Finalmente, llegasteis hasta la zona de gobierno, un edificio que conocíais bien pues hacía casi nada que lo habíais visitado, y delante de él había, como la otra vez, un vehículo de controladores, con Kennex al lado del mismo, paseando y vigilando la calle, pendiente de todos los que pasaban por allí.
Estabais en una esquina, algo alejados del edificio, por lo que no estabais directamente en su punto de mira. Lo único que debíais hacer era soltar a Beth y dejarla para que vigilase a Kennex, aunque si se marchaba en coche tampoco podría seguirle.
Beth no insistió en el tema que veía entre vosotros, pero al deteneros e indicarle a quién debía seguir, no lo dudó.
-Es guapo. No me importaría ir a su casa -dijo, pensando en voz alta -. En fin, yo espero aquí y cuando se vaya qué, ¿le sigo corriendo? Quizás deberíais darme una radio o algo así, ¿no?
No te preocupes. Vuelve cuando vuelvas :P
Gracias, igualmente ;)
Uy ¿Se me acababa de insinuar Beth? Hacía tiempo que no tenía sexo con una mujer que no fuera Alexa. Me había encerrado en mi mundo, como se suele decir... en mi zona de confort. Pero ese simple comentario, hizo que me sintiera deseado. Beth era una chica atractiva ¿Y a quién no le amargaría un dulce? Pero no respondí nada en ese momento pues si parecía haber cierta tensión, aunque no estaba seguro de si decir "sexual" sería lo acertado.
Si en el coche tenemos una radio se la doy. En el peor de los casos se daría mi teléfono y le indicaría el número de Rachel. Pero lo que no iba a hacer, era dejarla incomunicada.
- En cuanto sepas algo avisa. Y oye, ten mucho cuidado ¿Eh? Ese tío tiene malas pulgas, a parte de ya sabes como se las trae el gobierno... - Le dije a la chica antes de que saliera.
Beth cogió la radio que le diste y se bajó del coche con un ademán de cabeza que debía servir como despedida. Rápidamente se puso a cubierto y cruzó la calle hasta situarse justo en frente, quedandoos vosotros dos a solas, en el coche.
Rachel te miró, lanzando un fuerte suspiro.
-Bueno, está hecho. Veremos qué tal se nos da todo esto. La verdad es que no me gusta nada de esta situación pero tengomuy claro que algo va a cambiar, y pronto. La situación no puede seguir manteniéndose de esta manera durante tanto tiempo. Esas pobres chicas están ocultas temiendo por su vida y nosotros... nosotros tendremos que justificar un montón de cosas, seguro. Así que te agradezco que estés a nuestro lado.
Rachel parecía sincera en cuanto a sus palabras y llevaba razón sobre todo en algo.
Habría que dar una buena cantidad de explicaciones.
-Bueno, supongo que habrá que ir a trabajar, ¿no?
Le deseé a Beth que tuviera cuidado, pero también lo pensé. El plan no era del todo mío, pero no podía evitar sentirme algo responsable.
Yo, al igual que Rachel, también suspiré, pero algo más por lo bajo.
Escuché aquel largo comentario de mi compañera. Y... sus palabras me hicieron sentir muy bien. No estaba acostumbrado a que me agradecieran las cosas, que dicho así podía parecer poca cosa, pero para mi era enormemente importante.
- Supongo que hacemos correcto. Y... gracias por tus amables palabras - Le dije con total sinceridad.
En el lado negativo, en cuanto a las posibles consecuencias, ambos lo sabíamos.
- Claro, vamos al tajo - Le respondí a lo último.
De regreso a la comisaría todo parecía completamente normal. Los vehículos de patrulla entraban y salían del aparcamiento y muchos de vuestros compañeros os saludaron al veros, aunque los podíais ver más serios que de costumbre. Era como si ocurriese algo que no supieseis o solo vosotros desconocieseis.
De todas maneras, Rachel llevó el coche hasta uno de los sitios libres y nada parecía indicar que hubiese problemas. Parecía, casi, como cualquier día normal.
Quizás fuese una sensación vuestra por todo lo que había ocurrido, por el lío en el que os habíais metido y la tarea que teníais encima, algo que no te esperabas pero que sin duda aclaraba mucho las cosas sobre cómo funcionaba tu compañera y también aquella ciudad en general. Había algo oculto, algo lo suficientemente grave como para que aquellas chicas estuviesen prácticamente prisioneras en la casa y tuvieseis que elaborar un extraño plan para descubrirlo.
Una locura.
Rachel detuvo el coche y abrió la puerta para salir, mirándote antes de hacerlo.
-Lo único que tenemos que hacer es actuar normal, ¿verdad? Lo digo porque me siento un poco rara. Pero supongo que es lo normal. Espero que la jefa no se entere.
