Turno II-26
Las bestias habían huido, el sacerdote había dado sepultura a los caídos y nos encontrábamos en un lugar teóricamente seguro, aunque aun lejos de Altdorf. Tocaba hablar con el maldito mago
Parece que tu palabrería ha adquirido nuevas cotas de poder... mantén ese fuego lejos de mí, y los enemigos a los que tenga enfrentados, o te partiré los brazos para que no puedas volver a conjurar ¿entendido?- bufé, para nada contento con tener al mago cerca de mí - Aprende de él - dije señalando a Dieter - Coge un maldito martillo, o tu estúpido báculo, y parte cráneos... en vez de tanta palabrería arcana
Tras aquello, y obviando el funeral, me dirijo hacia algún lugar donde poder beber con tranquilidad y coserme los rasguños que aquellas inútiles bestias me habían logrando causar
Turno II-27
Dieter ofició los actos fúnebres y salvo por la ausencia de Kurdrim que se quedó disfrutando de la cerveza de la posada, el resto, junto con varios de los presentes en el lugar presentaron sus respetos a los muertos.
Wolfang resultó ser un magister de la orden de fuego de vuelta a Altdorf tras una corta estancia en Middenheim para atender unos asuntos de la orden y si no había actuado era porque no le había parecido necesario hasta el momento. Le habíais parecido un grupo más que capaz para solventar las escaramuzas del camino. De todos modos, se estaba haciendo tarde y tenía ganas de descansar, fue esa la razón que le llevó a actuar.
Thorsten, ignoró el comentario del matador, pues se encontraba como hechizado ante la presencia de un superior de su orden, máxime cuando él pensaba aprovechar la vuelta a Altdorf para tratar de superar las pruebas para convertirse en mago de aquella orden.
El magister mostró interés por esta cuestión recordando los días previos a su prueba y preguntó al aprendiz por sus méritos para postularse a mago de pleno derecho.
La conversación se prolongó un rato más y luego el Magister se disculpó para retirarse a descansar.
Todos.- Bueno un turno rápido (esta vez de verdad) más en la posada y reiniciamos camino a Altdorf.
Turno II-27
Thorsten deseoso de ganarse el favor de uno de los grandes magos de su orden le contó sus logros, pues pensaba que aquello le facilitaría el acceso a la categoría a la que aspiraba.
Su relato incluyó la mayor parte de las aventuras vividas con Kurdrim que incluían, la salida de Untegard tras participar en una de las batallas más relevantes contra las huestes de Archaon, su participación en la muerte de varios enemigos del imperio, en forma de hombres bestia, mutantes ocultando que eso había supuesto terminar con un buen amigo, Qress Cranner, cultistas, minotauros... en su relato no olvidó comentar que Kurdrim había sido en todo caso la punta de lanza en todos aquellos logros. Habló también de manera genérica de la eliminación de un demonio y de la reliquia que lo contenía, mostrándole el tatuaje con el que pretendía acreditar no solo la veracidad de los hechos sino también que con ellos había ganado el favor de los dioses.
Cuando Wolfang se excusó para irse a descansar, se recostó en su banco con una tonta sonrisa entre sus labios. El resto del viaje se mostraba muy interesante para él y sus expectativas.
Turno II - 27
El viaje habia sido un asco hasta aquel lugar y todo parecia indicar que o el dichoso demonio tenia con él una hueste de seres semejantes o el resto de mis andanzas no serian mucho mejores.
Casi podia escuchar las risotadas de mis ancestros " miradlo, alli va Kurdrim, pastor de magos y guia de umgis"
Con el ceño fruncido y sin aliciente alguno en perspectiva vacie la pinta que tenia frente a mi para, acto seguido, pedir otra
Basicamente me dedico a beber cerveza, comer algo y descansar
Turno II-27
Sí que era un trabajo desagradecido, pero alguien tenía que hacerlo, me recordé a mi mismo. - No hay trabajo pequeño - pensé para mi, tenía tema para filosofear durante horas.
Esperé que recogieran todo y busqué a los desconsolados para dar consuelo y apoyo, a veces un apretón de manos o un hombro donde llorar ayuda más que otra cosa, claro, los funerales son para los vivos no para los muertos.
