Partida Rol por web

Los primeros rayos del sol daban lugar al nacimiento de un nuevo día impactando sobre las murallas de la ciudad, vuestros vecinos más madrugadores ya se encaminaban a sus tareas y pintaba un día espléndido...

Ahi estaba yo, sentado en la rama de un árbol en una de las entradas de la ciudad, nose el motivo pero me encontraba más cómodo subido en la copa de un árbol que el propio suelo.

-Parece ser que he llegado temprano, no hay problema, no tengo ninguna prisa.

Observo como un madrugador porquero intenta arreglar la rueda del carro que se le ha partido, lo miro con desdén, aunque siempre me ha interesado la raza humana, el haberle fallado a mi pueblo me habia vuelto más selecto a la hora de tratar con aquellos seres.

A lo lejo de la entrada de la ciudad observe como se acercaba un hombre alto y moreno, seria el hijo del noble seguramente...

El carro con las provisiones traqueteaba por las calles en dirección al punto de encuentro con el que sería su guía. Cuando traspaso las murallas Marcus no vio mas que a un porquero arreglando su carro, pero de repente se dio cuenta, en la rama de un árbol estaba sentado un hombre, aunque al mirarlo mejor vio que era un elfo.

(Aquí no hay mucha gente, ¿como dijo mi padre que se llamaba el que me iba a acompañar? Parecía un nombre elfo. ¿Ravindel? No, no, ya me acuerdo Ravandil.)

Mientras pensaba esto Marcus dirigió el carro hacia el árbol donde estaba el elfo. -Disculpa, ¿eres Ravandil? Soy Marcus, hijo de Ergon, señor del sur de Nuln.

-Así es soy Ravandil, vuestro guía, encantado de conoceros. Es mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes, pues es conveniente que realicemos más de la mitad del trayecto hoy. El camino a Dotternbach es algo peligroso en esta época del año y no nos conviene que nos coja la noche sin tener un refugio seguro.

Le señalo el camino a tomar al humano y comenzamos la caminata.

-Un placer Ravandil, tienes razon, sera mejor que lleguemos cuanto antes. Vamos, sube al carro.

Mientras Ravandil se subia al carro Marcus le pregunto:

-¿Conoces muchos atajos hasta Dotternbach?

Cuando el elfo subio al carro, Marcus dirigio el carro en la direccion que le habia indicado.

-Señor Marcus, conozco un par de caminos, uno que es un poco más largo y algo más seguro y otro que es mas corto pero puede ser más peligroso, no creo que nos topemos con ningún hombre bestia u orco pero puede haber algún que otro asaltante. Pero no creo que tengamos ningún percance que camino preferiria tomar?...

-No se que seria preferible, si llegar rapido y correr algyn riesgo, o asegurarnos de llegar aunque tardemos algo mas ¿que diferencia de tiempo hau entre ir por un camino u otro? Por cierto no me llames señor no es necesario.

-De acuerdo Señ... que diga Marcus, pues nos podemos ahorrar un día de diferencia, yo cojeria el corto, no creo que nos pase nada.

-Sera lo mejor, la gente de Dotternbach ya ha sufrido demasiado, cuanto antes lleguemos su sufrimiento sera mas corto. Y si nos encontramos con asaltantes nos los quitaremos de encima a golpes.

Montados en el carro recorréis el bosque tranquilamente, oís cantar a los pájaros y observáis a las ardillas comiendo frutos. Las hojas caídas crujen bajo las ruedas y las herraduras de los caballos produciendo una armonía espiritual muy relajante.

Ravandil intenta leer las señales del bosque, por si acechara algo peligroso o el mismo bosque tuviera que advertirle.

-Y a que se deve exactamente tus auntos en Dotternbach?

-En Dotternbach hay una plaga y la población sufre y se muere, he de ir y encontrar una solución, a de más de entregar este carro con provisiones. La verdad es que no se como hacer para solucionarlo. ¿Me ayudarias a encontrar una solución?

-Claro Marcus, me pagan por llevarte y traerte, jejeje. Estamos a mitad de camino de Dotternbach, parece que el viaje va a ser tranquilo. He visto casos de plaga en mi pueblo, creo que deberiamos empezar por el foco de la infección.

-Por lo que me conto mi padre se cree que son los pozos.

Marcus se acordo de algo que le habia dicho su padre.

-Por cierto, el caballo negro que ves es mio, y el otro , el marron es para ti por guiarme hasta la ciudad

-Se lo agradezco mucho mi señor ,pero por ahora centrémonos en esa tarea que tu padre nos ha encomendado.