Era fácil ver cosas sospechosas en cualquier lugar cuando uno estaba implicado. Pero había que armarse de valor y tratar de actuar con normalidad.
- Así es. Yo me siento igual - Levanté la mano y crucé los dedos para que ella lo viese y sonreí. Una forma como otra de intentar aliviar la presión.
Después de eso ya salí del coche y cerré la puerta. - Vamos
Esperé a mi compañera para entrar en la comisaría y ver que es lo que nos deparaba este nuevo día, que por el momento, ya comenzaba distinto. Y esa curioso, de normal empezaba preparado para terminar asqueado del todo, hoy lo empezaba un poco asustado. ¿Los héroes se asustan? Yo creo que si, al igual que sangran y mueren. Mi cabeza ya comenzaba a jugarme malas pasadas.
Pero fue entrar y tres hombres se colocaron a vuestro lado. Eran controladores, compañeros vuestros, pero os miraban con gesto serio. Entonces, la capitana en persona fue a vuestro encuentro.
-Cameron, Scott. Será mejor que vengáis a mi despacho.
Obviamente, era una orden, aunque sonase a sugerencia, así que la seguisteis y entrasteis en el despacho, ante la atenta mirada de todos. No parecía que fuese a ser un día como otro cualquiera, sino peor.
La capitana tomó asiento en su lugar habitual, detrás del escritorio, y vosotros en las dos sillas que había delante. Eso no presagiaba nada bueno, desde luego.
-La consejera suprema ha presentado una protesta formal contra vosotros dos diciendo que la habéis acosado sin motivo. El propio controlador que la protege ha corroborado su versión. ¿Queréis explicármelo, antes de que os retire las placas y os mande a casa con un expediente disciplinario?
El tono de la capitana era serio pero visiblemente molesto, aunque no sabíais qué le enfadaba más, si que le hubieran obligado a tomar aquella acción o lo que habíais hecho.
En el fondo sabía que algo así iba a ocurrir, pero quizá no tan pronto. Y lo sabía desde que la tonta de mi compañera me dijo aquello de...
-Vaya, creía que estabas hecho de otra pasta, Scott. Así que la capitana te dice que no te busques problemas y tú... ¿le haces caso?
¿Tensión sexual no resulta? Y una mierda...
En fin era evidente el cabreo que tenía encima. Ahora mismo mandaría a la mierda a las clones. Igual hasta eso era otra encerrona y eran unas zorras terroristas de verdad, y yo cayendo en las trampas de todos como un puto idiota. Si. Que me retiraran la placa me lo merecía, por mérito propio.
Tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para controlarme, para no decirle a la capitana por donde se podían meter mi placa. Pero no. Ya estaba bien de meter la pata. A partir de ahora trataría de controlar mi propio destino y que les jodan a todos.
Inspiré hondo, no se me daba mal aparentar. Me quité la placa y el arma y se lo dejé encima de la mesa.
- ¿Para qué? A nosotros nadie nos van a creer y no va a servir para nada... - Y sostuve la mirada de la capitana sin pestañear, si ella estaba cabreada yo tenía motivos para estarlo más.
Rachel se esperaba algo al ver aquellas caras tan serias, pero no aquello. ¿A qué había venido poner aquella buena cara y soltarles todo lo de que nos ayudaría en cuanto fuese necesario?
Tenía ganas de mandar a la mierda a la capitana y a todo el mundo, pero en el fondo sabía que aquello no hacía sino confirmar lo que sabíamos, que allí había mucho oculto.
La controladora miró a su compañero, viendo como endurecía sus facciones y apretaba los puños. Estaba claro que a él no le parecía mejor que a ella, y así, cuando vio como arrojaba la placa encima de la mesa, cogió también la suya y la lanzó a su lado.
-Si las quiere ahí las tiene. Si van a expedientarnos por hacer nuestro trabajo, será mejor lo hagamos por nuestra cuenta y así no tendremos que obedecer a nadie. Y a tomar por culo todo.
Rachel se puso entonces en pie y se preparó para marcharse.
La capitana no dijo nada. En el fondo sabía que ella era una mandada. Aunque eso no me hacía sentir mejor ni tampoco lástima por ella. Tal vez un poco de pena.
Si por algo me contuve un poco en no comenzar a soltar sapos por la boca, fue porque tampoco dijo si la suspensión era temporal o definitiva. Ya nos informarían, ahora mismo no tenía ni ganas de preguntar.
Mi compañera fue la que habló. Mi ira decreció un poco, al menos lo suficiente como para comportarme. Más que nada por mi mismo, por no hacer algo de lo que me pudiera arrepentir.
Tenía saturación de sentimientos, quería romper algo, a la vez dormir. Son los instintos más primarios de un ser humano, atacar o huir. Y ahora mismo sentía los dos a la vez.
