Esto puede ser interesante, estos tipos pueden ganarnos tiempo en lo que entregamos el mensaje
Mi estimado señor, nosotros continuaremos por nuestra cuenta si fuera tan amable de explicarnos como llegar, le estaría muy agradecido
Vamos hombre, dame la dirección necesito descansar para planear que rayos are con estos 2, quizás deserte y apoye al seños oscuro, pero eso me quitaría una buena cama, debo ser cuidadoso
Espero paciente mente la respuesta
Avanzo tras mis amigos cavilando las importantes consecuencias de lo que nos hemos topado, por lo cual tardo en responder al guardia, pero cuando lo hago, lo hago con presteza.
-Alerte la guardia redoble las defensas y conduzcanos ante su majestad, o indiquenos como llegar, tenemos urgentes noticias que entregarle.
Disculpen por favor la enorme tardanza en mi post.
El guardia os indica como llegar hasta el Rey, había que cruzar toda la calle, pero no deberíais tener problemas, después se va con sus soldados a reforzar las defensas de la ciudad
Con gran esfuerzo os abris camino entre aquella aglomeración de gente a lo largo de la calle principal hacia la ciudadela que se divisa a lo lejos. La multitud corre a la desbandada de un lado a otro, aterrada al oír los graznidos de los kraans que vuelan en círculo sobre sus cabezas. Debeis guardar las armas para poder pasar entre la multitud si hacer daño a nadie, después avanzais.
Un caballo desbocado que tira de un carro pasa a la carrera junto a vosotros y arroja a Kond Fa contra una puerta. Este queda aturdido. Al ponerse en pie tambaleándose, la puerta se abre de súbito y os ataca un anciano decrépito con una cuchilla de carnicero.
Al echar mano de vuestras armas, Ashram se da cuenta de que le falta su martillo, seguramente cuando pasaban entre la múltitud se la robaron sin que se diera cuenta. Kond Fa se dio cuenta en ese momento que le faltaba la bolsa del cinto con su dinero, Vonotar fue al único que aparentemente no le faltaba nada
Ashram 11/22
Vonotar 9/25
Kond 12/29
Mi sexto sentido me alerta, así que cuando el anciano se arroja contra nosotros puedo reacción rápidamente, y lanzar mi mano hacía su brazo para detenerle. Como una garra mi mano presiona su brazo para someterlo.
Motivo: Detener
Tirada: 1d10
Resultado: 7(+15)=22
O.O Fuck. ¿Como me quitaron el martillo?
-.- Dime que no tienes hobbits en esta partida.
Miro al anciano con sorpresa. No me esperaba un ataque a estas alturas, pero la gente debe de estar desesperada por la guerra. Afortunadamente, mi sexto sentido me avisó con tiempo para prepararme.
Ashram salta sobre el hombre desarmado, lo que me hace darme cuenta de que no tiene su martillo. Eso puede complicar las cosas, pero el anciano no merece la muerte por el mero hecho de enloquecer antes de la batalla. En el monasterio nos han entrenado para este tipo de situaciones, pero es normal que la gente de la ciudad pierda los nervios.
Saltando hacia un lado para esquivar a mi compañero, trato de golpear al hombre en la cabeza para dejarle inconsciente en el suelo.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d10
Resultado: 4(+23)=27
¿Sólo he recuperado 1PV con la Curación? ¡Qué lento!
El anciano os grita enfurecido. Os echa la culpa de la guerra y maldice a los Señores del Kai, a los que acusa de ser agentes de los Señores de la Oscuridad.
Ashram se lanza contra él rápidamente, haciendole una presa para que no se mueva, Vonotar aprovecha para golpearle en la cabeza y dejarlo inconsciente.
El loco yace inconsciente a vuestros pies. Aparecen en la puerta dos soldados, que inmediatamente os felicitan. Os dicen que el lunático se había escapado y que ellos llevaban dos días buscándole. Uno de los soldados os entrega una recompensa de 10 Coronas de oro, 5 para cada uno, y se ofrece a escoltaros hasta la ciudadela.
Tardais casi una hora en alcanzar la ciudadela. Cuando llegas allí descubris que los ciudadanos de Holmgard son víctimas del pánico y de la confusión. Vuestro acompañante se acerca a los guardias revestidos de armaduras que están apostados ante la entrada principal y les informa de que traeis un mensaje urgente para el Rey.
