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Las tierras del ocaso

Las tierras del ocaso

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07/02/2025, 23:42
Director

Según cuentan los mas grandes de los ancianos, el mundo no era como lo conocemos.

Era un mundo mucho más grande y vasto, que no se limitaba solamente al gran valle y los territorios. Habían ríos y arroyos en mucho mayor número y tamaño que los que conocemos. La tierra era un millón de veces más grande, y había grandes extensiones de un agua tan salada que no podía beberse sin enferma en la que vivían toda clase de seres y cuyo final no podía verse desde la montaña más alta ni con la vista más aguda.

Cuentan los ancianos, que el mundo no se podía recorrer ni aunque se caminara toda una vida, y que además de nosotros habían muchas más razas y pueblos. Pero la guerra (una guerra de la que no dan explicaciones) llegó, y puso cada raza y a cada pueblo unos contra otros.

Fue una época dura y cruel en la que la confianza solo se podía permitir a la familia (y en ocasiones ni siquiera). Una época de dioses, de héroes.. de monstruos. Una era que destruyó el mundo... Sin embargo, nosotros sobrevivimos en este valle. Y dado que éramos los últimos decidimos hacer la paz.

 

Esta paz. dividió lo que quedaba del mundo entre las diferentes razas.

  • Al norte, hacia el gran pico que corona el horizonte, en la cumbre más elevada e inaccesible de todas, se establecieron los Ebudan. En la ciudad sin nombre que solo ellos conocen.
  • Al sur, entre la pequeña cadena de montañas tras las otras grandes montañas se establecieron los D'Anjayni, en su ciudad subterránea.
  • Al noroeste, en el pequeño valle de Silfen, se establecieron los Sylvain en su ciudad de luz.
  • Al noreste, como un reflejo y en torno a los restos que quedaron de su fortaleza flotante; se establecieron los Duk'Zarist 
  • Finalmente, entre los bosques dispersos de Este a Oeste, se establecieron los Daimah.

 

Al inicio, ninguna de las diferentes razas se había percatado de la existencia de los demás. Sus habilidades mágicas y de supervivencia solo se habían enfocado en la creación de refugios y en la ocultación de los mismos. Fueron los Daimah los primeros en descubrir la existencia de los Sylvain y del resto de las tribus perdidas de su propia raza.

Mientras tanto, "el anciano", líder de los Ebudan y Niidia "La primer ascendida", recorrían el resto del territorio guiados por sus visiones y poniéndose en contacto con las diversas razas.

Así fue como en el día 0. En el centro del gran valle, junto al "Ojo de los cielos", se reunió por primera vez el conclave de las razas. Cada una de las comitivas viajó protegido y armado tanto por sus propias capacidades y habilidades como las bendiciones y protecciones de sus respectivos pueblos; y en muchos casos acompañados de guardaespaldas tan fuertes como un ejercito. Al inicio, las conversaciones parecían ir en paz, pero pronto los conflictos empezaron a relucir, y solo las acción de Arkturus, "el segundo ascendido" lograron concretar la paz.

Desde entonces, cada una de las razas, envía a sus jóvenes (o el periodo que cada una considera entra la niñez y la adultez) a las tierras del cónclave. Allí durante 7 ciclos convivirán como compañeros y como hermanos. La vida de cada uno dependerá de la de los otros, y compartirán sus triunfos y derrotas. Durante los dos primeros ciclos entrenarán juntos, compartirían sus respectivos conocimientos, habilidades y sudor; y posteriormente se enfrentaran a retos y a misiones establecidas por los diferentes pueblos y por el concejo rector. Para que así, al final de los ciclos vuelvan a casa hermanados y con recuerdos valiosos que impidan que otra vez pueda desatarse alguna guerra. Para algunos pueblos, el asistir al Conclave se ha vuelto como un ritual de madurez y para otros, un elemento más del ciclo eterno de las estaciones.

Esta fue la solución propuesta para evitar más conflictos y derramamiento de sangre. Era algo justo y también arriesgado.


Ahora, tras muchos ciclos e incontable generaciones, en la que las asperezas se han limado; y siendo casi el final de la primera mitad del año, con el Solsticio de Verano a punto de iniciar, los jóvenes de las diferentes razas emprenden su camino hacia el Conclave, con la finalidad de volver como adultos plenos, para sus respectivos pueblos.