Mi compañera se levantó. Yo tragué saliva. Hablar no me iba a llevar a ningún sitio, pero si sostuve un poco más la mirada de la capitana y por fin me levanté, para dar la vuelta y salir de allí.
Salisteis fuera del despacho de la capitana y todos os siguieron con la mirada. Parecía que sabían lo que iba a ocurrir y también lo que había sucedido dentro, por mucho que nadie hubiese estado con vosotros. Seguramente, todo el mundo había estado pendiente de vuestros movimientos y gestos, y a nadie le había pasado desapercibido vuestra entrega de placas, así que no debíais sorprenderos.
Lo que si os sorprendió fue que todos prorrumpieron en una salva de aplausos, que fueron haciéndose mayores a medida que os acercabais a la salida.
Finalmente, os encontrasteis fuera de la Comisaría, fuera del cuerpo, y con cero obligaciones. Claro que aún había algo que resolver, pues varias mujeres, una por lo menos, podía estar en peligro inmediato. Si la Consejera había sido así con vosotros... ¿qué podía hacerle a una pobre clon que no tenía a nadie, el caso de que fuese descubierta?
La cuestión más importante que aparecía ahora sencilla. ¿Y ahora... qué?
Sabía que nuestros compañeros lo sabían. Pero jamás me hubiese esperado aquellos aplausos.
Me alegré por haberme contenido lo suficiente como para poder salir de allí como un señor, con dignidad. Si, la dignidad aún no me la habían quitado.
Fue emocionante, cuando llegué al final de la sala me di la vuelta y me golpeé el pecho con el puño, a la altura del corazón en señal de que les agradecía el gesto.
Después de salir le dije algo obvio a mi compañera - Tenemos que hablar.
Mientras, dirigí mis pasos al coche, era importante recoger la radio antes de irnos de aquí.
La propia Rachel estaba sorprendida por mi propia reacción, no porque no fuese capaz de hacer aquello, puesto que ya había demostrado en más de una ocasión que llegaba a donde hiciese falta y que no se agarraba a los beneficios de su trabajo más de lo necesario, sino porque le había resultado demasiado fácil.
También le sorprendió el recibimiento de los compañeros, los cuales creía que en un principio, le iban a recriminar su actitud en lugar de premiarla.
Scott también parecía sentirse orgulloso, de sí mismo y de los demás.
La capitana, en cambio... no sabía cómo se sentía, aunque a Rachel le pareció ver una leve sonrisa aflorando en su rostro durante unos pocos segundos. Teniendo en cuenta lo que había sucedido, eso solo podía significar que ella también se encontraba bajo una enorme presión pero que sabía la verdad de todo aquello.
Que tanto Rachel como Scott solo hacían su trabajo.
Antes de salir, oyó las palabras de Scott y asintió, y no dijo nada más hasta llegar al coche.
-Bueno, ha sido extraño, pero al menos hemos dejado bien alto el nivel, ¿no crees? -le dijo Rachel, mirándole con una sonrisa -. Además, creo que ya no nos hace falta ninguna placa y que de ahora en adelante, todo irá mejor.
Demasiadas sensaciones en tan poco tiempo. Ahora tras salir me sentí un poco vacío, con una sensación de vértigo al estar al margen del trabajo de controlador.
Llegamos al coche y no me demoré en agarrar el comunicador. Chasqueé la lengua - Estoy muy lejos de sentirme satisfecho - Le dije con sinceridad. La segunda frase de Rachel me pareció excesivamente optimista - No tientes a la suerte aún puede empeorar.
Y es que de todo, lo último que pensaba es que era algo positivo. Pero era hora de ir al grano - La consejera nos ha tendido una trampa. Y ahora te hago una pregunta. ¿Cómo sabes que las clones no nos quieren tender otra? En otras palabras ¿Qué certeza tienes de que de verdad no son un grupo terrorista y nos están utilizando? - Si, era hora de ser pragmático, me había llevado una buena hostia, era normal que me pusiera en guardia y tratar de evitar una segunda - Al margen de que parecen buenas chicas... Hechos, no suposiciones...
Nada más llegar, Scott se mostró cauto, lo cual podía entender, dado que al final, todavía no habíamos conseguido nada. Solo... ¿qué nos echaran?
La idea me hizo sonreír.
-Bueno, comprendo perfectamente que seas tan precavido y tienes razón. Pero ¿sabes qué? El hecho de que hayan intentado apartarnos significa que vamos por buen camino. Tiene que ser así o de lo contrario, ni siquiera se habrían molestado.
Pero a continuación, se puso todavía más serio.
-No, no nos han tendido ninguna trampa. He estado con ellas desde hace tiempo y créeme, lo único que han hecho ha sido esconderse y elaborar planes que jamás han podido llevar a cabo. Si hubieran querido acabar conmigo, ya lo habrían hecho hace tiempo, y si pretendiesen conseguir algo de mí, la verdad, aparte de mi apoyo poco más han logrado.
