Partida Rol por web

Galatea carraspeó enfáticamente y bajó una de las manos de la mesa para pegar a Áscalon contra su silla antes de mirar a Rya y a Berenice con un enfurruñado gesto acusador. No tenía la menor intención de dejar a su lobo atrás por ir volando, ¡para ella eso sería como dejarse un brazo o una pierna!

Áscalon por su parte se limitó a dedicarles una arrebatadora mirada de ojillos aguanosos de esas que te hacen sentir como un ser horrible que come cachorrillos indefensos para desayunar o algo así. Porque sólo los animales tienen ese poder.

—Sí, eso es lo que quiero pensar... —suspiró desviando la vista cuando la oráculo habló—. Que lo que sea que pasa en el bosque supone un problema que de algún modo les impide salir. Pero tiene que ser gordo si llevan seis semanas así; Aleera siempre me avisa de cualquier cosa fuera de lo normal que sucede en Velar, me habría avisado de esto en cuanto empezó.

Sabía que no era la intención de Berenice, pero aquello sólo había avivado la preocupación por su hermana. No obstante, apartó aquellos pensamientos a un lado y optó por el agua cuando Savinian la interpeló.

—Diría de hacer una pequeña visita a Velarburgo primero, ¿no? Por si la Madre Segadora tiene alguna noticia nueva. Y luego ir al bosque.

No voy a quejarme si otros se llevan la gloria, dijo Rya. Si esos drows persisten en sus fechorías a nuestro regreso, iremos a por ellos.

Rya solo comió unos pedazos del delicioso cordero. Hacía menos de una hora que había almorzado, aunque la canalla la hubiese interrumpido, y además, tenía un nudo en las tripas desde que le había fallado la magia. No era capaz de desterrar por completo la desagradable sensación de angustia. Sí bebió vino, mas solo unos sorbos, como era habitual en ella.

¿No puedes hacer que le crezcan alas al lobo, Gala? preguntó. No sabía mucho de la magia de los druidas. No había conocido a ninguno antes de acudir a Galatea cuando Sésperis había enfermado gravemente, después de que la dragonnel tuviera la desafortunada idea de comerse a un trasgo que había robado la armadura de un caballero mediano.

Áscalon emitió un par de gañidos golpeando el suelo con una pata y se dejó caer de lado dramáticamente como si lo hubiesen abatido. Luego se quedó mirando a Rya de aquella guisa.

Galatea terminó en ese momento de tragarse un trozo de patata y soltó una risita entre dientes.

—"¡Piedad, soy una criatura terrestre!"—dijo como quien traduce algo—. Aunque no, lo cierto es que puedo hacer que me crezcan a mí, pero no a él.

Rya se inclinó hasta tener la cara a la altura del hocico de Áscalon y se lo quedó mirando un momento, con gesto pensativo.

Podemos ponerte entre Savi y yo en la grupa de Sésperis, sentenció. No le será grato llevarnos a los tres, pero creo que podré convencerla.

O sobornarla con un ternasco, se dijo.

Los ojos de Berenice brillaron como los de Ascalón cuando llegó la comida. Muerta de hambre, esperó impaciente hasta que sirvieron toda la comida antes de empezar a devorar el asado de cordero. Le encantaba el cordero, y además con especias. Si le hubiesen añadido unas pasas o unos higos, el resultado sería tan exquisito que se habría puesto a gemir.

-Muchas gracias, Savinian -dijo al drow cuando éste le sirvió la leche. Siguió comiendo mientras los demás hablaban.

Regresar a Velarburgo no le hacía especial ilusión, no recordaba haber pisado el pueblo desde que se marchase de allí, pero bueno, tenía que superarlo. Anotó algunas cosas en el libro.

-Pero, ¿y si el asunto de estos drows no se resuelve? Parece que están esperando que un grupo de aventureros pase por allí para salir de sus escondrijos y darles una paliza y robarles. ¿Crees que nosotros podremos con ellos? Quiero decir, ¿hay alguna recompensa por acabar con ellos? ¿Se sabe si son siempre el mismo grupo o son varios?

Al ponerse aquella altura, lo primero que consiguió Rya fue un lengüetazo en la nariz.

Lo segundo unas orejas aplanadas hacia atrás y una especie de gañido enfurruñado.

—No es que no confíe en Sésperis pero me niego a transportarlo de esa manera—carraspeó Galatea para dejar patente su postura—. La diferencia de tiempo vía terrestre tampoco es tanta en este caso.

Áscalon levantó la cabeza para mirar a su compañera con las orejas enhiestas y se puso a jadear con la lengua fuera mientras meneaba alegremente la cola.