Will entró tranquilamente a la cantina con ropajes holgados y paso despreocupado
¿Cómo va eso señores? ¿Todos listos par esquivar balas y reventar cabezas?
Dice con una sonrisa y dirigiéndose a la barra.
Una cerveza por favor, y un buen plato de comida caliente. Hay que disfrutar mientras se pueda.
El pequeño comía como un demonio, nadie entendió nunca adonde se iba toda esa comida; algunos llegaron a pensar que tenía huecos los huesos del cuerpo.
Tomo la comida, la bebida, y se sentó a comer plácidamente.