Estaba segura de que no tenían nada que ver y que eran completamente de fiar.
Rachel hablaba desde el convencimiento personal y su experiencia, pero ignoraba que en cuestión de segundos, todo iba a cambiar. Fue una sola bala sin apenas ruido lo que atravesó el aire e impactó en el pecho de Rachel, borrando su sonrisa de un plumazo, haciendo que su rostro adquiriese al mismo tiempo gesto de sorpresa y de incomprensión ante el dolor y la confusión de no entender lo que estaba ocurriendo.
Entonces sus ojos descendieron hacia su herida, un agujero del tamaño de un dedo situado cerca de su corazón, el cual empezaba a sangrar y a extenderse por toda su ropa, antes de que sus piernas fallaran y su cuerpo quedase sin fuerza sobre tus brazos.
Al mirar hacia atrás no viste a nadie, pero sí el reflejo de algo que había en lo alto de un edificio, a varios cientos de metros más lejos de donde estabais vosotros.
Y entonces, una nueva bala impactó contra un cristal cercano, a muy pocos centímetros de donde estabas tú. Si no te había dado era solo porque en esos momentos se había levantado algo de viento.
Pero quizás el siguiente disparo fuese lo último que escuchases.
Mientras tanto, las pupilas de Rachel se dilataron, adoptando el aspecto que tenían los ojos de las muñecas.
Estaba muerta.
Mi compañera tenía razón en lo de todo ese empeño en ponernos dificultades. Venía a ser como aquel viejo refrán de "cuando el rio suena, agua lleva", aunque hacía años que no veía un río me hacía una idea del significado.
Luego siguió defendiendo a las mujeres, y a decir verdad la creía, pero después de un palo tan grande como el de la consejera me costaba no desconfiar en alguien que no fuera yo mismo.
Me quedé mirando el cambio en la expresión de su cara. Sin entender. Mi mirada siguió la suya a esa mancha de color carmesí que se comenzaba a expandir - ¿Rachel?
Fui incapaz de reaccionar hasta que estalló el cristal de la ventanilla del coche oficial, junto al que aún estábamos.
- ¡¡Rachel, no!! - La atrapé en mis brazos, y agachándome al darme cuenta de lo que estaba pasando, la arrastré a cubierto, al otro lado del coche - ¡¡Aguanta!!
Presioné la herida de su pecho tratando de evitar la hemorragia - ¡¡Ayudaaaaaa!! ¡¡Agente herido!! ¡¡Ayuda!! - Grité desesperado esperando que alguno de los compañeros me escuchara.
Observé el cambio en su mirada, sabía lo que significaba - Rachel, no, no me dejes... - Esto es lo último que quiere presenciar un controlador.
El cuerpo de Rachel ya estaba sin vida. La herida le había alcanzado en un punto crítico y sin duda alguna, el tirador había acertado allí donde quería.
No había sido un error.
Cuando la siguiente bala rompió el cristal, haciéndolo añicos, todos los que estaban alrededor corrieron a ocultarse detrás de los vehículos o en el interior de la comisaría. Tú estabas justo al lado de vuestro coche, con el cuerpo de Rachel todavía entre tus brazos, pero alguien te tenía en el punto de mira.
Aunque no lo sabías, en cuestión de un segundo tu propio cuerpo acompañaría al de tu compañera.
El tirador continua disparando así que te sugiero una tirada de Destreza+Atletismo para ver si te da XD (dificultad 6).
Si fallas... pues veremos donde:
10: cabeza, muerte instantánea
9,8: pecho
7,6: vientre
5,4: brazos
3,2: piernas
1: rasguño sin importancia.
Si pifias, tira dos veces en la tabla.
Fue suficiente ese breve lapso de tiempo, en el que todo parecía transcurrir a cámara lenta, para darme cuenta de que la herida de Rachel era mortal. No había nada que pudiera hacer para salvar su vida.
Y todo lo que en mi mente había planeado, los siguientes pasos a dar, quizá no podrían ser dados. Pues lo que en un primer momento supuse, que como habían errado el tiro que iba dirigido a mi, tendría al menos tres o cuatro segundos para ocultarme tras el coche. Pues por lo visto no iba a ser así.
No me dio tiempo a pensar en nada más. Mi conciencia se esfumó. Al menos dejé de sufrir en un mundo injusto, un mundo donde no sentía que encajara. Pero ahora todo eso... ya no importaba.
Motivo: Tiempo bala
Tirada: 1d10
Dificultad: 6+
Resultado: 3(+1)=4 (Fracaso) [3]
Motivo: Donde es la pupa
Tirada: 1d10
Resultado: 10 [10]
Se acabó, partida rapidita XD