a sus emociones que casi lo imploraban de olvidarse para siempre de la visión monstruosa de este ser que los había llamado...