Partida Rol por web

Solo-un-Hei el enviudador de gallinas, el azote de los pollos y el terror de los huevos aún por eclosionar. Su vida fue hazaña tras hazaña luchando con los endiablados gallos. Cuentan las leyendas (bueno, quizás es exagerado eso de "leyendas") que el insensato valiente kobold, a lomos de su ganso y con solo un desplumador de plata (vamos, una cinta americana que venden en los chinos) derrotó él solo a 5 gallos, dejando huérfanos a  6 polluelos (desgraciadamente los huérfanos acabaron hechos mcnuggets, pero eso es otra historia).

Trágicamente nuestro sin sentido de la supervivencia héroe kobold selló su destino en un campo de batalla luchando contra otros kobold por la supervivencia y por comer bebé a la naranja (receta de su abuela). Llevado por su hambre voraz y su poca sesera (tenía un buen cerebro, pero estaba sin estrenar. Nunca aprendió a arrancarlo) intentó subir a por aquella bonita estrella para hacer daño a sus enemigos. Pero enfadó al rey Torg (¡Larga vida al rey Torg!), ¡qué calamidad! Haciendo además creer que era un traidor, ¡Él! Luchó ferozmente contra el bardillo que le tomó como traidor, usando una estrategia magistral de alguien que aún no había usado su cerebro y pensaba con su hambriento estómago ¡Se empezó a comer a si mismo! Era la mejor táctica que había usado en toda su zarrapastrosa vida, pero el destino fue cruel y con una pata menos, acabó rodando y atravesándose la cocorota el mismo. 

Una tragedia, una calamidad, solo esperamos que en el más allá no le esperen sus enemigos esperando picotearle. Ahora solo queda preguntar... ¿Irá su pata arrancada con él al cielo currito o al infierno? Porque la pata ha sido buena... Solo VOR lo sabe (o no, seguro que le da igual).

Jack-todo-dientes creyó fervientemente que iba a comer y más cuando vio aquella enorme vaca venir hacia él (cualquier cosa más grande que un kobold es inmensa, según Jack). Por unos escasos segundos pensó que por fin el agujero negro que tenía por estómago se vería completo y saciado. Y Jack salivaba pensando en el peazo banquete que se iba a dar. Pero, porque todo tiene un pero en esta vida miserable kobold, el enorme bicho vacuno se iba acercando demasiado y muy deprisa, y para cuando su neurona se dio cuenta de lo que estaba pasando, se oyó el sonido del final definitivo.  PUM. Ya no había Jack. Lo mejor que se puede decir de su muerte es que fue repentina, apenas se enteró y que fue feliz hasta el último segundo de su escasa vida.

Y su pequeña alma kobold ascendió a los Cielos hacia el paraíso de los kobolds, donde VOR le recibiría, donde no pasaría nunca más hambre y se pasaría el día atrapando inocentes conejitos jugosos y cantando grandes baladas de heroicidades kobolds (si es que había alguna)... Si al final fue así, sólo VOR lo sabe.

Y niños, nunca olvideis que...

Olde'Pachuli nunca fue un Kobold normal. Cuando participaba en un asalto, pocos de los defensores aguantaban en su presencia. El kobold alegaba que su presencia atemorizaba a sus rivales y hacía que huyeran, cuando en realidad lo que pasaba era que su presencia atemorizaba los estómagos de sus rivales y hacía que la comida que hubieran tomado decidiera huir esófago arriba para abandonar primero el cuerpo y el lugar después.

El apestoso kobold y su capacidad de curar heridas a base de lametazos hacían de él un ser resistente, pues solo tenía que esconderse un rato, curarse y salir de nuevo; por eso se postulaba (sí, él mismo se había postulado de esa forma) como el favorito para ganar el bebé gordito de los juegos.

En el momento culmen de su vida se consiguió alzar como el Caballero de la Peste. Algunos dicen que la pata de jamón descompuesta que empuñaba estaba en buen estado hasta que la tocó, otros dicen que estaba en tan mal estado que solo él podría tocarla, fuera como fuere, el portador de armas de plaga luchó como el mayor guerrero kobold de toda la historia.

Hasta que una cadena le aplastó el pecho.

El problema de las armas es que no entienden que Olde'Pachuli, Caballero de la Peste y portador del Mal Olor, era intocable y nadie se le podía acercar, pero no sirve de nada contra objetos inanimados y sin vida, por lo que esa maldita cadena que no entendía nada sobre las leyes de la vida y que no entendía que nadie podía tocar a Olde sin echar los intestinos, acabó con su vida en el momento en que estuvo a un tris de haberse comido el bebé.

Aunque en realidad habría acabado comiéndose una vaca.