Cuando ya se hacía tarde decidí retirarme a descansar, en aquella ocasión tendría un catre digno de un noble con sábanas limpias y quizás hojas de lavanda en medio, - realmente magnífico - pensé agradecido por un nuevo día que terminaba o al menos eso parecía, sin más contratiempos.
Me acerqué a la barra para pedir comida, algo que beber y una habitación mientras pagaba al momento mire alrededor. Solo vi al matador así que con dos jarras de cerveza a la que pedí que añadieran un chorrito de algún licor bien fuerte me acerqué a él dando un pequeño rodeo y observando la estancia.
Ya en su mesa hice un gesto a modo de saludo con la cabeza y le tendí la jarra, ya tenía otra que aún no había terminado, pero no le presté atención a ese detalle. Aquel enano era un paria entre los suyos, yo lo sabía, él lo sabía y cualquier clase de compasión o ayuda le haría agriarse seguramente con muy mala baba. Así que fui sabio y espere la comida paciente, mientras me devanaba los sesos sobre la vida y la muerte, sobre el pueblo que la sufría en su mayor parte y así quede embelesado, junto con aquel enano brutal.
Turno II-27
Después de los funerales me encaminé a la sala de la posada donde seguramente encontraría a Kurdrim, le busqué con la mirada por entre las mesas y dí con él en una mesa al fondo del local, junto a él se sentaba nuestro sacerdote Dieter, recogí una jarra de cerveza de la barra y me encaminé hacia mis compañeros tomando asiento junto a ellos, dejé una de las monedas que días atrás me pagó Kurdrim en medio de la mesa,
-bueno bebamos hoy por los días que no podamos hacerlo...-
Turno II-27. Anexo
Observé al sigmarita acercarse con dos jarras, una de las cuales puso ante mí, mientras se sentaba sin decir palabra, cosa que agradecí. No estaba para sermones ni monsergas. Acepté la jarra con un gruñido, que tanto podía ser de agradecimiento como de advertencia, ingiriendo los restos de la segunda pinta antes de empezar con aquella nueva ronda.
Aún no me había mojado ni los labios cuando Zacarias se sentó al igual que el sacerdote diciendo la única cosa sensata que había escuchado en todo aquella maldita excursión - Por fin dices algo sabio, humano - exclamé entre dientes antes de beber más de media jarra de golpe.
Alcé la mirada hacia Dieter y sonreí por encima del borde de la jarra, en una mueca que habría asustado a los niños. Aquella jarra llevaba sorpresa y ahora aquel mejunje insulso empezaba a cobrar gusto. De un nuevo trago acabé la jarra, eructando estruendosamente, antes de pedir otra igual a aquella... y la comida.
Pues nada, seguimos ejercitandonos con el levantamiento de jarras xD
Turno II-27.
Una vez escuchadas las palabras del mago sólo quedaba agradecerle su intervención, pues de otro modo el combate se habría alargado y quién sabe en qué condiciones hubiéramos acabado. Los funerales no se alargaron demasiado, Dieter se ocupó de oficiarlos. Para aquellas personas un simple gesto de consuelo les reconfortaría.
Faltó Kurdrim, seguramente ya estaría reponiendo fuerzas en la posada. Me encaminé hacia ella y ya en el interior encontré a los demás dando buena cuenta de varias jarras de cerveza. Pedí una bien tostada, después de lo sucedido no me vendría mal, y me dirigí a sentarme junto a mis compañeros. Sin duda el mejor momento del día.
Turno II-28
La mañana siguiente llegó y el grupo se preparó para partir. Dieter atendió a los heridos que recuperaron sus heridas y volvieron a ponerse en marcha.
El día y los siguientes que le sucedieron transcurrieron sin novedades, cuestión que, aunque agradecidos en su mayoría, en cierto modo extrañó al grupo y frustró al matador que por un momento había tenido la esperanza de que el Darkwald les hubiera embestido con sus más temibles criaturas, pero no fue así.
Finalmente el viaje concluyó y llegaron a Altdorf, la gran capital del imperio.
Fin del capítulo