Los guardias no creen vuestra historia y se niegan a dejaros entrar. Vuestro acompañante desaparece entre la multitud y os quedais solos debiendo valeros por vuestros propios medios en la revuelta ciudad.
Asombrado y abatido por la negativa de los guardias, sois arrastrados por el tropel de gente hasta que os encontrais frente a la entrada del ayuntamiento. El edificio se alza en un extremo del puente de los Gremios, que cruza el río Eledil cerca del lugar donde éste desemboca en el golfo Holm.
Tirada oculta
Motivo: rey
Tirada: 1d10
Resultado: 5
Frunzo el ceño ante el descaro de los guardias, pero miro mi aspecto y el de mis compañeros y no puedo sino comprenderlos. Cubiertos de barro y manchados de sangre tras los últimos combates, parecemos más salteadores de caminos que estudiantes del Kai. Sin embargo su error de juicio puede suponer un gran problema para Summerland, pues tenemos un mensaje importante que transmitirle al rey.
Sorteando a la gente, me dirijo hacia la puerta del ayuntamiento. - Seguro que aquí nos podrán decir cómo llegar a palacio, - les digo a mis compañeros.
Finalmente, consigo llegar hasta la puerta. Los guardias a penas pueden evitar que los asustados ciudadanos de la ciudad tomen el ayuntamiento. Con un grito, llamo su atención sobre el barullo de gente que nos ha conseguido arrastrar de un lado a otro de la ciudad.
- Venimos del monasterio del Kai, - les digo. - Ha sido destruido por los señores oscuros. Traemos un mensaje del Príncipe para el Rey. - Si esta vez no me creen, tendrán que vérselas conmigo para hacer que me aleje del edificio.
En la misma puerta del ayuntamiento os detiene un oficial del ayuntamiento y os pide que le expliqueis el motivo de vuestra presencia alli. Con toda serenidad le informais de que teneis un mensaje urgente para el Rey y él se apresura a llevaros a la cámara del burgomaestre.
Un distinguido anciano, vestido con una túnica de color púrpura oscuro, os saluda y escucha vuestra historia. Después os toma del brazo y os conduce a una biblioteca contigua, cuya puerta cierra tras él. Empujando uno de los miles de libros que se alinean en las estanterías, acciona y descorre un panel secreto en la pared. Luego os hace señas para que le sigais.
Miro a mis compañeros con un gesto interrogativo. No sé hasta qué punto podemos fiarnos del anciano, pero no parece que tengamos muchas más opciones. Apoyándome en mi palo a modo de cayado, fingiendo utilizarlo para aligerar la fatiga del camino, me adentro en el túnel siguiendo al anciano. Tras haber sido ignorados por los guardias de palacio, no deja de extrañarme que en el Ayuntamiento nos hayan hecho caso tan rápidamente.
Camino lentamente, concentrándome en mi Sexto Sentido tal y como nos enseñaron en el monasterio, esperando que esa disciplina me alerte ante cualquier posible emboscada.
Jo, me siento tan solo como Lobo Solitario... El pasadizo por el que se interna el anciano, ¿me da algún tipo de mal rollo con el Sexto Sentido? No es que tengamos muchas más opciones, pero por irme preparando.
Volteo a ver a Vonotar por su insensato comentario, sin embargo, al ver que la guardia responde me tranquilizo y continúo silencioso y meditabundo, aguanto lo que a mi parecer es una insensatez por parte de Vonotar, y concentrado en mis otros sentidos avanzo a ojos cerrados tras el.
e.e dilo, hace falta un gris para un traidor.
y sip, yo también uso mi sexto sentido.
Caminais durante casi diez minutos por un oscuro y tortuoso corredor. Luego subis por una empinada escalera hasta una pequeña puerta de madera. El hombre presiona un pestillo secreto y la puerta se abre. Entrais en un gran dormitorio lujosamente decorado, con un enorme baño de mármol que ocupa un rincón de la habitación. El hombre os sugiere que os refresqueis mientras él va a solicitar para vosotros una audiencia con el Rey.
Os dais un rápido baño y os poneis unas blancas vestíduras que os han preparado sobre una gran mesa de mármol. Al cabo de un rato el hombre vuelve y os conduce por un largo pasillo revestido de espléndídos tapices. Finalmente llegais ante una gran puerta custodiada por dos soldados con armaduras de plata.
