Partida Rol por web

- Harper al habla... ha habido un problema... una maldita carnicería, joder... ese cabrón de Edwin nos ha tendido una trampa... necesito refuerzos... en realidad todos los que podáis mandar.

Leonard apareció en la habitación con una taza de té en la mano y frotándose los ojos con la mano libre. Un batín de seda con vistosos estampados cubría un pijama clásico de rayas verticales. Su flequillo liso y rubio caída desordenado tapándole el ojo derecho. Con un soplido hizo que se elevara para recolocárselo a un lado de la cabeza. Tenía ojeras por haberse acostado tarde leyendo y el sonido del teléfono le había despertado. Llevaba un tiempo intranquilo, preocupado por la suerte de sus nuevos compañeros de la sociedad.

- ¿Qué pasa Caro?- Dijo al ver la expresión de preocupación en el rostro de la bibliotecaria. Se acercó al auricular del teléfono para ver si podía escuchar algo.- ¿Es Lew? ¿Ha pasado algo?- No quería alarmarse demasiado sin saber qué pasaba exactamente. Puede que la llamada a esas horas intempestivas fuera razón simplemente de la diferencia horaria.

   Caro atiene el teléfono apenas suena y le alegraba escuchar la voz de Lew, pero eso no duró demasiado. Luego de escuchar lo que él estaba diciéndole, llama a todos con suma urgencia -Chicos, vengan, es urgente!!- mientras que atiende lo más que puede a Lew del otro lado de la línea -No me des detalles, no debe ser seguro. Con quién estás? Todos los que pueda mandar? TODOS?!- su cara estaba estupefacta. No sabía qué podía haber pasado como para que Lew pidiese todos los refuerzos disponibles, pero la mención de una trampa era un indicador a considerar.

No me extrañó la reacción de Caroline, les estaba pidiendo que prácticamente abandonasen el cuartel general, pero verdaderamente la situación lo requería.

- Está bien, os pondré al día cuando estéis aquí - respondí.- Dejad que el señor Smith se quede al cargo, el resto deberíais estar haciendo las maletas ya... Y más os vale que estéis preparados para lo peor, todo lo que hayáis visto hasta ahora no ha sido más que un maldito juego de niños... Estos cabrones van muy en serio, hay una jodida trampa en cada esquina... Tenemos que detenerlos como sea.

   Estaba boquiabierta y no paraba de intercambiar miradas con los que se iban acercando a la zona del teléfono. Los detalles no serían un indicio de que la situación de esta sociedad fuese a mejorar y si el mismísimo Lew pedía que las preparaciones sean preventivas ante absolutamente cualquier cosa y que había una trampa a cada vuelta de la esquina, esto empezaba a escapárseles un poco de las manos y quizás dos o tres a quienes ella estaba mirando ahora mismo terminaría de ver el final de esta historia. La voz de Lew la hace volver en sí y sólo atina a seguir indagando antes de cortar la llamada y poner al día al resto -Vas a necesitar algo más de aquí? Lo que sea. Apenas cuelgue les diré a todos lo que me dijiste y partiremos en el primer transporte que encontremos-

- ¿Algo más? - me quedé un rato pensativo.- Si por mi fuera os diría que trajérais un carro de combate o algo así, pero supongo que se entiende de qué va la cosa... seguramente necesitaremos armas. Venid cuanto antes, os estaré esperando

A medida que iba escuchando la conversación de Caro con Lew, Mirton se fue poniendo más y más nervioso. Si debían partir cuanto antes debía ponerse a prepararlo todo. Por fin había llegado el momento de demostrar a sus nuevos compañeros de qué pasta estaba hecho. Sus conocimientos, que tantas críticas le habían valido entre los compañeros de profesión y familiares, ahora podrían servir de algo. Seres de otros planetas, extraños artilugios, fantasmas y espíritus. Debía conseguir pruebas de lo que fuera a encontrar. ¿Qué habrían encontrado los investigadores en aquella misteriosa casa llena de leyendas?

La comunicación se cortó de sopetón y así quedaron las cosas. Los escoceses prepararon los fondos necesarios para trasladarse a Estados Unidos . A última hora se les unió Sean Connolly, un irlandés sin oficio ni beneficio que se había rehabilitado de la bebida por haber tenido una experiencia surrealista con fantasmas en un cementerio y que oyó por casualidad de la Sociedad, que había de ser secreta pero que en los últimos tiempos estaba en boca de todo el mundo y se había convertido en polo de atracción para todos los curiosos por lo oculto.

William smith se quedaría como único ocupante de la Sociedad y se encargaría de vigilarlo todo y cuidar que no se les uniese más gente, mientras que Nigel haría una escapadita a Londres para buscar un libro relacionado con las afecciones de los cultos antiguos al ideario antiguo y su relación con la sugestión colectiva en las tribus de aborígenes australianos.