Partida Rol por web

El esqueleto es pequeño, de un niño. Lo que parecía desgaste del tiempo eran golpes de garrote, contundente por como se partió el hueso en muchos pedacitos. Probablemente lleve aquí tres semanas OH debe ser el hijo de Rasputia, conocida de sobras en el pueblo por su lujuriosa forma de vida a espaldas de su marido, la madre acongojada lloró la desaparición de su hijo cuando jugaba... elo aquí.

Hay marcas de cuchillos por los huesos, le debieron arrancar toda la carne. Tras el cráneo Tharivol encuentra una inscripción :  Tto qn l lea

Hay no lejos, un garrote con dos plumas rayadas... duendes.

Thárivol al leer la inscripción de la calavera piensa:-Malditos duendes...-Después de este inciso se dirige hacia el garrote con la intención de rastrear alguna huella de esos seres o algo que les facilite encontrarlos, el elfo se pone a buscar algo que les lleve hasta el paradero de esos duendes tocanarices y ladrones de cosechas.

En ese momento Thárivol recuerda que tiene que llevarle a Vizaya alguna rama de abedul, pero lo deja para la vuelta a Villasimplona, ya que cree estar muy cerca de el escondrijo de los duendes. 

No hay huella alguna. El bosque es demasiado frondoso y solo un rastreador experto encontraría huellas aquí, sin embargo los árboles están garabateados en su corteza con intentos de letras o burdos garabatos indescifrables. Parece que no hay ninguno de esos duendes que sea alabable por sus cualidades artísticas.

Poco a poco seguís las marcas en los árboles a través del oscuro Bosque Scuro hasta escuchar, no muy lejos, una aguda vocecilla canturreando desafinadamente.

Thárivol se queda un momento callado escuchando a esa voz desafinada, el elfo se gira hacia Asbjörn con una cara de preocupación por una historia sobre una criatura que hechizaba a las personas y hacía que hicieran trenzitas con plantas esta historia la escucho ya hacía tiempo, Thárivol se agacha y se dirige hacía el origen de el sonido en sigilo, antes de marchar hacia el lugar en cuestión el elfo le dice al enano en voz baja:-Sígueme, haciendo el mínimo ruido que puedas...- Thárivol pone una cara desafiante y vacliona.  

-¡¿Ah, si?!-

Asbjörn, decidido, carga hacia el origen del sonido sin miedo alguno, no como ese cobarde elfo, mientras saca su poderosa Gran Hacha (e imagina que la clava en ese cuellecito minúsculo élfico)

Hay una cabaña de madera, un par de duendes se miran entre ellos alertados cuando el enano entra sin avisar en el claro, hay unos momentos de sorpresa pero los duendes verdes toman sus armas, adornadas con alguna pluma de paloma común y cordeles sin sentido gritando en un idioma gutural y extraño.

Thárivol se dirige corriendo hacia la zona donde fue Asbjörn,sorprendido por la reacción del enano,el elfo con bastón en mano ve a los duendes y se prepara para el combate.

El gran (y pequeño a la par) Martillo Salvaje al ver a esos insignificantes duendes ríe eufóricamente, agarra su martillo y lo enderece preparado para la batalla

-Aquí estoy, pequeños ladrones de pelo. Pieles verdes, ¡corred ahora que podéis!-

A la amenaza de Asjborn los duendecillos lanzan un grito al cielo - AIIILALALALALALALAL - Se lanzan contra vosotros empuñando sus lanzas, el primer duende se lanza contra Asjborn que no tiene problema en apartar la lanza con la hoja de su hacha como su fuera un palo de escoba, pero el que ataca a Tharivol le golpea en un tobillo como si jugara a Hockey.

Escuchais gritos de dentro de la casita de madera: AAAIIII LALALALALA

Thárivol intenta golpear con su bastonaco al mismo duende que le había dado en el tobillo.

-¡Menua mieeeeerda!-

Asbjörn no golpea, pero no se rinde. El enano espera al próximo turno -:/ a que los duendecillos ataquen para enviarles un contragolpe.

Los duendes se defienden azotandoos con las varas como si fuerais perros, olvidando ellos mismos que las afilaron para algo, de dentro de la casa salen otros dos duendecillos más.