Estáis a punto de ver al Rey.
Entrais en la Cámara de Estado, un salón magnífico, lujosamente decorado en blanco y oro. El Rey y sus más inmediatos consejeros están estudiando un gran mapa extendido sobre una mesa de mármol en el centro de la cámara. En sus rostros aparecen hondas huellas de preocupación y concentración. En el salón se hace un profundo silencio cuando informais al Rey de la muerte de vuestros compañeros del Kai y de vuestro peligroso viaje hasta la ciudadela. Cuando acabais vuestro relato, el Rey se acerca a vosotros y os toma vuestra mano derecha entre las suyas.
-Señores, habeis dado muestras de abnegado valor, cualidad que debe poseer todo auténtico Señor del Kai. Vuestro viaje hasta aquí ha estado lleno de peligros y, aunque las noticias que nos habeis traído son para nosotros un doloroso golpe, el espíritu de vuestra determinación es como un rayo de esperanza en esta hora funesta. Habeis honrado la memoria de vuestros maestros y por ello os alabamos.
Recibis las alabanzas y el agradecimiento cordial de todos los consejeros. El Rey levanta la mano y todas las voces se callan.
-Habeis hecho todo lo que Sommerlund puede exigir a un hijo leal, pero el país aún os necesita. Los Señores de la Oscuridad son de nuevo poderosos y su ambición no conoce límites. Nuestra única esperanza reside en Durenor, en el poder que ya una vez derrotó a los Señores de la Oscuridad hace siglos. ¿Quieres ir a Durenor y traer la Espada del Sol? Sólo con ese don de los dioses podemos aplastar este mal y salvar a nuestro país.
Es el ultimo turno, si vuestra respuesta es que si, nos veremos en la 2º parte, si la respuesta es negativa aqui se separan nuestros caminos
-Mi señor- digo arrodillado. -El príncipe, vuestro hijo... -trago un poco de saliva antes de continuar- nos encomendo una tarea, una tarea que es la de proteger a nuestra gente. Es la misma tarea que nuestros maestros y nuestros padres han puesto sobre nosotros. Y esa tarea, esa misión... es una carga tan grande que no puede yacer en la espalda de un solo hombre. O... en las manos de un pequeño grupo...
||Momento dramático||
-Por eso señor. Es por lo que tomo esta tarea. No podemos dejar que todos los aquí presentes, y los valientes soldados que defienden estás murallas, carguen consigo el peso y la responsabilidad de proteger estas tierras que nos han dado la vida, de los señores de la oscuridad.
A mi me dicen el gris señor. Y mi nombre es Ashram.
Espero la respuesta de Ashram, sin dudar ni por un momento de que aceptaría la propuesta del rey. La Sommerswerd, la Espada del Sol. Debía haber pensado en esa leyenda cuando el príncipe nos habló de buscar lo que está escondido en Durenor. Y, sin embargo...
- Mi señor, tan solo uno pude empuñar una espada - digo mirando a Ashram, el Gris. - Y, si nos retrasamos en conseguir el arma no habrá ningún Summerlund que salvar. Las tropas de la oscuridad no tardarán en asediar Holmgard y vais a necesitar generales que le ayuden a protegerla.
Miro pensativo a mis compañeros y luego me vuelvo hacia el monarca.
- Ellos conseguirán la Espada, - le digo al rey, no sin imaginarme por un momento empuñando la legendaria espada yo mismo - pero yo volveré a mi plan original. Tal vez no podamos enfrentarnos a los Señores de la Oscuridad sin la Espada del Sol, pero sí a sus lugartenientes. Sin nadie que les dirija, los giak no serán enemigos para nuestras tropas. - Niego con la cabeza. - Puede que Durenor esconda nuestra única esperanza, pero desde aquí podremos ganar algo de tiempo.
Me giro nuevamente hacia Asrham. - Sé que mis compañeros lo harán bien, pero yo prefiero tácticas basadas en el subterfugio. Entre todos podremos salvar nuestro mundo de las tropas de la Oscuridad. - Tiendo la mano a Ashram a modo de despedida y me inclino ante el rey antes de retirarme. - Por Summerland y el Kai